domingo, 31 de julio de 2016

El que más sabe más ama



El que más sabe más ama
Conferencia  del Señor  Roberto Ruggiero
en you tube, desde aquí

Demoramos unos minutos antes de iniciar nuestro tema porque les sirve este paréntesis, esta espera, estos momentos en que quedan meditando, sirve para hacer una separación con la vida que han dejado, con el trabajo, con el movimiento diario las actividades generales, para poder entrar en algo diferente, que no es del mundo; lo que pretendemos es una cosa totalmente diferente. Al que quiera observar, las personas que sean suficientemente sensatas para sentir lo que persigue la Tierra, les es fácil comprender que la finalidad tiene que ser otra, que la lucha que se realiza no está bien encaminada. Pero nuestro trabajo es tremendamente difícil: poder transmitir lo que es la realidad; porque están tan habituados al enfoque general, que lo que queremos transmitir es difícil de entender. Les pedimos mucho esfuerzo para que no pierdan su tiempo. El nuestro, nunca está perdido si vosotros tienen la bondad de prestar atención y escuchar. Pero queremos que también vosotros no pierdan su tiempo, que comprendan el mensaje que hay siempre detrás del mensaje que procuramos transmitirles.
Para comenzar, como iniciamos un nuevo mes, cambiamos el pensamiento: es un pensamiento de Leonardo Da Vinci, muy conocido pero no comprendido. Dice que “el que más sabe más ama”.
No es simple. El amor es una consecuencia del adelanto, del crecimiento. ¿Y saben cómo se agigantan los seres humanos? Solamente por los esfuerzos que hacen los mundos invisible, dando alertas severísimos; alertas para despertar una humanidad que no se encuentra a si misma. Los mensajeros divinos siempre han llegado a la Tierra y han hablado con palabras claras. Pero es que no han sido aceptados.
La concepción que tenemos de Dios no puede ser una concepción clara, completa, porque es una entidad de una dimensión que escapa a nuestra capacidad, a nuestra constitución actual. La humanidad está en una etapa en la Tierra, hoy en estado consciente, un estado importantísimo, porque es responsable de todos sus actos, pero supeditada medios que son enormemente limitados, en comparación a las capacidades de un Creador de un sistema solar. Esta es la dimensión; esta es la diferencia. Estamos aptos para nuestro medio físico, el medio más simple, el medio más joven. No queremos hablar de atraso; queremos hablar de limitaciones. El medio más joven en la evolución es el medio físico, el medio estable; el medio, que permite, por su estabilidad, una mayor posibilidad de entender, de meditar, de decidir. Es un medio lento, el nuestro, el medio más lento de todos, en que nuestros actos dependen de movimientos físicos. Los mundos dinámicos, de pensamiento, en que la diferencia que hay entre la Tierra y los Cielos o los mundos de Dios, aquí nos movemos en tres dimensiones, en cuatro estamos experimentando, como novedad – los mundos de Dios son de muchas dimensiones, mucho más allá de la capacidad posible mental; así que a Dios no lo entendemos. Pero podemos sentirlo. Si. El sentimiento tiene una particularidad: puede expandirse. A través del sentimiento podemos sentir una finalidad. Tenemos similitudes, tenemos analogías, porque lo curioso de la Tierra – es una réplica en miniatura de los Cielos, no tengan duda. Aquí, la verdad, no se inventa nada: se descubren las cosas, lentamente.
Entiendan. Que no se crea la humanidad no estamos inventando cosa alguna. Va descubriendo, lentamente, medios de desenvolvimiento más amplios, pero que son apenas una réplica de acontecimientos mucho más adelantados del futuro.
Es una pena hablar de la realidad. Pero siéntanla, aunque se vean sacudidos, pero sientan la limitación para no aceptarla, para querer crecer, como tienen derecho. Si el mundo no les acompaña, no importa. Lo que importa es que vosotros, que siguen un tema de la enseñanza espiritual, puedan comprender la realidad, futura, de mayor perfección.
El Cristo vino a la Tierra por una necesidad imperiosa: la cristalización de la Tierra y de los vehículos humanos hacía imposible todo adelanto. La Tierra estaba supeditada a una catástrofe general, donde al destruirse, paralizaba la evolución.
Entonces un representante de Dios, un adelantado, vino a dar una ayuda. ¿En qué sentido da la ayuda? En tres sentidos. Y a ver si entienden estos tres sentidos, que es la enseñanza que perseguimos.
El Cristo, con su poder arcangélico, procuró purificar lo que estaba impuro: las pasiones humanas, actuales, la impulsividad, los arrebatos, las pasiones desencadenadas por un error gravísimo, una desobediencia que trae sus consecuencias. Nosotros no escuchamos mensajeros divinos, pero si escuchamos ángeles caídos que nos transmitieron su propia desobediencia. Y este abuso de poderes que tienen una finalidad mucho más seria hizo que se creara una situación permanente de constante desgaste e inquietud que se tradujo en las condiciones conocidas y que dieron, como consecuencia, una paralización en el adelanto (desgraciadamente estamos atrasados).
Señores hermanos, toda vida humana tenía solamente, en la etapa post-mortem, purgatorial, tenía que estar, como mínimo, doscientos años. El Cristo, al purificar las condiciones del aspecto espiritual de la Tierra, purificó los cuerpos humanos y entonces activó la posibilidad. Hoy se está en el Purgatorio, - que existe, no tengan ninguna duda, aunque no sea ese Purgatorio de fuego simbólico, pero es Purgatorio, en que se medita y se arrepiente el ser de lo que, por ventura, puede haber equivocado, Purgatorio es purificación, hoy, en lugar de doscientos años, se redujo a un tercio de la existencia.
¿Cuánto dura una existencia? Sesenta, noventa años. En 30 años hoy se hace un purgatorio, cuando demandaba doscientos antes de la venida del Cristo.
Todavía, Él está posibilitando, al purificar la Tierra, que la Tierra tenga su cuerpo – alma. Vosotros dirán ¿qué es eso? Eso que tienen todas las estrellas en el universo. ¿Por qué las ven? ¿Por qué en las noches vosotros las ven? Porque tienen alma, porque están revestidas de éter luminoso, éter reflector, que les da luz, que les da vida. En la Tierra no existe tal cosa. El Cristo está haciendo esfuerzos para  que sea posible.
Cuando los astronautas se alejan de la Tierra en los cohetes espaciales ven que se va oscureciendo. Esa es nuestra realidad.
Si la aceptan, si se entran cómodos, no necesitan del camino espiritual, pero si, inquietos por querer responder a una nota de progreso hacen esfuerzos, se amparan en posibilidades que solamente les van a beneficiar. Al mismo tiempo que se va produciendo un cuerpo de luz para la Tierra, un cuerpo – alma, se va produciendo un cuerpo de alma en cada ser. Ese crecimiento no lo podrán negar. Vosotros saben que a pesar de los pesares, hay un cambio paulatino en el transcurso de los tiempos. Los tiempos trogloditas o tiempos antediluvianos son tiempos de la edad de piedra, esos tiempos primitivos quedaron para atrás. Hoy tenemos museos, tenemos universidades,  institutos, industrias, tenemos desenvolvimiento, hay un cambio. La lógica nos dice que si ha habido un cambio es posible que haya otros. Son de los que estamos hablando. Son cambios que tenemos que producir para alcanzar un estado diferente. Ese “stress” de que tanto se está hablando, consecuencia de la inquietud, del desasosiego, del esfuerzo de los vicios, tiene que dar lugar a una meditación serena, a un buscar de si mismo diferente: quién soy, qué es lo que estoy haciendo, adónde voy. Es la respuesta que estamos dando. Tenemos que regresar a nuestro origen con una capacitación mayor de la que teníamos, antes de comenzar la Evolución actual.
Hablamos de renacimiento en la Filosofía Rosacruz. A veces podrán decir que es difícil probar eso, nadie vuelve. Es todo tan simple! Vosotros, si se analizan, sea la edad que tenga, es el mismo ser que nació. Ya nació hecho, ya nació completo. La vida si, la nueva existencia puede dar la nueva oportunidad de crecer ese ser, pero en el mismo, van a ver que hay día a día nuevas experiencia, que para aprender siempre estamos aprendiendo. Y si somos empeñosos en querernos conocer a nosotros mismos para mejorar nuestras aptitudes, veremos que mucho tenemos que realizar.
