FILOSOFIA AVANZADA
Max Heindel
PREFACIO
La serie de catorce lecciones impresas en
este tomo forman parte de las noventa y nueve lecciones mensuales enviadas por
el autor a sus estudiantes durante los últimos años de su vida. Las restantes han sido publicadas en otros
volúmenes y bajo diversos títulos.
Estos libros contienen los tesoros inestimables
de las últimas investigaciones de este gran místico y llevan un mensaje de amor
cristiano impregnado de sabiduría divina, que solamente un iniciado en los más
profundos misterios podría transmitirnos.
Esperamos que estas lecciones serán para
muchos, el medio de reintegrarlos al Señor y fortalecer su reverencia y amor
por Cristo.
LECCIÓN I
EL PODER CREADOR DEL PENSAMIENTO
Cuando el Ego por primera vez entró en
posesión de sus vehículos en la Época Lemúrica, no poseía ni cerebro ni
laringe.
Para llenar esta deficiencia, la mitad de la
fuerza sexual creadora, que antes había sido empleada solamente para la
propagación, fue entonces dirigida hacia arriba para construir esos órganos por
medio de los cuales fuera posible producir el pensamiento y la razón y que el
pensamiento pudiera ser comunicado a los demás. Así vemos que el pensamiento es
creador, porque fue derivado por medio del instrumento de la fuerza creadora.
Igualmente es creadora la voz, es decir, la palabra hablada tiene poder de
crear por la misma razón; porque tiene origen en la fuerza creadora. De ahí se deduce que si conserváramos la
fuerza sexual, dispondríamos de una mayor cantidad de poder para los procesos
de razonar, y nuestra mente se robustecería mucho más que en el caso de una
persona que desgasta su fuerza creadora.
Sin embargo, esta fuerza debe ser usada en forma de trabajo
constructivo, mental o físicamente; o transformando en servicio útil a la raza
humana; de otra forma causaría molestias.
Si solamente se almacena, puede eventualmente
producir disturbios mentales, emocionales o nerviosos, o sufrimientos varios.
El pensar es un proceso muy complicado, que
envuelve no solamente el empleo del cerebro físico, sino también el del cerebro
etéreo, el cuerpo de deseos y la mente o cuerpo mental. El proceso es el siguiente: nosotros mismos,
como Egos, funcionamos directamente en la sustancia sutil de la Región del Pensamiento
Abstracto que hemos especializado dentro de nuestras propias auras. Aquí observamos el mundo exterior por nuestra
cadena de vehículos y sus facultades, que vulgarmente llamamos sentidos. De las
imágenes así creadas, formamos nuestras conclusiones respecto a las cosas observadas,
cuyas conclusiones son ideas. Por el
poder de la voluntad proyectamos una idea de la mente, donde toma una figura
concreta como una forma de pensamiento, vistiéndose de materia mental, la cual saca
de la Región del Pensamiento Concreto. Esta forma de pensamiento se envuelve
entonces generalmente en materia de deseos, lo cual le da más vida. Esta forma
de pensamiento compuesto, puede entonces accionar sobre el cerebro etéreo y
empujar a la fuerza vital a través de los indispensables centros cerebrales y
nerviosos, hasta los músculos voluntarios que producen la acción. Así, el pensamiento es la fuente original de
toda actividad.
El efecto de pensamientos de miedo y
preocupación es muy pernicioso para el desarrollo del alma. Las vejaciones
forman una condición en la cual las corrientes de deseos no se desarrollan en
largas líneas curvadas como lo hacen bajo condiciones normales, sino que el
vehículo de deseos se llena de remolinos –sólo de remolinos en casos extremos-.
Esta última condición muchas veces impide a tales personas el que hagan algo
que pudiese corregir la condición que les ha causado la vejación o el
miedo. Se podría comparar esto, al
estado del agua que está a punto de helarse como consecuencia de una temperatura
descendente. El miedo que se expresa en
forma de escepticismo, cinismo y pesimismo, puede compararse a la misma agua
cuando está helada, porque los cuerpos de deseos de personas que generalmente
tienen semejantes pensamientos, son casi inmóviles y nada de los que se diga o
haga, parece tener el poder de alterar esta condición.
Cada vez que uno alimenta estos pensamientos,
contribuye a helar la materia del cuerpo de deseos y construye una cáscara
azul-acero, en la cual la persona que toma la costumbre de fomentar miedo y
preocupaciones, se encontrará algún día encerrada y separada así del amor, la
simpatía y ayuda del mundo entero. Por
esta razón importa mucho el que nos esforcemos en ser alegres y optimistas, aún
en circunstancias adversas, pues de otro modo podemos encontrarnos en condiciones
desventajosas en el futuro.
La mente subconsciente es un muy importante
factor en el desarrollo del hombre. Con
cada inhalación, el aire que aspiramos lleva consigo una imagen exacta y
detallada de todo lo que nos rodea. El
más insignificante pensamiento, sentimiento o emoción se transmite a los
pulmones, dónde es inyectado en la sangre.
La sangre es uno de los más elevados productos del cuerpo vital. Las imágines de contiene se imprimen en los
átomos negativos del cuerpo vital, para servir como árbitros del destino humano
en el estado post mortem. Si una persona crea una forma de pensamiento, sea de
naturaleza constructiva o destructiva, y la proyecta fuera de sí, entonces,
cuando su acción ha terminado o su energía ha sido gastada en vanos esfuerzos
para lograr su objeto, gravita atrás volviendo a su creador y llevando consigo
el indeleble recuerdo de su viaje. Su
éxito o su fracaso están impresos en los átomos negativos del éter reflector y
forman parte del recuerdo de la vida y actividad del pensador, con el cual
algún día ha de tropezar.
El pensador destruye tejidos en el cuerpo
denso y es un hecho bien conocido de la ciencia el que pensamientos negativos,
destructivos, como los de miedo, sexualidad y sensualidad agotan el poder de resistencia
del cuerpo y por lo mismo dan acceso a las enfermedades. Las personas de una naturaleza alegre y
jovial, o las devotamente religiosas y llenas de fe y confianza en la Divina
Providencia, no crean nunca pensamientos negativos y por consiguiente, gozan de
mayor vitalidad y mejor salud que las sujetas a vejaciones y preocupaciones. Por medio de pensamientos de amor,
benevolencia y bondad, provocamos cualidades semejantes en otros y atraemos
hacia nosotros a todos los que poseen éstas cualidades. Este poder de pensamiento sutil y fuerte,
puede emplearse también para la curación de enfermos. Además, es por el
pensamiento abstracto que el hombre es capaz de elevarse por encima del mundo
material y ponerse en contacto con Dios.
Si formamos pensamientos de optimismo, de
bondad, benevolencia, ayuda y servicio, entonces estos pensamientos
gradualmente dan un calor a nuestra atmósfera, de un modo que expresa
exactamente todas estas cualidades y virtudes.
Y como nuestros cuerpos son construidos por la mente y tienen una
expresión de nuestra actitud mental, los mencionados pensamientos reaccionarán
sobre nuestros cuerpos físicos y todo lo que nos rodea trayéndonos salud y
bienestar material.
Esto explica el poder creador del
pensamiento. Es solamente un camino para probar la verdad de las palabras de
Cristo, que si buscamos al Reino de Dios y Su justicia, todo lo demás nos será
dado por añadidura.
LECCION II
EL TRABAJO DEL ASPIRANTE A LA VIDA SUPERIOR
LA MISIÓN DE CRISTO Y EL PERDÓN DE LOS PECADOS
Cuando la Tierra era aún una parte del Sol, había un espíritu de grupo único, compuesto de todas las jerarquías creadoras que ejercían el control sobre toda la familia humana. Pero como existía la intención de que cada cuerpo fuese el templo e instrumento de un espíritu habitante en él, se hizo necesario hacer una división en el gobierno de los hombres. Jehová vino entonces con sus ángeles y arcángeles, operando la primera gran división en razas.
Cada raza fue puesta bajo las órdenes de un Espíritu de Raza, y cada grupo de raza tenía como jefe superior a un Espíritu de Tribu. Jehová encargó, además, a un ángel que actuara como guardián de cada Ego hasta que el espíritu individual se hubiera fortalecido bastante para estar plenamente emancipado de toda influencia exterior.
Cierto número de arcángeles (espíritus solares) fueron dados a Jehová como auxiliares para reflejar los impulsos espirituales del Sol sobre la humanidad terrestre en la forma de religiones Jehovísticas de raza. Todas estas religiones de raza eran religiones de ley, según las cuales el pecado era la desobediencia de su ley. El principio fundamental de una religión de raza es la separación, porque enseña que cada uno debe buscarse a si mismo a expensas de otros hombres y naciones. Si este principio fuese llevado a su última conclusión, tendría necesariamente una tendencia cada vez más destructiva, y finalmente frustraría la evolución, si no fuera seguido de otra religión más constructiva. Por esta razón las religiones separatistas del Espíritu Santo tienen que ceder el paso a la religión unificadora del Hijo.
Por esta razón se hizo necesaria la intervención del Cristo. Bajo el régimen de Jehová la unidad era imposible y por esto el Cristo, que posee como vehículo más inferior el unificador Espíritu de Vida, entró en el cuerpo denso de Jesús. Él apareció como hombre entre los hombres y moró en un cuerpo humano, porque solamente desde adentro es posible vencer a la religión de la raza que ejerce su influencia sobre el hombre desde afuera.
La expresión “la sangre purificadora de Cristo-Jesús” quiere decir que, cuando corría la sangre en el Calvario, llevó consigo al gran Espíritu del Sol, Cristo, quien por este medio aseguró la admisión de la Tierra, y desde aquel momento ha sido el Espíritu Planetario habitante dentro de la Tierra. Él difundió Su propio cuerpo de deseos a través de todo el planeta, purificándolo así de todas las influencias viles que fueron creadas bajo el régimen del espíritu de raza. Bajo la ley todos pecaron, porque no habían evolucionado al nivel desde donde podían obrar bien por amor. La naturaleza de deseos se había hecho tan fuerte que resultó ser una imposibilidad para ellos el dominarla del todo, y por este motivo sus deudas se habían amontonado en proporciones enormes.
La evolución se hubiera retrasado enormemente y muchos no hubieran podido seguir con nuestra oleada de vida, si no se hubiese procurado alguna ayuda. Es por esta razón que vino Cristo “para buscar y salvar a los que estaban perdidos”. Él quitó el pecado del mundo (no del individuo), por Su sangre purificadora; la cual le permitió la entrada a la Tierra y a su humanidad. El purifico el cuerpo de deseos de la Tierra, y a Él le debemos si hoy podemos recoger para nuestros cuerpos de deseos, un material más puro que antes.
