domingo, 24 de enero de 2016

¿A qué llaman Espíritus apegados a la Tierra?


¿A QUÉ LLAMAN ESPÍRITUS APEGADOS A LA TIERRA?

Tal y como hemos podido comprender en otros párrafos y capítulos de esta obra, el estado post-morten sigue unas líneas generales para todas las personas que abandonan el cuerpo físico, es decir, se abandona el cuerpo físico; se recopila la película de la vida pasada para llevárnosla al mundo de deseos gracias al cuerpo etérico; abandonamos el cuerpo etérico; tomamos la imagen del cuerpo físico pero en la materia del cuerpo de deseos que es en el que estaremos unos años en el Purgatorio y en el Cielo; y, por fin, abandonaremos también el cuerpo de deseos para llevarnos la esencia de las experiencias de la vida para que formen parte del Alma, esa conciencia que nos habla y nos advierte cuándo hacemos mal. Pues bien, en el caso de los apegados a la tierra no ocurre exactamente así, porque éstos están más tiempo del debido en las regiones inferiores del Purgatorio que se entremezcla con las regiones superiores etéreas del mundo físico. Dentro de este grupo de Almas apegadas a la tierra se podría hacer algunas divisiones porque el motivo por el que lo hacen no es el mismo para todos. 

Sabemos que las personas que fallecen están en las regiones etéricas del mundo físico en su cuerpo etérico, de deseos y mental entre 15 y 75 horas aproximadamente que es el tiempo que se suele necesitar (dependiendo de varias circunstancias como, por ejemplo, el tiempo que se pueda estar despierto, la duración de la vida y las molestias que le puedan causar las personas que haya a su alrededor) para grabar la película de la vida pasada en el cuerpo de deseos, y así luego pasar al mundo de deseos. Bien, hay personas que por determinados intereses materiales, vicios, pasiones, etc., se quedan durante un espacio de tiempo en estas regiones etéreas y éste puede ir desde unos meses hasta varias decenas de años. Recordemos que la región inferior del purgatorio, es donde se purgan las peores maldades, y que los mundos se compenetran mutuamente porque cuanta más elevada sea su vibración más sutil es su “materia” y por eso las regiones inferiores del mundo de deseos (purgatorio) se mezcla con las superiores de las etéreas del mundo físico.

Así es que esas Almas errantes que tan atraídos se sienten por lo terrenal se encuentran en el Purgatorio pero, a la vez, en las regiones etéricas gracias a su cuerpo etérico que no han abandonado. Cuando una persona ha sido verdaderamente mala, cuando se ven dominadas por el vicio, cuando disfruta haciendo sufrir, cuando se mete y se pierde en el mundo del espiritismo, cuando es inmoral y cuando se degenera hasta el punto de que en su vida pasada casi no ha habido expresión de su Alma, entonces no se produce la separación del cuerpo etérico y, al contrario, éste se ha endurecido y se ha amalgamado con el cuerpo de deseos. Esta unión y compenetración del cuerpo etérico y de deseos es llamado en el lenguaje rosacruz el “cuerpo del pecado” pero hay quien le llama simplemente demonio. Hemos dicho que el cuerpo etérico puede estar “vivo” (habitado por el hombre que acaba de morir) varios días, pero cuando se ha llevado una vida depravada y negativa como se ha dicho, este cuerpo se cristaliza y fortalece hasta el punto de aferrarse a la vida y mantenerse de las partículas etéreas de los cuerpo vitales de los humanos. Esto es así hasta el punto de que estos seres don asiduos de los lugares donde asista gente similar a ellas para absorber los vapores del estómago como si fueran vampiros de los éteres que mantienen vivo a los cuerpo. La “materia” más densa que utilizan en su cuerpo etérico son los dos éteres inferiores de su cuerpo etérico, pero a veces utilizan las partículas de la atmósfera para hacerse visibles.

Generalmente, tarde o temprano, llega el momento en que ese ser abandona ese cuerpo del pecado que él mismo ha creado, pero mientras tanto, ese ser malvado habita junto a nosotros mucho más cerca de lo que imaginamos, puesto que la materia etérica y de deseos compenetra la física. Estos seres (viciosos del sexo o de la droga, dictadores, machistas, terroristas, etc.) son más peligrosos que cuando vivían físicamente porque ahora son invisibles y tienen los medios o la capacidad suficiente como para incentivar a otros de similar naturaleza para que se comporten de una manera degenerada o depravada como ellos lo harían. Según estudios clarividentes, estos seres son causantes de accidentes, asesinatos, violaciones y otros hechos similares, actuando así tranquilamente porque saben que la ley no les puede hacer nada, y alegrándose enormemente cada vez que consiguen lo que desean. También hay que decir que solo abandonan a su víctima que manipulan cuando ésta se ve impedida para actuar. Esta podría ser la razón, o una de las razones principales por las que hay que abolir la pena de muerte. Ahora cabe preguntarse ¿cuántas de las personas que toman un arma y asesinan a un grupo de personas sin razón aparente, no ha podido estar influenciada por algún demonio de esta clase? 

Como ya mencioné cuando escribí el artículo sobre los contactos con los fallecidos en el más allá, quien practica el espiritismo como la oui-ja o la escritura automática, se arriesga a encontrar seres como estos, otros menos malos y otros “buenos”. Estos seres apegados a la tierra pueden producir los efectos llamados “poltergeist” e incluso aparecerse a los presentes y hacer otras muchas cosas gracias a la fortaleza y a la densidad de su cuerpo etérico. Por otro lado, según algunos estudios de clarividentes y según mi propia experiencia, también se hacen pasar por maestros espirituales cuando los que están haciendo espiritismo buscan el desarrollo espiritual. Lo que ocurre es que no se tarda mucho tiempo en comprobar que no son tales maestros. Pero, si se les dice que no se quiere nada con ellos, hacen que se enfadan y amenazan con abandonar u otros hechos similares que no vendría a cuento recordar por mi parte. Como se puede ver y como he repetido muchas veces, nunca se debería introducir nadie en el mundo del espiritismo ni de la mediumnidad porque se puede ver engañado, obsesionado, manipulado, etc. etc., a lo que habría que añadir (en muchos casos) la pérdida de la felicidad. Es evidente que cuanto más atrás en la historia más casos se podrían encontrar sobre estos cuerpos del pecado o demonios, puesto que el hombre estaba más atrasado y era más partidario de la guerra y de la venganza, pero todavía hoy se pueden dar muchos casos de éstos.

Lo que sí se puede afirmar es que todo el mal que siguen haciendo después de abandonar el cuerpo y gracias a ese cuerpo del pecado, tendrán que pagarlo en las regiones más bajas del Purgatorio, que bien podríamos llamar “infierno”. Pero esto no se queda solamente aquí porque cuando esa Alma se eleva al Cielo gracias al trabajo que sobre él hacen las fuerzas del mundo de deseos, se queda el cascarón de ese cuerpo de deseos y vital. Este cascarón no es como el de cualquier otra persona porque tiene una especie de conciencia individual gracias a las experiencias grabadas en el cuerpo etérico y en el de deseos. Es cierto que al no tener mente, este cascarón no puede pensar, sin embargo, el resultado de su vida física y de la post-morten apegada a la tierra, le han facilitado una astucia y una especie de instinto que le permitirá “vivir” de forma independiente durante, quizás, siglos. Como el comportamiento de esta persona ya en la tierra no fue nada espiritual y como el cuerpo del pecado empeoró la película de su vida, está claro que no tiene motivos para estar mucho tiempo en el segundo ni en el tercer Cielo, por eso sólo está el tiempo necesario para preparar un nuevo ambiente para su próxima vida y renace muy pronto para satisfacer esos deseos materiales y personales que tanto le dominaron y que debe terminar de superar.

Como enseña la filosofía oculta, cuando un Ego desciende para renacer otra vez en el cuerpo físico, atrae la parte kármica que se relaciona con su vida anterior y sus deudas con la humanidad, por tanto, el Cuerpo del Pecado se une al Ego (en su nueva personalidad) para hacer frente a su destino. Hay casos en que ese Cuerpo del Pecado apegado a la nueva personalidad ha sido ocupado por un elemental y eso hace que esa persona sea “diferente”. Otras veces los elementales ocupan el Cuerpo del Pecado y se valen de él para contactar con médiums llegando a ocurrir, a veces, que cuando el médium muere, le expulsan de sus cuerpos y los utilizan ellos valiéndose de las experiencias grabadas en los mismos. Esto, como es lógico, retrasa muchísimo el progreso de ese Ego. Es muy posible que todos conozcamos a alguien cuya voluntad sea débil y que, además, esté muy centrada en la vida física y en el materialismo. Estas personas que son casi autómatas y que ejercen poco la razón, la voluntad y la originalidad son las más fáciles de dominar por esos cuerpos del pecado y por los elementales.

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Pero estos no son los únicos espíritus apegados a la tierra, hay otros muchos, aunque no son un peligro tan notable. Las personas que se han suicidado son uno de los que pululan entre nosotros como lo hacen el drogadicto, el alcohólico, el fumador o el que deja riquezas que a nadie ha querido dar por su egoísmo. El caso del suicida se diferencia principalmente en un hecho del resto de los ejemplos, y es que éste ha adelantado el momento de su muerte. Nuestro cuerpo físico se construye según el molde etérico que los Ángeles del Destino depositan en el útero de la madre, y éste le construyen basándose en la vibración del arquetipo que crean las Jerarquías superiores (colaboradoras en nuestra evolución como nosotros colaboramos en la evolución de los animales) en el Segundo Cielo en el Mundo del Pensamiento. Esto significa que, a la hora de la muerte, la vida procedente del Espíritu y relacionada con ese arquetipo, se rompe en su conexión en el corazón para que el cuerpo etérico salga del físico y al cabo de unas horas comience también su descomposición. De este modo el Ego queda libre para ir al Purgatorio y al Cielo y después continuar hasta llegar a su hogar con la quintaesencia de la vida pasada. Pero, cuando una persona se suicida, lo que hace es forzar la ruptura en el corazón y la salida del cuerpo etérico del físico, con la diferencia de que al cuerpo de deseos se le une parte de los éteres inferiores (más densos) y de los gases del cuerpo, quedándose el suicida con un cuerpo astral muy materializado y muy sensible y susceptible a lo más bajo e inmoral precisamente por no tener el amortiguador cuerpo físico.