Ahora, hablamos de lo que el Cristo hizo. No solamente posibilitó o impidió una catástrofe – que no estamos exagerando; las catástrofes todavía se suceden: erupciones volcánicas, terremotos, desgracias colectivas, a pesar de la ayuda del Cristo, porque lo que el ser humano tiene que llegar a entender es que, aunque en pequeño, él es un creador; crea a su igual; entonces crea consecuencias en su medio ambiente; el Cristo impidió una catástrofe general, como sucedió en la Lemuria y en la Atlántida. Pero no puede impedir el libre albedrío humano. El libre albedrío es sagrado; hay principios inconmovibles que no se pueden modificar. El ser está evolucionando, desenvolviendo poderes creadores que algún día serán superiores. Para que sean superiores, para que sean divinos tienen que gozar un cierto libre albedrío. Ese libre albedrío mal empleado, por ahora, da consecuencias que vosotros las conocen bien. Se dice equivocadamente que cada vez hay mayores problemas en la Tierra. No. Los problemas, apenas, como tenemos medios de difusión más amplios los vemos más completamente. En todo los tiempos hubo problemas. Y si la vida se encara en una finalidad cada vez más material los problemas subsisten como una advertencia para un cambio, un viraje, para seguir con una finalidad más amplia de  la que el campo material apenas puede ofrecer.
Y volviendo al Cristo, el Cristo posibilita un mejor ambiente a la humanidad.
Todavía, ayuda a que desenvolvamos un cuerpo alma y todavía, con un ambiente diferente, permite la posibilidad a todos que se alcance otra dimensión. El ser humano está hoy supeditado a un cuerpo; en el futuro, cuando alcance ese equilibrio que le corresponde, tendrá el derecho de habitar los mundos invisibles y visibles al mismo tiempo. No es ningún milagro. Es apenas un alcance mayor, porque el triunfo de la humanidad le dará otras posibilidades. No estamos hablando sino de lo que es posible para que comiencen a aspirar y haciendo los méritos correspondientes vayan alcanzando.
La realidad es que el Cristo que sembró la enseñanza, que mostró como se puede hacer el bien terminó en la cruz. Para que sintamos la realidad: cuando decimos “Dios nos ayude” Dios lo tiene que hacer de una forma muy especial, porque cuando manda un mensajero es crucificado, y en las condiciones más ruines posibles. La crucifixión vosotros saben que era adherir a un ser a una cruz, ponerlo a la intemperie, al sol, al frío, a bestias feroces, y todavía, a la maldad de seres que gozaban en martirizar y destrozar un cuerpo.
Amigos, esto es realidad triste. Se recibe un Salvador y se le crucifica de esa forma. Todavía Él hace algo más. Él quiere dejar una advertencia.
En condiciones tan contradictorias, el que quiera servir es ese el camino, amigos, es esa la enseñanza: el camino del servidor, en un medio adverso es sufrir y ser contrariado por un medio que todavía no está al nivel del que quiere buscar lo superior.
Les hablo más claro. Todo aquel que tenga aspiraciones, de verdad, de servir, que tenga aspiraciones de adelantar tiene que tener el máximo de discernimiento, la  máxima capacidad. Tiene que desenvolverse en su interior de la forma más profunda, pero tiene que desenvolverse en el medio ambiente con el mayor tacto, con la mayor capacidad para no ser eliminado. El medio ambiente aún es así. En los Cielos es recibido un pecador arrepentido con más alegría que 99 justos que no se hayan equivocado. Tan difícil es el arrepentimiento o el adelanto del que ha equivocado.
No se si nos explicamos. Los Cielos acompañan a la mandad permanentemente, en todo instante. Está siendo acompañada la humanidad. Apenas se la invita a tener otras finalidades, a tener otra aspiración, a elevar su punto de mira. Si se busca de adaptarse a las condiciones existentes solamente, que no se imaginen grandes adelantos.
A veces presentamos un gráfico que está dentro de la enseñanza rosacruz, de una montaña cónica que tiene un camino circular muy lento en que va la humanidad toda; lentamente va, a través de las experiencias, ascendiendo y aprendiendo. También tiene un camino directo de la base para la parte superior pero es más difícil, de mayor esfuerzo, de mayor sacrificio. Está en cada uno optar por lo que sienta, por lo que quiera, por lo que sea capaz de aspirar. Porque la nota creadora divina que existe en cada uno solamente el ser puede manejarla. Los impactos celestes serán siempre recibidos para ayudar, pero tiene que ser el ser internamente que decide un cambio, que decide alcanzar una modalidad diferente. Al hablar de modalidades no estamos negándoles la felicidad de vivir, la felicidad del convivir con los demás, no estamos negando la vida en común en general; estamos pidiéndoles finalidades diferentes; no vivir la vida mundana, apenas, como una satisfacción personal, sino como un deber colectivo de servirnos unos a los otros!
Entonces empieza lo que quiere explicarnos Leonardo Da Vinci: Si vamos sabiendo mejor nuestras finalidades vamos comportándonos diferente, vamos siendo una pieza en el conjunto más útil. Si nosotros nos vamos comportando como una pieza útil en el conjunto comenzamos, finalmente, a saber las finalidades que nos trajeron a la Tierra. No nos trajo el llenar nuestra mente, apenas, con conocimiento. Es un problema la mente. La mente humana cuando apenas quiere acumular conocimiento por el conocimiento mismo, se crea la arbitrariedad más espantosa. Los extravíos más grandes que se han producido en la Tierra fueron por las mentes exclusivamente intelectuales.
La mente es un medio precioso para la razón, para saber distinguir lo bueno de lo equivocado; pero es un medio, no es un fin. El medio que tenemos es un crecimiento anímico que nos haga más capaces, que nos haga desenvolver un patrimonio que está en cada uno y por igual. En Dios hay una extremada justicia y una extremada medida; a nadie le ha dado lo que no ha dado a los demás. Las desigualdades las hacemos provisoriamente nosotros. La meta del plan divino es hacernos alcanzar, algún día, el mismo nivel a todos, sin excepción. El plan es original; no nos convertirá en autómatas, en una formación de máquinas que nos iguale unos a los otros. La igualdad está en el alcance; continuará desenvolviéndose en cada uno una originalidad espiritual que es privilegio de dios, de vernos a todos iguales y sin embargo a todos diferentes.- esta es la posibilidad de la humanidad que quiera entender, se llama Epigénesis.
¿Qué esfuerzos estamos pidiéndoles?. Una atención más cuidadosa, una dirección en el sentido menos egoísta. Los tiempos brutales de antaño que queden definitivamente para atrás. Esas crucifixiones de que hemos hablado, que son una mancha en la humanidad felizmente no se hacen ahora. Pero no es una perfección, no es consecuencia de un real adelanto. En el medioevo, - ha pasado poco tiempo relativamente – todavía se llevaba los seres a la hoguera y se elegía con cuidado ramas y madera de árboles verdes para que el suplicio fuera mayor. Del medioevo ha pasado muy poco. Hoy, todavía, si no hacemos eso, la humanidad tiene su sistema, una astucia que ha dado lugar, ha usurpado el lugar de la inteligencia, hace que se enfrente una parte de la humanidad a otra, cuando, en realidad, tenemos que dejar definitivamente métodos de enfrentamiento por un método de acercamiento definitivo, que nos encauzará para fines más leales y verdaderos y para siempre.
Amigos, escuela espiritual es esto: una enseñanza, una advertencia, de que es necesario seguir por otros caminos si es que queremos alcanzar otros destinos. Si todavía no estamos decididos a los cambios que las circunstancias exigen, tenemos todo el derecho, tenemos ante todo la libertad de elegir. Nunca un camino que cree o que vaya a crear obligaciones jamás estará cierto. La humanidad tiene por derecho, por sobre todos los principios, el principio de libertad. Apenas que la advertencia espiritual es que sepan elegir. Y a veces es sumamente clara la enseñanza para no dejar ideas de engaño en cada uno.
Generalmente el espiritualista cree que puede seguir la vida común, pero por medio del estudio poder adelantar. El estudio instruye, explica razones, explica finalidades y alcances, pero es la acción de cada uno la acción diferente es personal. Y como se han vivido épocas incontables pensando apenas exclusivamente en si y para si, el momento es de ir comprendiendo que no ha servido esa conducta, que hay que comenzar a pensar un poco diferente, con el corazón. No queremos hacer seres extravagantes, que hacen el ridículo como predicadores que a veces vemos semi-desnudos y descalzos por la calle, predicando verdades que ellos mismos ni siquiera las entienden. Queremos seres sensatos, prudentes, criteriosos, que van comprendiendo finalidades más serias y procuran ser un ejemplo de sensatez, un ejemplo de cordura, un ejemplo que sirva para los demás: es el esfuerzo del espiritualista. Pero si el espiritualista quiere vivir con ideas espirituales, pero con una conducta similar a la de los demás, jamás podrá adelantar.