Por esta razón, Cristo es, en el verdadero sentido de la palabra, el Salvador del Mundo, tal como la Iglesia lo sostiene; porque la humanidad había ido tan lejos cuando pudo ir sola, y estuvo a punto de retroceder en la época en que Él vino. Además, los rayos etéreos del Cristo como Espíritu Planetario habitando en la Tierra, que irradian hacia fuera constantemente a través del hombre desde el centro de la Tierra y son absorbidos por él, constituyen “el impulso interior” para afanes más elevados, que es el factor principal, el cual empuja en los tiempos actuales al hombre, en el camino de su evolución.
El perdón de los pecados por obra de Cristo, tal como se enseña en la religión cristiana ortodoxa, es un hecho actual, que se puede conseguir por el sincero arrepentimiento y modificación de la vida, lo que limpia al átomo-simiente en el corazón del recuerdo de pasadas malas acciones. Cuando este átomo-simiente se ha limpiado así, las imágenes de estas acciones se disuelven y no están presentes cuando abandonamos el cuerpo físico en el momento de la muerte, y así no nos causarán ya ningún sufrimiento en el purgatorio. Este perdón de los pecados, deja subsistir la necesidad de restituir lo que debemos a las personas que hemos perjudicado. Esta restitución puede hacerse directamente al individuo en cuestión, o en caso imposible, se puede hacer indirectamente en forma de servicios prestados a otros; es decir, sirviendo al universo.
Cristo es el factor principal en la cuestión de hacer posible que se nos perdonen los pecados, gracias al hecho de que Él nos da el impulso interior y deseo para llegar al arrepentimiento, y de que hace más fácil este proceso para nosotros por habernos procurado una materia de deseos más pura para nuestro cuerpo de deseos, como ya se había indicado en la primera parte de esta lección. La ayuda que Cristo de este modo nos presta diariamente por este impulso espiritual, nos da la posibilidad de reformar nuestros caracteres y borrar nuestros pecados. Así es que Cristo se convierte verdaderamente en nuestro salvador personal, y aunque Él personalmente no elimine nuestros pecados individuales, su influencia espiritual se deja sentir.
La ayuda de Cristo se da a costa de mucho sufrimiento para Él, por estar Él aprisionado en la atmósfera impura de la Tierra como un Espíritu habitante. Así la “expiación en sustitución”, o sea en lugar de nosotros, es un hecho actual, aunque su modo de efectuarse sea completamente distinto de aquel que se describe en la doctrina de la Iglesia. El resultado siempre es beneficioso.
La ayuda que recibimos de Cristo, nuestro Gran Hermano Mayor, constituye algo así como un préstamo cósmico. Este préstamo, sin embargo, no tiene carácter de un don; ha de ser devuelto, y los medios para el pago consisten en prestar un servicio a otros y también a las oleadas de vida que siguen a la nuestra, es decir, los reinos animal, vegetal y mineral.
Durante el régimen de Jehová, la iniciación era posible tan sólo para unos pocos escogidos, cuyos vehículos se habían preparado especialmente. La misión de Cristo, además de salvar a los perdidos, era la de hacer posible la iniciación para todos.
LECCION IV
DIETA CONVENIENTE PARA EL ASPIRANTE
El hecho de que todos los bueyes se alimentan
de hierba y los leones de carne, “mientras que la carne es alimento para una
persona es veneno para otra”, demuestra la influencia del espíritu grupo,
comparada con la del Ego humano; este último, por cierto, tiene como efecto el
que las necesidades de cada ser humano difieran más o menos de las de los
otros, respecto a la clase y las proporciones de los alimentos.
Desde un punto de vista oculto es deseable que
cada Ego viva todo el tiempo posible en su cuerpo denso; especialmente después
de haber iniciado una tendencia hacia una vida espiritual, y que conserve, cuanto
más tiempo mejor, un cuerpo que hasta cierto punto ha sufrido las influencias
espirituales.
Es sumamente importante el que absorbamos
solamente aquellos alimentos y bebidas que depositen la más pequeña cantidad de
sustancia calcárea terrosa en nuestros tejidos; como asimismo aquellos que
necesiten el mínimum de energía para su asimilación; pero que al mismo tiempo
conserven al cuerpo en condiciones normales.
Como es sabido, el cuerpo entero es alimentado por la sangre, y que todo
lo que el cuerpo contiene, de cualquier naturaleza que sea, ha estado antes en
la sangre.
El análisis demuestra que la sangre contiene
sustancias terrosas y que la sangre arterial contiene más sustancia terrosa que
la sangre venosa. Esto es sumamente
importante, porque demuestra que en cada ciclo la sangre deposita sustancias
terrosas. Es por consiguiente, esta circulación regular de la sangre, la que
produce el material de obstrucción del sistema circulatorio. Pero la entrada de materia terrosa debe ser
continua, para tener como efecto la obstrucción. Los alimentos y las bebidas
que nutren al cuerpo son al mismo tiempo la fuente esencial de la materia
calcárea que es depositada por la sangre en todo el sistema, causando vejez
prematura y muerte final.
Para sostener la vida física es preciso que
comamos y bebamos; pero habiendo muchas clases de alimentos y bebidas, es
conveniente para el estudiante de ocultismo que conozca aquellas clases que
contengan la más pequeña proporción de elementos de obstrucción. Como cada ser humano está en un nivel
distinto de desarrollo, no es posible dar reglas absolutas, porque la dieta es
un asunto individual.
En las páginas 386 y 387 del Concepto
Rosacruz del Cosmos se halla una lista de valores alimenticios que ayudarán al
aspirante a seleccionar los alimentos más propicios para sus necesidades
individuales. La ciencia moderna ha
descubierto que las así llamadas “vitaminas” son de enorme importancia para el
mantenimiento de la salud y vitalidad.
Las vitaminas se hallan principalmente en las hojas de los vegetales y
en la leche.
Las combinaciones químicas son un asunto muy
complicado, y sobre el cual las opiniones de los técnicos difieren mucho. Generalmente es necesario y al mismo tiempo
el mejor camino, que cada uno examine el asunto individualmente, en forma de
estudio y experiencias, y que emplee el debido discernimiento.
El aspirante a la vida superior deberá evitar
completamente todo alimento animal, si es posible. Nadie que mate o dé lugar a que otros maten
por él, puede adelantar mucho en el camino de la santidad. Ciertos productos
animales, sin embargo, como leche, queso y mantequilla, se pueden comer sin
inconveniente. La leche es un alimento
importante para el estudiante de ocultismo, porque contiene muy poca cantidad
de materia terrosa y tiene gran influencia sobre el cuerpo, superior a
cualquier otro alimento. El suero de
mantequilla es bueno como alimento y como disolvente de materias calcáreas en
los tejidos.
La fruta fresca contiene agua de la mejor y
más pura especie. El jugo de uvas no
fermentado es un disolvente particularmente maravilloso, porque fluidifica y
estimula la sangre, abriendo el camino al interior de los vasos capilares que
se han secado y obstruido. Su uso
realmente retarda la vejez, con tal que el proceso de cristalización no esté
demasiado adelantado. El aspirante
debería beber solamente agua muy fina y destilada; el hervirla no destruye el
carbonato de cal y otros productos terrosos que contiene.
El agua usada interior y exteriormente es un
gran disolvente de las sustancias terrosas cristalizadas en el cuerpo.
El nitrógeno o proteína es lo que forma toda
la carne del cuerpo, pero contiene algo de materia terrosa. Los hidratos de carbono o azúcares son los
principales productores de fuerza. Las
grasas producen calor y el fondo de fuerzas de reservas. De los vegetales digerimos solamente un 83%
de proteína, 90% de grasa y 95% de carbohidratos. De las frutas asimilamos aproximadamente el
85% de las proteínas, el 90% de la grasa y el 90% de los hidratos de carbono.
El cerebro está hecho con las mismas materias
que todas las demás partes del cuerpo, con la adición del fósforo, el cual es
peculiar del cerebro. La deducción
lógica es que el fósforo es el elemento especial que permite al Ego el crear y
expresar ideas y así ejercer influencia sobre el cuerpo denso. Es importante, por consiguiente, que el
aspirante, que tiene que emplear su cuerpo para el trabajo mental y espiritual,
alimente su cerebro con la sustancia especial necesaria para este
propósito. La mayoría de los vegetales y
frutas contienen cierta cantidad de fósforo, pero la proporción mayor se halla
en las hojas. Se encuentra, además, en
grandes cantidades en la uva, en las cebollas, alubias, piñas, en las hojas y
tallos de muchos vegetales, y en el jugo de la caña, pero no en el azúcar
refinado.
La abstinencia accidental de alimentos,
dentro de ciertos límites y sin exageración, es de gran valor para limpiar el
sistema circulatorio de las materias acumuladas, que lo pueden obstruir y
dificultar el funcionamiento de varios órganos.
A la primera señal de cualquier desorden la supresión de una o de dos
comidas, es muy de recomendar. El ayuno
de veinticuatro horas de vez en cuando es una cosa excelente para casi todo el
mundo, suponiendo que se efectúe en un momento en que uno no esté trabajando
intensamente ni con la mente ni con las manos, lo cual requiere mucha
energía. Ayunos más prolongados se
pueden emprender bajo la dirección de una persona competente. Personas que son psíquicamente negativas
deberían evitar ayunos energéticos, porque de otro modo podrían contribuir a
aumentar su estado negativo.
El exceso de alimentación es, en último
término, probablemente la causa de las dos terceras partes de todas las
dolencias humanas. La mayoría de la
gente de hoy día podría con gran provecho, reducir en una tercera parte la
cantidad de alimentos que come todos los días.
El resultado seguro sería un mayor rendimiento de trabajo mental y
físico y también una prolongación de la vida.
El uso excesivo de alimentos de fécula se debe evitar
especialmente. Las personas de más de
cincuenta años de edad pueden en un gran número de casos contentarse con dos
comidas al día, en vez de tres.
LECCIÓN V
RAZONES POR LAS CUALES
En el primitivo desarrollo de la humanidad
todos eran clarividentes involuntariamente a causa del débil lazo que existía
entre el cuerpo vital y el denso. Desde
entonces estos cuerpos se han compenetrado mucho más íntimamente en la mayoría
de la gente, pero en todas las personas sensitivas, el lazo es todavía poco
firme. Es esta flojedad de conexión lo
que constituye la diferencia entre las personas psíquicas y las corrientes, las
cuales son inconscientes de toda clase de vibraciones que no se perciben por
los cinco sentidos.
