domingo, 7 de agosto de 2016

La verdad os libertará, dijo el Señor Cristo.


La verdad os libertará, dijo el Señor Cristo

CONFERENCIA DEL DOCTOR ROBERTO RUGGIERO
en you tube, desde aquí

Queridos amigos: 
Antes de comenzar nuestro tema de hoy queremos hacer dos comentarios. El próximo martes 25 de agosto, día de oración por los enfermos, es feriado; igualmente vamos a hacer oración, porque como es un día libre tienen más posibilidad de asistir. Es un asunto. El otro asunto es que fue operada nuestra amiga Elisa Disalvio y piden donación de sangre; aquellos jóvenes que puedan donar que se dirijan a nuestra amiga la Señora Pedroarena que les va a indicar cómo deben hacer.
Ahora vamos a comenzar el tema de hoy. Los que tienen costumbre de venir de forma constante notan que vamos adelantando cada vez más el conocimiento. Nuestro deseo es muy sincero en el sentido que verdaderamente adelanten, hoy, queriendo continuar, queremos hablar algo sobre la fuerza oculta del pensamiento universal, o sea magia blanca.
Cuando se habla en términos de magia sentimos un sobresalto porque se teme algo desconocido. Magia es efectos de fuerzas que no se conocen. Cuando esas fuerzas pasan a ser conocidas desaparece el hecho mágico porque pasan a ser conocido el hecho o la solución. En este caso, nosotros conocemos las nociones que les hemos ido dando a través de la enseñanza en todo momento; pero hay un factor humano. Siempre recordamos que cuando vienen o despiertan al interés espiritual vienen ya formados de determinada manera; y todo el esfuerzo que hacemos para que modifiquen lo que no está bien encaminado cuesta enormemente y generalmente no lo conseguimos porque la propia persona, individualmente, no está interesada en cambiar. Es el problema humano.
No se alarmen, pero les hablamos claramente, como siempre lo hacemos. La culpa no es nuestra, es de quien no quiere cambiar. Espero que o nos enemistemos por estas afirmaciones. Lo hacemos para hacerlos entrar en el tema. Tienen los medios; queremos que los empleen. Estamos procurando romper ciertas cristalizaciones que, aunque vosotros no las vean, existen en cada uno. Cuando les dijimos: tales y tales hermanos nuestros hoy alcanzaron tales y tales posiciones, son hermanos nuestros, las alcanzaron y nosotros, o en general, no. Entonces vamos a ver esos motivos para procurar alcanzar a aquellos que están sirviéndonos de ejemplo. Un Jesús un Cristian Rosenkreuz, un Juan el Bautista, gigantes que son nada mas que hermanos nuestros, empezaron al mismo tiempo y alcanzaron cierto nivel espiritual al que todos tienen derecho; apenas, que ciertos medios no se han comprendido. Vamos a ver si hoy esclarecemos algo a este respecto.
Recordarán que en un principio, toda la onda humana comenzó junta su etapa consciente en la Tierra, haciendo las primeras experiencias. Era un medio nuevo y las primeras experiencias, conocer la Tierra era un trabajo. Pero lo sorprendente es que aquellos primeros seres que compusieron la primera raza humana, de la cual todos los presentes y todos los existentes de la onda humana formaron parte – me refiero a los que se recuerda con el nombre de “lemures” – tenían poderes espirituales extraordinarios, comandaban las circunstancias exteriores, dirigían aquellos animales espantosamente grandes de aquellos tiempos, que se tornaban dóciles a su poder. Esto es historia. Lo que tenemos que lamentar es que ese poder no lo estamos manifestando; entonces busquemos las razones por qué tenían ese poder. ¿Se perdió? No es así, rotundamente.
En el final del actual período terrestre, período que está dedicado especialmente al progreso de la raza humana, - vosotros ven que hay otros reinos que son mucho más jóvenes y están en etapas más simples; los animales se perfilarán algún día para ser humanos, cuando la humanidad sea súper humana, si es que alcanza este grado. Por ahora no lo alcanzaron, no tienen conciencia; son totalmente dirigidos, tan dirigidos, que los componentes de una especie animal se mueven exactamente como cualquier otro de la misma especie. Es decir, no tienen la nota individual que la humanidad alcanzó. Los seres humanos somos todos iguales, pero no hay dos exactamente iguales; o mejor, todos los seres humanos tienen las mismas posibilidades, pero nos vamos desenvolviendo individualmente, porque alcanzamos un estado de conciencia individual y un desenvolvimiento propio, que va formando las características individuales. Si hablamos de los otros reinos más jóvenes, mineral y vegetal están en grados más inferiores. Por esto, el actual período es privilegio de la humanidad; aunque los demás reinos están recibiendo ayuda para su adelanto, pero es un adelanto más lento. Todas las posibilidades son del reino humano.