El Cristo terminó en la cruz. Tenía que terminar para enseñarnos la falta, en la cruz. Estaba ya establecido. Lo estableció Isaías centenas de años antes; 700 años antes escribía Isaías que el salvador iba a terminar de la forma que terminó. Terminó de esa forma, no como fatalismo, sino como enseñanza y advertencia; como enseñanza dura, real: sacrifica al que viene a salvar. Y el espiritualista, que en el fin va buscando su adelanto, procurando redimirse por medio del servicio a los demás, seguirá el mismo camino, por lo que advertimos que es sacrificio. Los Evangelios, el Nuevo Testamento, los cuatro Evangelios, aparentemente cumplen la finalidad de instruir sobre la vida que llevó en la Tierra el Salvador. Es aparentemente esa finalidad. Lo que persiguen es educar y advertir, que el que realmente quiera adelantar en la Tierra, como el medio terreno continúa contradictorio y equivocado, pasará por el sendero que pasó el propio Cristo, sin embargo, tenemos que continuar.
El espiritualista tiene que ser, por lo tanto, un fuerte. Las decisiones de querer transformarse sin fundamentar en una base muy sólida, no servirá para el espiritualista.
El espiritualista que realmente quiera llegar a cumplir una etapa más provechosa que las anteriores – porque cuando hoy sufre en la Tierra cierta limitación, es una advertencia de lo que le falta alcanzar. Las vidas anteriores no tengan duda, tienen valores, porque si no hubieran alcanzado ciertos valores, no tendrían hoy la posibilidad de renacer con una conciencia alerta y pronta para guiarlos. Así que esto de que hoy disponen no es, de forma alguna, una dádiva de los cielos; es merecimiento propio. Han pasado por el crisol de la experiencia en vidas anteriores y adquirieron la capacidad que hoy tienen.
Pero si un análisis serio les dice que todavía acusan tales o cuales problemas para mejorar, entonces encamínense en ese sentido. El destino de cada uno está siendo cumplido. A veces, como vosotros saben que existen ciertos estudios matemáticos que pueden dar al que está versado una orientación del destino de cada uno, como no siempre se cuenta con esa ayuda, vosotros pueden tener la certeza absoluta de que están cumpliendo el destino de cada uno, como no siempre se cuenta con esa ayuda, vosotros pueden tener la certeza absoluta de que están cumpliendo el destino para la presente existencia, porque los grandes Ángeles que, después de un estudio cuidadoso de las posibilidades de cada uno arman una nueva existencia, de acuerdo siempre con el que la va a cumplir, esa existencia, cuando se inicia en la Tierra esa vida, cada ser es guiado para que la cumpla. La vida que están realizando ahora, precisamente ahora, es el destino de cada uno. Si es diferente a la de los demás no se extrañen. Cada existencia es preciosa para que el interesado alcance lo que propuso alcanzar. No importa que esté limitado en esto, aquello o lo de más allá. Esa limitación va a ayudar. Todo lo que sea limitación en la presente existencia es una ayuda amiga; quiere decir, hay algo que conquistar. En ese sentido hay que hacer el esfuerzo. En lo que hayamos cultivado, en buen momento, debemos aumentar lo que son las cualidades positivas, pero tener la perspicacia de observar las que todavía no son positivas nosotros mismos y hacer el esfuerzo para que se torne, lo que es todavía una deficiencia personal, se transforme en una virtud, en una cualidad superior. Esta es la finalidad de la existencia.
Y lo que dice Leonardo Da Vinci que, “al saber más, más amamos a nuestros semejantes”, no quiere apenas limitarse a un saber común, y eso nos transforme en un saber capaz de sentir a nuestros semejantes. La sabiduría de ese ser con conocimientos muy profundos quiere referirse al saber que nos transforma en servidores dispuestos a olvidarnos de nosotros mismos y querer servir a los demás!
¿Quiénes son los demás? Los demás son una prolongación de nosotros mismos.
Sintamos esa realidad, en el fin, todos somos unos. El principio del adelanto verdadero es sentir el conjunto humano como si estuviera dentro de nosotros mismos. Es una derivación de nosotros mismos; estamos todos unidos. Lo glorioso de alcanzar una etapa superior que todos han de alcanzar algún día, será percibir, con verdadero asombro, que toda vida es una. Estamos invisiblemente unidos por la misma savia, por el mismo impulso; apenas que los ojos físicos, a la condiciones materiales no nos permiten percibir esa realidad y actuamos con tendencias de independencia, cuando estamos contrariando la realidad. El verdadero crecimiento, lo que hará que las condiciones que hoy se encuentra cada uno se multipliquen, vengan a mayores, es cuando llegamos a percibir que somos una unidad, unos dependientes de los otros, pero no en el sentido económico, material, sino en el sentido espiritual y verdadero.
Entonces, la nota cósmica que mantiene vida e inteligencia en el Universo es la nota que Da Vinci nos dice que tenemos que desenvolver: el amor, el entendimiento, el acercamiento, de unos a los otros, eso hará que las propias condiciones de la Tierra váyanse transformando, al mismo tiempo que por las condiciones de cada uno se van desenvolviendo un cuerpo alma como consecuencia de la conducta personal, se va desenvolviendo un cuerpo alma en nuestro planeta, nuestro planeta va atrayendo una mayor cantidad de luz, de un éter luminoso y reflector, que la transformará algún día en una estrella de luz, como las estrellas que vemos en las noches y que nos sorprenden en su multiplicidad, en su infinita cantidad. Vivamos esa realidad de formar parte de un conjunto tan grandioso y respondamos a esa finalidad trascendental!
Los científicos modernos están procurando interpretar sonidos que ya captan, que todavía no saben interpretar, porque vienen de inteligencias de grados diferentes y todavía no se capta la significación. Estamos entrando en contacto, poco a poco, con la verdadera realidad; una dimensión universal de la que formamos parte. No neguemos nuestra verdadera naturaleza por el engaño de una vida material tan precaria, tan limitada, de tan pocos años. Porque no hay nada tan cierto como la limitación de una existencia eterna en la Tierra. Vivamos una inteligencia mayor; saquemos de nuestro interior algo divino que nos hable de la verdad que es nuestra existencia, del medio que  disfrutamos y porque lo disfrutamos; por qué disfrutamos o por qué disponemos de un medio físico; que es lo que se persigue y cumplamos esta finalidad. No enfrentemos lo que es inevitable: un Purgatorio de arrepentimiento inútil ya para seres inteligentes.
Hagamos nuestro Purgatorio hoy, aquí, en este momento, desligándonos de lo que ya es inútil, de lo que nuestro entendimiento nos dice que no puede ser más y enfrentemos como seres, como chispas divinas, una realidad de forma clara y terminante.
¿Qué nos faltan fuerzas? Desenvolvámoslas. Si. Hemos dicho en el fin el problema que tenemos. No somos fuertes. No es muy fácil planear mentalmente; los hábitos después nos hacen fracasar. Pero el Señor Cristo, a veces recordamos, yendo por la calle de la Amargura, cargando una inmensa cruz, cayendo, pero en la misma forma que caía volvía a levantarse. Siempre la enseñanza del mayor nos es útil, nos va diciendo que eso es lo que tenemos que hacer. Si, por ventura, no tenemos todavía suficientes fuerzas, si nos dejamos vencer por atavismos de hábitos que hacen en cada uno, marcan en cada uno, ante una caída sepamos levantarnos. Tengamos la decisión que debe ser en todo ser evolucionante. Emprendamos la conquista espiritual con la misma energía que emprendemos la conquista material. Los medios son los mismos, las cualidades son las mismas. Cuando quieran diferenciar las fuerzas que se requieren para la vida material de la espiritual, no encontrarán diferencias; las fuerzas son las mismas, apenas dirigidas en un sentido diferente.
Amigos, les hemos querido decir hoy que precisamos tener decisión y energía; que cada vez seremos más y mejor ayudados si nos decidimos a aceptar su ayuda y poner de nuestra parte lo que corresponde. Si nos decidimos a querer independizarnos de un medio sofocante, de conductas que hacen fracasar a la generalidad y optamos por una conducta interna que no sea ni siquiera visible para los demás, que sea nuestro misterio interno que se va abriendo a cada uno y mostrándole un desenvolvimiento diferente. Cumplamos con ese misterio que existe en cada uno; démosle expansión desenvolviéndonos diferente. No aceptemos más la vida egoísta y equivocada de un mundo que todavía no percibió su verdadero destino. Busquemos el nuestro con todo cuidado, con toda energía, con toda decisión. Meditemos cuidadosamente, con la mayor reverencia, lo que representó la crucifixión.
La crucifixión, como todo lo que quedó del Cristo, no es una escena más para la Tierra. Es una enseñanza más. Meditemos. En los momentos que podamos recogernos, meditemos si es eso lo que nos espera y analicemos si tenemos el coraje. El amar representa una cuota. Pensemos cual es la cuota que estamos dispuestos a dar para tornarnos vencedores, para vencer definitivamente a las presentes condiciones materiales y alcancemos las espirituales y elevarse en Dios!