Hay dos clases de sensitivos: aquellos que no
están aún firmemente enmarañados en la materia, como son las razas inferiores,
y aquellos otros que están en la vanguardia de la evolución. Estos últimos se pueden dividir en dos
grados: en primer término, los que por propia voluntad están desarrollando la
fuerza vibratoria de los órganos que ahora están unidos con el sistema nervioso
voluntario y que así se convierten en clarividentes voluntarios, o en
ocultistas; los centros sensoriales de sus cuerpos de deseos están produciendo
un tejido en la forma del movimiento de un reloj. En segundo término, aquellos que están
desarrollándose de una manera pasiva, de débil voluntad. Ellos despiertan otra vez el plexus solar a
otros órganos unidos con el sistema nervioso involuntario, y desarrollan un
estado de conciencia de los planos inferiores en forma de imagen en espejo,
semejante al que poseían los hombres de la época lemúrica. Los centros sensoriales de sus cuerpos de
deseos están tornando en un sentido de reloj al revés. Así ellos se convierten en clarividentes
involuntarios o médiums que no tienen ningún control sobre la facultad de
clarividencia.
Los del segundo grado son a menudo las víctimas
de espíritus inferiores terrestres, que se encargan, del papel de “guías de
espíritus” y desarrollan a sus víctimas para ser “médiums de trance”; o si la
unión entre los cuerpos denso y vital del médium es particularmente floja, la
desarrollan para ser “un médium de materializacion”. Espíritus de una naturaleza sumamente etérica
generalmente no ejercen el control sobre un médium; son más bien espíritus
inferiores y terrestres los que se encargan de esto.
La muerte no tiene poder de transformación;
el pecador no se convierte en santo ni el ignorante en sabio. Resulta un aspecto patético para el
clarividente entrenado, el ver la imposición ejercida sobre muchas personas
sensitivas por el control de espíritus que carecen de experiencia.
El sabio control de espíritus manipula los
órganos del lenguaje u otras partes del cuerpo desde fuera; pero el espíritu
sin experiencia alguna entra y toma posesión del cuerpo, de tal modo que no
puede salir de él cuando quiere. Entonces
el Ego ha perdido su cuerpo y su personalidad cambia completamente. En este caso es cuando se dice: éste es otro.
Los elementales, una clase de espíritus
inferiores al hombre, muchas veces se posesionan de cuerpos de deseos
desechados de seres humanos inferiores, y entonces accionan sobre los médium
como espíritus de control. En la
materialización de espíritus el éter del cuerpo vital del médium se saca a
través del bazo, y es usado como base de la materialización, atrayendo hacia él
partículas de polvo para darle visibilidad.
La vitalidad del médium es seriamente debilitada por este procedimiento,
ocasionándole un extremo agotamiento, y muchas veces induce al médium a emplear
estimulantes y drogas.
Algunas veces, espíritus del mal se hacen
pasar por santos durante muchos años, sólo para poder posesionarse de sus
víctimas. Generalmente les gusta causar
a sus víctimas toda clase de dificultades y perjuicios, después de lo cual las
más de las veces las abandonan a su triste destino.
Después de haber dominado a un médium durante
toda la vida, este control puede a la muerte desposeerle de los vehículos que
contienen la experiencia de su vida y retenerlos durante siglos, retrasando así
terriblemente al Ego en su evolución.
Por consiguiente, aconsejamos mucho a todos nuestros estudiantes que
nunca consientan ser guiados o controlados por espíritus que ellos no pueden
ver y sobre los cuales no saben nada. Es
necesario no abandonar jamás el control de sí mismo.
En el caso del hipnotismo, el hipnotizador
obtiene un control sobre su víctima, induciéndole primeramente a hacerse
perfectamente negativo o pasivo.
Entonces el hipnotizador empieza a trabajar sobre la cabeza del cuerpo
vital del sujeto, oprimiéndola de tal modo que baja a través de la cabeza
física y queda arrollado en rollos espesos alrededor del cuello. El contacto entre el Ego y el cuerpo denso,
queda así cortado lo mismo que durante el sueño. Entonces la cabeza física se llena con éter
del cuerpo vital del hipnotizador. De
este modo él obtiene poder sobre su sujeto, porque gracias al contacto así
establecido, puede transmitir órdenes y obligar a la persona hipnotizada a
cumplir su voluntad. Cuando un
hipnotizador ha establecido una vez contacto con su sujeto, lo puede mantener
todo el tiempo que quiera, y la víctima puede ser sometida completamente a su
dominio, independientemente de toda distancia.
Sólo la muerte puede romper este contacto. No es de ningún modo recomendable el asistir
a sesiones espiritistas o demostraciones hipnóticas porque existe el peligro de
que algún espíritu inferior se apegue a nosotros y nos cause muchas molestias.
Tampoco es recomendable el quemar incienso, porque al inhalarlo, inhalamos a la
vez a espíritus elementales que nos incitan al sensualismo y a prácticas
negativas que pueden retardar nuestro desarrollo espiritual.
Hay una manera de proceder por la cual todos
pueden protegerse contra influencias y dominaciones externas. Si vivimos una vida de pureza y nuestros días
están empleados en actos de servicio hacia Dios y los hombres, nuestros
pensamientos y actos son una naturaleza pura y noble. Así aumentamos y convertimos en positivos
nuestros vehículos más finos, de manera que ninguna entidad de fuera puede
forzar la entrada en nuestra aura ni ejercer control cualquiera sobre
nosotros. También construimos así el
cuerpo del alma, los dos éteres superiores, que constituye una fuerza radiante
espiritual que ninguna entidad de fuera puede atravesar.
El objeto del método Rosacruz de desarrollo
es precisamente el de emancipar al alumno de la dependencia de otros y de
obtener que confíe en sí mismo en el más alto grado.
LECCIÓN VI
LA EVOLUCIÓN DE LA RELIGIÓN
El hombre y sus religiones han evolucionado
juntamente en igual grado. La más remota
religión de cualquier raza ha sido siempre tan salvaje como el pueblo gobernado
por ella, pero a medida que los pueblos se civilizan, sus religiones se hacen
más y más humanas y en armonía con ideales más elevados. La ley del cuerpo es posible que sea la
supervivencia de los más aptos, pero la ley de la evolución del espíritu exige
el sacrificio. Es evidente que todo lo
que empuja hacia una más elevada norma de conducta respecto de los demás
hombres, tiene que proceder de dentro.
Nadie negará que semejante fuerza exista, aunque no sea siempre
comprendida. El egoísmo es reemplazado,
lenta pero seguramente, por el altruismo.
En el pecho de todo ser humano la fuerza altruista de Cristo obra como un fermento. Gradualmente transformará al
salvaje en un hombre civilizado, y con el tiempo, a este último en un dios.
Los grados de ascenso del hombre a Dios son
cuatro. Primeramente, sin darse cuenta,
el hombre fue sometido a la influencia de los altos Seres, quienes guiaban su
primitiva evolución. Después él fue colocado bajo el gobierno de mensajeros
divinos o reyes a los que él podía ver, y cuyas órdenes tuvo que acatar. Luego
se le enseñó que había de someterse a las leyes de un Dios al que no pudo ver,
y finalmente tiene que aprender a ser superior a las órdenes; a ser su propia
ley, y por medio de la conquista de su propio ser, de vivir en armonía con las
leyes de la naturaleza, que son las leyes de Dios.
La religión de raza era aquella que fue
preciso desarrollar en primer lugar; ella fue dada al hombre por el Dios o el
Espíritu de la Raza. Esta religión inculcaba cierto grado de altruismo por
medio de sacrificios, por lo cual, sin embargo, el Espíritu de la Raza se
convertía en protector y conservador de su pueblo. El Judaísmo, el Taoísmo, el Confucionismo y otros semejantes
son religiones de raza.
Los Espíritus de Raza son arcángeles que
están elaborando así una fase de su evolución.
Las religiones de raza son religiones de separación, y todas inculcan tendencias
egoístas a cuenta de otras razas, porque en este grado de desarrollo la
humanidad aprende mejor sus lecciones por medio de la separación. El
patriotismo es el principio esencial del Espíritu de Raza. Pero si la “unidad fundamental de cada uno
con todos”, y una era de amor se han de realizar alguna vez, las religiones de
raza deben ser reemplazadas por una más universal, como la religión cristiana.
Hubo varias religiones anteriores al
cristianismo que enseñaban la reencarnación y la Ley de Consecuencia, pero con
el advenimiento de Cristo ya no fue necesario para el progreso humano el que el
hombre conociera la doctrina de la reencarnación. Por esta razón vemos que la religión cristiana, tal como es enseñada
públicamente, no incluye esta doctrina, a pesar de que Cristo la enseñó a sus
discípulos. El hombre estaba destinado a
dominar el mundo material, y por este motivo debía olvidar durante algún tiempo
el conocimiento de la reencarnación, el cual prevalece en Oriente, y pensar más
bien en la vida actual como única vida terrestre, con el fin de que pueda
concentrar todos sus esfuerzos sobre el progreso material.
Desde el punto de vista oculto, el esfuerzo
misionero, sea de Oriente a Occidente o viceversa, generalmente no es deseable,
por ser contrario al paso de la evolución. El trabajo de los misioneros fomenta
los intereses de civilización y cultura hasta cierto punto por el intercambio
de ideas y métodos entre distintas razas, pero desde el punto de vista
religioso solo, no da grandes resultados.
Generalmente cuando un Ego está preparado para una religión avanzada,
reencarna en un país donde esta religión prevalece. Los grandes conductores de la humanidad que
están encargados de nuestro desarrollo, nos prestan toda la ayuda
necesaria. Existen razones excelentes
por las cuales la Biblia, conteniendo las doctrinas cristiana y judía, ha sido
dada a los pueblos de Occidente. Era la
Suprema Sabiduría la que nos dio esta religión doble, y ningún otro sistema es
actualmente acomodado a nuestras
necesidades especiales.
A medida que una clase de espíritus
evoluciona, está progresando de una raza a otra. La evolución marcha de Oriente a Occidente. Nosotros, de las naciones occidentales,
ocupábamos en cierta época cuerpos de hindúes.
Más tarde abandonamos aquellos cuerpos y nos pusimos a construir los
cuerpos de las razas posteriores.
Durante este proceso hemos sensibilizado nuestros vehículos en alto
grado, y el cuerpo de las razas occidentales está vibrando en un grado bastante
más elevado que el cuerpo del hindú. Por
esta razón los ejercicios respiratorios que el hindú emplea para elevar el
grado de sus vibraciones, son desastrosos para el aspirante occidental, porque
provocan una separación prematura de los éteres, lo que ocasiona a menudo tisis
o locura.
