CÓMO ENTENDER EL KARMA Y EL LIBRE
ALBEDRÍO
“Karma es la ley espiritual que administra
nuestras causas y nos hace individuos.”
Karma se suele interpretar solamente como ley de “Causa y Efecto”
pero cabe hacer alguna distinción para diferenciar el karma individual de la
ley de Causa y Efecto. Si una persona cae en la drogadicción o en la ludopatía
puede llegar a la ruina como efecto del derroche sin control del dinero, (esto
es causa y efecto) pero cuando esas causas crean dependencia, sufrimiento,
enfermedad e incluso dominan a la persona, se considera karma individual por su
reacción directa sobre el individuo. Sin embargo, si las causas son hechas con
conocimiento de causa no se considera karma sino un acto voluntario que en su
momento tendrá su efecto bueno o malo. Para que sea karma, no tiene que haber
intención por parte del causante, sino que debe ser algo sobre lo que no tenga
control.
Desde antes de nacer todos traemos cierta “programación” respecto a las líneas generales de lo que va
a ser nuestro destino donde experimentaremos, aprenderemos y resolveremos
ciertos aspectos de nuestro desarrollo y del carácter según las causas de las
vidas pasadas pero respetando nuestro libre albedrío. Cuando en nuestra
búsqueda laboral nos surge algún trabajo que nos causa ilusión e incluso hace
que planifiquemos nuestro futuro, no significa que sea la acción del karma sino
que, por lo general y como somos libres, nos dejamos llevar por esas ilusiones
y lo cogemos como profesión. Pero, si en realidad tenemos que estar en otro
lugar o profesión según nuestro karma, llegará el momento en que nos sintamos
incómodos en ese trabajo y buscaremos o nos dejaremos llevar por las
circunstancias hacia lo que de verdad sentimos en nuestro interior; entonces nos sentiremos felices con
nosotros mismos porque hemos cumplido con el karma establecido y comprometido
por el Ego mucho antes de nacer.
Hay veces que sufrimos cambios bruscos en nuestra vida y parece
que van a echar por tierra todos nuestros planes futuros, es cierto que puede
ser el efecto del pasado, pero a lo largo de la vida traerá un resultado sobre
el verdadero ser y entonces veremos que esa nueva causa tiene unos efectos
positivos sobre la persona y que es la actuación de karma. A la vez, la manera
como afrontemos libremente ese cambio brusco hará cambiar nuestros sentimientos
y pensamientos y así progresaremos o no de acuerdo a las nuevas causas en
relación con nuestro destino maduro. De ahí que sea más aconsejable afrontar el
destino y actuar más bien creando nuevas causas que no tomándolo todo como
efectos. Es más constructivo y consolador puesto que, al final, repercutirá
sobre la propia evolución del Yo.
También es muy importante estudiar la naturaleza de la persona
desde la infancia para educarle correctamente. En estos casos es necesario
tener en cuenta el nacimiento de los cuerpos a los 7, 14 y 21 años, porque
según sea la educación así será fortalecido en su razonamiento para desarrollar
positivamente sus tendencias naturales. Esto es una manera de ayudar al niño a
que cumpla con su karma del destino y que cree causas positivas pensando en sus
efectos un futuro cercano y lejano. Lo correcto, en el caso de cada uno, es que
recordáramos los primeros ciclos septenarios (comenzando por la infancia) para
ver como y en qué medida se relacionan con el presente y comprobar cómo hemos
cumplido con nuestro karma.
Por ejemplo: Una exagerada tendencia al juego sin control puede
traer como efecto una ludopatía, o sea un mal karma futuro para el individuo,
pero si esta persona obtiene conocimientos como estos y se esfuerza en crear
causas nuevas positivas, transformará su karma negativo. Esto muestra de qué
manera una persona puede crear el efecto deseado creando causas nuevas y
pensando en el futuro.
Si analizamos lo que ocurre después de la muerte veremos que el
karma se refleja en el purgatorio y en el cielo, es decir, tenemos que purgar
los hechos que tienen una relación directa con nosotros para, como resultado
final, elevar los sentimientos, deseos, etc. Sin embargo, la ley de causa y
efecto se reflejará más en la próxima vida física obligándonos a ir por
determinados senderos o a aceptar determinados hechos los que, en la muchos
casos podremos cambiar. Pero a la vez, el efecto del karma en el purgatorio y
en el cielo serán causa de un karma más elevado en la próxima vida y la ley de
causa y efecto darán la oportunidad de atraer bien o mal según se haya
asimilado el fruto de ese karma.