2 de Julio de 1981
en you tube, aquí
https://www.youtube.com/watch?v=RClmobKRKl4

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sábado, 30 de julio de 2016

Abrir los ojos


“Abrir los ojos”

CONFERENCIA DEL SR.  ROBERTO RUGGIERO
en you tube, desde aquí

Queridos Amigos, 
Todos: teniendo que hacer las actividades del mes, elegimos como pensamiento el siguiente: “No es nuestra intención excitar tu curiosidad; deseamos si, suscitar en ti el ansia de deseo – deseo superior – de alcanzar la sabiduría y el amor fraternal, con la intención de que sea empleado en el sentido de “abrir los ojos” a la luz, y contemplar la Verdad Divina”.
Esto es, nada más que la realidad que se persigue con la evolución. La dimensión del campo físico de la Tierra es una medida nueva para cada uno, porque nadie es de la Tierra: todos son de los Cielos. El principio Divino que se manifiesta en cada uno, tiene un origen muy superior, pero necesitamos de las condiciones en las que
estamos para cultivarnos y desenvolvernos. Posibilidades que como potencial cada uno tiene internamente, desenvolverlas como poderes dinámicos que sólo se alcanzan por la actividad, el trabajo, por la acción en la vida terrena. Al alcanzar nuestro desenvolvimiento, algún día estaremos en condiciones – porque pasamos por el esmeril de la experiencia – para enseñar a quien venga detrás. No por teoría, sino porque lo experimentamos y aprendimos, sabremos por tanto, enseñar. Tenemos, por lo tanto, que seguir experimentando y alcanzando a sacar de dentro de nosotros mismos las notas reales que existen, pero que tienen que ser cultivadas y despertadas.
Para esto, hay una palabra que le damos poco valor, que es “yo”. Acá le damos mucha importancia a la palabra “nosotros”. Sientan el sentido que queremos darle.
Todavía hay dos palabras que tenemos que repetir siempre que corresponda: “muchas gracias”. Y tres palabras que no debemos olvidar cuando corresponde. Tres: “Qué opina usted”. De la misma forma que no tenemos que olvidarnos de esta frase compuesta ahora de cuatro palabras: “Reconozco que me equivoqué”.
No podemos disfrazar nuestras verdaderas posibilidades envolviéndonos en disfraces del mundo, no podemos ocultar lo que tiene que manifestarse como verdad clara y útil para si mismo, para el conjunto. Detrás de esto que hemos procurado expresar, se esconde modestia, se esconde humildad. Cuando conseguimos darle el verdadero valor a estas cualidades, comenzamos verdaderamente el camino hacia delante, hacia arriba y para siempre.
Estamos desenvolviendo valores. Cuando estudiamos los Mundos Invisibles, como son invisibles – pensamos – están ahí, posiblemente lejos de nosotros. Se mezclan en nuestro interior, como se mezclan la sangre, la linfa y los jugos del cuerpo; se mezclan en forma ordenada, cumpliendo propósitos; y el manejar estos poderes que tenemos internos, que son los poderes de Dios, es nuestra finalidad aquí.
Cuando se organizan los mundos para cumplir determinados propósitos, es un poder Creador que emana de si cualidades; porque al hablar de mundos, no estamos hablando nada más que de cualidades, de funciones, de valores. Posibles para un Creador. Nosotros hoy estamos recibiendo esas posibilidades, pero posibilidades que
harán que algún día también consigamos manifestarlas. De ahí el proceso de la evolución, que va propiciando oportunidades.
El que despierta a un ansia superior, va adelantando; el que no, se retrasa. A pesar de que las oportunidades de Dios son uniformes para todos, hay un principio en cada uno que hace que se manifiesten ciertas actitudes en unos, que en otros demoran más hay rezagados, y no conciban esta situación como una falla del plan divino.
El plan que seguimos es de desenvolvimiento individual para alcanzar a desenvolver poderes que si no, no se manifestarían. Si el impulso nos obligara a proceder de esta o de otra manera, no alcanzaríamos la manifestación superior que se espera que llegará, y que consideramos desenvolver.
Nuestra posición en el mundo es contar con un equipo que responde maravillosamente; pero nuestra condición es tan especial, que no podemos ni conseguimos tener roce con lo más denso, con lo material. Cada uno como entidad inteligente, está rodeado de un aura compuesta del mundo mental abstracto, que es lo más denso que puede soportar la chispa divina de cada uno. Esto se terminantemente que es así, porque cierren sus sentidos y se van a encontrar totalmente aislados ¿Es o no es verdad?
Cuando todo es gracia, por ciertas leyes que procuran impulsar (y en este sentido la ley de causa y efecto limita los sentidos), provisoriamente en una encarnación, el ser está aislado. Si es ciego, no ve la luz y el color. Si pierde sensibilidad, no tiene contacto con el mundo físico. Si no llegan los impactos por medio de los sentidos, no los recibe.
Y estos impactos siempre los recibirá de acuerdo a la condición en que se encuentre. No es la condición externa la que lleva al interior de cada uno, sino como la reciben sus sentidos. Un mismo hecho, varios seres responden de forma distinta. Ante el mismo hecho, porque sus condiciones internas son distintas.
Si vemos un hecho que acontece a nuestro alrededor, por intermedio de nuestros sentidos vitalizados por el cuerpo vital, pero llega o llegamos a poder leerlo en nuestra mente, ya con el sentimiento que despertó pasando por nuestro cuerpo de deseos, y sentimos ante un hecho equis, alegría, dolor, inquietud, producido por la condición en que nos encontramos, producido por la condición en que hemos cultivado nuestros vehículos internos.
Cuando la enseñanza habla de esos vehículos, no es para llenar la mente con un conocimiento; es para ponerles en alerta, para que cultiven esos vehículos de forma cada vez más eficiente y más cierta. Porque ustedes reciben un impacto, o todos recibimos un impacto del exterior, lo leemos en nuestra mente con las condiciones que reflejan nuestros cuerpos internos. Tomamos una resolución, una idea, la envolvemos en material mental concreto, y procuramos que tenga la suficiente cantidad de sustancia de deseos para que estos puedan impulsar todo el sistema nervioso (que es esencialmente nuestro cuerpo vital) que lo vitaliza para que recién los músculos puedan ser movidos y se ejecute la acción. Cuántas veces hemos decidido algo nosotros, independientes de toda intervención externa; es nuestra decisión, la tomamos, la vamos a ejecutar, y si nuestro cuerpo de deseos está envuelto en sustancia regida por la ley y por la fuerza de atracción constructiva, impelente, nos ayudará y se realizará la acción. Cuando nuestro cuerpo de deseos encuentra una fuerza de repulsión, centrífuga, que procura expandir, lucha nuestra idea con la situación, y depende de la voluntad (o sea, nuestra energía espiritual) para conseguir vencer la situación que se enfrenta, contraria, y realizar la acción. ¡Cuántas veces vence nuestro cuerpo de deseos! No realizamos aquello que hemos planeado. Esto es un hecho que lo verifica cualquiera sea el valor. Vean cómo depende de cómo cultivamos, de lo que hacemos, de cómo vivimos.