La ciencia moderna ha sido una gran ayuda
para dominar al mundo material, y ocupa su puesto legítimo como educadora de la
raza humana. Pero cuando se divorcia de
la religión y se hace enteramente materialista, resulta temporalmente una
amenaza para la humanidad. Hubo un
tiempo cuando la religión, el arte y la ciencia estaban unidas y eran enseñados
en los templos de los Misterios, hasta en los tiempos de la Antigua
Grecia. Pero como el nuestro es el plano
de la separación y especialización, han sido separadas intencionalmente durante cierto tiempo. A su debido tiempo serán unidas de nuevo, y entonces
obtendremos perfecta satisfacción por medio del corazón, de la inteligencia y
de los sentidos. El corazón gozará del
aspecto devocional y ceremonial de la religión; la inteligencia hallará
satisfacción en su aspecto científico, y la parte estética de nuestra
naturaleza quedará satisfecha por el empleo del arte variado en el servicio de
los templos del porvenir.
Cuando un hombre haya espiritualizado su ser
bajo la influencia de la futura religión científica y artísticamente, habrá
también aprendido el dominio sobre sí mismo y se habrá convertido en servidor
altruista para todos los demás mortales.
Entonces será un guardián seguro de la potencia de pensamiento. Será
capaz de formar ideas correctas, las cuales podrá cristalizar inmediatamente en
cosas útiles. Esto se realizará por
medio de la laringe, que pronunciará la palabra creadora. Todas las cosas de la naturaleza fueron al
principio precipitadas en la existencia de esta Palabra. (Juan I, 1, 3.) El sonido, o el pensamiento hablado, será
nuestra próxima fuerza de manifestación, una fuerza que nos convertirá en
hombres-dioses, cuando gracias a la enseñanza que actualmente recibimos, nos
hayamos puesto en condiciones para emplear tan hermoso poder para el bien de
todos, y sin mirar a nuestro propio interés.
LECCIÓN VII
LA CIENCIA DEL MORIR
La expresión “muerte” se refiere tan sólo a
la forma. El espíritu no conoce la
muerte. También nacimiento y muerte son
términos relativos; lo que nosotros llamamos muerte es realmente un nacimiento
en el mundo espiritual, y lo que llamamos nacimiento es temporalmente una
muerte en el mundo espiritual.
Cada vez que hemos agotado las posibilidades
de una vida particular, se hace necesario el que pasemos a esferas superiores
por medio del procedimiento del morir, que se teme sin razón. En el corazón se
halla depositado lo que es conocido como el átomo-simiente del cuerpo físico. Este átomo-simiente se llama en lenguaje
rosicruciano “el libro de Dios”, porque todas las experiencias pasadas están
inscriptas en él. Este átomo especial
nunca se modifica, y será llevado con nosotros a través de todas nuestras existencias
futuras, formando la base de nuestra individualidad, durante toda la
eternidad. La muerte se ocasiona por la ruptura de la unión entre el átomo-simiente y el corazón, después de lo cual
las fuerzas inherentes del átomo-simiente, a la vez que los vehículos
superiores, es decir, el cuerpo vital, el cuerpo de deseos y la mente, salen
fuera por la bóveda de la cabeza. Sin
embargo, un contacto con el cuerpo es mantenido por medio del cordón de plata
durante aproximadamente tres días y medio.
Este cordón de plata es triple, un segmento
se compone de éter, otro de materia de deseo y el tercero de materia mental, y
estos segmentos están unidos a los átomos-simiente de los cuerpos
correspondientes. La ruptura de la unión
entre el átomo-simiente denso y el corazón produce el efecto que el corazón
cesa de latir, pero el cuerpo no está muerto todavía, ni lo está hasta que se
rompe el cordón de plata.
En este lapso de tiempo un proceso importante
tiene lugar, que es la revista retrospectiva
del panorama de la vida pasada, y la operación de grabar en el cuerpo de
deseos las imágenes contenidas en este panorama. Durante la vida, el éter reflector del cuerpo
vital obra como una placa sensitiva en la cual están grabados todos los
pensamientos, emociones, incidentes y escenas de la vida. El éter que se aspira con la respiración
lleva consigo estas imágenes y por medio de la sangre se imprimen en el cuerpo
vital. Ellas constituyen la base de las
experiencias después de la muerte.
Durante un periodo de aproximadamente tres
días y medio después de la muerte, el Ego está ocupado en concentrarse sobre
este panorama que está desarrollándose delante de él, hacia atrás; es decir,
los incidentes de la última parte de la vida son los primeros que aparecen en
el panorama. Si la concentración del Ego
es profunda y no estorba por ruidos o molestias de ninguna clase, el grabado se
hace de un modo profundo y limpio, y en la vida después de la muerte, el Ego
estará en situación de asimilar la totalidad del valor espiritual de la vida
que acaba de terminar. Pero si el Ego es
distraído por emociones, los llantos y lamentaciones de los parientes, o el
tumulto de un campo de batalla, su concentración es interrumpida y las
experiencias de la vida pasada se graban sólo muy ligeramente o dejan de
grabarse totalmente en el cuerpo de deseos.
El resultado es que la vida pasada es perdida prácticamente, es decir,
las cualidades espirituales que normalmente hubieran debido haberse adquirido. Por esta razón deberíamos tener mucho cuidado
para que alrededor de una persona que acaba de morir haya una gran
tranquilidad; de manera que esta vida retrospectiva del panorama de su vida no
quede perturbada, en vista de que de esto depende el desarrollo de la
conciencia y la tendencia hacia una buena conducta en las vidas futuras.
Otro proceso que tiene lugar simultáneamente
es la separación de los éteres. Los dos
éteres superiores, es decir el éter reflector y el de luz, mencionados en la
filosofía Rosacruz como el cuerpo del alma, se separan entonces de los dos
inferiores que son el éter químico y el de vida. Ellos se adhieren a los
vehículos superiores y atraviesan con éstos los mundos superiores, actuando
como base de conocimiento interior en estos mundos, mientras que los éteres
inferiores se quedan con el cuerpo físico desintegrándose con él. Cuando hay algún alboroto alrededor del
cuerpo durante el periodo de retrospección de la vida, esta separación profunda
de los éteres no se efectúa debidamente.
No es recomendable el dar estimulantes a los
moribundos, porque producen considerable dolencia al Ego y ningún bien; esto
quiere decir, sólo en los casos en que se ve claramente que la vida no puede
prolongarse más que algunas horas o días.
Los estimulantes hacen volver violentamente dentro del cuerpo a los
vehículos superiores, y mantienen la agonía del individuo durante horas y días,
mientras que de otro modo pudiera extinguirse relativamente con poco
sufrimiento.
Después de la muerte, el cuerpo debiera ser
colocado en una envoltura de hielo durante un período de no menos de tres días
y medio.
Se debería evitar el embalsamiento, porque
interfiere con la retrospección panorámica.
Igualmente se debería evitar la cremación durante este período, porque
el Ego está aún en contacto con el cuerpo por medio del cordón de plata, y
hasta cierto punto, aunque limitado, nota dolor como resultado de cualquier
mutilación del cuerpo. Una cremación
prematura disipa los éteres y destroza el recuerdo panorámico que contienen. Sin embargo, después del período de tres días
y medio la cremación es de aconsejar, porque desintegra el cuerpo físico y los
dos éteres inferiores con su magnetismo de residuo, dejando así al Ego en
libertad completa para pasar en seguida a los mundos suprafísicos.
En el caso de sepultura en tierra, el
magnetismo del cuerpo y los éteres inferiores tienen al Ego ligado a la tierra
durante un tiempo variable; generalmente hasta que la descomposición ha llegado
a un estado avanzado y está completa.
Así, en algunos casos, se ocasiona para el Ego un retraso de años.
Conociendo los hechos que se refieren a la
muerte según lo determina la ciencia oculta, y utilizando este conocimiento,
podemos prestar un gran servicio a aquellos de nuestros amigos y conocidos que
mueren antes que nosotros. Igualmente podremos
dejar instrucciones para que, cuando nos toque morir, se nos preste el mismo
servicio a nosotros.
LECCIÓN VIII
LAS EXPERIENCIAS BENEFICIOSAS DEL PURGATORIO
No debemos alarmarnos al ver la palabra
“purgatorio”, porque, aunque las experiencias en este estado pueden ser
dolorosas, al mismo tiempo son enteramente beneficiosas, porque liberan al Ego
del peso que de otro modo podría impedir su elevación a las regiones
superiores. Ésta es la razón por la cual
el purgatorio viene inmediatamente después de la muerte. Desde nuestro punto de
vista sería más deseable entrar en primer lugar, en el cielo, sobre todo si
hemos tenido una vida terrestre muy dura, pero esto es científicamente
imposible; no podemos elevarnos hasta que nuestra gravedad espiritual específica
no haya disminuido.
El purgatorio está situado en las tres regiones más bajas del mundo del
deseo. Su función principal es la de
separar la materia de deseos inferior que hemos depositado en nuestros cuerpos
de deseos durante la vida terrestre. Todos los deseos bajos y egoístas son
seccionados ahora por la fuerza de repulsión, que es la fuerza predominante en
esta región. La afirmación de la propia
personalidad es el resorte principal de la fuerza de repulsión. Por medio de esta fuerza todas las cualidades
basadas sobre la afirmación de la propia personalidad, y contrarias al
altruismo, son destrozadas.
El panorama de la vida pasada entonces se
desarrolla ante el Ego, trayendo consigo las fuerzas purgantes apropiadas para
cada incidente. Aquí el Ego siente todas
las penas causadas por él a otras personas.
Aquí sufre las ansiedades de deseos destructivos, como son los de
bebidas alcohólicas, de tabaco y drogas, porque estos deseos son entonces
imposibles de satisfacer. Estará
sufriendo hasta que estos deseos mueran por falta de satisfacción. La dolencia relacionada con este proceso es
aproximadamente tres veces más aguda que la de experiencias similares en la
vida terrestre, porque el procedimiento es tres veces más rápido, y porque el
Ego no dispone entonces de un cuerpo físico para aliviar el sufrimiento.
El período del purgatorio dura por lo general
aproximadamente la tercera parte de la vida terrestre del individuo.