Porque una persona se suicide no elimina la vibración del arquetipo que existe en el Mundo del Pensamiento y que mantiene vivo el cuerpo físico, por tanto, suicidarse es como decir que no ha madurado lo suficiente como para recoger la cosecha de lo que debería ser su vida. Entonces, en el más allá, lo que hace es que sigue intentando hacer la vida de antes pero con las sensaciones del cuerpo físico aunque sin tenerle (hambre, sed, etc.) lo que le produce un fuerte dolor agudo en todo el cuerpo. La única solución que a veces encuentran los suicidas para calmar ese dolor es aspirar olores fuertes y muy condimentados. Es muy posible que en el caso de que la persona sea culta, moral y con anhelos e ideales elevados, sufra menos o tenga alguna ayuda. De todas formas, aunque se le puede ayudar hablándole (haciendo una programación de lo que le queremos explicar hasta dormirnos) mientras dormimos y orando por él para que nuestros pensamientos benefactores y auxiliadores sean como un guía y ayuda espiritual, no dejará de sufrir hasta que llegue la fecha prevista para su fallecimiento físico. Mientras el arquetipo vibre, estará intentado atraer materia para el mantenimiento del cuerpo pero como no tiene cuerpo físico no la atrae y el suicida tiene una sensación muy grande de hambre. El suicida, como cualquier otra persona, puede cumplir con el tiempo “programado” y morir cuando el arquetipo se colapse, puede alargar su vida si lleva una vida pura, o puede acortarla cuando desprecia las oportunidades y las posibilidades de progresar moral y espiritualmente. El hecho de suicidarse suele ser a casusa de no querer cumplir con sus deberes y responsabilidades pero el suicida no sabe que después de “morir” está más vivo que nunca y que es mucho más sensible a todo lo terrenal.

El estado de sufrimiento temporal de un suicida también es una oportunidad de aprender algunas lecciones. El suicidio es una manera de escapar o un acto de cobardía para no afrontar el destino, a veces, maduro e inevitable que la ley de consecuencia nos trae. Pero el sufrimiento mismo también hará que en la próxima vida no tenga el coraje necesario para volverlo a hacer y sí lo tenga para cumplir con su destino y para enfrentarse a sus problemas. Está claro que el sufrimiento no va a cambiar nada de lo que tenga pendiente como causa de su suicidio, por tanto, tendrá que volver a ver a las personas o a vivir las circunstancias del pasado para saldar deudas y fortalecer el carácter. Las leyes divinas son sabias y el suicida extraerá su adelanto de dicho sufrimiento, dándose cuenta de que lo que hizo fue un acto voluntario y por eso no puede culpar a nadie. Aunque no con la conciencia terrenal, somos nosotros quienes aceptamos el destino que nos ofrecen las Jerarquías Creadoras (en el mundo del pensamiento) de ese arquetipo, y como el arquetipo tiene vida (vibración y sonido) para determinados años seguirá intentando atraer materia para los cuerpos etérico y físico con la intención de mantenerlos vivos. Lo triste, además del sufrimiento y el dolor, es que tendrá la escena del suicidio siempre presente hasta que llegue el momento en que debía morir, y esto ocurre en la división inferior del Purgatorio. La única ventaja que se puede obtener es que durante esa estancia tendrá tiempo suficiente para estudiar y razonar profundamente los motivos del suicidio y así fortalecer su carácter y su voluntad.

El arquetipo vibrante situado en la región concreta del Mundo del Pensamiento, es el que atrae el material (de acuerdo con esa vibración) que, según su desarrollo espiritual, le pertenece para formar sus cuerpos. Pero como cada cuerpo también tiene un átomo-simiente que emite una vibración (como un diapasón) de acuerdo al arquetipo, resulta que el átomo simiente del cuerpo físico del suicida sigue vibrando con la intención de atraer materia y así lo seguirá haciendo hasta que cesen dichas vibraciones del arquetipo. Al no tener cuerpo físico, el suicida vive una especie de tormento o angustia que le hace sentirse como si le hubieran arrancado o sacado a la fuerza de su cuerpo físico.

La muerte no cambia a la persona fallecida y según sea la moral, los deseos e inclinaciones de ésta así podrá arrepentirse y purgar sus deudas o, por el contrario, continuar en esta parte inferior del Purgatorio apegado a los vicios y placeres o haciendo presa y mal a los vivos pero, es conveniente tener presente que “los molinos de Dios muelen muy lentamente pero lo hacen muy fino”. Cuando una persona muere asesinado o por accidente porque no ha tomado las debidas precauciones o porque ha sido víctima de un hecho sin mala intención, no ocurre como en el caso de los suicidas, sino que está en una especie de sueño temporal hasta que llegue la hora en que debía morir. El suicida es consciente se sí y de que le falta el cuerpo y por eso sufre al sentir intensamente la vida, lo cual solo puede calmar en algún grado gracias a las personas físicas y a los médiums. Visto desde el punto de vista de la materia, el arquetipo es un espacio vacío vibrante cuya nota-clave atrae la materia y los éteres para sus futuros cuerpos. El suicida está conectado con sus cuerpo de deseos al arquetipo y como tiene los átomos simientes o núcleos sobre los que se forman el cuerpo etérico y el físico pero no tiene esos cuerpos, tiene una sensación de estar hueco, lo que, como he dicho, se traduce en “un gran hambre”. El tiene materia a su alcance para atraer hacia su cuerpo físico pero como el átomo simiente, (que es el que debe atraerla) no recibe la vibración del arquetipo como cuando estaba en el cuerpo, no puede atraer la materia. 

El suicida suele tener ante su visión el propio suicidio durante mucho tiempo, lo que le hace sufrir, pero eso se grabará tan bien que si en una próxima vida se le mencionara algo sobre el suicidio, le entraría verdadero pánico. Con el asesinado, como se ha dicho, no ocurre lo mismo porque se le induce a una especie de coma, y si el asesino muere antes de que su víctima despierte y pase al Primer Cielo, sentirá la presencia de su víctima asesinada junto a él; de cualquier forma la presencia del asesinado acompañará al asesino durante su estancia en el Purgatorio. Si queremos evitar el apego a lo terrenal debemos analizarnos y ver si nos domina el hecho de acumular bienes o dinero, o si estamos dominados por el alcohol, el tabaco, etc. porque, si es así, significa que tendremos que sufrir por todo ello en la región más cercana posible a la tierra. Ningún deseo material ni personal puede ascender al Cielo.

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Otro caso en el que se quedan muy cerca de la tierra es el de los asesinos y terroristas puesto que esas acciones causan un “infierno” para ellos, con la particularidad de que si el asesino muere y su víctima está todavía en el Mundo de Deseos, se verá atraído por ella. Sí, ese es uno de los sufrimientos de estas personas que tanto dolor causan en la tierra, el asesino estará en presencia de su víctima o víctimas, las cuales pensaban que su asesino estaba muerto y que no le volverían a ver. Si el asesinado ha despertado del sueño o estado de coma a que se le sometió por no ser culpable de su muerte, también puede estar ante su asesino durante un tiempo pero luego deberá hacer su Purgatorio y su Cielo como cualquiera. Es muy posible que un asesino no sea asesinado en otra vida como efecto, pero sí es muy fácil que muera en algún “accidente” para que tome nada en su conciencia de lo que es verse privado de su cuerpo físico que tanto necesita para evolucionar en este mundo. En el caso de que el asesinado haya ascendido al Cielo, el asesino permanecerá junto al cascarón (cuerpo de deseos abandonado) también hasta terminar padeciendo, entre otras cosas, todo el sufrimiento que él causó a familiares y amigos del asesinado. Como es evidente incluso para los vivos, al asesinado le “programarán” una vida donde se le compensará las pérdidas sufridas por su asesinado.

En las regiones inferiores del Mundo de Deseos domina la fuerza de “repulsión” que es la encargada de desintegrar las formas negativas y de más baja vibración. Aunque la fuerza de “atracción” domina en las regiones superiores (cielo) también actúa en parte en el Purgatorio con la intención de atraer para que las formas crezcan, siempre dentro de un equilibrio. Esto significa que si la Ley de Atracción actuara plenamente en estas regiones inferiores atraería mucho mal que, a su vez, tendría que eliminar la Ley de Repulsión para que no reinara el mal. Así es que cuando un ser llega a la primera región con sus vicios y maldades que le atan a la tierra, debe purgar (eliminar de sí mismo) todo el mal y todos esos deseos y vicios, si no lo hace no podrá elevarse hacia el Cielo. El equilibrio se mantiene cuando dos maldades (una atraída y otra que está en fase de repulsión, se enfrentan por ser similares pero no idénticas en su naturaleza) se destruyen mutuamente. Pero en el caso de las personas que mueren dominadas por vicios, con pasiones por ciertas personas o cosas en la tierra, etc., sufren porque la ley de repulsión “extrae” el mal del cuerpo de deseos del fallecido cada vez que este desea apasionadamente algo y no lo puede obtener. Es cierto que los que tienen un vicio por algo para consumir pueden crearlo en el mundo de deseos pero ese producto nunca produce los mismos efectos que cuando lo consumían físicamente. Así el borracho creará alcohol etérico con cierta densidad pero no le emborrachará, el fumador intentará coger colillas físicas pero no podrá, y tanto unos como otros solo se pueden consolar asistiendo a lugares donde se fume y se beba para aspirar la atmósfera del local e incluso los gases de los estómagos de los allí presentes.

Los recién muertos que van al Purgatorio están vestidos con su cuerpo de deseos (con materia de los vicios, pasiones, maldades, etc. que han creado) y con éteres físicos y gases del mundo físico. Esta materia es la más grosera y se encuentra en la capa externa porque es la primera que debe ser eliminada por medio del sufrimiento hasta que el fallecido comprenda que esos deseos groseros no caben en esas regiones y que la Ley de Repulsión tiene que arrancárselo para que la de Atracción, que gobierna en el Cielo, haga su función. Como el sufrimiento en el Purgatorio no es continuo porque hay pausas, el hecho de tener esa materia grosera en la capa externa hace que el ser se sienta atraído hacia la tierra en busca de lo que aún le domina, y cuando hace esto vuelve a sufrir y a purgar sus defectos. Según va eliminando la materia de deseos grosera de su cuerpo estará capacitado para ascender a las regiones superiores donde completará su aprendizaje de que lo que le atraía en la tierra no sirve para anda en el Cielo. El hombre no puede ascender al Primer Cielo mientras no esté arrepentido del mal que ha causado, mientras no tome conciencia de ese mal, y mientras le quede algo de materia que esté en sintonía con las regiones inferiores.