Dijimos que los Mundos Invisibles están interpenetrándonos, suministrándonos todo el material que seamos capaces de asimilar; pero en esa capacidad de asimilación está la diferencia. Si somos felices constructores de nosotros mismos, tendremos todo lo que nos ayuda; si no, tendremos oposición dentro de nosotros mismos. Hemos creado esas guerras que se hablan externas, que se multiplican, que sorprenden. Existen también en nosotros mismos, porque no hemos sido suficientemente sabios para cultivar una paz real, interna, que nos lleve a realizar enteramente lo que disponemos. Así se construye la vida. Esta cumple sus propósitos. Nuestra rectitud, estamos procurando, como personas responsables, cumplir ciertos cometidos; somos responsables, y esa rectitud es una cualidad divina que imprime en la parte del espíritu humano. Va cultivando como consecuencia, un alma de rectitud, un alma consciente. Es un hecho.
De la misma forma que estudiosos, sabiendo meditar, sabiendo estudiar y buscar la verdad de los hechos de la vida, buscar la razón, buscando ser más cuidadosos en todo lo que estudiamos, memorizamos y cultivamos nuestra capacidad mental, estamos desenvolviendo un alma eminentemente intelectual. Como, de la misma forma, cuidando nuestros sentimientos al estar vigilante con lo que sentimos, con nuestras emociones, con nuestros deseos, con nuestro querer y anhelar, estamos cultivando un alma emocional, un alma de crecimiento interno.
Nuestro espíritu se alimenta de estos resultados; de este esfuerzo, del esfuerzo continuado que realiza todo aspirante a la luz se va traduciendo en condiciones internas que lo van haciendo crecer. El crecimiento de la capacidad de cada uno, depende estrictamente del cultivo que tengamos, el cuidar lo realizado. No estamos esperando milagros de crecimiento instantáneo, sorprendente. No está dentro del panorama de crecimiento humano, lo anormal; somos partidarios de la perseverancia, del cultivo personal cuidadoso, constante. Y los resultados llegan de acuerdo. Cuando transcurre el tiempo, cada uno va sintiendo que mentalmente y en lo que respecta a sus emociones y sus sentimientos, se va cultivando de forma más adecuada y va formándose una posibilidad para cada uno. Se van abriendo las posibilidades que cada uno tiene de verdadero crecimiento espiritual, y la Tierra, entonces, cumple su maravilloso propósito.
Pero tenemos que hacer un análisis, un balance, tenemos que profundizarnos nosotros mismos, tenemos que sentir lo que es y en qué consisten las leyes del progreso que se van dando etapa a etapa, y los que tienen flexibilidad, los que se van adaptando a nuevas normas de conducta, y más dentro del principio universal en que están dictadas todas las condiciones humanas.
Nuestros tropiezos es que nos hemos habituado dentro de la condición material a nuestra condición personal, y la vivimos contrariando las verdaderas corrientes que impulsan al mundo. No estamos bien adaptados y sufrimos los resultados. Las vidas se suceden en la Tierra con constantes tropiezos, por no estar adaptados a la verdadera finalidad que se persigue. Si somos criaturas que hemos venido de un punto equis, y que no hay en la Tierra nada tan evidente como que realizamos ese regreso; si eso se hace evidente, y de eso no tenemos ninguna duda ¿cómo es que todavía no cultivamos la suficiente observación y el correspondiente discernimiento que nos dice a las claras que estas no son condiciones estables, que estas no son condiciones verdaderas, sino que son nada más que transitorias, que no las podemos llevar con nosotros? Sin embargo, nos adherimos a ellas.
Amigos, nuestro deber es este: ustedes se reúnen en un cónclave espiritual para pensar en las cosas eternas y no en las cosas diarias que ya los días de la semana se ocupan de alertarlos. Todos los hechos son muy ciertos y debemos darles cumplimiento.
Aquel que se aísla en la cumbre de una montaña porque no quiere contaminarse con las cosas del mundo, comete el error más grave. No solamente no adelanta, sino que se atrasa. Esa es la vicisitud del mundo: el trabajo de todos los días que estamos siendo probados, entrenados, para etapas mayores. Estamos siempre en nuestra actividad, pero no como fin. En nuestro bagaje espiritual, no llevaremos una sola de las satisfacciones
materiales; porque enfrentaremos una condición inmediata a la partida, una condición espiritual que nos va a hablar de otra realidad.
¿Qué es lo que sufrimos cuando se da la partida y enfrentamos la nueva situación ¿ ¿Alguien que nos martirice, un infierno de fuego que nos maltrate? Tal cosa no existe en parte alguna. Pero si nuestra capacidad que durante las horas de vigilia es activa y cierta, todavía no es nada comparada a la capacidad que recuperamos cuando nos vemos libres de vehículos que durante la etapa en la Tierra fueron muy útiles pero que en cierta forma limitan. Dijimos que si nos faltan los sentidos, quedamos en nuestro interior completamente aislados. Existe esa limitación. Los vehículos son preciosos y precisos para la comunicación con el medio físico; pero no somos nosotros. Cuando en los Mundos Invisibles vamos perdiendo estos vehículos, aumenta en la misma proporción nuestra sensibilidad. Y es nuestra sensibilidad aumentada que nos dice de la realidad final, que nada de lo que fueron satisfacciones esencialmente materiales, nos brindarán el más mínimo adelanto en los mundos celestes, que requieren o que exigen cualidades cultivadas. Es por esto la enseñanza rosacruz advirtiendo de que acumulen tesoros en la Tierra. Aunque saben todos que deseamos el bien general, deseamos que las condiciones en la Tierra vayan siendo como corresponde, lo que entendemos, lo que decimos “como corresponden” es algo equitativo para todos, bienestar general, para que en la tranquilidad todos puedan hacer esfuerzos más seguros; pero desgraciadamente la Tierra todavía no está en estas condiciones. Pero sigue sirviendo para los propósitos que fue creada: nuestra experiencia, nuestro crecimiento, el desenvolver cualidades que sólo en la experiencia y en el esfuerzo pueden ser cultivadas.
Entonces, vivamos la realidad día a día, pero la realidad de nuestras obligaciones, que no podemos dejarlas, no podemos abandonarlas. Vivamos la realidad de cultivarnos para estas etapas que nos esperan, y que actuaremos de acuerdo a la preparación que hagamos ahora.
En estos momentos en que la expansión natural del esfuerzo de todos los días hace que las personas deseen viajar más que nunca, está en el deseo de la mayoría hacer tales o cuales viajes, más o menos cerca, o más o menos lejos. Es implícito el hecho de que cada uno se organiza con las condiciones que va a encontrar. No hay duda.
Deseamos saber la lengua que se platica, adonde iremos, las ropas que de acuerdo al tiempo atendremos que tener, y los medios par cumplir con los pagos necesarios.
¿Acaso durante el transcurrir de la vida estamos teniendo las mismas precauciones para lo que fatalmente llegará que es nuestra partida? Y nuestras condiciones ya las sabemos a través del estudio teórico que representa la enseñanza de la filosofía, sabemos que nos enfrentaremos con condiciones totalmente distintas a la Tierra.