Y a lo que queremos referirnos es que, al final de este período – que falta muchísimo, estamos solamente a la mitad del actual período; falta enorme cantidad de tiempo - cuando se alcance ese momento, se asegura que a través de iniciaciones sucesivas, en donde se irán desenvolviendo cualidades y facultades, se ganará, por la perfección alcanzada, el derecho de conocer el secreto de la mente. ¡Que lástima tener que esperar tanto tiempo! Pero en esto está certificado lo que importa a todos por igual: ese poder de los lemures, del principio de la etapa conciente. Entonces, no se ha perdido, sigue con el ser; apenas no es empleado: esa es la cuestión. Sigue un poder con cada uno y el ser humano ignora sus posibilidades.
Como estamos hablando del pensamiento vosotros dirán: pero ¿cómo? Si estamos haciendo del pensamiento. La ciencia, por medio del desenvolvimiento inteligente, adelanta de forma extraordinaria; pero no en su sentido total, sino en un sentido totalmente parcial. Y entonces, la novedad que tenemos para transmitirles, es conducta o perfección espiritual para alcanzar ese progreso.
Y vamos a adelantarnos al fin del tema: en estos momentos cada uno podría alcanzar todo lo que quisiese. Vosotros dirán que no. Porque se han empeñado y no lo han conseguido. Pero no se han empleado los medios que corresponde. Se emplean medios del mundo, se emplean fuerzas materiales, las que se emplean para el comercio, industria, para el trabajo, no se emplean las fuerzas internas espirituales. Esas, en cierto sentido, están adormecidas. Si. ¿Por qué esa actuación? Revisen el desenvolvimiento humano a través de los tiempos, y sacarán como consecuencia, que la conducta no fue buena y fue creando barreras que hoy existen, que hoy no se mueve la humanidad con las posibilidades que tiene. Esas posibilidades existen pero no son empleadas.
Y no estamos haciendo misterio. Volvemos al asunto. Hay dos posibilidades para la humanidad, no tres. Son dos solamente. La humanidad puede sentir y la humanidad puede pensar, como frecuentemente lo afirmamos. Hay una tercera posibilidad: la acción. La acción es consecuencia, o del pensamiento o del sentimiento.
Así que no es una tercera cuestión. Sigue siempre en dos lineamientos o en dos líneas: el sentimiento y el pensamiento.
Hoy cuidaremos el pensamiento, el pensar. ¿Por qué no estamos pensando en la extensión que deberíamos? Muy simple. Las modalidades materiales nos engañaron.
Nos habituamos a una formación que no es espiritual, que es esencialmente material, que fue en su abuso, nublando las posibilidades humanas. Cometimos, a través de sucesivos errores, dando lugar a intrusos, que habitan con nosotros. Y ¿esto? Dirán.
Pero claro, ¡cuántos pensamientos, cuantas veces están pensando, en la tristeza, en la amargura, en el fracaso, cuando no en el rencor, en la vanidad, en toda la línea negativa, cuántas veces están pensando! ¿Qué creen que es la tristeza? ¿ Qué creen que es el temor? ¿Qué creen que es el fracaso? Es la negación de si mismo. El lemur tenía poder porque se sabía de origen divino. ¿Quién es hoy que, en la humanidad, cree que tiene origen divino? Se están negando a una verdad que es la primera verdad, la inconmovible verdad. La verdad os libertará, dijo el Señor Cristo. Esta es la verdad. La verdad es la unidad entre todas las cosas. Cuando decimos unidad se supone que estamos haciendo una frase bonita. En absoluto. El haber pedido la unidad, el haber creído que somos independientes, con eso estamos cometiendo un error gravísimo. Nadie está separado de nada, del centro y de la fuerza principal. Y al aislarnos tenemos nuestros pensamientos, nuestros, lo decimos con sumo orgullo. Estos pensamientos nuestros son pensamientos debilitados, porque cortamos el lazo con la fuente, con la unión, con el poder, con Dios.
El pensamiento y la oración de la persona sincera, y ¡cuidado!, no estamos disminuyéndolos, ni estamos sospechando que no quieran ser sinceros; pero no siempre consiguen serlo. Porque la sinceridad que esgrimen es rodeada de toda la aparatosidad del mundo. Todo eso disminuye, confunde, turba esa sinceridad. La sinceridad a la que nos referimos es la única que puede servir, la que se sienta el ser unido a su Creador.