Los Espíritus que están apegados a la tierra lo siguen estando allí porque el cuerpo de deseos (que no tiene sentidos físicos) tiene unos órganos de sensación sutiles pero poderosos que les permiten ver y oír con cada uno de sus átomos. Dense cuenta que los deseos, pasiones y demás emociones negativas que llevan al hombre a crear un vicio que le llega a dominar, no pertenecen al cuerpo físico sino al cuerpo de deseos por eso es el cuerpo de deseos el que los contiene en su materia y es el hombre el que sufre cuando se deshace de esa materia por no poder obtener lo que desea. Vemos así cómo ningún drogadicto, malvado o alcohólico puede ascender al Cielo y cómo no hay un Dios castigador y creador de purgatorios e infiernos. Solo el hombre crea esos estados de conciencia con su maldad y sus vicios. Esto es tan simple de entender como que el muy dominado (por ejemplo por el sexo) que desea satisfacer su pasión de la forma que sea, más sufrirá; mientras que el fumador que cuando murió ya casi no fumaba y controlaba en parte su vicio, apenas sufrirá porque superará el deseo rápidamente. Esta clase de apegados a la tierra lo tienen más fácil que el suicida o el asesinado porque cuanto antes se den cuenta del mal que se están haciendo y el karma que se están creando para la próxima vida, (pruebas y tentaciones para ver si lo han superado) antes dejarán el lastre del mal que les aprisiona en esas regiones. 

No quiero entrar en otros aspectos y entidades que se pueden ver relacionadas con un alcohólico o vicioso de cualquier cosa porque sería muy largo de explicar, pues, en el mundo del Deseo hay muchas clases de entidades y algunos de ellas pueden hacer de tentador ante cualquier debilidad del hombre. ¡Cuánto mal nos evitaríamos si fuéramos conscientes, (por medio de la observación de nuestros cuerpos de deseos y mental) de cómo sentimos y pensamos en cada aquí y ahora! Siempre tenemos la voluntad y el libre albedrio para imponerlo sobre los deseos y sobre los hechos terrenales e inclinarnos sobre lo positivo y espiritual en vez de sobre la negativo y sobre la maldad, tan solo necesitamos observarnos y decidir. La ignorancia y la falta de razonamiento llevan al pecador al Purgatorio, pero la inteligencia y la razón le hacen discernir y comprender lo que es verdaderamente útil para el Alma y lo que no.

Francisco Nieto

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¿Puede el Ser Humano renacer como animal?


¿PUEDE EL SER HUMANO RENACER COMO ANIMAL?

Para responder a esta pregunta es necesario explicar primero a qué llamamos animal y quién es el ser humano. Todo en el universo evoluciona y por eso podemos ver cómo hay minerales tan variados; plantas que se alimentan de rocas, tierra, de otro vegetal o incluso de insectos; animales que van desde lo más salvaje a lo doméstico y desde tener un instinto de supervivencia a mostrar ciertos sentimientos e inteligencia similar a los humanos. Esto último se relaciona con la evolución de la vida en la materia o cuerpos pero no respecto a la conciencia puesto que, respecto a ésta, el mineral es el más inconsciente mientras que el ser humano tiene conciencia de sí mismo, lo que el animal (al igual que ocurre con la mente) no la tiene aún. La vida que anima a los reinos y a todo ser viviente en el sistema solar procede de Dios y es sólo una diferenciada de Dios mismo para que, más tarde y como individualidades, puedan desarrollar los poderes latentes de Su Creador que llevan latentes. Así, la vida se encuentra más limitada en su expresión en el reino mineral y, en lo que a nuestro planeta se refiere, más libre, con voluntad propia y conciencia de sí misma como Alma en el ser humano.

Pero, para llegar a humano, esa vida ha pasado por el aprendizaje de construir formas geométricas gracias a la cristalización como mineral; luego pasó a construir un organismo vivo y expresivo, aunque mínimamente, como vegetal; después construyó organismos animales para renacer en muy variadas especies donde desarrolló sentimientos, emociones, deseos, instinto y algo de inteligencia en las especies más domésticas. Una vez que la vida evoluciona en cuerpos de animales domésticos acelera su evolución, también con la ayuda del hombre, hasta que llega el momento de que esa vida se individualiza como un ser gracias a las experiencias adquiridas y está lista para renacer como humano. Desde el punto de vista de la conciencia y de los vehículos de expresión que esas vidas tienen diré que:

1º.- El mineral tiene un solo cuerpo físico y una conciencia profunda. 

2º.- El vegetal tiene un cuerpo físico y otro etérico y una conciencia similar a la de nuestro sueño sin ensueños.

3º.- Los animales tienen un cuerpo físico, un etérico, y uno de deseos o emocional, y una conciencia similar a la de nuestros sueño con ensueños.

4º.- El ser humano tiene los mismos cuerpos que el animal, más la mente y la conciencia de vigilia y de sí mismo como un Yo.

Hay, por tanto, dos grandes diferencias entre el animal y el hombre, una que la mente en el hombre ha hecho que se desarrolle la voluntad, el libre albedrío y la razón; y dos, que también como fruto de la evolución, la vida y la conciencia del hombre son individuales e independientes.

La vida del animal es parte de una vida grupal o Espíritu-grupo (como la de una célula es parte de la nuestra) y está dirigida por un Arcángel. Esa vida que aprende de las experiencias como, por ejemplo un tigre, irá acumulando experiencias en especies similares hasta que termine como gato doméstico expresando ciertos sentimientos, deseos y emociones como los humanos. Pero, como parte de un grupo, esas experiencias benefician a toda la especie a través de dicho Espíritu-Grupo, lo que no ocurre en el hombre que ya ha desarrollado su propia conciencia para que se exprese un Espíritu individual. Podríamos decir que lo mismo que el genio (por ejemplo Mozart) es el fruto de renacer varias vidas como humano desarrollando esas habilidades, el instinto animal y sus expresiones casi humanas son fruto de la memoria de las experiencias acumuladas en ese Espíritu-Grupo. El aspecto “hombre” o “humano” de nuestro Espíritu está situado en el Mundo del Pensamiento y el Espíritu-Grupo de los animales también, por eso nosotros tenemos nuestra propia mente y ellos la adquirirán (crearán un cuerpo mental para expresarse como una vida individual) en un futuro gracias a las experiencias en las especies y a nosotros. Pero eso no ocurrirá hasta que gran parte del reino animal esté listo como cuando nosotros la adquirimos hace millones de años por medio de las impresiones y experiencias y gracias a la ayuda de otras Jerarquías.

Lo mismo que el hombre evoluciona desde lo más salvaje hasta tener una moral y una inteligencia que le hacen ser totalmente diferente a los demás incluso en sus fisonomía, en sus huellas y en la sangre, así los animales se van humanizando y especializando, y van expresando cada vez más características propias de la especie y de la familia humana. De forma parecida al niño genio o prodigio que necesita estar varias clases por encima de la que le corresponde por su edad porque si no se abure en el colegio, así la vida de un animal se individualiza para renacer ya como humano cuando ha adquirido cierto progreso también por medio de la asimilación de las vibraciones que le llegan de los sentimientos y pensamientos humanos. La vida que anima toda una especie de cualquier animal es la vida que dirige el Espíritu-Grupo y que algún día estará preparada para dividirse en individualidades que comenzarán a desarrollar la voluntad y la razón, mientras que la vida del hombre está individualizada y ya es libre, por eso es responsable de su actos y tiene que rendir cuentas ante la Ley de Consecuencia y pasar por el Purgatorio y por el Cielo. El ser humano tiene un cuerpo de deseos compuesto de materia de todas las divisiones del Mundo de Deseos según sean de espirituales o malvados sus deseos y sentimientos o lo contrario, sin embargo los animales suelen tener materia de deseos de las regiones inferiores y los domésticos también algo de las superiores. Nosotros alcanzamos el Mundo del Pensamiento después de la muerte del cuerpo físico y de pasar por el Purgatorio y por el Primer Cielo para asimilar el resultado de la vida pasada y preparar la próxima, mientras que los animales no pasan del Mundo de Deseos (por que no tienen mente) y no pueden hacer ningún trabajo individual para su próximo renacimiento porque no existen como tal en ese mundo.

El Espíritu-Grupo del animal se encuentra en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, mientras que nuestro Ego, ya individualizado, ha alcanzado en su descenso hacia la manifestación las regiones inferiores del mismo mundo gracias a la adquisición de la mente. Es decir, la inteligencia o instinto del animal procede del Espíritu-Grupo mientras que la nuestra procede de nuestro propio cuerpo mental gracias al cual somos conscientes en el mundo físico por medio del cerebro y de los sentidos. De aquí que al no tener el animal un Espíritu individual no haya podido entrar totalmente todavía en un cuerpo físico y por eso se dice que el ser humano tiene un Espíritu interno. El hombre tiene todos sus cuerpos centrados internamente en el cuerpo físico, mientras que el animal los tiene parcialmente fuera, (sobre todo la cabeza) y por eso y al no tener un cerebro humano, el hombre no podría expresarse en un cuerpo de animal. Solamente algunos animales domésticos como, por ejemplo el caballo, podrían manifestar cierta inteligencia o razón si su cabeza etérica estuviera interiormente centrada en la física. En sentido contrario, como tienen su conciencia de sueños con ensueños, ellos pueden ver el Mundo de Deseos y nosotros no hasta que nuestra propia evolución nos permita ser conscientes allí. Por este motivo los animales ven a los habitantes de ese mundo y a los fallecidos (como les ocurre a los niños) y siguen comportándose con éstos como cuando estaban vivos en la casa.