Ejemplo: Un
ludópata elevará su conciencia para no caer de nuevo en ese vicio después de
hacer frente a esa debilidad en el purgatorio, y la ley de causa y efecto (como
efecto del purgatorio) le enseñará a administrar su dinero por medio de la
necesidades que le hará pasar en la próxima vida. Si en este caso, una gran pérdida económica
o la necesidad de determinadas cosas en la próxima vida hace que lo veamos como
una desgracia, no actuaremos bien; pero si lo vemos como un efecto que nos
enseña a ser más prudentes y a administrar bien nuestro dinero, comprenderemos
el sentido espiritual del karma.
Otros aspectos a tener en
consideración es el efecto del karma a lo largo de la evolución de los
individuos y de la humanidad en común. Sabiendo que renacemos cada
aproximadamente 1100 años, comprenderemos que la actividad individual que lleva
a una persona a interesarse por determinada ciencia en su anterior vida, le
puede hacer un gran científico en ésta como efecto de su propio karma. Pero el
efecto de este karma, que a su vez hace que cree nuevas y determinadas causas,
repercutirá sobre la humanidad como causa y efecto y para bien o para mal según
cuales sean. De esta forma vemos como el karma y la ley de causa y efecto
construyen el destino de la humanidad.
Ejemplo: Un
médico investigador de la edad media con deseos y aspiraciones de ayudar a la
humanidad, se verá compensado con toda una serie de facilidades para ello en la
próxima vida. Si este investigador comete errores elevará su conciencia cuando
los analice en el purgatorio y, por otro lado, la ley de causa y efecto le pondrá
obstáculos en la siguiente vida para que se esfuerce y desarrolle las
cualidades contrarias a sus errores.
El karma de la humanidad va unido al
individual y al contrario aunque a veces no comprendamos sus efectos. Un ser
ambicioso puede ser puesto al frente de un país o una religión para que esas
personas aprendan (una vez vean los efectos de las causas que crea) que ese
camino no es el correcto y se hagan más solidarios, comprensivos y tolerantes
como efecto de sus fracasos o de verse rechazados por otras naciones (como se
han dado casos con líderes de algunos países del Este europeo entre otros) En
este caso la ley de causa y efecto les puede traer pobreza y sufrimiento pero
el karma de la humanidad hará que se esfuercen en desarrollar nuevas cualidades
humanas y espirituales. Cuando este cambio se produzca como nuevas causas las
naciones más avanzadas les ayudarán materialmente y esto se convertirá en
prosperidad.
Es importante saber que muchas veces
el karma individual repercute en la humanidad como en el caso de una guerra
apoyada ignorantemente por el espíritu patriótico de esa nación. El efecto de
la guerra no sólo recaerá sobre el líder y los soldados sino también sobre los
que apoyan moral y físicamente, lo mismo que en una secta dañina también
recaerá sobre los que se benefician de los ignorantes que en ella participan.
Sin embargo, y sabiendo que todo mal es un bien en formación, el aprendizaje
(para esas personas en particular) de que las guerras y las sectas no son
buenas, será un hecho positivo a tener en cuenta en el futuro, y eso al fin y
al cabo, ayudará en el camino de perfección de la humanidad.
Lo mismo que los primeros ciclos
septenarios se hacen notar en las actitudes de cada individuo a partir de los
42 años, así mismo los hechos de hace varios siglos o milenios repercuten en la
sociedad actual. Ejemplo: La práctica de la democracia en Grecia.
De esta forma descubrimos que los individuos y la sociedad están
evolucionando dentro de un esquema desde el principio de los tiempos. Por eso,
cuando un líder importante tiene un karma llamativo en algún sentido, bien
puede ser el efecto de acciones importantes en su evolución del pasado y que
ahora repercute en la sociedad, ejemplo: Gandy.
Respecto a las razas o
civilizaciones, vemos cómo la cultura de un pueblo repercute en otros. Las
nuevas causas o descubrimientos tienen un efecto positivo sobre esas personas
en futuras vidas, porque a la vez se verán compensadas por las personas que se
ven beneficiadas de esos descubrimientos; además, el karma grupal le atraerá
nuevas posibilidades en otra vida. Así vemos como las causas de los individuos
y las civilizaciones ayudan a los demás y estos a su vez ayudan a otros en su
progreso.