Mientras no se sienta esa seguridad y esa sinceridad de estar unidos a una fuerza central, seguirán luchando en la Tierra y el progreso será limitado. Mientras no comprendan que Dios Creador está trabajando para el bien de la humanidad, para el bien de todos, no pueden dudarlo. La Tierra sigue su trayectoria; una función tremendamente técnica, sumamente difícil, que abarca una fuerza enormemente poderosa – no vamos a hablar de cifras, sino de realidades; la Tierra es un bólido, que no solamente se produce el día y la noche, porque gira en su propio eje en 24 horas, sino que a través de 365 días hace una trayectoria alrededor del Sol, tremendamente importante, para volver a su punto de partida. Pero ¿no sienten esa realidad? Se hace eso tan serio para que la humanidad se sienta divorciada de la realidad. ¿Quién es el que siente la unidad con esa realidad? No.
Las condiciones de la Tierra, nada más que con la finalidad de ejercitar, la humanidad las interpreta mal. Estamos dando, en nosotros, lugar a toda clase de debilidades, a toda clase de frustraciones.
Vosotros me dirán: pero el fracaso en la Tierra existe. El fracaso en la Tierra existe y toda la secuencia parecida existe. Existe como consecuencia directa del error individual. Jamás Dios impone un castigo. Si existe es por la propia persona, el enmarañado andamiaje que formó equivocadamente. No podrán refutar esta verdad. Son una unidad con Dios. Cortan, y se independizan. Empiezan a pensar por si mismos.
Dicen: a mi me para esto, esto y esto. Si. Es muy simple, porque la mente es un poder y la han dejado dominar equivocadamente por toda clase de errores y fracasos. Empiecen hoy: vamos a interpretar este tema como el comenzar de nuevo hoy. Y hagan la siguiente prueba. Vosotros son uno con el Creador; no admiten más ningún fracaso; y tienen el cuidado extremado de no incidir en errores. ¡Cuidado! El Cristo dijo que “antes de seguirlo a Él si tienen un enemigo, vayan, reconcíliense con él y después sigan al Cristo”. No existen enemigos, no existen parcialidades, no existen debilidades, no existe todo ese marasmo que existe para todos en general; pero no puede existir para el espiritualista que quiere alcanzar en su existencia una finalidad más amplia que el común de los demás. Este problema existe, pero lo pueden cambiar de inmediato.
Enfréntense a vosotros mismos y en el silencio hagan por primera vez la verdadera oración: pidan, discúlpense, pidan perdón por una interpretación equivocada; reconozcan que tales y cuales hechos han sido equivocados; pero que un firme propósito de reencaminarse, con una expresión de amor universal quieren vivir en Dios y quieren alcanzar esto, aquello y lo de más allá. Les damos un tiempo corto para que lo alcancen.
Vosotros pensarán que es un atrevimiento de nuestra parte. En absoluto. Esto ya otros seres lo consiguieron comprender. La oración cura lo incurable; la oración sincera realiza lo imposible, porque lo imposible no existe en Dios. Dios Creador, Omnipotente y Omnipresente en todas partes; cuando rueguen a Dios, Dios no está allá, los conceptos están cambiando: en un principio se creía a Dios un Creador lejano, distante; hoy, un sentimiento y una realidad mayor nos acerca a la fuente, y nos acercamos definitivamente si entendemos el proceso. La traición la estamos aceptando tácitamente en nuestra mente. Vosotros dirán: ¡que difícil es cambiar los pensamientos! Bien.
Estamos enteramente de acuerdo. En eso nos ponemos de acuerdo. Después de años y años que hemos adoptado cierta modalidad general de manera de pensar, cuesta un cambio. Lo respetamos. Pero conocemos la fuerza de cada uno. Si se deciden, si mañana me dicen: he fracasado, su enseñanza no me sirvió, respetaremos. Pero sabemos que la causa continúa dentro de cada uno, una cierta indecisión de abandonar para siempre moldes que no sirven más, y adoptar definitivamente, porque la enseñanza es dada a la humanidad para que la aprovechen, para que siga adelante, desde ahora, de forma diferente.
Esto es levantar una parte del velo de lo que será la enseñanza final para la humanidad cuando se le entreguen los poderes de la mente. No se pueden entregar hoy los poderes de la mente porque no serían bien empleados, pero si se pueden dar medio como los estamos explicando, con la claridad que no es posible, para que vayan alcanzando un dominio que, el que no tome esta medida, no podrá alcanzar.
