AFRONTANDO UNA NUEVA ETAPA
A quienes, en esta
vida, les ha llegado el gran momento de adquirir un nuevo conocimiento que les
ayudará a cambiar sus vidas y, por tanto, sus destinos, es posible que ese
hecho les parezca algo maravilloso, fascinante o increíble. El conocimiento al
que me estoy refiriendo es al esotérico aunque, como es obvio, un cambio
interno o de conciencia también nos puede venir por otras fuentes. Suele
ocurrir que las personas que ya han estado en contacto con esas enseñanzas en
otras vidas anteriores, vuelvan a contactar con ellas con el fin de adquirir o
prepararse para la iniciación, si es que se lo merece y en su anterior vida no
se desvió hacia el lado negativo o de la magia negra. Puede ocurrir que se
dediquen durante años a ir de conferencia en conferencia, de “maestro” a
“maestro”, de escuela en escuela, y entre tanto leer un montón de libros de muy
variados autores. Evidentemente algo aprenderán, tanto en conocimientos ocultos
como en otros de auto-ayuda y espiritualidad, pero si no lo aplican a sus vidas
poco adelantarán respecto a lo previsto en sus destinos. Son pocos los que se
centran en un solo lugar o escuela, pero los que lo hacen extraerán mucho más
beneficio que los que andan de un lado para otros, y de éstos “pocos” son menos
aún los que se inscriben y pertenecen a una escuela iniciática donde poder
continuar en esta vida.
En los muchos años
que llevo en el mundo del ocultismo he conocido —a través de su literatura—
tres escuelas que me han enseñando mucho y que, por tanto, me han sido muy
útiles tanto para adquirir conocimientos como para mi propio desarrollo
espiritual. Hay otras escuelas, como es natural, pero para mí son de menor
importancia en todos los sentidos, por tanto, escuelas de ocultismo muy
reconocidas desde hace un siglo hay tres y son las siguientes: La Fraternidad Rosacruz
de Max Heindel —escuela iniciática—; la Escuela Arcana de Alice Bailey;
y la Sociedad Teosófica
de Mme. Blavatsky. La escuela Arcana y la Teosófica son escuelas cuyas enseñanzas proceden
de oriente y fueron dadas por unos Maestros iniciados muy conocidos por su
relación con ese lugar misterioso llamado Shamballa. La Fraternidad Rosacruz
es una Escuela para occidente cuya enseñanza procede de los más grandes iniciados
de la Tierra,
por tanto, su filosofía es más fácil de
entender y asimilar que las otras de tipo oriental. Las primeras ayudan a
cualquier persona que “busque” y se esfuerce por progresar espiritualmente en
esta vida y sean del continente que sean; sin embargo la Rosacruz es una escuela
para los aspirantes espirituales de occidente. La iniciación se puede alcanzar
por diferentes caminos, y las enseñanzas ocultas de estas escuelas es uno de
ellos, sin embargo, lo mismo que es mejor pertenecer y centrarse en una escuela
que andar buscando de un sitio para otro, también es mejor pertenecer a una
escuela iniciática occidental que a otras cuyos lenguajes son a veces
imposibles de comprender y de traducir. Esto no significa que esas escuelas
sean peores que la Rosacruz,
lo que digo es que la
Rosacruz es diferente porque tiene una formación que va desde
los primeros pasos como un simple estudiante hasta la preparación adecuada y
necesaria para alcanzar las correspondientes iniciaciones según el esfuerzo y
sacrificio que el aspirante espiritual haga.
La iniciación es un
despertar y una elevación de la conciencia como efecto del poder espiritual
adquirido en una o varias vidas, por tanto, nadie la puede conceder a cambio de
favores, dinero, ni nada parecido. Ésta debe ser merecida gracias al amoroso y
desinteresado servicio a la humanidad y por otros ideales elevados llevados a
la práctica, normalmente, en varias vidas. Así es que, generalizando, quien
contacta con una de estas escuelas, no sólo trae ya un gran bagaje de otras
vidas sino que, además, debe continuar ese trabajo de una manera persistente y
precisa a la vez que despacio pero sin pausa. Estudiante de ellas puede ser
cualquiera porque tienen centros donde imparten sus enseñanzas y hacen sus
servicios ocultos y devocionales o bien lo pueden hacer por correspondencia.
Pero el primer paso serio e importante es el llamado “probacionismo” que es
cuando la persona interesada se compromete seriamente a trabajar por su
Espíritu; este paso es previo al de discipulado cuando, como la palabra indica,
se es discípulo de un Maestro. Por consiguiente, el que desea hacerse
voluntariamente probacionista debe tener claro que debe respetar y cumplir las
normas y hacer los ejercicios y servicios que la escuela tiene para acelerar su
desarrollo espiritual. Naturalmente que, cuanto más preparado moral,
intelectual y espiritualmente esté menos le costará al aspirante y si, a la
vez, ha vencido o no ha caído en ciertos vicios que suelen dominar —alcohol,
tabaco, drogas, crítica, espiritismo, …— más poder tendrá para superar otras
pruebas más sutiles.