Si aplicáramos la teoría errónea del renacimiento del hombre en animal a la teoría del renacimiento, veríamos que tan absurdo sería hacer sufrir a un animal por el mal karma que hizo en su anterior vida un humano, como hacer pagar a éste una serie de deudas por el mal que, por ejemplo, un lobo causó a los dueños de las ovejas que mató. Solamente, en mi opinión, un humano puede tomar un cuerpo de animal cuando es tan depravado y malvado que, por hacer mal, no le importe estar aprisionado en ese cuerpo como en los casos mencionados en el Nuevo Testamento en que Cristo expulsó a los espíritus que habían obsesionado a los animales. El verdadero ser es un Espíritu que, gracias a la evolución, ha adquirido una serie de cuerpos y que por medio de su progresiva perfección (Cristo dijo que teníamos que ser perfectos como nuestro Padre lo es) irá despertando sus poderes espirituales latentes para hacerlos dinámicos. Pero, como es evidente, nadie puede alcanzar la perfección de Dios en una sola vida, por tanto, debemos adquirirla gracias al renacimiento en cuerpos cada vez más elevados en sentido moral, intelectual y espiritual pero no yendo marcha atrás y haciéndolo en animales.

Si un salvaje no puede renacer en un cuerpo cuya vibración es superior a la que le corresponde según la evolución adquirida como conciencia, menos puede ocupar un Alma desarrollada moral, intelectual y espiritualmente el cuerpo de un salvaje de un renacimiento a otro. El ser humano se puede degradar progresivamente y en varias vidas hasta parecer un salvaje pero seguirá teniendo su mente y su voluntad propia que adquirió en el pasado, haga buen o mal uso de ellas. El salvaje tiene que espiritualizar su carácter progresivamente y en sucesivas vidas, pero nunca puede pasar de salvaje a Alma humana desarrollada en una sola vida. Por tanto, menos razón de ser tiene que se afirme que un ser humano renace en un cuerpo de animal una vez que ha adquirido su mente y su voluntad como tal. Lo mismo que no podemos hacernos recién nacidos para entrar en el vientre de nuestra madre, tampoco podemos ir en contra de la evolución y renacer en cuerpo de animales perdiendo así unos derechos adquiridos tan importantes como la conciencia de sí mismo, la voluntad y la razón.

Francisco Nieto

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viernes, 22 de enero de 2016

¿Por qué siendo espíritus hemos tenido que descender a estos Mundos Inferiores para sufrir?




¿POR QUÉ SIENDO ESPÍRITUS HEMOS TENIDO 
QUE DESCENDER A ESTOS MUNDOS INFERIORES PARA SUFRIR?

Si, como dice la Biblia, tenemos que “ser perfectos como nuestro Padre que está en los Cielos es perfecto” y si “podemos hacer las obras que Cristo hizo y mayores aún”, está claro que eso no se puede conseguir en una sola vida. Según nuestro conocimiento actual, para conseguir esa meta deberíamos, al menos, superar nuestro peor enemigo que es la ignorancia y obtener todo el conocimiento y sabiduría para aplicarlo y desarrollar la mente y la voluntad a la vez que perfeccionamos nuestros diferentes cuerpos. Por estas razones tuvimos que individualizarnos y cumplir el Plan previsto por Dios, donde entra la Ley de Consecuencia y la del Renacimiento. Al igual que los niños que asisten a clase, estas leyes hacen que evolucionemos y que cada vida sea superior en sentido físico, moral, intelectual y espiritual. Por tanto, la vida física es una escuela necesaria para que el Espíritu (omnisciente y omnipotente en su propio mundo pero ignorante de sí mismo y de los mundos inferiores) se individualice conscientemente y desarrolle sus poderes a través de las experiencias. De ahí que se diga que hay Espíritus jóvenes que han renacido poco y están más atrasados, y otros más veteranos porque han renacido mucho y han experimentado durante más tiempo en el mundo físico. Y por eso mismo también hay hermanos nuestros que van mucho más adelantados que el común de la humanidad y ya no necesitan renacer y se han convertido en guías de todos nosotros. Es un error pensar que estamos aquí en contra de nuestra voluntad ni que esto sea un capricho de Dios y menos aún que Dios ponga a unos para que nazcan en un lugar y familia privilegiada donde no les faltará de nada y sean felices, y a otros lo contrario. Nosotros debemos ser el capitán de nuestro barco y dominar nuestras circunstancias por medio de la buena voluntad y de la razón. Nuestra vida actual es el resultado de la vida anterior, las buenas obras del pasado se convierten en bendiciones mientras que los errores lo hacen en sufrimiento y limitaciones 

El ser humano actual no ha llegado a ser tal gracias a un simple desarrollo o evolución, para ser ese ser físico, senciente y pensante ha tenido que hacer un descenso (involución del Espíritu en la materia) para poder adquirir sus diferentes cuerpos de expresión, pues si los hubiera tenido no hubiera hecho falta descender. Además, la materia de la que están compuestos dichos cuerpos no puede existir en esos mundos espirituales lo mismo que no puede estar presente la materia física en los sueños. La materia de estos cuerpos procede de la materia de los mundos que han sido creados antes a tal fin y cuyo origen está en la “materia original” (Espíritu) de donde procede todo lo creado. Por eso se dice que el Espíritu hizo una involución a través de los mundos para adquirir sus cuerpos y ahora está comenzando a ascender por el arco evolutivo ascendente perfeccionando dichos cuerpos y desarrollando la conciencia y la voluntad. Pero tanto en la involución como en la evolución también están presentes otros dos aspectos importantes para que el hombre alcance su meta, uno es la evolución de las formas físicas (el Espíritu va creando y habitando cuerpos cada vez más perfectos para luego extraer el mayor beneficio de ellos en los diferentes mundos) y el otro es la capacidad de crear causas nuevas que facilitan progreso independiente y poderes creadores espirituales.

Cuando el Espíritu, inconsciente de sí mismo, comienza su descenso para la creación y adquisición de sus cuerpos con la ayuda de otras jerarquías más avanzadas (que es algo parecido a decir que cuando el recién nacido –inconsciente de sí mismo- comienza a crecer, a aprender y a trabajar con la ayuda de sus padres) su conciencia es interna y no es consciente de lo que ocurre fuera porque está centrado y usando su fuerza creadora en la construcción de sus cuerpos. A alguien le puede parecer extraño pero si digo que esa fuerza es la misma que utiliza ahora para crear todo lo que nos rodea externamente, lo entenderá. Era necesario que el Espíritu construyera las formas o cuerpos de diferente clase de materia de los mundos mientras involucionaba (como todavía lo hace) para luego entrar en ellos a modo de evolución y así despertar o ser consciente en esos mundos; pero esa obra no hubiera podido conseguirse si no fuera por la capacidad de crear originariamente que llamamos “epigénesis”. El fin de la evolución es hacernos dioses creadores como nuestro Padre que nos diferenció de Él temporalmente con el fin de que lo consigamos gracias a los diferentes cuerpos, mundos y experiencias en ellos, es decir, al desarrollo de nuestros poderes latentes que como hijos de Dios tenemos. Pero hasta no hace mucho hemos sido ayudados y guiados, por tanto, si queremos ser como Hércules, debemos superar las pruebas solos y aprender de nuestros errores y por medio de la epigénesis ya que, imitando las formas ya creadas, no podemos progresar ni hacernos dioses creadores.

Luego entonces, si tuvimos que descender para hacernos conscientes de nosotros mismos como individuos (gracias a la obtención de los diferentes cuerpos que velaron la conciencia del Espíritu) y una vez alcanzado esto, está claro que debemos aprender a ser creadores aquí, ahora desde un cuerpo físico, y en un futuro desde los otros cuerpos y mundos hasta que alcancemos de nuevo el propio mundo de Dios siendo ya capaces de ser como Él lo era cuando nos creó. Las formas o cuerpos creados en el descenso están siendo perfeccionados ahora y seguirá siendo así hasta que se corrijan todos los errores (como un inventor pone a prueba una máquina) y se despierten todos sus poderes latentes procedentes del propio Espíritu. Es la vida individual procedente del Espíritu la que ese abre camino entre las formas y cuerpos físicos para manifestar su naturaleza divina; lo que aparentemente somos es sólo una personalidad temporal que termina desapareciendo. Como he dicho, lo mismo que un niño no puede hacerse responsable de los asuntos de su padre, otros seres que van mucho más adelantados que nosotros, fueron los que nos facilitaron la manera de obtener los futuros cuerpos (cuando aún éramos inconscientes de nosotros mismos) y de despertarnos ciertos aspectos del Espíritu como base de la futura evolución individual. Estos Seres y otros que vinieron en nuestra ayuda después, fueron los artífices de que esa vida evolucionante se convirtiera en un Yo humano. A partir de desarrollar la mente y de manifestarse la conciencia individual, nosotros nos hacemos cargo de nuestra propia evolución y nos ponemos en el puesto de esos elevados Seres externos para trabajar sobre lo interno.

Sin embargo, nuestro origen es el creador de nuestro sistema solar, Él nos facilitó todos los medios para adquirir la conciencia individual actual igual que una madre cuida y alimenta a su hijo hasta que éste puede valerse por sí mismo. Sin Él nada seríamos ni nada podríamos hacer porque la parte está en el Uno y el Uno en la parte. Lo mismo que se pueden concentrar un sinfín de rayos de luz del Sol en un solo punto gracias a una lupa, así tenemos nosotros todas las posibilidades (como dioses en formación) y poderes de Dios latentes en nosotros mismos como Espíritus. La evolución de la conciencia conlleva la proyección de una imagen para después percatarse de ella, así es como se toma conciencia de uno mismo y se diferencia la individualidad de la personalidad. Por consiguiente, la individualidad y la personalidad se distinguen de acuerdo a las etapas de desarrollo, es decir se refieren al tiempo y no a la forma. Lo que en cada vida desarrollamos como personalidad después se hace parte de la individualidad que es quien en realidad evoluciona y despierta sus poderes latentes para convertirlos en dinámicos. De aquí que fuera necesario descender a los mundos como Espíritus para crear la personalidad y tomar conciencia de ambas para luego extraer la quintaesencia de las experiencias de la personalidad (el hombre)

Debe haber un intercambio de fuerzas e influencias entre el Ego y la personalidad si queremos que el Ego evolucione hacia su meta que es Dios. Dentro de esa distinción que hubo que hacer (individualidad-personalidad) una vez en la Tierra y a partir de obtener la mente, es necesario entender que, aunque vida y la conciencia es lo mismo, se produce una distinción cuando se observa como personalidad terrenal. Cuando nos fijamos en nosotros mismos nos vemos como una vida en la forma, y cuando nos reconocemos como un yo o “sí mismo” nos vemos como conciencias que se expresan por diferentes medios. Naturalmente que esto también influye en la visión que tenemos de los demás respecto a nosotros como individuos, lo que no deja de ser otro motivo por el que tuvo que descender el Espíritu. Como ejemplo de lo que estamos hablando diríamos que algún día se acabará con la dualidad que ahora somos como ocurre entre dos renacimientos cuando la personalidad desaparece y se queda el Ego solo con el resultado de todas sus anteriores vidas (resultados o quintaesencia no experiencias) Fue necesario el descenso del Espíritu para que se creara el hombre y se hiciera consciente de que su conciencia está limitada, de que hay una diferencia entre el Espíritu y la materia aunque su origen sea el mismo, y que la vida habita en la forma pero no es ella. No hay Espíritu sin materia como tampoco materia que no esté animada por el Espíritu, ambos son polos opuestos pero ambos están íntimamente relacionados en una única unidad. El Espíritu tuvo que verse limitado por la materia de los mundos donde evoluciona como personalidad para así obtener la conciencia de sí mismo, que no es otra cosa que una pequeña parte de la conciencia de Dios especializada de forma individual en los mundos inferiores.