Estamos diciendo, apenas, que los pensamientos no pueden ser para disminuir sino para engrandecer. Los pensamientos no pueden ser nada más que en un sentido de construcción universal, porque somos medios, o elementos universales. Nadie está separado de nadie; entonces, tenemos que hacer una nueva manera de acercamiento, unos a los otros, en que aquel que más sepa y más decidido sea, será el que de la mayor parte; entre dos, el más preparado tiene que dar la parte mayor. Y si está debidamente preparado ni siquiera pide nada: es una expresión de dar sin nada más, por el sentimiento de dar, porque está definitivamente entregándose a la verdad, a la que ha buscado, que en el fin la siente, la ama y la hace en si mismo una verdad dentro de si mismo. Porque esa fuerza de poder del pensamiento universal está dentro de cada ser; porque no puede existir nada en el Universo que no haya sido previamente depositado dentro de cada uno, que cada criatura representa la magna obra de Dios; es la obra inteligente, la obra sabia, y vosotros dirán: ¿por qué no lo somos ya? Porque se dejó, por esa sabiduría divina, el derecho de ser cada uno su propio constructor. En ese trabajo estamos y no nos extrañaremos que nos cueste algún esfuerzo llegar a percibir la verdad, tan grande es el destino que nos espera. Pero nos hemos movido en un caldo de cultivo que lo hemos ido oscureciendo y a su vez nos oscureció. Tenemos las modalidades generales, tenemos antipatías, tenemos simpatías. No hay duda. Pero en el mismo orden, con la misma intensidad tenemos antipatías. Esto es lo que no nos deja adelantar. Cómo no percibir que estamos todos en el mismo esfuerzo y que los errores de los demás son los mismos nuestros. Cada uno está haciendo acertadamente, teniendo ciertos éxitos, pero está malogrando otros resultados porque todavía no adquirió sabiduría, porque todavía está amanerado a una modalidad de un mundo que todavía no alcanzó su destino. Pero el espiritualista no acepta una condición general; busca la solución que le corresponde para alcanzar él el equilibrio. Pero no lo hace en el sentido egoísta para ser él por encima de los demás; lo hace como una oportunidad de ser un factor de servicio a los demás. Servir, dentro de la Filosofía Rosacruz, se aconseja el servicio como el medio más directo y más inmediato como medio de rescatar.
La historia nos dice a través de los tiempos nuestro comportamiento. Hoy, siglo XX queremos ser una nueva criatura. ¿Cómo rescatamos eso? Rescatamos sirviendo, procurando ser un factor de armonía, un factor de bondad. No es un buscar un lugar prominente en el mundo, o ponernos a hacer discursos, como nunca pretendemos realizar, apenas un acercamiento real. Si somos rechazados busquemos quien acepte lo que podemos dar, sigamos persistiendo y encontraremos siempre ambientes que nos acepten para servir, ambientes en que no cometamos el error de querer ir a destacarnos, porque sabemos un poco del conocimiento. Sirve más el que es más simple y más modesto, el que desaparece para los demás, con tal que los demás aparezcan.
A veces les hemos relatado y recordamos en estos momentos una anécdota sublime, un ser tremendamente humilde fue un Mahatma Gandhi, que fue un ejemplo de bondad, de sacrificio, de sinceridad y de simplicidad. Se le estaba recibiendo, o esperando, en una estación de ferrocarril en una de las ciudades más importantes de la India, en la que este líder tenía que hacer una exposición, tenía que dirigirse, tenía que exponer ideas. Y entonces estaba congregada en esa estación una cantidad enorme de gente prominente del lugar para la bienvenida. Entonces llegaban y salían los trenes en un bullicio, como vosotros conocen que son las estaciones de ferrocarril, pero formado grupos; y entre ellos, uno de los más animados conversaban, intercambiaban ideas, cada uno de ellos decía “yo soy capaz de hacer esto”, todos exponían lo que eran capaces de hacer, menos un señor que escuchaba a todos con suma bondad, con suma atención; hasta que uno de los más incomodados, dijo “pero nosotros hemos expuesto lo que somos capaces de hacer, y usted ¿quién es? – “A mi, se refieren? Yo soy el Gandhi” el mayor de todos ellos era el único que quería pasar desapercibido.
Mis amigos, no vayan a dudar que alguien que demostró principios y que liberó con su resistencia pasiva, con su modalidad, un país, porque los tiempos van cambiando y las etapas de coloniaje tienen que quedar para atrás; los gobiernos tienen que ser locales para que cada uno se ejercite y se vaya capacitando más y todos los grupos humanos sean cada vez más adelantado por su propia dirección. Las modalidades eran otras; la India, como todos sabemos, estaba bajo un poder extranjero y un hombre solo con su pasividad, con sus ayunos, con su sacrificio liberó un país.