Lo mismo que el ser humano se vale
de las experiencias adquiridas con cada uno de sus cuerpos a través de la
reencarnación en razas hasta que llega el momento en que ya no puede sacar más
experiencias en esos cuerpos de raza, así mismo el karma administra el progreso
individual y colectivo de unas razas para beneficio de otras hasta que esa raza
deje de practicar ciertas actitudes y pasen a otro nivel superior de
conciencia. Este sería el caso de la ayuda de occidente a otros países para que
se valgan por sus propios medios.
Si damos marcha atrás en el tiempo
hasta la prehistoria en que éramos más animales que humanos por el poco
desarrollo moral y mental que teníamos,
y lo comparamos con lo que somos hoy respecto al pensamiento y a los
sentimientos, podemos deducir que lo que nos rodea y lo que somos en pensamiento,
palabra y obra, es el efecto del karma individual principalmente en el
purgatorio y de la ley de causa y efecto en cada renacimiento.
Los errores de un pueblo, los
sacrificios humanos, las guerras.... traen una enseñanza de lo que no se debe
hacer a otros, esa es su parte positiva, pero en un futuro se volverán a unir
los implicados para recibir la enseñanza que se merecen por medio de
catástrofes, accidentes, enfermedades colectivas, etc. Algunos morirán pero
otros no, quedando inválidos o sufriendo durante muchos años según su
colaboración en los hechos pasados.
También las catástrofes actuales
(terremotos, volcanes....) son efecto de las acciones de la humanidad hace
muchos miles de años, pero además de ese efecto global, algunas personas
reciben su karma individual para que se grabe en su conciencia como beneficio o
enseñanza propia. Estas personas
son deudoras de la humanidad, algunos de
ellos renacen después de varias vidas de aprendizaje para hacer un gran bien a
la humanidad a través de alguna ciencia o descubrimiento.
Actualmente algunos países y
personas están creando causas (bombas, radiactividad, etc.) que perjudicarán en
futuras vidas a muchas personas, bien con enfermedades o bien en forma de
catástrofes, y ese karma les obligará a devolver con buenas hechos y
sacrificios el mal que hicieron. De cualquier forma tendrán alguna vida de
intenso sufrimiento.
Otro caso actual es el de los
animales, las matanzas por las pieles o por alimento, repercutirán en las
conciencias de quienes lo hacen como karma individual pero, a la vez, en algún
momento tendrán que saldar la deuda en forma de servicio y ayuda a esas vidas
por impedirles su desarrollo y evolución a través de los cuerpos.
Hay casos en que la humanidad se ve
fortalecida por las enseñanzas de líderes espirituales, esto suele ser un
sacrificio voluntario (Zoroastro, Buda) y muy pocas veces como deuda respecto a
la humanidad. Sin embargo, esa acción crea un karma muy elevado en ese espíritu
como recompensa por su sacrificio, mientras que la humanidad se sirve de su
enseñanza para salir de un período de obscuridad (el más elevado ejemplo es
Cristo) o simplemente como un nuevo paso en la evolución.
En realidad, las actitudes de cada
momento de nuestra vida están basadas en nuestros hechos pasados, en nuestros
sentimientos y en nuestra forma de pensar. Sabiendo que tenemos una voluntad y
un libre albedrío, deberíamos ser más conscientes de ello y meditar más
nuestros actos.
Nosotros
llevamos 2 libros de cuentas, uno interno y más relacionado con nuestro propio
ser, y otro externo y más relacionado con las acciones en el mundo material,
pero de una forma otra y según sea de
rentable esa contabilidad, así será nuestro karma y los medios físicos de que
dispongamos en el futuro.
El karma lo administran las
Jerarquías Superiores de acuerdo a las necesidades sociales, mentales y
espirituales de cada individuo, pero siempre pensando en sus efectos sobre los
demás. En realidad, karma está actuando constantemente con cada causa o pensamiento
que creamos. La evolución es el resultado de estas Leyes Divinas excepto el
principio de la creación o Primera Causa.
Esto es algo así como cuando un escritor dramático hace una obra.
Ésta nace de la voluntad, se forma en su mente y se ejecuta físicamente en el
escenario, pero a fin de cuentas, todos los personajes están en el pensamiento
y la voluntad del autor (primera causa) y por muchas causas y efectos o karmas
que haya en la obra, el desenlace será el que el autor quiera. Eso mismo ocurre
con la humanidad, nosotros estamos en el escenario, y cada causa y efecto o
karma repercute en nosotros y puede afectar a los demás para que aprendamos a
desarrollar las cualidades espirituales que nos llevará a valorar ya amar al
prójimo
De una forma u otra, llegaremos a la
meta de perfección a la que nos ha destinado Dios.