De lo que precede se puede deducir una
lección práctica, es decir, que la mejor manera de liberarse aquí de malos
deseos es sencillamente la de arrancarlos de nuestro conocimiento, y de
dejarlos morir de inanición. Si los
combatimos, creamos formas de pensamientos a las cuales ellos se aferran,
prolongando sí su vida. La inanición es
por consiguiente el único método práctico, y se logra sobre todo limpiando la
mente de pensamientos impuros. Así
debemos comprender que es una tontería crear durante la vida una gran cantidad
de obstáculos, en forma de deseos destructivos de cosas como tabaco y
drogas. Pero si hemos fomentado la
costumbre de estos deseos, conviene convencernos de la gran conveniencia de
liberarnos de ellos durante esta vida terrestre, pudiendo hacerlo con sólo una
tercera parte del sufrimiento y molestia que tendríamos que soportar en la vida
después de la muerte. Hasta desde el
punto de vista egoísta, el sentido común nos debería aconsejar de abandonar
estos deseos mientras tengamos la oportunidad de hacerlo con facilidad.
Como resultado de las experiencias del purgatorio
se desarrolla la conciencia, gracias a lo cual se consigue que el Ego esté
menos expuesto a repetir sus errores en las vidas futuras: igualmente, en la
próxima vida, el Ego ya no estará sujeto como antes a los malos deseos, pero
podrá ejercer su libre voluntad, lo que no sería posible hacer, si aquellos
deseos no hubiesen sido expulsados. Sin
embargo, la tentación de satisfacer aquellos mismos deseos será repetida hasta
que el Ego haya finalmente desarrollado el poder de voluntad suficiente para
dominarlos. Entonces ya no entrarán más
en el campo de su conciencia.
Después de haber pasado por los procesos
purgatoriales, el Ego está capacitado para entrar en los mundos celestiales y
gozar de aquella vida, lo que antes no le hubiera sido posible hacer. Muchas
personas trabajan con la ilusión de que si pudiesen entrar en el cielo en el
momento de morir serían felices; pero en realidad las vibraciones de los planos
celestiales son tan elevadas que si una persona cualquiera fuese llevada allí
antes de haber pasado por los procesos purgatoriales, estaría en las más
intensa agonía, porque sus vehículos espirituales estarían vibrando a un tono
muy inferior, y si se quisiere elevar su tipo de vibración de repente al tipo
de los planos celestiales, esto crearía una condición igual al de una
electrocución.
Personas que durante su vida terrestre se
hartan de vicios y crueldades o emplean la magia negra para obtener poder sobre
otros, endurecen su cuerpo vital y hacen que éste se compenetre
inextricablemente con el cuerpo de deseos.
Los dos constituyen entonces lo que se llama el “cuerpo del
pecado”. Tales individuos quedan ligados
a la zona terrestre cuando pasan a las regiones del purgatorio. Las fuerzas del purgatorio no son capaces de
desintegrar al cuerpo del pecado con la rapidez acostumbrada; de lo cual
resulta que estos Egos se quedan bajo la influencia terrestre en algunos casos
durante centenares de años, reteniendo su mala disposición. Además, están entre nosotros, y más cerca que
nuestros pies y manos, y por medio de sugestión mental son capaces de incitar a
los mentalmente débiles, hasta al crimen.
Así son mucho más peligrosos que los criminales físicos.
Y ahora viene la parte más práctica de la
lección, es decir, un método que nos permite evitar el purgatorio si solamente
queremos tomarnos la molestia de aprender un poco a dominar el tiempo. Se trata del método Rosacruz de
retrospección. Cada noche deberíamos
hacer un repaso de los acontecimientos del día en sentido al revés, empezando
con los de la noche y continuando la revista hacia atrás, hacia los de la
mañana, examinando cada acontecimiento cuidadosamente para discernir
perfectamente su cualidad de bueno o de malo.
Deberíamos hacer que las experiencias del día vuelvan otra vez al campo de
nuestra conciencia, esforzándonos para sentir el sufrimiento que hemos causado
a otros y tratando de sentir también la cualidad no-espiritual de nuestras
malas acciones del día. Obrando así,
viviremos nuestro purgatorio cada noche, y cuando pasemos del otro lado del
velo, no necesitaremos pasar por las experiencias intensificadas del purgatorio
como las demás personas ordinarias. Así
no solamente nos ahorraremos mucho sufrimiento, sino también mucho tiempo, el
que podremos emplear para servicios útiles en los mundos superiores, ganando de
este modo un suplemento de desarrollo del alma.
Igualmente nos será posible así, el volver más pronto a otra
reencarnación.
Además, este proceso de retrospección
libertará la energía emocional generada cada día, eliminando así la posibilidad
de causarnos más tarde sufrimientos neuróticos.
Este método constituye realmente el diario perdón de pecados, porque así
borramos día a día nuestros pecados del Libro de Dios, es decir, el recuerdo
dentro de nuestro corazón.
LECCIÓN IX
LOS REINOS DE BIENAVENTURANZA
Habiendo repasado las experiencias
encontradas en las regiones inferiores, ahora vamos a considerar los así
llamados reinos de bienaventuranza, es decir, los distintos mundos
celestiales. Pero debemos en absoluto rechazar
la idea de que la única función de éstas más altas regiones sea la de
procurarnos la bienaventuranza. Esta
última no es más que uno de los productos de la vida que allí se hace. Las más importantes funciones de estas
regiones son las de asimilación y educación.
Primeramente asimilamos y sentamos en el campo de la conciencia la
cualidad espiritual de las buenas acciones que hemos cumplido durante la vida
terrestre. Esto nos da la facultad de
sentir correctamente, facultad que nos acompañará en las vidas futuras como un
incentivo para obrar bien. En segundo
lugar se nos educa allí en los procesos más elevados de la construcción de
cuerpos.
El primer cielo, aquel al cual llega el Ego
después del purgatorio, está situado en las tres regiones superiores del mundo
del deseo. Éste es el mundo del color y
de la emoción. Aquí el panorama de la
vida se desarrolla otra vez, pero ahora nos procura alegría en vez de
sufrimiento. Ahora sentimos toda la felicidad que hemos
causado a los demás en la vida anterior, y la gratitud que ellos sintieron. También
sentimos alegría por las cualidades espirituales de los actos constructivos que
hemos realizado.
Así aprendemos la lección de que el bien y la verdad, traen una suprema
recompensa. Aquí realiza el Ego también
la fruición de todos los deseos constructivos que ha tenido durante la vida terrestre
y que no han sido atendidos. Aquí
igualmente puede disfrutar del arte y de la poesía si lleva dentro de sí mismo
las cualidades que relacionan con ellas.
El carácter no tiene aquí ya ningún valor, pero el altruismo y la
benevolencia reciben su recompensa.
Además se desarrollan los planes gracias a los cuales la persona puede
en vidas sucesivas aumentar aún sus actividades humanitarias. Los estudiosos tendrán a su disposición
facultades ilimitadas para el estudio de ciencias y artes. El artista tiene facilidades sin cuento para
el desarrollo de sus conceptos artísticos.
Los colores con los cuales trabaja, son colores vivientes, y los aplica
sólo con su pensamiento.
En el primer cielo los niños lo pasan muy
bien, es decir, los que mueren a la edad de menos de catorce años, antes de
haberse formado su cuerpo de deseos.
Están organizados en clases, se les da instrucción sistemática en los
principios espirituales del bien vivir, para que así, cuando vuelvan a la
Tierra, estén muy adelantados en este sentido.
A muchos espíritus débiles se les hace morir jóvenes para que reciban
este entrenamiento, por el cual tienen asegurado mejor éxito en las vidas
futuras.
Después de haber agotado todas las
experiencias de la vida pasada que estaban en relación con los deseos y las
emociones, el Ego echa fuera su cuerpo de deseos y entra al segundo cielo, que
está situado en la región de los pensamientos concretos y que es el mundo de
los sonidos. Música de carácter sublime
constituye una de las especiales delicias de esta región. El segundo cielo es el verdadero hogar del
Ego. Aquí permanece generalmente durante
varios siglos, llevando una existencia muy activa. Ésta es la región de los arquetipos. Nada puede existir en la Tierra, desde los cuerpos físicos hasta los límites
físicos de un continente, a menos de que su arquetipo haya sido formado en esta
región. Aquí el Ego recibe una enseñanza
muy detallada respecto de la formación de los arquetipos. También examina los arquetipos de los
proyectos y estructuras de los cuales se ocupó durante la vida y descubre dónde
eran buenos y dónde eran defectuosos; así descubre por qué fracasó en la
realización de ciertos propósitos en la vida anterior.
Una parte importante del trabajo en esta
región consiste en la preparación de
arquetipos para los vehículos de la próxima vida terrestre. Generalmente no se
le permite al Ego el habitar un cuerpo mejor de lo que él mismo es capaz de
construir, y aquí el Ego toma un curso universitario en este procedimiento. También se ocupa en transmitir la quinta
esencia de sus cuerpos desechados, al triple espíritu, para que sirva en lo
futuro como poder y percepción espiritual. En las últimas fases de este período
el Ego disuelve su mente en la esencia que nutre o forma al triple espíritu, y
entonces está preparado para volar a regiones todavía más altas.
El mundo donde el Ego entra ahora es llamado
tercer cielo, situado en la región de los pensamientos abstractos. El triple espíritu se halla entonces desnudo,
habiendo dejado atrás sus cuatro vehículos inferiores, pero reteniendo los
átomos-simiente de cada uno para que le sirvan en lo futuro en la formación de
nuevos vehículos. Para el individuo del
vulgo, en nuestro estado de evolución, el tercer cielo no es un sitio de
actividad, porque sus vibraciones son demasiado superiores a él. Lo que el Ego en general puede hacer aquí, es
descansar, flotando en la divina armonía que llena esta región y obteniendo las
fuerzas necesarias para volver a la reencarnación. Cuando se haya asimilado así la suficiente
fuerza espiritual, el Ego nota el deseo de nuevas experiencias, y se encamina
hacia la reencarnación.
El procedimiento de la retrospección nocturna
es una gran ayuda para el Ego en relación con esta fase de la existencia
después de la muerte, porque por medio de la retrospección, cada noche, la vida
del primer cielo se puede vivir en la tierra, dejando al Ego libre de
encaminarse hacia regiones aún más elevadas después de la muerte física.
Gracias a esta práctica el Ego está preparado para adelantar mucho más en su
educación espiritual en estas altas regiones, de lo que sería posible de otro
modo, y también está capacitado para volver a la tierra en misión de servicio
en el plan de evolución en fecha más próxima.
Deberíamos empezar examinando en orden
inverso todos los actos del día por los cuales hemos ayudado a otros o
contribuido en algo a su felicidad.