Cada uno de nosotros, como una unidad de conciencia separada, somos iguales a nuestro creador en esencia, aunque no en grado evolutivo. Para perfeccionarnos y desarrollar los poderes del Espíritu debemos sacrificarnos en este mundo de sufrimiento con la intención de hacernos dueños de nuestros vehículos y auto-conscientes de nuestros poderes. Debemos pasar de dioses estáticos a Dioses dinámicos. De hecho, Dios manifiesta “voluntad” al diferenciarnos de Él como una forma de expresión y de evolución para Él Mismo, y esa misma voluntad también la tenemos nosotros y es la que nos llevó a descender y nos lleva a evolucionar de vuelta a nuestro seno del Padre. Si para que el Espíritu se olvidara de su omnipotencia y se encontrara a sí mismo hubo que encerrarle en varios cuerpos de diferente grado de materia, es obvio que la evolución trate de liberarle a sí mismo de esa prisión para convertir esos cuerpos en Almas y obtener el pleno poder del Espíritu. Es cierto que sufrimos aquí pero ese sufrimiento es fruto de los errores igual que el niño los comete en un examen de matemáticas hasta llegar a suspender; lo que hace que se interese más y ponga más atención. Por consiguiente es más acertado decir que estamos en una escuela de aprendizaje y desenvolvimiento que no en una tierra de sufrimiento. Por otro lado y puesto que al separarnos Dios de Él, tenemos todos sus poderes latentes (ahora creamos físicamente, con la palabra y con el pensamiento) no sería correcto ni estaría dentro del Plan de Dios que dejáramos de experimentar y de aprender para crear según nuestro libre albedrío porque, al no ser perfectos, crearíamos egoístamente y más cosas malas que buenas.

El hombre ha ido descubriendo y utilizando su inteligencia para crear gracias a las fuerzas de la naturaleza (instrumentos o máquinas que funcionan con agua o con aire, la electricidad, transmisiones por medio del éter, etc.) `por tanto, el hombre está destinado a descubrir y a utilizar fuerzas casa vez más sutiles y de más poder. Pero llegará el momento en que el hombre tendrá que buscar en su interior hasta encontrar una fuerza mayor que todas esas. Las emociones son fuerzas que pueden dominar y agotar a una persona, los pensamientos también lo son y pueden dominar a las emociones, por eso se dice en ocultismo que esas fuerzas son algunas de las que aún nos quedan por descubrir y dominar junto a otras del Alma. Como escuela de desarrollo que es al tierra tendremos que observarnos, analizarnos, discernir cómo sentimos y pensamos, etc. para contrarrestar lo negativo mientras desarrollamos la fuerza del Espíritu. Algún día nuestros pensamientos y nuestras palabras tendrán vida propia y no llevarán consigo el error ni la mentira.

Para poder ser individuos conscientes de nosotros mismos debemos trasmutar la conciencia en auto-conciencia para así poder distinguir lo irreal de lo real o lo objetivo de lo subjetivo. Si no hubiéramos descendido hasta el mundo físico para obtener un cuerpo físico no seríamos capaces de distinguir esas diferencias y tampoco tendríamos claro lo que es ser conscientes de un impacto externo sin tener aún la conciencia del yo que reconocer ese impacto siendo autoconscientes de nosotros mismos. Es decir, no es lo mismo que un bebé registre en la memoria como placer el hecho de alimentarse de la leche materna que ser consciente de que tiene hambre y alimentarse voluntariamente. Cuando estábamos descendiendo al mundo físico éramos como el bebé y después comenzamos a ser como somos ahora. Es el hecho de hacernos conscientes del mundo físico y de saber que nosotros no somos lo que nos rodea lo que nos va separando de todo ello y nos va haciendo individuos humanos sin recuerdo de nuestro origen como Espíritus. Entonces, esos impactos externos sobre la conciencia son los que causan dolor, placer, sentimientos, deseos, etc., que, a su vez, hacen que pensemos que somos todo eso o la mente a lo sumo.

Esos deseos y esa mente (hace millones de años) fueron los que nos volvieron egoístas y materialistas hasta no saber nada de nuestra naturaleza espiritual. Es ahora cuando estamos aprendiendo a discernir y a utilizar la mente como respuesta al sufrimiento que nos viene como consecuencia de la ignorancia y de los errores contra las leyes divinas y cuando estamos aprendiendo a actuar en sentido ascendente. Una vez enfocada nuestra conciencia en el mundo físico, y en el cerebro físico (lo que nos sirve para conocer, desear, actuar, etc.) es cuando debemos trabajar internamente de nuevo (como hace millones de años) pero siendo auto-conscientes y con la voluntad y el libre albedrío propio para buscar el Espíritu. Todavía nos queda evolucionar hasta ser auto-conscientes en los dos próximos mundos de igual forma que lo somos aquí en el físico. Después continuaremos evolucionando con una conciencia mucho más amplia hasta completar el recorrido ascendente por los cinco mundos donde habremos aprendido a:

1º.- Crear formas físicas (como hacemos ahora)
2º.- Dar vida a esas formas físicas.
3º.- Dar el poder de desear y sentir.
4º.- Dar el poder de pensar. 
5º.- Hacer que esas formas pensantes sean capaces de crear como nosotros.

La vida es una gran escuela donde hay alumnos de muy diversos grados, éstos se han dividido en clases según su adelanto, su poder de adaptación y su esfuerzo (razas y subrazas) Algunos que han aprendido todas las lecciones que se pueden aprender en el presente estado de desarrollo están a punto de pasar a otros niveles superiores como otros ya lo han hecho, otros más negligentes y perezosos se han quedado más rezagados y tardarán más en pasar por todas las razas hasta que aprendan a aprovechar todas las oportunidades; estos están obligados a renacer una y otra vez hasta que se pongan al mismo nivel que la mayoría. Así, los que han perdido oportunidades aún pueden alcanzar a los primeros y éstos últimos aún pueden rezagarse temporalmente. Unos obtienen un Cielo temporal mientras que otros obtienen un Purgatorio pero todos, de una manera u otra, nos salvaremos porque “en Dios vivimos, evolucionamos y tenemos nuestros Ser. Todos seremos absorbidos por el Espíritu de Dios, sea en un ciclo de manifestación o en otro, sea como individuos del presente o sea como individuos de un futuro lejano. 

Francisco Nieto

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en audio  
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Corresponde a la Conferencia titulada 

¿Por qué siendo Espíritus hemos tenido que descender a los mundos inferiores para sufrir?
"Conferencia impartida por un admirador de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel"
Francisco Nieto

vídeo, desde aquí





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¿Por qué no recordamos las Vidas pasadas?


POR QUÉ NO RECORDAMOS LAS VIDAS PASADAS

Si enfocamos esta pregunta a través de lo que representa el tiempo podríamos afirmar con toda rotundidad que es lógico que no nos acordemos puesto que nos cuesta acordarnos de lo que hicimos en el pasado según van pasando los años. Si respondemos a esta pregunta a través del aspecto físico de nuestro cuerpo podríamos asegurar también que no las recordamos porque hoy no tenemos el mismo cuerpo ni el mismo cerebro que tuvimos hace aproximadamente mil años. Pero si lo enfocamos a través del esoterismo tendríamos que decir que la memoria de las vidas pasadas no se encuentra en el cerebro ni en el tiempo sino en el Espíritu y en la Memoria de la Naturaleza del esquema evolutivo donde nos encontramos como Espíritus evolucionantes. Todos sabemos que hay veces que queremos recordar algo que ha ocurrido no hace mucho tiempo y no podemos pero que, si dejamos la pregunta en el aire con la confianza de obtener la respuesta, ésta nos vendrá por sí misma. Eso suele ocurrir respecto a los hechos de una misma vida, sin embargo, también se han dado casos “extraños”, pero reconocidos por la ciencia, en que una persona ha recordado hechos de ella misma en lugares donde no ha estado en su presente vida, (hechos de la infancia de una vida anterior) y otros donde una persona, en estado de hipnotismo o a punto de morir, han hablado idiomas antiguos o que no habían estudiando nunca. Está claro, pues, que en estos casos no estamos hablando de grabaciones en el cerebro de la presente vida sino de un aspecto o memoria de la mente del Espíritu que bien podríamos llamar supra-conciencia.

Lo que definimos normalmente como memoria, que no es otra cosa que la facultad de responder a las vibraciones que son similares a las ya experimentadas, se acaba con la muerte quedando guardadas las experiencias en un átomo-simiente que nos llevamos para extraer de él la quintaesencia que nos permitirá desarrollar la conciencia de cara a la siguiente vida. La verdadera memoria pertenece al Espíritu y no se parece en nada a la terrenal, de hecho, es posible que no supiéramos cómo actuar si nos viniera a la consciencia humana todo lo guardado desde que nos hicimos humanos. A su vez y de forma similar a lo que ocurre con las células de nuestro cuerpo respecto a nuestra consciencia, nuestra conciencia, como Egos, está integrada y es parte de la conciencia de Dios. Por tanto, sólo elevando nuestra conciencia hasta donde están guardadas las experiencias del pasado de toda la humanidad podremos ser conscientes de la única y verdadera memoria de nuestro plan evolutivo y de nosotros mismos como seres reencarnantes. Esto es una manera de explicar estos conocimientos para que la mente lo entienda porque, en realidad, la memoria de todo el pasado, presente y futuro está en la conciencia siempre presente de Dios. Por eso y porque la memoria de Dios es eterna en Su “Ahora”, no podremos recibir imágenes de ella hasta que elevemos la vibración de nuestros cuerpos de tal forma que estén en sintonía con las regiones superiores del Mundo del Pensamiento. La elevación espiritual o vibracional que alcanzamos en cada vida gracias a la purificación, y al desarrollo que obtenemos en el Purgatorio y en el Cielo, nos permitirá en algún momento de nuestra evolución ver ciertas imágenes en los éteres del cuerpo etérico, pero esas imágenes nunca serán como las que se observan en el Mundo del Pensamiento. 