Cuando cada uno de nosotros llegue a esa
meta, llevará consigo la quintaesencia de todo su karma y de los efectos de
todas sus causas. El resultado será un efecto o karma de Dios (como Primera
Causa) que le engrandecerá en todos los sentidos, y para nosotros será el
desarrollo de todas las posibilidades espirituales que tenemos latentes en
poderes activos, es decir seremos dioses. Nuestro desarrollo se mostrará en
poderes individuales, pero no debemos olvidar que todo lo que seamos será
gracias a las leyes kármicas y al resto de nuestros hermanos.
Las leyes kármicas se hicieron cargo
de la humanidad a partir de la caída del hombre a causa de la intervención
luciférica. La humanidad era entonces inocente (estaba en el paraíso) porque no
era consciente de su cuerpo ni del mundo físico, es decir, no era responsable
de sus actos como no lo son los animales. Pero esta intervención de los Ángeles
luciferes nos abrió los ojos para que descubriéramos que éramos individuos y
para que comenzáramos a actuar como tal, por tanto, hicieron que naciera el yo
personal y egoísta. Por el mismo hecho de darnos esa libertad y de despertarnos
las pasiones y deseos egoístas, las leyes kármicas han hecho que nos esforcemos
en superarnos por medio del sufrimiento en el purgatorio y que aceleremos más
el desarrollo de las cualidades espirituales. Estas leyes kármicas y de Causa y
Efecto hacen que el mismo impulso egoísta que nos llevó a conquistar el mundo
materia después de la individualización nos lleve a conquistar el mundo
espiritual en busca de nuestra salvación. Por consiguiente, el nacimiento o
caída del hombre en el mal hace que las leyes divinas nos obliguen a luchar por
el bien. Sin embargo, gracias a esta influencia luciférica hemos desarrollado
la mente, la voluntad y el libre albedrío.
Pero esto tampoco es posible si no
tenemos en cuenta el estado postmorten porque es allí donde, después de darnos
cuenta de nuestros errores, tomamos un nuevo punto de partida para superar los
defectos y crear nuevas causas para la próxima vida. Es en el purgatorio donde
vemos las debilidades de nuestra voluntad y de nuestra mente y esto, a su vez,
nos libera de la ley de causa y efecto y nos impulsa a actuar desde otro punto
de vista más elevado.
Para vencer el karma hay que
conquistar la libertad y desarrollar la voluntad y el discernimiento, y para
conquistar esto de una forma acelerada es necesario adquirir el conocimiento
oculto. El resultado será una nueva forma de vida donde se actúe con plena
conciencia de los resultados. El enemigo a vencer es el cuerpo de deseos
(Lucifer indirectamente) que es quien nos induce al mal por medio de
tentaciones, deseos y pasiones, pero para vencer a Lucifer hay que practicar el
amor, y cuando al amor se instaure en
nosotros y expulse todo lo negativo, seremos más libres. Debemos llegar hasta
el punto en que utilicemos la misma fuerza que nos arrastra en forma de deseos
y pasiones, en actuar con amor y sabiduría.
Nosotros estamos unidos por el karma
a los reinos inferiores por medio de nuestra actuación sobre ellos incluyendo
las privaciones de sus vehículos, pero también es cierto que estamos
involucrados en el karma de las Jerarquías superiores que velan por nosotros,
sea de una forma general o individual. Por consiguiente, cuanto antes
comencemos a utilizar este conocimiento y el discernimiento podremos ver de qué
manera podemos colaborar para su solución.
Por último, es muy aconsejable que
meditemos la acción de estas leyes kármicas sobre nosotros y sobre la humanidad
porque, a partir de este momento tenemos más responsabilidad para enseñar y
practicar este conocimiento. En el grado en que pongamos en práctica estas
verdades así será el efecto en el futuro. Las causas de otras vidas nos han
traído aquí y nuestro deber es tener presente este conocimiento para nuestro
propio bien y el de la humanidad.
Este conocimiento hace la vida más
rica en experiencias, nos ayuda a comprender el sentido de la vida y del ser y
nos eleva moral, intelectual y espiritualmente. Nos debe hacer más responsables
y confiados ante lo que nos depare el destino, puesto que el futuro está basado
en nuestros propios actos, pensamientos y sentimientos.
Francisco
Nieto
*