Deberíamos tratar de sentir la felicidad y gratitud que ellos
experimentaron y también de darnos cuenta de la cualidad espiritual de nuestras
buenas acciones. Este procedimiento se
recomienda muy seriamente a los estudiantes esotéricos, que desean hacer
progresos rápidos.
LECCIÓN X
REENCARNACIÓN Y CONSECUENCIA
El verdadero objeto de la vida no es la
felicidad actual, sino la experiencia por medio de la cual podemos desarrollar
nuestros poderes espirituales latentes y transformarlos en facultades para
servir mejor al plan divino de evolución.
Dios está evolucionando por medio de nosotros. Nosotros somos células en el cuerpo cósmico
de Dios. Estamos espiritualizando
materia para Él, a fin de que sea un vehículo en el cual, Él pueda funcionar.
Somos tan necesarios para Dios, como Dios lo es para nosotros. Es tarea nuestra, por consiguiente, el
desarrollar nuestras cualidades espirituales y nuestros talentos naturales en
el máximo grado, para que podamos colaborar con este gran proyecto.
Los tres grandes objetos de evolución a
través de la materia son: primero, la espiritualización del carácter; segundo,
el desarrollo de la voluntad por el cual dirigimos las facultades obtenidas por
la experiencia; tercero, el desarrollo de la mente creadora, por el cual en su
día podremos crear directa y conscientemente.
Si cooperamos con el proyecto divino, la felicidad será la consecuencia
que alcancemos.
Para obtener todo este desarrollo, es
necesario para el Ego renacer en un cuerpo físico muchas veces. Cuando toda la experiencia de cualquier vida
ha sido asimilada espiritualmente en los mundos superiores, el espíritu nota el impulso de alcanzar nuevas
experiencias, y este deseo le empuja irresistiblemente a la reencarnación.
Nuestro saber respecto a la reencarnación, no queda limitado a la especulación.
La reencarnación es uno de los primeros hechos concretos demostrados a los
alumnos de la escuela de Misterios. Se
les enseña a observar a un niño en el acto de morir; luego a seguir a este niño
a través del mundo invisible, día tras día, hasta que llega a la reencarnación
dentro del período de pocos años. Después de haber hecho esto, el alumno sabe
con certeza absoluta que la reencarnación es un hecho y no solamente una teoría
metafísica.
El primer paso que da el individuo en el
camino de la reencarnación, es el elegir a sus padres o hacer que le
elijan. Esto no es un asunto de suerte
ciega. Generalmente se nos asignan unos padres a los cuales hemos prestado
servicios en vidas anteriores, de modo que están realmente obligados a sernos útiles
también.
En esta relación de ideas podremos comprender
nuestra obligación de facilitar, siempre que sea posible, los medios para
permitir a otros Egos volver a nosotros como niños, a fin de que posteriormente
ellos puedan prestarnos un servicio igual.
Cuando el Ego tiene en su haber cierta cantidad de buen destino, se le
permite ver panorámicamente diferentes vidas con diferentes padres, y se le
deja en libertad de elegir. Una vez
hecha la elección y determinadas las líneas generales de la vida, el Ego ya no
puede volverse atrás respecto a ella.
Sin embargo, le queda aún su libertad de acción para los detalles. Éstos pueden ser ejecutados en un espíritu de
amor, ayuda y tolerancia, o en un espíritu de rebelión, odiando al ambiente en
el cual el Ego ha sido situado. Así él,
puede libremente crearse a sí mismo un buen o un mal destino para una vida
futura.
En el proceso actual, de vuelta a la
reencarnación, los distintos átomos-simiente atraen en primer lugar hacia ellos
mismos los materiales para una nueva serie de vehículos, es decir, una mente un
cuerpo de deseos, un cuerpo vital y un cuerpo físico. Estos materiales se introducen, cuando llega
la hora, en los nuevos vehículos, y entonces el Ego vuelve al renacimiento
físico.
Esto ocurre cuando las fuerzas planetarias
están en armonía con el destino engendrado por el Ego en vidas
precedentes. El Ego no puede renacer en
ningún otro momento, porque las fuerzas ocultas en sus átomos-simiente lo
impedirán. Después del nacimiento, las
fuerzas planetarias que ejercen influencias sobre los vehículos del Ego, lo
empujan día tras día en ciertas direcciones, en armonía con su destino
previamente creado, y así se convierten en ejecutores automáticos de aquel
destino. Sin embargo, las fuerzas
planetarias no obligan jamás. Cuando un
hombre usa su voluntad para trabajar en unión con la evolución, entonces él
domina a las fuerzas planetarias y las dirige.
La Ley de Consecuencia o la Ley de Causa y
Efecto están operando continuamente.
Desde el momento del nacimiento, las fuerzas que fueron puestas en acción en vidas precedentes y que
todavía no están agotadas, empiezan a operar en el niño y sus vehículos. Todos los antiguos amores y odios suben a la
superficie. Antiguos enemigos se
presentan, para que el Ego pueda elaborar su destino con ellos y transformarlos
en amigos. Anteriores amigos ayudan al
Ego trabajando con él en proyecto mutuo.
Así nos acercamos, lenta, pero irresistiblemente, a la época de la
amistad universal. Por medio de la ley
de consecuencia, el hombre aprende que cada acto tiene su correspondiente
responsabilidad, y que cada fuerza que él pone en movimiento, tiene que tener
su correspondiente efecto. Si por
negligencia o egoísmo, causa sufrimiento o pérdidas a otros, la Ley de
Consecuencia le traerá fatalmente condiciones semejantes en fecha más remota, y
así comprenderá la injusticia de obrar de esta manera. Si no hace caso de la lección, la naturaleza
le deparará cada vez más duras experiencias, hasta que finalmente haga el
esfuerzo necesario y obtenga entonces el poder del control sobre sí mismo.
Si los actos que ejecutamos son constructivos
y respetuosos, en la vida futura naceremos bajo condiciones que nos traerán
éxito y felicidad. Si al contrario, cedemos el paso a nuestras pasiones,
desconsiderando a los demás, o si somos indolentes y descuidados, seguramente
renaceremos bajo condiciones y entre gente que harán que nuestras vidas sean un
fracaso, y que nos acarrearán muchas calamidades. Por estos fracasos, sin embargo, aprenderemos
dónde nos habíamos equivocado en las vidas precedentes, y sabremos lo que es
necesario que hagamos para remediar lo pasado. Entonces, aplicando nuestra voluntad a la
solución del problema, obtendremos éxito, y la Ley de Consecuencia, desde aquel
momento, trabajará a favor de nosotros en vez de hacerlo en contra.
Durante toda la vida la cualidad que los
Rosacruces llaman Epigénesis está en actividad; esta cualidad es el poder de
poner en acción a un número limitado de causas nuevas, las cuales no están
determinadas ni impuestas a nosotros por nuestros actos del pasado. Si
estuviéramos totalmente sujetos al pasado e incapaces de generar nuevas causas,
estaríamos imposibilitados para desarrollar ningún poder creador original, ni
habría libre albedrío. Aquí viene a
ayudarnos la facultad espiritual de Epigénesis, capacitándonos, si así es
nuestra voluntad, para abrirnos el paso hacia esferas de poder y actividad
provechosa, todavía mayores.
LECCIÓN XI
EL ALMA, EL CUERPO DEL ALMA Y EL DESARROLLO
DEL ALMA
Existe en general una gran confusión entre
los estudiantes respecto a la distinción entre alma, cuerpo del alma y
espíritu. En lenguaje Rosicruciano estos
términos se refieren a realidades separadas y distintas, mientras que en el uso
corriente se emplea más o menos el uno en lugar del otro. En la literatura Rosacruz se habla del alma
como de la quinta esencia de los tres vehículos inferiores y de la experiencia
adquirida por estos vehículos que implica rectitud en el pensar y obrar. Esta
esencia es extraída por el espíritu o Ego y empleada por él como pábulo. El alma construye el edificio de los poderes
del espíritu, aumenta su conciencia y le capacita para extender su campo de
operación.
Las experiencias de la vida, grabadas por
medio de la respiración en el cuerpo vital, se aquilatan generalmente en el
período de retrospección del purgatorio y del primer cielo, donde su esencia es
extraída e introducida en el espíritu en forma e poder del alma. Sin embargo,
no es necesario que esperemos a la extracción de las cualidades del alma y su
unión con el espíritu hasta que lleguemos al purgatorio o al primer cielo. Si nos place, podemos cada noche llevar a
cabo este proceso por medio del empleo del ejercicio retrospectivo, que ha sido
descrito en las primeras lecciones de este curso. La completa compenetración de alma y espíritu
no tiene lugar hasta casi el final de nuestro gran día de manifestación. Añadimos algo a nuestra alma por las
experiencias de cada vida, y después de haber vivido muchas vidas, sobre todo
si han sido bien vividas, conseguimos completar este atributo. Cuando tengamos la cualidad de exuberancia de
alma, los que vivan en derredor nuestro, se darán cuenta de ello.
El alma es triple: el alma consciente es el
extracto espiritual del cuerpo físico y las experiencias que este último
contiene, y está en relación reciproca con el Espíritu Divino. El alma intelectual es el extracto del cuerpo
vital y está en relación recíproca con el Espíritu de Vida. El alma emocional
es el extracto del cuerpo de deseos y está en relación recíproca con el
Espíritu Humano. Todas las experiencias
de nuestras vidas diarias son utilizadas por los procesos de evolución e
introducidas en el alma para el uso en vidas futuras, sea en este plano sea en
otros superiores.
El cuerpo del alma es una entidad distinta;
no es un extracto como lo es el alma. Es
uno de los vehículos del espíritu o uno de sus cuerpos. Está compuesto de los dos éteres superiores
del cuerpo vital, es decir el éter de luz y del reflector. El cuerpo del alma se construye por medio de
una vida de amor y servicio a favor de la humanidad. Semejante vida no solamente atrae y purifica
una gran parte de los dos éteres superiores, sino que con el tiempo también
tiene como efecto el que se produzca una división entre ellos y los dos éteres
inferiores. Después de haberse producido esta división, el cuerpo del alma se
ha separado y ha quedado distinto de los éteres inferiores, y está disponible
ahora como vehículo o cuerpo separado, para ser empleado en los vuelos del
alma. En el texto griego del Nuevo
Testamento se habla de él como “soma psuchicon”, y además él constituye el oro
y azul de nuestra aura, y puede ser visto con nuestra visión etérea. Por él se
distingue el santo del resto de los mortales.
Para su construcción recibimos
ayuda de Cristo, el Espíritu Planetario que habita en la Tierra, por medio de
Sus emanaciones etéreas, que pasan desde el centro de la Tierra hacia fuera de
ella, atravesando luego nuestros cuerpos vitales.