La vida cotidiana de
un aspirante a la iniciación, que conecta en esta vida con una escuela seria de
ocultismo, es algo fácil en sus primeros grados —interesado o estudiante— pero
bastante más difícil para algunos en el grado de “Probacionista”. En el primer
grado no hay obligaciones pero, además de la adquisición del conocimiento
oculto, el estudiante debe acostumbrarse a hacer toda una serie de ejercicios
—concentración, meditación y observación— o llevar a la práctica durante el día
la oración, el discernimiento, la devoción a Dios, el servicio a los demás y el
dominio de la mente para que no piense por sí misma y para utilizarla con el
fin de no pensar mal y evitar malos deseos y sentimientos. Pero para el
probacionista, además de todo eso: Las lecturas y enseñanzas deben ser
meditadas; los ejercicios espirituales deben ser hecho con el corazón;
—devoción y adoración a Dios— la observación del mundo y la propia observación
deben ser hechas con responsabilidad, profundidad y franqueza para poder
corregir las actuaciones o expresiones; la palabra deber controlada para que no
critique u ofenda; la mente no debe pensar por sí misma sino que debe estar
atenta a lo que ocurre para que sus respuestas sean responsables y
bienintencionadas; en las mañanas debe haber una auto-programación para tener
una actitud positiva en todo lo que se haga durante el día; por las noches es
revisará esa auto-programación para ver dónde se ha fallado; y durante el día
se procurará hacer todo como si fuera para Dios.
Si bien es cierto que
el aspirante cae muchas veces en tentaciones y pruebas, también lo es que gran
culpa es de que no sabe escuchar a la vez que habla demasiado o pretende saber
mucho. Hay un proverbio que dice que la sabiduría viene de saber escuchar y que
el arrepentimiento tiene su mayor causa en el hablar; por consiguiente, el
principiante en el mundo del ocultismo así como los propios ocultistas,
deberíamos tener esto muy presente puesto que todos —unos más y otros menos—
metemos la pata de alguna manera, bien por pensar mal o no entender lo que
escuchamos o bien porque hablamos sin razonar y sin analizarnos cuando nos
expresamos. No es lo mismo oír que escuchar, oír es permitir que los sonidos o
palabras entren en nuestros oídos, pero —en la mayoría de los casos— sin
prestar atención y, como efecto, sin apenar ser conscientes de lo que oímos.
Escuchar, es permitir lo mismo pero con la atención puesta en quién, cómo o qué
nos hablan, es decir, estando presente como un yo consciente. Cuando somos
conscientes en cada momento “presente” de que somos un Yo que percibe gracias a
los sentidos y a la mente, podemos controlar perfectamente nuestros sentidos y,
por tanto, escuchar y hablar lo correcto y preciso.
Estamos de acuerdo en
que esto no es fácil pero eso no significa que sea imposible. Hablar menos y
escuchar más, no es pensar en lo que se va a decir a la vez que se escucha y
menos aún si la intención es de decir o responder con prepotencia,
superioridad, orgullo, etc. Es todo lo contrario, escuchar con humildad —con
intención de aprender, con compasión, con tolerancia, con comprensión, con
amor..— con una actitud meditativa, receptiva, interesada y serena. Hay una
gran diferencia entre escuchar desinteresadamente y escuchar con humildad y
compasión; como también la hay en oír y en escuchar buena música —clásica y
sacra principalmente— Cuando se escucha de esta manera se estimulan buenos
sentimientos, hay paz interior, se eleva la vibración de los cuerpos y nos
hacemos más sensibles a la influencia de nuestro Yo superior. Cuando varios
aspirantes espirituales se juntan y hablan sin control y sin razonamiento
previo, aún con la intención de estar en armonía, es más fácil que haya
contradicciones y malos pensamientos sobre lo que dicen otros que si todos
hablaran solamente cuando tengan algo importante que decir y previo
discernimiento. Es más, además de ser buenos oyentes, deberíamos ser unos
interlocutores simpáticos, conciliadores, tolerantes y comprensivos. Resumiendo
este tema diremos que escuchar con atención y consciencia desarrolla el Alma
Consciente y trae equilibrio y progreso.