El recuerdo es parte de la conciencia, lo que significa que si no recordamos un hecho determinado es porque somos inconscientes de él, o sea, no estamos conectados a ese hecho del pasado por el aspecto sensitivo de la conciencia. Aplicado esto al recuerdo de otra vida significa que no hay que buscar en el cerebro sino en el propio Ego porque es en su conciencia (además de la memoria de la naturaleza) donde están grabados todos los hechos de las anteriores vidas. Sí, el cerebro es materia física y esta materia no nos serviría de nada si no estuviera conectada con la mente y si ésta no tuviera una relación directa (como medio de enfoque hacia el mundo físico) con la conciencia del Ego o Yo superior. Por consiguiente ¿Cuál es el problema? pues el hecho de no ser conscientes en el mundo donde se encuentra la memoria de la naturaleza, o lo que es lo mismo, no ser conscientes de nosotros mismos como Espíritus. Solamente cuando el desarrollo espiritual del hombre alcance esos niveles que, según la filosofía oculta, se encuentra en la región intermedia del Mundo del Pensamiento, podremos obtener el recuerdo de todas las vidas pasadas porque las tenemos en nosotros mismos como Espíritus. Alguien puede preguntarse que por qué algunas personas han recordado algo, a lo que responderé que ha sido por medio de los cuerpos invisibles y superiores que están conectados con el físico y, por tanto, con el cerebro, sólo así se puede obtener cierta información de vidas pasadas pero no toda.

El acceso a la memoria de vidas pasadas solo se obtiene cuando se van purificando los diferentes cuerpos y se va espiritualizando el carácter porque ese es el único medio de conectar con el propio Ego, sin embargo, como hay un átomo-simiente en cada cuerpo que es el que está presente en todas las vidas, y hay otros éteres (fruto de la espiritualización) que están formando un vehículo para el Alma, es posible que algunos aspirantes espirituales recuerden algunos hechos del pasado. Vemos, pues, que no se trata de la imposibilidad de recordar, puesto que el cuerpo físico actual no ha estado en otras vidas, sino que se trata de la imposibilidad que tiene el hombre común de desarrollar esa sensibilidad que le capacita para hacerse uno con la conciencia de su Espíritu. Las personas normales, o sea, la mayoría, somos conscientes del mundo físico pero no lo somos de los mundos relacionados con nuestros deseos, emociones, y pensamientos, sin embargo, hay personas que son clarividentes y capaces de moverse conscientemente por esos mundos gracias a que han desarrollado los “sentidos” para ello. Para entender el problema que estamos planteando, pues, hay que tener claro que mientras no seamos capaces de estar “en conciencia” en esos cuerpos y mundos, no tendremos la oportunidad de recordar nada de otras vidas; sólo así podremos ser conscientes de ello a través del cerebro. Se puede entender perfectamente que mientras la materia física y emocional de nuestra vida y de nuestros cuerpos no esté en sintonía vibracional con el observador y pensador (el Ego) no podremos recibir en el cerebro nada de lo que buscamos.

Tanto respecto a esta pregunta como a otras muchas, la única teoría que explica razonablemente estas dudas es el renacimiento, puesto que el hombre de una vida no es el hombre de la siguiente pero sí lo es su Espíritu, el recopilador de las experiencias de todas ellas gracias a las cuales va creando el puente que unirá al hombre con su origen espiritual. Como ejemplo bien podríamos decir que recordar las vidas pasadas es elevar nuestra conciencia hasta el lugar donde se encuentran esos recuerdos, que es como decir que el animal doméstico no será consciente de sí mismo hasta que su desarrollo no le permita elevar su “conciencia” hasta el mundo en que se encuentra el ser humano. Es el renacimiento y el hecho de ser conscientes de estos conocimientos lo que nos hace progresar más rápidamente, siempre y cuando nos esforcemos en desarrollar el Espíritu y en servir amorosamente a los demás. Cuando actuemos será cuando comenzaremos a recibir alguna información de nuestro pasado hasta que, algún día y ya con alguna iniciación, podamos buscar en nuestro pasado voluntaria y conscientemente.

Como cualquier persona sabe, los hechos que recordamos están en la memoria consciente y los que no se dice que están en la subconsciente, ambas relacionadas con el átomo-simiente situado en el corazón y con la mente que es el foco a través del cual se expresa el Espíritu en el hombre. Estoy seguro que todos tenemos conocimiento de alguien que tenga especiales habilidades en determinado trabajo o profesión, es decir, de alguien cuyas habilidades o mente sean tan fuera de lo común que nos haga pensar que no lo ha podido aprender todo en una sola vida. En esos casos no podemos hablar de que dichas habilidades sean fruto de las dos mencionadas consciencias, sino de la supra-conciencia que es donde se guardan los resultados de todas las anteriores vidas y que tiene relación con la intuición, con el carácter interno y con el impulso que nos lleva a buscar la verdad. Lo mismo que aquí hay veces que no nos acordamos de algo y cuando menos lo esperamos nos viene a la cabeza, y otras veces intuimos que algo que nos viene a la mente y que no recordamos haberlo vivido estamos seguro que es una vivencia nuestra, también hay personas moribundas que tienen visiones y recuerdos de hechos que nada tienen que ver con la vida que están a punto de dejar.

Esa fuente de donde proceden esos recuerdos es esa supra-conciencia individual que está relacionada con la memoria o archivos generales situados en la cuarta región del Mundo del Pensamiento, donde, lo que se ve, se oye o se estudia no se puede expresar a través del cerebro. Hay otra memoria de la naturaleza más elevada aún pero, según los iniciados de varios grados, ni siquiera ellos pueden acceder a ella. Así es que a la pregunta que encabeza este artículo podemos responder que si no somos conscientes ni siquiera del cuerpo etérico más cercano al cuerpo físico ¿Cómo vamos a serlo de la memoria de otras vidas que se encuentra en el mundo más elevado de los varios en donde estamos evolucionando? Estoy seguro de que, quien sea escéptico ante estas enseñanzas ocultas, pensará que es absurdo, pero lo cierto es que el hecho de no recordar lo que hicimos en nuestra infancia no nos tiene que hacer pensar que no tuvimos infancia.

El hecho de nacer con grandes habilidades físicas o mentales, el hecho de sentirnos muy bien con alguien que acabamos de conocer pero que parece como si le conociéramos toda la vida, el hecho de casarnos locamente enamorados con alguien cuyo carácter y fisonomía nunca hubiéramos imaginados, el hecho de que una persona sumamente buena tenga toda una vida de sufrimiento o lo contrario, etc., demuestran que todo eso ocurre porque existe el renacimiento, y si existe el renacimiento sería absurdo que no se guardarán los hechos que ocurrieron en cada uno de ellos. Según purifiquemos el carácter vida tras vida iremos limpiando nuestros cuerpos superiores (de deseos y mental) y nos quitaremos todo el karma que impide que nuestra conciencia acceda a esa memoria. Aún así, quien se hace esta pregunta no se ha puesto a pensar en las consecuencias de tener conocimiento de lo que hizo mal en el pasado. ¿Qué ocurriría si supiéramos lo que hicimos de mal a la persona que hoy es nuestra pareja o lo contrario? ¿de qué serviría recordar el mal que hicimos (muertes, robos, violaciones, etc.) hace tres vidas, además de torturarnos y amargarnos la existencia? ¿No impediría eso el desarrollo de esta vida y la buena relación y los frutos que debemos extraer de esta vida? Cuando dedicamos la vida íntegramente al Espíritu y a servir amorosamente a los demás es cuando estamos creando el medio de ser conscientes fuera de nuestro cuerpo físico, y cuando se persiste durante varias vidas en esa misma línea se consigue leer la memoria que desde hace unos siglos está guardada en uno de los éteres más elevados que conforman el cuerpo etérico; esa es la lectura más fácil y cercana a nuestra conciencia que tenemos.

Hay quien opina que, además de saber lo que hicimos en el pasado, deberíamos saber lo que nos trae el destino en la presente vida como efecto de lo que hemos hecho en las anteriores. Tanto en un caso como en otro sería una equivocación, retrasaría el progreso del Alma y muy posiblemente no podríamos hacer frente al destino después de saber las barbaridades y maldades que por ignorancia cometimos en el pasado. Las leyes divinas demuestran su sabiduría al no permitirnos recordar nuestras vidas hasta que no hemos alcanzado cierto grado de desarrollo espiritual. La Ley de Consecuencia y el estado post-morten se encargan de que liquidemos las deudas pendientes y de que suframos lo que nos corresponde por el mal causado a los demás sin que recordemos cómo y porqué, sólo cuando estemos espiritualmente preparados para afrontarlo será cuando se nos brinde la oportunidad de acceder a esa memoria de la naturaleza. Es necesario razonar esta explicación para que quede claro que si supiéramos lo que hicimos de mal en el pasado podríamos intuir o casi saber lo que nos trae el destino como karma negativo, lo que sería una vida de sufrimiento y de temor ante la que nos sentiríamos indefensos ¿o es que no es más fácil afrontar el destino como ignorantemente lo hacemos ahora que no sabiendo que en determinadas circunstancias nos puede ocurrir tal o cual desgracia? Si queremos acelerar nuestro desarrollo con tal de poder obtener el poder de leer en la memoria de la naturaleza, deberíamos comenzar por auto-observarnos y auto-analizarnos. Estudiándonos así podremos ver cuáles son nuestros defectos para no caer en ellos, y cuáles son las virtudes que necesitamos o que nos gustaría alcanzar, lo que sería una línea de conducta en la manera de sentir, de desea y de pensar.