¿Qué hacia mentalmente el Gandhi? Dirigía su pensamiento en Dios, en el Dios universal. ¿Creen que podría hoy pensar en una derrota o en un fracaso? Jamás. Se sabía una parte en la unidad con Dios y trabajaba con esa seguridad; triunfó por encima de las armas, por encima de todo lo que fuera belicosidad, por sobre todo lo que fuera muertes y derramamiento de sangre. Luchó y triunfó y dejó un ejemplo que será imperecedero.
El mundo lo trató como se trata a los Salvadores: terminaron eliminándolo.
Como existe esta realidad que es la que justifica el tema de hoy, los impedimentos del mundo que todavía no alcanzó su destino, queremos con el tema de hoy, decirles: el destino lo alcanzamos inmediatamente si comenzamos hoy una nueva modalidad de pensar en donde, si bien dijimos que el sentimiento es paralelo, no se puede dejar de lado. La verdad comprende estos dos aspectos: el pensar cierto, de forma segura y para siempre, que alcanzaremos todos los triunfos que racionalmente seamos capaces de alcanzar, si unimos un pensamiento sano, ordenado y cierto con un sentimiento devocional. Acompañar al pensamiento con la oración, pero empezar a hacer una oración como jamás hayamos hecho, partiendo de un principio verdadero: nadie es un ser aislado, penado, cada uno forma parte de un gran conjunto indisoluble.
Y al decir indisoluble posiblemente estamos quebrando la realidad que vivimos.
No se sigan sintiendo separados. Mientras persistan en ver los defectos de los demás; mientras persistan en marcar y seguir marcando y dividiendo, no están en la verdad, no están encuadrados dentro de la Filosofía Cristiana Rosacruz. La Filosofía Cristiana Rosacruz es un mandato del Cristo que dijo que aquel que se reforme le serán perdonados sus posibles errores o pecados. Pero reformarse representa comenzar de nuevo; es lo que estamos pretendiendo.
Cuando se sospeche que estamos exagerando en el adelanto de la enseñanza, sólo tenemos una respuesta: si el mundo continúa siendo lo que es, es porque no se ha entendido lo que es Cristianismo. Y al hacer estas exposiciones simples estamos dando métodos de desenvolvimiento: reintegrarse a una verdad, que si bien se ha ido perdiendo, es momento de que volvamos sobre nuestros pasos y nos reintegremos con ella. Lo que estamos asegurando a través de lo que hemos procurado explicarles, es que no se puede pensar mal. El lemur, ante la presencia de un animal repelente, gigantesco, enorme y poderoso no titubeaba en comandarlo, dirigirlo y subyugarlo. ¿por qué?
Porque comenzaba por no perder confianza en si mismo. Nos hemos debilitado. Hay que volver a la fortaleza inicial. Nada le será negado al ser humano si nos integramos a la verdad inicial. Simples Hijos de Dios que quieren cumplir con una voluntad universal. La voluntad universal es Amor, sin defectos, sin impurezas, sin errores.
Tenemos que ser como es nuestro Dios en los Cielos: una expresión de Verdad, de Amor, de Limpieza. Si no alcanzamos esa limpieza inicial, imposible que alcancemos lo demás. Depende de nosotros mismos.
Mis amigos, no ha sido lo que les hemos expuesto hoy una expresión de misterios, de secretos, reservados nada más que para ser guardados en un cofre bajo llave. Es una expresión de simplicidad, pero de verdad al alcance de todo bien intencionado, esté o no esté en el Camino Rosacruz.
Lo que hemos explicado, lo que hemos expuesto está al alcance de toda persona bien intencionada que quiera comprenderse a si mismo, el mundo en que vive y la finalidad que tiene que cumplir en la Tierra.
Mis amigos, estamos terminando. Recuerden: lo que hemos procurado afirmarles es que no hay nada que no alcancen o que puedan alcanzar; depende del método que empleen. Empleen el método correcto y nada les será negado. Pero tienen que liberarse definitivamente de todo lo que es egoísmos, orgullos, y equivocaciones, que es lo que tiene derrumbado al mundo.
Queremos el progreso, pero el único progreso verdadero es esta nuestra conducta interna; la conducta que preste a cada uno el desenvolvimiento de hoy y para siempre el desenvolvimiento diferente. Nada les será negado si ordenan el pensamiento y en la oración se entregan a Dios.
Amigos, es esto por hoy.

20 de agosto de 1981
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