Estos libros escritos últimamente por profesionales médicos que investigan condiciones fuera del cuerpo de muy diferente manera por estudios serios y que coinciden, muestran que todo ser que parte se encuentra con condiciones esencialmente espirituales y de luz que le exigen su capacitación para enfrentarlas. Cuando ahora, en estos momentos nos estamos preocupando de conocer esas condiciones, de meditarlas suficientemente y vivir de acuerdo, estamos haciendo lo que será más productivo el día que enfrentemos lo que vendrá después. Vivamos, no cesemos de deslizar nuestra vida en forma ordenada y cumplidora, y todas las aspiraciones que tengamos de adelanto – mientras sean moderadas- tenemos pleno derecho de alcanzarlas. Pero todas ellas son nada más que medios para que en el transcurrir de las horas, de los días, y del tiempo, seamos probados espiritualmente a todo aquel que transitó por la Tierra.
En estos momentos, no es extraño que nos sintamos resentidos porque nos falte tal o cual cualidad, o que tengamos tal o cual tendencia. Procuramos ir corrigiéndonos, aunque nos cuesta. Todo lo que se manifieste en estos momentos es por cultivo anterior.
Nada es improvisado en cada uno.
Cuando se quiere meditar en lo que hayamos podido ser, no tenemos más que observar nuestras actitudes y condiciones presentes; son consecuencia de un cultivo anterior. Lo que se cultivó, dictará nuestro carácter, nuestro temperamento, y es lo que se llama “karma”. Es lo que traemos, no como una penitencia, no como una limitación, sino como un alcance de lo que hemos sido capaces de hacer y de alcanzar. Pero en estos momentos, plenos de conciencia, la conciencia activa de durante el día, plenos de responsabilidad, cultivemos los aspectos que por ventura sintamos aún negativos dentro de nosotros mismos.
Hemos dado en oportunidades pasadas expansión a lo que aún gravita en contra de nuestros propósitos de crecimiento. Pero como tenemos a nuestra disposición la voluntad, que es una condición, que es una fuerza espiritual, que es una energía espiritual, vamos aplicándola en el sentido de ir moderando hasta hacer desaparecer lo que por ventura ya no nos corresponde.
Entonces, sientan la vida en toda su plenitud, sientan los poderes divinos que están trabajando para que la chispa que está en cada uno se transforme algún día en una llama constructora, porque cada no tiene en si esas posibilidades de transformarse en una llama que se asegura capaz de ser creadora. Lo que se asegura es algo tan extraordinariamente grande que ni repetimos, pero que cada uno tiene que sentir, darle el verdadero valor y procurar ser digno, para que sea posible. los que instruyen los mundos celestes al dar una enseñanza filosófica nueva en la Tierra, como es la Filosofía Rosacruz, teniendo épocas nuevas que ya vienen. Acuario, con su influencia de Urano, va a hacer una vida en la Tierra más activa, más dinámica, y la enseñanza es justamente para que los que sientan el deseo de ponerse en condiciones, comiencen desde ahora; porque nada en lo espiritual es repentino, sino que para que sea cierto tiene que ser esencialmente gradual. Entonces, se despliega delante del estudioso todas las posibilidades, para que cuidadosamente las vayamos cultivando y seamos capaces de alcanzarla.
Cuando despertamos dentro de nosotros sentimientos amigos, sentimientos nobles, sentimientos fraternales, existe el movimiento del que así siente algo que ninguna paz se le puede igualar. Todo triunfo mundano es efímero. Todo lo que es material hay que renovarlo permanentemente; pero lo que es espiritual perdura, y da una sensación interna que solamente se puede alcanzar en ese sentido o con esa conquista.
Hemos vivido demasiado para nosotros mismos. Tiene que comenzar una reacción lenta pero sabia en un sentido más universal. Porque las leyes nos están guiando, que nos trajeron a las presentes condiciones, son universales y jamás personales. No existe ninguna ley que sea para un individuo; la ley es para todos. Tenemos que ajustar nuestra manera de sentir, nuestra manera de pensar, nuestra manera de actuar en esa línea que es la única cierta, que es la única que nos hará cumplir los propósitos que nos trajeron a la presente existencia.
El proceso para volver, siempre es consecuencia de palabras sabias emitidas por seres de gran Amor y gran Sabiduría que nos expresan nuestras posibilidades, que nos explican nuestras necesidades, que nos van indicando en la forma que tenemos o las posibilidades que se nos pueden brindar para nuestro crecimiento. Palabras que las sentimos tan sabias, llegan tanto a nosotros que la consecuencia es que aquí estamos todos de vuelta, una y otra vez, a pasar por las experiencias de la Tierra, porque sabemos que esas inspiraciones nos guían para el bien. En estos momentos subsisten esas inspiraciones y esas palabras; recorramos a nuestra conciencia. Ella nos va a hablar con esas palabras sabias que se emitieron en los Cielos para enviarnos a la Tierra.
Cuando queremos tener una respuesta, busquémosla dentro de nosotros mismos; no busquemos afuera, salvo que tengamos cerca personas sabias en las que podamos confiar y a veces consultar. Pero tenemos dentro de nosotros mismos, alguien permanentemente sabio, verdadero; es nuestra conciencia, que jamás nos va a engañar, que es la voz verdadera depositada en cada uno que nos hablará siempre de lo que es cierto.
Cuando tenemos aprensión sobre determinado hecho, mantengamos calma, seamos prudentes, seamos cautos, detengámonos. ¿Cuántas veces en el pasado – cuando hablamos de “pasado” decimos “vidas anteriores” – hemos pasado por experiencias que aunque no las recordamos dejaron su señal, su cicatriz, su marca dentro de nosotros?
Son las sensaciones de prevención que siempre nos advertirán y nos hablarán con toda claridad sobre la conducta a seguir; escuchémonos a nosotros mismos, no bajo el imperio de las cosas materiales que engañan y nos desvían de la verdadera finalidad.
Escuchemos la parte verdadera que existe dentro de cada uno y guiémonos para el desenvolvimiento que nos dará satisfacciones permanentes.
Mis Amigos: semana a semana, cuando les dirigimos un conjunto de palabras que envuelven ideas espirituales, lo hacemos procurando impactarlos, despertar dentro de cada uno los valores verdaderos que tienen que ser cultivados. Perseguimos nada más que ese bien dentro de cada uno.
Deseamos que los momentos que pasamos juntos puedan ser útiles, y al regresar a sus casas en días como hoy de tema espiritual, vayan guardando la mayor calma posible; busquen de ir a descansar lo más rápidamente que puedan. No se distraigan porque esto que hemos procurado expresar en una etapa de vigilia, se repite en las noches, en la hora del sueño, para reafirmar las ideas, fortalecerlas y hacerlos adelantar más. Si por ventura tienen otros deberes, tendrán que cumplirlos. Pero de preferencia los días jueves disminuyan los problemas, encamínense a su hogar luego que sea posible.
Descansen, que son noches en que se siguen tratando temas de ayuda y de impulso para el verdadero crecimiento de cada uno.
Las escuelas invisibles tienen su réplica, y muy sabia, en los Mundos Invisibles.
Los templos en los Mundos Invisibles son una realidad. Llegará un momento en que traerán al día siguiente, el recuerdo de haber sido instruidos durante las horas del sueño.
Espero que así sea, como ya más de uno consigue recordar.
Les dejamos, deseando que la paz, la verdadera paz, la verdadera tranquilidad, el bien espiritual les acompañe, sea con vos.