Hay una cosa muy clara respecto a este tema que debe servir como consuelo a los aspirantes espirituales y de ocultismo, y es que una vez alcanzado el poder de salir del cuerpo conscientemente ya no se pierde más salvo que, desde el punto de vista físico, el cerebro se vea afectado por las acciones ignorantes y por ciertos vicios del hombre. Cuando por el propio desarrollo espiritual se alcanza el poder de leer en los mundos superiores se comienza por leer en el éter reflector del cuerpo etérico y luego se continua con la memoria que, como se ha dicho, hay en el Mundo del Pensamiento, sin embargo, dudo de que, llegado ese momento, el aspirante esté más interesado en aprender a leer en la memoria que en servir amorosamente a la humanidad.

Francisco Nieto

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¿Hay alguna manera de evitar el Purgatorio y de disfrutar más del Cielo?



¿HAY ALGUNA MANERA DE EVITAR EL PURGATORIO
 Y DE DISFRUTAR MÁS DEL CIELO?

El Espíritu, inmortal, separado de Dios temporalmente y hecho a imagen y semejanza de Su Padre que está en los Cielos, tiene los poderes latentes de su creador pero necesita descender a los mundos inferiores y obtener cuerpos personales para auto-reconocerse como un Yo individual y para desarrollar la mente y la voluntad. Esto lleva al hombre (en un determinado punto de su evolución) a hacerse responsable de su propios actos y a hacer frente y a acatar las leyes divinas, y por eso en el pasado pasaba mucho tiempo en su infierno particular, algo menos en el purgatorio y casi nada en el Cielo. Comenzando por el cuerpo físico, el Ego se rodea de cuerpos que ocultan su naturaleza divina y será en un futuro, aún lejano, cuando desechemos definitivamente esos cuerpos para funcionar como Espíritus en los mundos espirituales. Como es arriba es abajo, y lo que ocurrirá en un futuro desde el punto de vista de la total evolución, ocurre ahora vida tras vida. Cuando llega la muerte abandonamos el cuerpo más denso que es el físico. Después, esas mismas leyes divinas y sus agentes ejecutores hacen que abandonemos el siguiente cuerpo de materia un poco menos densa (el cuerpo etérico) para pasar al Mundo de Deseos que es donde está el Purgatorio y el Cielo. Y es aquí, en este mundo, donde en el estado de conciencia post-morten, la ley de repulsión del mal hace que suframos cada vez que tomamos conciencia del mal que hemos hecho y por cada materia de deseos y emocional negativa que nos arrancan. 

Mientras no nos deshagamos de esa materia grosera y de baja vibración no podemos ascender al Cielo, que es como decir que, mientras no nos deshagamos de esa materia más densa de nuestra aura (como ocurrió antes con el cuerpo físico) estaremos atados al Purgatorio. Sin este trabajo de espiritualización post-morten no habría casi evolución en la próxima vida y continuaríamos con el mismo carácter. Si de verdad quiere el lector extraer un beneficio moral, intelectual y espiritual de estas enseñanzas debe olvidarse por completo de la idea de que el Purgatorio es un castigo pues, al igual que la ley de la gravedad, las leyes inmutables que rigen en nuestro universo hacen que cada uno afronte los efectos de las causas que cometió mientras estuvo en su cuerpo físico. Lo mismo que las leyes divinas hacen que abandone el cuerpo físico cuando ése ya no sirve o cuando el mismo hombre le ha hecho inservible, así también esas leyes arrancan la materia grosera y de más baja vibración del cuerpo emocional para que el Ego pueda seguir su ascenso hasta deshacerse de todo lo personal y prepararse para un nuevo renacimiento en un mejor ambiente y con una nueva personalidad.

La voluntad del hombre común no puede cambiar las leyes de la naturaleza y menos aún las espirituales que gobiernan los mundos superiores. Sólo cuando el hombre se conoce a sí mismo y se desarrolla espiritualmente lo suficiente como para expresar sus poderes como Espíritu es cuando comienza a liberarse de dichas leyes, por tanto, antes de hablar de cómo evitar el Purgatorio hay que hablar de desarrollo espiritual. La primera etapa a superar por cualquier persona es la de comprender que todo lo que atrae material y egoístamente a la personalidad no sirve para nada en el Cielo; la segunda sería la de que eso mismo que retiene a la personalidad aquí y todos aquellos apetitos y deseos carnales, pasionales, etc., lo único que engendran es sufrimiento en el Purgatorio; y tercero y como consecuencia de lo anterior, hay que dejar claro que quien desee llenar la necesidad de desarrollo espiritual con lo personal, no lo conseguirá porque lo personal no existe en los mundos superiores. El hombre no puede conocerse a sí mismo ni gozar de paz y de verdadera felicidad hasta que no sea dueño de sus vehículos como Alma evolucionante que es. En el interior de cada uno de nosotros hay un germen divino que en cada renacimiento intenta abrirse paso a través de la personalidad, y mientras no se auto-observe y se auto-analice para después comenzar a trabajar a favor del Espíritu siempre estará engañado por la personalidad y siempre pasará por el Purgatorio después de la muerte del cuerpo físico.

Vivimos en Dios, nuestra conciencia está evolucionando en la conciencia de Dios, nuestra recién nacida mente es parte de la mente de Dios y nuestros deseos personales se tienen que transformar en voluntad de Dios. El cuerpo físico y sus sentidos, el mundo físico y el Sol físico, y como efecto de todo eso el Purgatorio, representan las tinieblas que ocultan la verdadera luz que brilla en los Cielos y mundos espirituales, una luz que procede directamente de Dios y (aunque no queramos aceptarlo) donde vivimos, evolucionamos y tenemos nuestro Ser. Por consiguiente, y aunque la mayoría de las personas sean ignorantes de ello, en cada vida estamos experimentando en lo inferior pero bajo la estrecha vigilancia y reacción de lo superior sobre nosotros. Así que, cada deseo, sentimiento, emoción o pensamiento causado por el hombre, tiene una respuesta de las leyes divinas o leyes superiores, y cuanto más elevadas sean las causas del hombre más enérgica será la respuesta de los mundos espirituales que no son otras que los agentes de Dios que gobiernan y dirigen la evolución de la humanidad en general. No es lo mismo los esfuerzos del hombre egoísta y materialista que hace leyes para beneficio propio que el esfuerzo como respuesta a la inquietud procedente de ese germen espiritual que todos llevamos dentro. Cuando más se abandonan esos esfuerzos personales para escuchar la voz interna que se oye cuando en la meditación nos auto-observamos, más permitimos que las leyes superiores actúen sobre nosotros y más evitamos el Purgatorio para acercarnos al Cielo.

Mientras nosotros pongamos nuestra voluntad al servicio de lo personal y en contra de la voluntad universal, no podremos elevarnos sobre el Purgatorio ni nos podremos identificar con la Voluntad de Dios. La voluntad representa al Espíritu y mientras esa voluntad no esté centrada en desarrollar deseos, sentimientos, emociones y pensamientos positivos, no nos estaremos alejando lo más mínimo del sufrimiento post-morten. El que escucha la voz de su Alma en momentos de meditación y en cada aquí y ahora y el que es auto-consciente de sí mismo en todo momento, es el que está eliminando su propio Purgatorio a través de la buena voluntad; el que utiliza sabiamente su voluntad y cuida, gobierna y purifica sus cuerpos es el que se eleva a pasos agigantados hacia el Cielo; pero el que nace y muere habiendo sido gobernado por sus deseos y emociones personales y el que ha dado rienda suelta a su imaginación personal y a puesto a la mente a su servicio, no encontrará nada más que dolor, desesperación y desengaño tras la muerte.

Toda vida existente es parte de la Vida de Dios y lo que parezca vivir fuera de Dios es que no es vida. Nosotros vivimos engañados por los sentidos y dominados por los deseos egoístas y las bajas emociones con las cuales colaboran la mente y la voluntad sin que nos demos cuenta. No queremos admitir que si queremos elevarnos hacia el Cielo tenemos que ser dueños de nuestros cuerpos y buscar la Verdad dentro de nosotros. Para estar en el Cielo donde trabajan las leyes de Dios tenemos que desear, sentir y pensar imitando la forma que tendría de expresarse Dios en nosotros. Solo uniéndonos a la Verdad conoceremos la Verdad, y sólo olvidándonos de todo aquello que nos separa como hermanos, alcanzaremos un estado de conciencia y de felicidad que nos hará vivir el Cielo. Estamos tan acostumbrados a leer palabras como éstas sin ser auto-conscientes de su significado que, en la mayoría de los casos, no le damos importancia y no dejamos que hagan el efecto espiritual que podrían hacer en nosotros. Sin embargo, sí que ponemos empeño e intención en practicar el desprecio, la crítica, el rencor, el odio, los malos deseos y la mala voluntad en general.

Es necesario vivir conscientemente en Dios o escuchar en el silencio la voz de Su vida (que es nuestro verdadero ser) para comenzar a vivir ese Cielo deseado incluso estando aquí en la tierra. No es a través de los halagos de los sentidos, ni del deseo material, ni del egoísmo, ni del mal uso de la mente y de su poco razonamiento como vamos a encontrar esa Verdad que sólo encontraremos en el Cielo. Quien piense que puede vivir fuera de Dios no encontrará nada que le lleve al Cielo pero sí mucho que le haga sufrir y que le desvíe de la Verdad y de Dios Mismo. Nadie puede vivir fuera de Dios ni nadie puede disfrutar del mundo si no fuera porque lo mantiene Dios. Quien sabe que todo lo que nos rodea procede de Dios (de lo invisible como nuestro cuerpo físico procede de la materia invisible) podrá valerse de ello para eliminar de sí mismo el Purgatorio y para crearse su cielo. Hay una relación entre todo lo existente y visible y las causas que lo crearon y lo invisible, cuando creamos causas de acuerdo a las leyes invisibles estamos conectando con lo superior y eliminando de nosotros lo inferior.