El cuerpo del alma es retenido por el Ego
durante la existencia en el purgatorio y en el primer cielo; quiere decir, que
está unido al cuerpo de deseos y a la mente y los acompaña por estas dos
regiones. El trabajo a favor de la humanidad construye el cuerpo del alma, pero una vida ligera y sensual
impide su crecimiento, y produce además el efecto de que los dos éteres
inferiores se introduzcan en él, en lugar de los dos superiores, que quedan
excluidos. Cuando el cuerpo del alma está construido, la persona que lo posee
es capaz de levantar su cuerpo físico a su antojo y después de haber recibido
la debida instrucción, puede atravesar el espacio de una lugar a otro con la
más absoluta libertad. Está capacitado
para “viajar a países extranjeros”, es decir, para ir a cualquier parte del
mundo, según su deseo, y con la velocidad del pensamiento. El cuerpo del alma
no pasa por el espacio andando, ni tampoco volando con alas. Es empujado por la voluntad unida al
pensamiento y sigue la dirección indicada por el pensamiento. Viaja casi con la velocidad de la luz y
cuando la persona concibe la idea de cierto lugar, el cuerpo del alma llega
allí, casi en el mismo instante. Es esto
un modo de viajar maravillosamente satisfactorio y conveniente, siendo
enteramente independiente de vehículos como trenes y vapores. Además, no hacen falta billetes ni pasaportes.
En el cuerpo del alma podemos visitar todos los países de la Tierra, observar
sus habitantes, sus condiciones y actividades, y volver luego, cuando nos
place, a nuestros cuerpos físicos. Entre
las importantes actividades del cuerpo del alma, está la de poder ser un
“auxiliar invisible”. Cuando una persona
ha desarrollado el cuerpo del alma hasta el punto de poder funcionar en él
conscientemente durante el sueño, está capacitada para el servicio de “auxiliar
invisible”, y puede entonces tomar parte en la obra de curar a enfermos bajo la
dirección de seres superiores y puede prestar servicio a enfermos y afligidos,
lo que de otro modo sería imposible. Los
auxiliares invisibles pueden dirigir corrientes de fuerza magnética curativa
hacia sus pacientes y también pueden materializar manos para manipular la parte
enferma del cuerpo etéreo o vital del paciente.
También reciben enseñanza para poder pronunciar la palabra creadora, la
cual separa los tejidos enfermos y construye nuevas células.
LECCIÓN XII
EL ALMA,
EL CUERPO DEL ALMA Y EL DESARROLLO DEL ALMA
(Continuación)
Durante la Gran Guerra muchos
auxiliares invisibles fueron desarrollados para trabajar en los campos de
batalla entre los soldados heridos. Sin
embargo, al principio de la guerra había muy pocos disponibles, porque muy
pocos seres humanos habían logrado este desarrollo. A medida que progresaba la guerra, más y más
auxiliares invisibles fueron preparados para el servicio, y al final había
muchos trabajando.
El cuerpo del alma continúa
creciendo después de su nacimiento, es decir, después de haber sido separado de
los éteres inferiores, con la condición de ser debidamente alimentado. Igual que otros cuerpos de cualquier especie,
necesita alimento para crecer y conservarse en buena salud y fuerza. Pero si no facilitamos alimento al hijo de
Cristo (el cuerpo del alma) después de su nacimiento, sufriremos hambre de
alma, en comparación de la cual el hambre física no es nada. El alimento que es preciso darle consiste en
actos y pensamientos de amor y abnegación respecto a los demás y a la humanidad
en general, según las ocasiones lo permitan.
Actos altruista y de abnegación forman el cuerpo del alma y atraen los
áureos éteres del espíritu. Estos actos nos preparan el traje dorado.
En el principio nuestro “Día de
Manifestación” todo entramos en funciones como Espíritus Virginales, pero ya
entonces algunos eran más adaptables, más dispuestos y más progresivos que
otros, y por consiguiente, entraron en la involución con mayor rapidez y mayor
entusiasmo también, que otros. Éstos son
aquellos que actualmente van a la vanguardia, y que han desarrollado el alma y
el cuerpo alma, más rápidamente que los demás.
De ellos hablamos como de “almas viejas”, mientras que los zagueros son
llamados “almas jóvenes”, no jóvenes de años, sino de desarrollo. Los muy jóvenes son llamados “rezagados”, y
son los que se negaron a emprender el trabajo de involución y evolución, y que
en muchos casos no quieren avanzar, resultando que se han quedado muy atrás de
los que forman la vanguardia y tendrán que esperar otro Día de Manifestación.
El alma, lo mismo que el cuerpo,
se atrofia si dejamos de alimentarla. La
quietud no existe ni en la naturaleza ni en la evolución; tenemos que ir
adelante o atrás. Si adelantamos, aumentamos
continuamente el alma que hemos construido en el pasado. Si retrocedemos,
agotamos el alma, las cualidades del alma y sus poderes que habíamos adquirido
anteriormente, lo mismo que agotamos la sustancia de nuestro cuerpo físico si
dejamos de comer. En otras palabras, el
alma, siendo realmente alimento para el espíritu, se gasta constantemente por
la actividad del espíritu, y tiene que
ser continuamente elaborada si el espíritu ha de progresar. Si los bajos instintos se vuelven tan fuertes
que arrollan al Ego o espíritu, y si insisten en ir para atrás, entonces
perdemos el alma. Durante este proceso,
el cuerpo del alma, también desaparece por estar íntimamente ligado al alma; y
las actividades que disuelven al uno, disuelven también al otro. El recuerdo de nuestras malas acciones que
por medio de la respiración se graba en el cuerpo de deseos después de la
muerte, es algunas veces llamado “el alma que peca” y muere por
expurgación. Esto ha sido descrito ampliamente
en la lección sobre purgatorio.
Otro peligro que se presenta
cuando el Ego inferior no quiere obedecer y se niega a seguir las órdenes del
espíritu, es que los vehículos que él ha construido por la involución y
espiritualizado parcialmente, pueden
perderse por desintegración; es decir, los cuerpos físicos, vital, de deseos y
mental, a la vez que sus correspondientes átomos-simiente; siéndole difícil
recobrar su memoria consciente.
Es éste un asunto muy serio,
porque cuando el Ego ha perdido sus vehículos y los átomos-simiente de estos últimos,
entonces le faltan los medios para continuar su evolución en este “Día de
Manifestación”. Por esta razón tiene que
volver al caos y permanecer allí hasta que salga una nueva oleada de vida a la
cual pueda unirse y así continuar su evolución.
Sin embargo, el espíritu o Ego no muere. El Espíritu no puede morir
nunca, porque vino de Dios al principio, como una parte de Él, y siempre
quedará como tal. No puede morir, pero
puede perder sus cuerpos y así durante cierto período, permanecer prácticamente
impotente y desamparado.
Cuando el Ego ha perdido sus
átomos-simiente, ya no puede volver a nacer. Esto, sin embargo, no es una
pérdida total, porque, cuando otra vez en una nueva oleada de vida, saldrá
desde un punto más elevado que aquél desde el cual salió en el ciclo
presente. Esto es debido al hecho de que
desde el principio del “Período de Saturno” el Espíritu Virginal ha adquirido
los tres velos del Espíritu Divino, Vital y Humano, respectivamente; los cuales,
unidos al propio Espíritu Virginal, constituyen el Ego. Los Espíritus Divino, Vital y Humano
adquiridos así, son retenidos durante la
duración del caos, y dan al Espíritu Virginal un empuje inicial en un día posterior
de evolución. A pesar de ello la pérdida
es grande y sumamente dolorosa.
Por esta razón nos incumbe
mejorar nuestras oportunidades en un grado extremo, y vivir una vida recta y de
bien obrar, a fin de que podamos llevar a cabo lo que fue previsto para
nosotros y obtener así la gran alegría, la paz y el poder, que son su resultado
seguro.
LECCIÓN XIII
EL SENDERO DEL LOGRO, EL
CONOCIMIENTO DIRECTO Y LA VISIÓN ESPIRITUAL
El sendero del logro, es el
sendero en el cual desarrollamos nuestra visión espiritual y nuestros poderes
espirituales. De la visión espiritual se
habla muchas veces como del sexto sentido.
La humanidad vulgar no tiene más que cinco sentidos; pero todos tenemos
el sexto sentido latente, y algunos que van a la vanguardia lo tienen desarrollado. Hubo un tiempo en que teníamos sólo cuatro sentidos
totalmente desarrollados; otro tiempo, aún más lejano, cuando poseíamos sólo
tres, etc. En el periodo por ejemplo, en
el que teníamos sólo cuatro sentidos activos, había seguramente personas que
decían que era imposible el tener un quinto sentido y que los visionarios que
hablaban de un quinto sentido, se engañaban a sí mismos. La historia se repite. Hoy la humanidad corriente tiene cinco
sentidos, pero algunas personas indican la existencia de un sexto, y los demás
las miran como equivocadas. Cuando estos
individuos adelantados hablan de visiones y poderes de los cuales no nos damos
cuenta con nuestros cinco sentidos, hay siempre algunos que dicen que son el
producto de la imaginación. Pero nos
consta que no es así. Sabemos que estas
regiones y poderes superiores existen.
La primera evidencia del
desarrollo del sexto sentido, consiste en la capacidad de sentir las
vibraciones de los planos más allá del físico.
Cuando hemos llegado a sentir estas vibraciones, aunque nuestro sexto
sentido no esté desarrollado activamente, nos damos cuenta del hecho de que
estos planos superiores existen y también percibimos la verdad en aquellos
sistemas filosóficos que los describen.
En este caso están la mayoría de los estudiantes de la filosofía
esotérica. El solo hecho de que son
estudiantes de esta filosofía y que son capaces de sentir la verdad contenida
en ella, prueba que están ya más o menos sensitivos para las vibraciones
superfísicas.
El sexto sentido o la visión
espiritual por la cual obtenemos un conocimiento directo en los planos
superiores, es triple. El grado más bajo
es la visión etérea, por la cual percibimos el mundo etéreo con las entidades
etéreas en él, tales como los espíritus de la naturaleza. Por medio de la visión etérica podemos mirar
a través de cualquiera de sus partes.
Esto se aplica a todas las sustancias exceptuando el vidrio. El vidrio no es conductor de la
electricidad. Este hecho sugiere una
conexión interesante entre los éteres, la visión etérica y la electricidad, la
cual vamos a dejar a la meditación de nuestros estudiantes, esperando que
saquen provecho de ella.