2/4/81

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viernes, 29 de julio de 2016

Cómo responder al plan evolutivo


“SANTUARIO ROSACRUZ”
Max Heindel
Fundador Roberto Ruggiero Grimaldi
Casilla de Correo 20071 – UPAEP
E-mail: juanrezzano99yahoo.com.ar
http://santuariorosacruz.tripod.com
MONTEVIDEO – URUGUAY

Conferencia dictada por el Sr. Roberto Ruggiero

Cómo responder al plan evolutivo
en you tube, desde aquí

Este tema tiene por finalidad servir de auxilio a todos los que aspiran a adelantar.
En el momento en que comprendemos que la Enseñanza Superior nos invita a un cierto cambio, anhelamos realizarlo; pero con sorpresa percibimos que detrás de la cortina que se presenta para lo nuevo hay algo que nos hace sufrir.
A través de los tiempos, los procesos han tenido algo en común: ningún progreso se ha llegado a alcanzar que no haya representado para los seres un proceso doloroso. Vamos a comprobar cómo ésta ha sido la característica.
Cuando estudiamos y analizamos tiempos pasados, lo hacemos para que, conociendo lo que costó alcanzar las condiciones de hoy, comprendamos por qué el cambiar las condiciones actuales nos representa una dificultad similar.
La antigua Lemuria es una etapa trascendente porque marca el momento en que, por primera vez, la humanidad es dividida en sexos, y es también la etapa inicial de conciencia. Esto no significa que se haya alcanzado la conciencia completa, total, de inmediato.
La conciencia primera fue enormemente precaria.
El lemur no tenía ojos; los valiosísimos sentidos de que hoy disponemos son consecuencia de un proceso muy lento y demorado.
El esfuerzo de los mundos celestes – principalmente de los Ángeles de Jehová – fue dirigido en el sentido de hacer que la humanidad respondiera a los impactos de los arquetipos que trabajaban para ir organizando mejor el cuerpo humano, desarrollando facultades que no existían. Representó el esfuerzo de imprimir al organismo físico los canales necesarios de comunicación al exterior, para lo que fuimos cuidadosamente ayudados.
Este proceso fue doloroso; dolor que a través de los tiempos no se pudo evitar, como tributo. El querer, el hacer, esta actitud de realizar del ser humano, es una condición intrínseca, natural del propio ser; pero la conquista es esfuerzo, y éste es dolor. ¿Por qué lo decimos? Para que se vaya sintiendo que lo que aún nos falta alcanzar o realizar, no se podrá evitar que sea de la misma forma o modalidad.
Sigamos examinando los tiempos pasados: el lemur no veía el mundo físico. Mas tenía que verlo, porque de otra manera hubiera seguido viviendo en el mundo espiritual, no propicio para el adelanto primero. El mundo físico, en su condición estática, sirve mejor para la etapa de experiencia elemental.
En el esquema reservado para la humanidad terrena, estaba previsto el desenvolver mente, la cual no se poseía; la humanidad vivía en un perfecto paraíso, sin choques, sin dificultades, pero sin realizaciones ni crecimiento anímico. Era una vida totalmente pura, pero sin valor, porque no había experiencia. Intervino entonces un factor extraño: los Luciferes, Ángeles caídos, atrasados en su desenvolvimiento – más exactamente estacionados – vieron en la evolución del ser humano una oportunidad de progresar ellos mismos, y como tenían un cierto desenvolvimiento, influyeron en la conciencia interna, especialmente en el sexo femenino. Son la “serpiente” de la Biblia.
Ellos fueron los gestores de la individualidad de cada uno de los seres humanos; con su intervención, consiguieron apresurar el proceso de contacto con el medio físico, e independizar al género humano de la tutela rectora de los Ángeles, que existía hasta entonces. Enseñaron a actuar por sí mismos, desenvolviendo el deseo propio y voluntad independiente. Esto, que hoy es un hecho común, no existía entonces.
El querer, el anhelar, el desear no era propio de los lemures en un principio; son los Luciferes que nos impulsaron a actuar por nosotros mismos, como dijimos. Pero al propulsar la individualidad, nos enseñaron a desobedecer, y esta anormalidad trajo como consecuencia el dolor, que de ahí en adelante se repite como ley general.
Los Luciferes impulsaron al género humano, pero son los responsables de las condiciones actuales; por medio del desenvolvimiento inteligente de este plan evolutivo cósmico, ellos alcanzaron egoístamente determinado crecimiento que les faltaba, pero se enfrentaron a una realidad que puede calificarse de terrible, o más duramente, de horrorosa, porque ellos son los responsables de todo el dolor que vive la humanidad.
El ser humano, por actuar sin la debida experiencia, cayó en el error y la destrucción. Hoy los Luciferes comprenden la consecuencia de lo que hicieron; no les falta capacidad. Si bien son Ángeles caídos, continúan siendo Ángeles y enfrentan un proceso doloroso de consecuencias por haber adquirido un crecimiento exclusivamente por el error ajeno.
Presentamos este cuadro para que cada uno medite, para hacer sentir que estas condiciones de consecuencia permanecen también para nuestro adelanto; pero queremos indicar que la Enseñanza Rosacruz, al darnos los medios de corregir nuestras acciones, en las presentes circunstancias, nos invita a que cada uno se dirija por sí mismo; que se eviten las tutelas externas y que cada uno tenga confianza en sí. Si bien no se niega la comunicación con los demás, así como tampoco los comentarios y relación en nuestra cotidianidad, que son indispensables y normales, se pide que, para su propio adelanto, cada uno actúe decididamente de acuerdo a su sentimiento, a su razón y discernimiento. Es necesario, en primer lugar, la absoluta confianza en sí mismo, porque al actuar por nosotros mismos estamos desenvolviendo algo indispensable: las fuerzas internas de cada uno, de su propio yo. El Yo interno tiene que manifestarse finalmente, por su trabajo propio y continuo en la
condición física existente, para dar lugar al desarrollo de un Yo superior y no inferior. Entendamos que en un ser hay un sólo Yo, pero al mostrar las tendencias del mundo material, esas adherencias, esos deseos personales, crean la ilusión de la separatividad, equivocadamente.
Lo que llamamos egoísmo e interés personal, tenemos que calificarlo de Yo inferior; y tenemos que calificar de Yo Superior a algo diferente, más real, más benigno y más inmortal. Esta es la causa de la diferenciación que hacemos. Pero para que se manifieste definitivamente el Yo Superior, tenemos que hacer un cierto ordenamiento, una cierta limpieza, ese llamado cambio al que cada uno se enfrenta con sorpresa, sobre el que cuesta decidir, que finalmente titubea si se hará o no.
Este titubeo existe en el Aspirante a la Luz, porque está sorprendido consigo mismo. Cree estar mirando una realidad nueva, de serena belleza, en un plano eterno e inmortal, pero para alcanzarlo se ve ante la necesidad de reconocer algo dentro de sí, de naturaleza inferior, que debe cambiar, que debe arrancar, desgarrar, y eso produce dolor.
Pero recordemos la etapa lemúrica, origen de los sufrimientos actuales por haber elegido mal, y que ella nos sirva de ejemplo para ahora saber elegir y tener la necesaria energía para el cambio, aunque ésta nos represente un esfuerzo. A veces las circunstancias de la vida nos hacen esperar, para después acercarnos a tal o cual meta; parece que las detuvieran especialmente para nosotros. Es la armonía del plan cósmico que trabaja para ir concediendo el adelanto en el momento que debe ser y no cuando, por exceso de inquietud e indebidamente preparados, queremos apresurarnos.
Nos enfrentamos entonces al mismo problema: no alcanzamos lo que creemos merecer, y esa meta se distancia en el tiempo para obligarnos a algo, a un cultivo; al cultivo de los valores que finalmente nos harán acreedores a esa meta que deseamos. Son todos procesos, pero procesos que tenemos que acompañar de forma sabia y consecuente: queremos, podemos y debemos.
Esta es la posición del aspirante a la Luz que ya alcanzó a saber lo suficiente para reconocer dentro de sí mismo una centella divina que puede, quiere y debe finalmente alcanzar su destino.
¡Cómo no hablar de la confianza en sí mismo! ¿Puede un ser pretender poder si no tiene absoluta confianza en sí mismo?, si no reconoce en principio lo que él realmente es? De esta forma se va descubriendo el Ser Superior, esa etapa de Luz radiante que espera a todos. A veces se dice, con cierta tristeza, que el sendero espiritual se presenta de forma compleja para todos; pero se dice porque no se entiende.