El hombre tiene que desarrollar su voluntad, su mente y todos los poderes que como Espíritu o hijo de Dios tiene, y eso no se puede conseguir sin las experiencias que aquí tenemos gracias y a nuestros diferentes cuerpos, por tanto, las experiencias en el mundo físico son necesarias. Pero este hecho no justifica lo que la mayoría de los que buscan una vida superior hacen, que es justificarse diciendo que no tienen tiempo para dedicarlo al Espíritu. Quien de verdad desea vivir una vida espiritual (además de cumplir con sus deberes y responsabilidades) busca tiempo y lugar para meditar u orar aunque solo sea 15 minutos, porque cuando más se retrase esta decisión y más enfoquemos nuestra conciencia en lo material y personal, más nos alejaremos de ese Cielo. Para imitar a Cristo en deseos, voluntad, sentimientos y pensamientos, no necesitamos apartarnos del mundo ni aislarnos de los demás, porque es más bien lo contrario; se puede estar escribiendo o haciendo cualquier otra cosas controlando la mente para que no piense por sí misma mientras observamos nuestras manos como parte del instrumento que es nuestro cuerpo físico; podemos enfocar nuestra atención en todo lo que nos rodea y ver la Vida de Dios en ello; podemos observar a los demás pensando consciente y voluntariamente que son nuestros hermanos, tengan el aspecto que tengan; y podemos observar nuestros deseos, nuestros sentimientos y a nuestra mente para analizar su naturaleza y cambiarla si es necesario. No deberíamos permitir que nuestra mente piense por sí misma porque si no lo impedimos se dejará dominar por los deseos y emociones personales y terminará criticando, enjuiciando, culpando a otros, excusándose y otros muchos aspectos negativos. ¿No es, pues, esto una manera de trabajar a favor del Espíritu? Todo lo grosero y negativo mencionado y llevado a la práctica origina y atrae negatividad en nuestra aura, y esas negatividades y bajas vibraciones son las que nos llevan al Purgatorio y nos impiden elevarnos al Cielo.

Si la voluntad está por encima de la mente y tiene control sobre ella, y ésta a su vez sobre los deseos, las emociones y, como consecuencia, sobre el cerebro y el sistema nervioso, solo tenemos que estar atentos a nosotros mismos para que nuestra voluntad tenga buenas intenciones y para que utilice a la mente para expresar lo que esté de acuerdo con esa Vida de Dios, nuestro Padre que está en los Cielos. Dado que tenemos conciencia propia y nos sentimos individuos identificados con nuestra mente, con nuestros deseos y emociones y con nuestro cuerpo físico, creemos vivir en un solo mundo físico aislados de todo lo demás. Pero el ocultista y aspirante espiritual sabe que no es así y que, por mucho que algunos lo nieguen, no podemos vivir “fuera” o “separado” de Dios como tampoco podemos vivir sin oxígeno para respirar. El Cielo representa a algo perteneciente a Dios para el común de la humanidad, por tanto, para acercarnos al Cielo debemos acercarnos a Dios, y puesto que vivimos en Dios y no nos damos cuenta de ello, está claro que para encontrarle debemos buscar en nosotros mismos como hijos (Espíritus) suyos que somos. Ahora bien, ¿por qué medios podemos acercarnos a Dios más rápidamente? es decir ¿cómo podemos evitar el Purgatorio? la respuesta es orando y meditando. El hecho de ser conscientes de nosotros mismos y de auto-observarnos con atención ya nos hace practicar la concentración, la observación y el discernimiento; lo que significa que podemos ser creadores de causas y respuestas positivas en todos los sentidos. La oración se podría considerar otra forma de meditación siempre y cuando se tenga presente a Dios y su Obra como medio de acercarnos a Él. Por eso se dice que a menos que nuestra vida esté dedicada consciente y voluntariamente a la oración, nuestras plegarias no tendrán respuestas ni obtendremos medios para ganarnos ese Cielo. Esto es estar en armonía vibracional con la Vida de Dios y actuar en nombre Él.

Si queremos progresar por medio de las experiencias y de las oportunidades debemos hacer todo como si fuera para Dios, pero si nos dejamos llevar por la personalidad y buscamos excusas para no trabajar en Su Nombre, entonces esas oportunidades desaparecerán. Cuando el hombre sigue unas enseñanzas como estas y se auto-observa y analiza a diario crea unos hábitos por medio de la repetición, la misma repetición que desde hace eones le ha llevado al Purgatorio vida tras vida. Pero cuando esa repetición crea unos hábitos centrados en Dios y busca la manera y el lugar, incluso de apartarse del mundanal ruido para entregarse a su Espíritu, entonces puede decir que ha encontrado el sendero. El único error en esta práctica es que se convierta en una monotonía y en algo automático donde falta la devoción, la adoración, la alabanza y la persistencia. Por tanto, es conveniente preguntarse de vez en cuando ¿estoy creando un Purgatorio o un Cielo en mí mismo? Si no hay aspiración, anhelo, deseo sincero, buena voluntad y amor hacia Dios y hacia el prójimo, no estaremos evitando el Purgatorio. Y si no hacemos una verdadera invocación y una autentica oración, todo será palabrería, falsedad y automatismo que, más pronto que tarde, nos desviará del camino del Cielo.

Es evidente que si estamos hablando de evitar el Purgatorio y de ganarnos el Cielo es porque estamos convencidos de que algo nos llevamos después de la muerte del cuerpo físico, y que ese algo es lo que hará que estemos o no en alguno de esos “lugares” más o menos tiempo. Por tanto, es lógico que nuestra estancia post-morten en el Purgatorio o en el Cielo esté basada en el bien y en el mal que hayamos podido causar en la última vida, lo que significa que debe haber un mecanismo para que eso ocurra. Luego entonces, ¿cómo podemos evitar el Purgatorio? Hasta aquí hemos visto una serie de aspectos que nos ayudan a alcanzar y a estar más tiempo en el Cielo principalmente pero, aunque además de esto también evitemos en parte el Purgatorio, nadie del común de la humanidad está tan preparado como para pasar directamente al Cielo. Así es que, si hemos de intentar evitar el Purgatorio estando aquí en la Tierra, está claro que además de hacer el bien y evitar hacer el mal, debemos borrar del archivo de las experiencias todo aquello que nos pueda llevar a dicho estado de conciencia celestial. Teóricamente, para llegar al Cielo es necesario pasar por el Purgatorio como para llegar de un continente a otro tenemos que hacerlo por mar o por aire. Pero el verdadero ocultista y aspirante espiritual sabe que dicho mecanismo nos puede facilitar lo que deseamos si de verdad somos persistentes en hacer el ejercicio nocturno llamado “retrospección”.

El ser humano tiene una “película” o mejor dicho, un átomo donde, a modo de “memoria” o “disco duro”, se está guardando todo lo que decimos y hacemos y todo lo que ocurre a nuestro alrededor y que esté al alcance de nuestra consciencia y de nuestra visión. Esto ocurre gracias a un tipo específico de éter (como el éter permite que una imagen se grabe en un negativo de una cámara) que transporta esas imágenes por medo del aire que respiramos para pasar por los pulmones y terminar en el ventrículo izquierdo del corazón, que es donde está dicho átomo. La película guardada en ese átomo es la que nos llevamos y la que decidirá cuál va a ser nuestro destino, si el Purgatorio o el Cielo. Lo que significa que la “retrospección” trata de borrar el aspecto negativo de nuestras actitudes cotidianas y de nuestro carácter para intentar no tener que sufrir en el Purgatorio. En el Purgatorio se borra el recuerdo de las malas acciones por medio del remordimiento y de una experiencia penosa de acuerdo a las grabaciones negativas que tengamos en nuestra aura o cuerpo emocional. Esta es la manera que el Purgatorio tiene de que evitemos hacer el mal en futuras vidas. Lo mismo que en los colegios y en las universidades unos se esfuerzan más y se adaptan mejor que otros y terminan por dejar muy atrás a éstos, así en la evolución de la humanidad hay hermanos mayores nuestros que han investigado en los mundos superiores todo el método de evolución y el proceso post-morten y han ideado el ejercicio de la retrospección para ayudar a la humanidad.

La retrospección trata de hacer, respecto a las actividades diarias, lo mismo que hace el Purgatorio respecto a toda la vida pasada a partir de llegar al Mundo de Deseos. Esta es la manera más fácil y cómoda de evitar el Purgatorio ya que si, por un lado intentamos hacer el bien y por otro intentamos no hacer el mal, está claro que si hacemos la retrospección cada noche poco tendremos que “sufrir” voluntariamente a modo de Purgatorio personal. Como ocurre en la recopilación de la película que nos llevamos y que vemos nada más morir (la vemos desde la muerte hasta el nacimiento) y en el Purgatorio, también se hace lo mismo en el ejercicio de la retrospección, primero se analizan las imágenes de antes de acostarnos y se termina con las de la mañana. El fin es ver cómo ciertos hechos o efectos son el resultado de lo que hemos dicho o hecho, o incluso cómo esto último puede ser el efecto de lo que hemos pensado y sentido en determinado momento. Llegado a este punto es necesario comprender que la retrospección no es una mera visualización de los hechos del día, ni tampoco que haya que hacer un simple arrepentimiento de algo que hayamos hecho mal, la retrospección va más allá y tiene que tener el mismo efecto que el Purgatorio si se quiere evitar éste después de la muerte. Este ejercicio también tiene su efecto positivo respecto al Cielo siempre y cuando tomemos conciencia del bien que hemos hecho y que nos han hecho otros y revivamos y valoremos todo como un medio para seguir haciendo el bien.

Como lo que estamos tratando es la manera de evitar el Purgatorio por medio de la retrospección, ha de quedar claro que de lo que se trata es de revisar o volver a ver mentalmente, todo lo que hemos hecho desde la noche hasta la mañana para ver dónde hicimos mal (hechos, palabras, malos sentimientos y pensamientos…) y ponernos en el puesto de los demás para sentir ese mal en nosotros mismos. Es imprescindible que el remordimiento produzca una profunda contrición cuando se revisa una determinada causa negativa, sólo eso podrá borrar ese hecho del átomo que se encuentra en el corazón. Cuando esto se hace así noche tras noche, el átomo se irá limpiando de tal manera que, a la hora de la muerte, no tengamos nada que nos retenga en el Purgatorio. Por otro lado y si es que se hace el ejercicio correctamente, es evidente que cada día será más fácil hacer más cosas buenas y menos malas. La gran ventaja de hacer bien la retrospección no es sólo que no sufriremos en el Purgatorio, sino que también tendremos mucho tiempo libre para ayudar a otras muchas Almas, tanto allí como aquí. El hecho de no tener que comer, dormir ni trabajar en el Mundo de Deseos nos permite hacer grandes obras espirituales que acelerarán el desarrollo del Alma, lo que, a su vez, nos facilitará más poderes espirituales para la próxima vida.

Francisco Nieto

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