El segundo grado de visión
espiritual es la clarividencia del mundo del deseo. Por medio de esta visión percibimos el mundo
del deseo y los cuerpos de deseos de las entidades que viven allí. En la clarividencia, un objeto aparece
extendido delante de nuestra mirada, de modo que vemos la totalidad del objeto
de un solo golpe de vista. La
clariaudiencia, es otro método de entrar en contacto con el mundo del deseo,
capacitándonos para escuchar las voces espirituales de aquellos que viven allí
y comprender su misterioso lenguaje.
El tercer grado de la visión
espiritual es aquel por el cual percibimos las realidades espirituales en el
mundo del pensamiento. Aquí entramos en
contacto con los arquetipos de todas las cosas existentes. Estos arquetipos, siendo entidades vivas, nos
hablan y nos instruyen sobre ellos mismos.
Es difícil poner en orden lógico los conocimientos que obtenemos de este
modo, porque los percibimos como una totalidad y no como presentados en partes
distintas, como en el caso de nuestra visión física.
La visión psíquica (espiritual)
puede ser positiva o negativa; siendo la forma
positiva aquella que ha de desarrollar el estudiante de una escuela
oculta positiva. El desarrollo se opera
por el despertar de la glándula pineal y del cuerpo pituitario, y además, por
la conservación de la fuerza sexual y por su dirección hacia arriba. Por ciertos ejercicios al mismo tiempo, el
cuerpo pituitario se pone en vibración de tal modo que desvía las líneas de las
fuerzas sexuales ascendentes, haciéndolas pasar por el cuerpo pituitario y la
glándula pineal, formando así un puente entre los dos. De esta manera se obtiene la visión
espiritual positiva, que está bajo el control de la voluntad.
Si se trata de un ocultista, la
mayor parte de la corriente de fuerza
sexual fluye hacia arriba por el canal espinal, de la laringe al cerebro, y
desde allí hacia abajo; al corazón. El
ocultista desarrolla la parte intelectual de su naturaleza en mayor proporción
que la parte devocional. En el caso del
místico, la mayor parte de la corriente fluye hacia arriba por la vía del
corazón y de la laringe antes de llegar al cerebro. El místico desarrolla el corazón o la parte
devocional de la naturaleza en mayor grado que la parte intelectual. Ambas formas pertenecen al desarrollo
espiritual positivo y aumentan la visión espiritual.
El sendero negativo del
desarrollo es el del médium, que se desarrolla por medio del plexus solar y del
sistema nervioso simpático, en vez de hacerlo por el cerebro y sistema
cerebro-espinal. La visión espiritual
del médium no está bajo su control, ni sujeta a su voluntad, y así resulta una visión
muy defectuosa. Además, no se retiene
durante vidas futuras, mientras que la visión espiritual positiva, obtenida por
el verdadero ocultista o místico se retiene para siempre.
El ocultista y el místico, cada
uno a su vez, tienen que obtener el desarrollo del otro, es decir, que la parte
corazón y la parte cabeza de la naturaleza, tienen que alcanzar paralelamente
un desarrollo igual.
El estado de médium ha de ser
muchas veces sufrido por el aspirante en su camino hacia el desarrollo de la
visión espiritual positiva. Sin embargo,
no deberíamos cultivar nunca el estado del médium y no es de ningún modo
necesario pasar por él.
La visión espiritual y los
poderes ocultos se pueden desarrollar de un modo seguro solamente en relación
con una vida de servicio a favor de la humanidad. Si desarrollamos estos poderes por cualquier
otro motivo que no sea el de la colaboración con el gran plan de evolución,
estamos en peligro. Si nuestro motivo de
desarrollo es el deseo egoísta de obtener poderes para favorecer exclusivamente
nuestros propios propósitos y nuestras ventajas individuales, entonces abrimos
nuestra “aura” a entidades malas, que
nos servirán temporalmente para obtener los poderes que deseamos, pero luego seremos
nosotros los que tendremos que servirle a ellas. Y ellas exigirán el pago de la deuda hasta el
extremo, y pagando la deuda el aspirante es muchas veces arrastrado hacia
abajo, a los abismos de la degradación.
LECCIÓN XIV
EL SENDERO DEL LOGRO, EL
CONOCIMIENTO DIRECTO Y LA VISIÓN ESPIRITUAL
(Continuación)
La vanidad que uno siente por su
desarrollo espiritual puede ser causa de la entrada de elementales en el aura,
lo que muchas veces produce la caída del individuo. Por esta razón la Biblia es científicamente
correcta cuando nos previene contra la soberbia. Este peligro se presenta sobre todos de un
modo serio cuando hemos empezado el sendero del logro. Los vehículos del aspirante están sensibilizados
en este sendero por la vida pura que lleva y por los ejercicios que
practica. Tiene que ser mucho más
cuidadoso que las demás personas para evitar sensualismo de cualquier forma,
porque le arrastrarían y le aplastarían con mayor rapidez que a otros.
Ente los primeros ejercicios que
el aspirante al conocimiento directo
debe practicar es el de la aguda observación de los detalles. Es una verdad
obvia que la gente en general tiene ojos y no ve. El aspirante tiene que ejercitarse en el arte
de ver todo lo que hay alrededor de él con gran minucia, porque de otro modo
ocurriría un conflicto entre los recuerdos conscientes en la mente y los recuerdos
subconscientes en el cuerpo vital, y esto produciría desarmonía. Pasando por la calle podemos mejorar nuestra
observación notando distintamente todas las casas y sus detalles, los jardines,
el estilo de arquitectura, etc.; más tarde deberíamos tratar de recordar estos
detalles. Haciendo esto, aumentaremos
nuestro poder de observación de manera notable.
La concentración y los
pensamientos positivos, son los poderes mentales que hay que desarrollar
después. En esta práctica tenemos que
fijar nuestra mente en un solo punto y no permitir que se distraiga. La distracción es uno de los procesos más
destructivos que podemos sufrir. La
distracción destruye el poder del pensamiento; la concentración lo crea y
fortifica. El pensamiento positivo
alcanzará siempre su objeto. El
pensamiento negativo es débil y nunca logra gran cosa. El pensamiento positivo nos facilitará
generalmente una mente capaz de hacer milagros en cualquier campo de acción, y
nos preocupará éxito sobre éxito. El pensamiento negativo abre nuestra aura a
las entidades de naturaleza indeseable, y en el caso de persistencia, podemos
caer bajo su dominación y volvernos incapaces de protegernos contra ellas. Por esta razón debemos practicar la
concentración en todo tiempo.
Ejercicios superiores para el
aspirante son los de meditación y discernimiento, de contemplación y adoración. Información sobre todos ellos se halla en el
libro “Concepto Rosacruz del Cosmos” y es muy recomendable su estudio. La repetición sistemática de verdades
espirituales, las introduce y fija en el cuerpo vital y gradualmente hace que
formen parte del carácter si son reforzadas por obras. De este modo podemos hacer de nuestro
carácter lo que queramos que sea y carácter es destino.
El aspirante a menudo retrasa su
progreso por ansiedad, que es una forma de miedo. Esto crea elementales de miedo en la
mente. El aspirante deberá hacer las
cosas cuando sabe que son buenas y entonces no tendrá miedo del porvenir.
“El perfecto amor expulsa el
miedo”. Por consiguiente si tenemos una
tendencia a sentir miedo de cualquier clase, podemos construir nuestros
vehículos superiores practicando amor de un modo o de otro, de manera que
definitivamente estemos protegidos contra el miedo.
Esto es necesario antes de
desarrollar nuestros poderes ocultos en general, porque si no hemos dominado el
miedo, no tendremos seguridad para exponernos a cruzar por los planos invisibles,
y ni estaremos tampoco en condiciones para viajar en esos planos, lejos de la
protección de nuestros cuerpos físicos.
Mientras estemos aún sujetos al miedo, lo estaremos también a las
actividades malévolas de los seres de los planos invisibles, que nos
perjudicarán. El hecho mismo de sentir
miedo, prueba que no estamos aún completamente capacitados para defendernos
contra estas entidades. Por consiguiente
el miedo es el primer gran enemigo que el estudiante de ocultismo tiene que
vencer.
Algunos estudiantes místicos
caen en el error de desarrollar la videncia espiritual por medio de drogas,
espejos mágicos o ejercicios de respiración inadecuados. Con el tiempo se presentarán enfermedades u
obsesiones como resultado de estas prácticas, porque son de carácter negativo.
Desarrollan la visión espiritual por vibraciones irregulares y los que observan
estas prácticas abren su naturaleza al mundo del deseo inferior y a las
entidades viciosas que viven allí. Los
ejercicios de respiración de los orientales, que no son apropiados a los occidentales,
en algunos casos sacan al cuerpo vital fuera del físico, cortando el lazo entre
los centros sensoriales etéreos y las células cerebrales, y producen la
locura. En otros casos producen una
rotura entre el éter de vida y el químico, cuya consecuencia es la tisis. Nuestros estudiantes deben desconfiar
seriamente de estas prácticas y ni siquiera hacer el más pequeño ensayo. Una respiración higiénica, profunda, sin
embargo, es buena y recomendable.
Finalmente, el equilibrio en todos
los planos, es el gran objetivo que el estudiante de ocultismo debe tratar de
realizar. Es triple y consiste primeramente en la concentración mental; en
segundo lugar, en el balance emocional y, por último, en el poder espiritual.
Pero aun habiendo obtenido todo
esto, y habiendo desarrollado la visión superior, y pudiendo abandonar su
cuerpo conscientemente, el alumno no posee la omnisciencia. Entonces estamos solamente en el punto de
emprender nuestra educación en los mundos espirituales. Allí tenemos que
aprender nuestra educación en los mundos espirituales. Allí tenemos que aprender exactamente lo
mismo que aquí, en un largo curso de trabajo paciente y asidua aplicación a los
problemas de nuestra nueva atmósfera.
Podemos darnos cuenta ahora de lo tonto que es el seguir la enseñanza de
unos profesores que han desarrollado quizá, nada más que uno de los tres grados
de visión espiritual, y tal vez, de manera imperfecta. También podemos ver que resulta inocente
dedicarse a la veneración de ídolos, respecto a cualquiera que haya obtenido un
desarrollo de clarividencia, o de aceptar todo lo que él pudiese ofrecernos
como indudablemente cierto y digno de acatamiento.
Todo lo que se obtiene de los
mundos internos por medio de cualquier grado de visión espiritual, ha se ser
sometido a la prueba de la lógica y del sentido común, y si no resiste a esta
prueba, estamos justificados de rechazarlo o por lo menos de hacer nuevas
investigaciones antes de aceptarlo.
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