Podríamos interpretar
estos últimos párrafos como una importante y correcta preparación para hacerse
probacionista puesto que el probacionista promete esforzarse por subyugar su
naturaleza inferior o personalidad al Yo superior. Alguna vez se ha dicho que
esta promesa es similar a la que se hacen dos personas cuando se casan, y es
que, en verdad, que algo de parecido tienen. En el matrimonio prometen ante
Dios amarse, respetarse y ayudarse; mientras que en el compromiso que hace un probacionista
también promete ante Dios —y ante un elevado iniciado— dedicar su vida a servir
amorosa y desinteresadamente a Dios y al prójimo y a purificar su personalidad
y carácter. Este es el significado del compromiso del aspirante para hacerse
probacionista, aunque el ritual no lo diga literalmente así. Hay que tener en cuenta
que el aspirante —una vez recluido en la soledad y el silencio— mantiene una
mano en el corazón y otra sobre la
Biblia en el momento de hacer la promesa. Además, y por dar
algún dato más puesto que los probacionista y discípulos tienen prohibido
comentar ciertas hechos, el momento elegido para esa promesa se calcula según la
fecha y lugar de nacimiento y según la latitud y longitud donde se viva entre
otras cosas. Así es como el probacionista da ese paso tan importante —si de
verdad lo lleva a cabo durante toda su vida— que hace que desde ese momento
—puesto que incluso se siente la presencia etérica del iniciado— este conectado
a ese gran iniciado representante de la escuela u orden oculta.
El compromiso del
probacionista hace que —entre otras cosas— no pueda comer carne ni utilizar
pieles de animales, pero también tiene otras muchas ventajas para la salud
psíquica y física. A partir de ahí el probacionista que cumpla con sus deberes
y responsabilidades estará protegido de ataques psíquicos tanto en estado de
vigilia como en los mundos superiores mientras duerme; cuanto más purifique sus
cuerpos más brillará su aura y más fácil tendrá dicho iniciado o sus discípulos
ayudar al probacionista. Otra de las “ventajas” del probacionista es que es
puesto a prueba por dichos iniciados para ver su fortaleza ante las tentaciones
que le pueden hacer caer en sus puntos más débiles. Son muchos los probacionistas
e incluso discípulos que se han rendido, se han aburrido por no saber buscar
los alicientes espirituales debidos, se han derrumbado a causa de su vuelta a
los vicios que ya habían superado, se pierden buscando lo fenoménico o
dejándose llevar por falsos maestros, o lo dejan decepcionados por determinados
hechos que, después de un tiempo, comprenden que no son tales. A partir de
entonces ya quedan desligados del Maestro o Iniciado, pierden su guía y
protección incluso en los trabajos que hacían por las noches en los mundos
superiores. Si queremos definir en pocas palabras el probacionismo lo haríamos
en dos frases: Primera: que al igual que el cuerpo físico necesita alimento
para mantenerse vivo y en buen estado de salud, así mismo debe el probacionista
alimentar el Alma; y Segunda: que debe olvidarse de su pasado personal y mirar
al futuro con sus más elevadas aspiraciones espirituales.
Cuando nos
comportamos como verdaderos probacionistas elevamos las vibraciones de nuestros
cuerpos y nos armonizamos con los mundos espirituales; cundo volvemos a los
vicios y costumbres del pasado creamos mala salud psíquica y física y nos
creamos un karma bastante más duro que el que hubiéramos creado si no nos hubiéramos
conectado a una escuela seria y no nos hubiéramos hecho probacionistas. Y es
que, si todo el mundo tuviera la posibilidad de ver de antemano el sufrimiento
que nos espera después de la muerte tras una vida perdida de vicio y maldad,
escucharíamos y razonaríamos más y nos dedicaríamos a hacer el bien en
pensamiento, palabra y obra.
De los que en esta
vida no les ha llegado la hora de contactar con una escuela seria de ocultismo,
—con todo lo que eso conlleva respecto al desarrollo espiritual— la mayoría no
se paran a pensar en que existen y tienen lo que tienen gracias a Dios y a toda
la humanidad del pasado —puesto que todo lo creado y existente hoy es gracias a
las obras y descubrimiento del pasado— y a la del presente que crean trabajo,
cultivan alimentos y hacen que podamos vivir mejor. Pero el estudiante de
ocultismo, y más aún el probacionista, saben esto así como que también debemos
dar gracias a las otras creaciones y jerarquías que Dios ha creado y que
colaboran con nuestro desarrollo. Si nos paramos a pensar y a meditar lo
maravilloso que es vivir con amor hacia todo lo que nos rodea; vivir para
ayudar al prójimo allá donde nos encontremos y por los medios que tengamos;
admirar la belleza de la naturaleza; el valor de la buena música, el arte, la poesía;
y los millones de personas de buena voluntad que hay en el mundo sean de la
escuelas, secta o religión que sean. Entonces valoraríamos mucho más nuestra
vida individual y nos dedicaríamos a hacer algo por los demás y a colaborar en
la obra de Dios. No hay malas personas en el mundo son personas ignorantes de
la verdad, son personas que vienen a ponernos a prueba o a hacernos comprender
nuestros errores, son personas que no han llegado a nuestro nivel como nosotros
no hemos llegado a otro y por eso no lo comprendemos; son personas que vienen a
devolvernos el karma que en un pasado les hicimos a ellos; son personas, en
definitiva, que nos ayudan o al menos así debe verlo el aspirante espiritual.
Francisco Nieto Vidal
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