Se persigue desenvolver el ser interior, perfecto ideal, solamente leyendo, y los que así hacen quedan completamente satisfechos porque creen que ya saben; no se ocupan de la otra etapa, del cambio que hay que realizar como consecuencia del saber; están totalmente equivocados.
A veces relato a los amigos una anécdota que es una enseñanza. De joven, tenía las mismas inquietudes que tengo ahora, y acompañé a alguien que sabía mucho a escuchar a un conferencista que se presentaba como un gran conocedor de las cosas espirituales. La conferencia fue muy larga, y el orador hizo una exposición muy completa, que versaba en todos los conocimientos que existen en La Tierra, y, por supuesto, sorprendió al auditorio. La persona que estaba conmigo, sin embargo, me dijo: este conferencista demostró saberlo todo, pero, en verdad, ¡no sabe nada!
Vamos a ver cómo desciframos este problema.
Sócrates vivió en Grecia, en la época en que esta nación era el punto culminante de la Tierra en valores y cultura. Se habían reunido seres con un cierto cultivo y Sócrates dedicó muchos años de su vida a hablar en plazas públicas, promoviendo discusiones con preguntas suficientemente hábiles, para que le contestaran ciertos sabios que asistían a sus charlas y que creían saberlo todo.
Él, con una sabiduría fuera de lo común y una capacidad sorprendente, les demostraba sus errores. Surge aquí el problema tremendo del orgullo intelectual; el ser llena su mente de conocimiento y queda plenamente satisfecho. Esto, lamentablemente, es no saber nada.
El conocer no representa absolutamente ningún adelanto en el sendero espiritual. El que estudia todas las filosofías y no aplica estos conocimientos para un cambio ideal dentro de sí mismo, está en una posición más difícil para el progreso, que el ser que no estudió nada, ya que éste último no tiene tanta responsabilidad.
El conocimiento representa aplicación, pero no para fuera de sí mismos señalando a otros que no saben y que tienen que aprender, sino que se debe dirigir toda esta sabiduría mental para dentro de sí mismo, para aplicar este conocimiento y ver en qué medida lo hace una realidad en su existencia, en su relación con el mundo. ¿Qué aporte dio de todo lo que aprendió? Reclama del mundo respeto, admiración, homenajes, pero no ve la necesidad del hermano, de la hermana, conocido o desconocido. No ve que tiene los mismos problemas que todo ser humano enfrenta: la gran necesidad de adelantar.
¿Qué hace el cambio? El respetar el defecto y el error de los demás, el comprender que el prójimo es un reflejo de sí mismo, que es alguien que desea alcanzar las mismas conquistas y que tiene las mismas dificultades que nosotros.
Este esfuerzo fue el que hicieron los Apóstoles para comprender al Cristo y él los llamó “mis amigos” en el sentido de unión, de acercamiento; usó el término más noble que podía encontrar. Y en el momento de ser dolorosamente crucificado, todavía tiene fuerzas para decir: “Perdónalos Señor, no saben lo que hacen”. Estudiemos y meditemos para entender esto: no hay ningún adelanto si no se llega a comprender el sentido del servicio a los demás.
¿Qué hizo Buda, nacido con un título de nobleza? Dejó todo para servir. No quería nada que fuera ilusión. Lo que él quería era poder servir y ser útil a los demás.
Moisés es otro ejemplo de alguien que entendió y tuvo e privilegio de ser un director, un impulsor, a quien se dio las Tablas de la Ley y vivió para instruir, para servir.
Ponemos estos ejemplos para confirmar lo que estamos explicando; ellos vivieron de tal forma que anularon dentro de sí toda naturaleza que no fuera estrictamente altruista y terminaron su existencia envueltos en luz.
Esto es a lo que debe aspirar el espiritualista, el que cultiva la enseñanza. Pero ésta le invita a realizar, y también le advierte que todo cambio, para ser real, representa dejar algo, desprenderse de algo, y este desprendimiento es dolor, sufrimiento, porque dentro de sí siente que tiene que dar lugar a algo que antes no existía. Y cuando llegue ese momento, ¡bendito sea! Porque está comenzando a hacer el cambio que lo llevará a otra posición. La Enseñanza entonces no pasó por él, sino que entró en él.
Queridos amigos, lo que estamos pretendiendo explicar es cómo acompañar el plan evolutivo. Sólo podemos trabajar en este sentido si vamos comprendiéndonos a nosotros mismos en nuestras verdaderas necesidades, y así iremos comprendiendo, por lo tanto, las necesidades de los demás, que son exactamente las nuestras.
Colaboraremos y daremos apoyo en la medida que podamos: una palabra cariñosa, una sonrisa ...
Por esto hacemos hincapié en la absoluta confianza en nosotros mismos aunque nos equivoquemos: porque como somos honestos, cuando percibamos el error, lo corregiremos definitivamente y para siempre.
No hay ningún peligro en la absoluta confianza en nosotros mismos, porque va paralela a una absoluta responsabilidad, de manera que cuando nos damos cuenta de que algo fue lo suficientemente cierto o correcto, esta responsabilidad que adquirimos hará que modifiquemos nuestra conducta, nuestras opiniones, nuestra actitud, poniéndonos en la posición debida.
Entonces nuestros anhelos se transformarán en una devoción permanente hacia lo ideal, lo superior. Tendremos nuestros pies bien apoyados en La Tierra, cumpliendo todos nuestros deberes, pero procurando elevar nuestra mente lo más alto que podamos, para hacer comunión con lo celeste.
La devoción es hacia lo ideal. Si la Tierra aún no es un campo totalmente apropiado para ello; vivamos de tal forma que cada día adelantemos un paso para alejarnos de lo material, acercándonos a la ansiada meta.
Entonces nuestros días van a ser útiles, porque estaremos trabajando ordenadamente, estaremos dejando al ser que antes vivía una vida común, para dar lugar al ser que, por el conocimiento, procura ser una expresión de verdad y de realización sabia. Es decir, vamos dando lugar a un ser nuevo. Generalmente se dice que nace entonces un nuevo niño para el mundo, algo que va a crecer de forma robusta y sana, para transformarse en un maestro constructor capaz de construir un templo sin ruido de martillo, de construir silenciosa y sabiamente. Esta clase de constructores son poco nombrados en el mundo.
Se conocen aquellos que consiguen acumular, para asombro de los demás, grandes fortunas, apareciendo en las columnas de los periódicos, y se les presenta como realizadores. La realidad es que el que construye en silencio, que no llama la atención de nadie, que transita por el mundo con devoción, humildad, modestia, y que si se le pide un pan es capaz de dividir el propio, y si se le pide agua y no tiene es capaz de ir al arroyo y quebrar el hielo para conseguir un poco de agua que calmará la sed al necesitado, ese ser es grande en los cielos.
No los queremos impresionar con la enseñanza; deseamos que mediten serenamente y se resuelvan a tomar nuevas decisiones, más reales y seguras, si la razón y la lógica así les indican que deben hacer.
La Enseñanza Rosacruz es muy cuidadosa y terminante al decir que cada uno debe dirigirse por sí mismo, que los guías espirituales fueron necesarios en el pasado, cuando la humanidad joven precisaba ser guiada. Pero esa humanidad maduró a través de los tiempos y ahora está en condiciones de autodirigirse. Hoy la Enseñanza quiere hacer seres independientes que necesitan y saben actuar por sí mismos, porque ésta es la posición que corresponde al momento evolutivo. Además, sirve de directriz para nuevos rumbos, nuevas direcciones, porque la dirección común que todos tenemos ya no sirve. El tiempo ha pasado para presentar nuevos esquemas, nuevas necesidades y nuevas posibilidades.
Comprendiendo estas perspectivas y estudiando las bases espirituales, es como podemos tornarnos colaboradores de este magnífico plan evolutivo.
Después de leer estas palabras, Uds. las analizarán y las usarán en la medida que sientas que pueden serles útiles. Todo lo que decimos, insistimos, es para que lo mediten cuidadosamente y lo acepten solamente si lo hallan útil y provechoso.
Nuestra invitación es: elevar la nota devocional a la mayor altura posible, hacia un ideal superior que les abrirá, finalmente, las posibilidades que desean y que esperan.
Realicen y colaboren usando primeramente este proceso del cambio interno, que es el medio que tenemos para tornarnos obreros eficientes en la magna obra del Creador.

9 – 10 – 1975
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