sábado, 20 de agosto de 2016

“El Don de la Vida Eterna”


“SANTUARIO ROSACRUZ”
Max Heindel

Fundador Roberto Ruggiero Grimaldi
Casilla de Correo 20071 – UPAEP
E-mail: juanrezzano99yahoo.com.ar
http://santuariorosacruz.tripod.com
MONTEVIDEO – URUGUAY

Conferencia dictada por el Sr. Roberto Ruggiero.

“El Don de la Vida Eterna”

Queridos amigos: 
En estos momentos, como humanidad, tenemos una opción: podemos seguir viviendo las condiciones de Piscis, o podemos optar por las condiciones nuevas de Acuario. La elección es de cada uno.
Revisemos un poco las condiciones de Piscis y las de Acuario. Son condiciones reales; todo el sistema solar ha estado casi dos mil años dentro de un signo zodiacal: Piscis. Y ahora comienza un cambio.
Aunque todavía falta para que termine su influencia, se acercan las condiciones de Acuario. Es una condición de Astronomía, no es cuestión de creencia. Es cuestión de movimientos cósmicos, conocidos por quienes se detienen a estudiarlos.
Falta aún para que el sol entre definitivamente en el signo de Acuario. Hay muchas opiniones al respecto. Hay quien cree que ya estamos en la época de Acuario y otros que piensan que falta poco tiempo. En realidad, calculen alrededor de seiscientos años todavía.
¿Qué acontece con Piscis? Primero entiendan la situación.
Los signos son colaboradores del sistema. Un Creador toma la masa de su sistema y lo traslada en una órbita extraordinaria, desenvolviendo un poder inimaginable para el ser humano. Pero de hecho sucede. Lo realiza porque recibe la colaboración externa, amiga. Cada signo, de los doce que componen el Zodíaco, cumple propósitos para nuestro sistema. (El Zodíaco tiene una extensión inimaginable; el sistema solar demora 25.868 años en cubrirlo).
Remontémonos al principio de la época cristiana; es cuando se acercó todo el sistema a Piscis. Como ya hemos dicho, en alguna oportunidad, Piscis tiene posibilidades gloriosas, enormes. Parece que tuviera concentrado todo lo más celestial y elevado. Pero ¿ qué acontece para nuestra Tierra? Que estando la humanidad en una etapa todavía joven, no sabe responder a los aspectos superiores.
Responde a aspectos contrarios. Piscis representó en estos dos mil años los sufrimientos que son conocidos por todos, con una finalidad. Si hubo derramamiento de sangre, si hubo dolor, tuvieron una finalidad específica, concreta: despertar a la humanidad a otras actitudes, a otros principios; su acción fue eminentemente purificadora y continúa siéndolo. Pero con una meta constructiva, superior, con una meta de liberar a la humanidad, concreta y terminante.
Estamos refiriéndonos a hechos profundos; el que conoce y los usa para bien, se beneficia más. Quien no conoce, igual recibe el impacto de las leyes espirituales, que llegarán a él con la finalidad de ayudarle. El conocimiento espiritual quiere adelantarse a explicar, para que cada uno se ayude mejor.
Si el Cristo inauguró la nueva era de Piscis, como lo hizo, fue para colaborar; lo hizo trayendo nuevos principios para que la humanidad, una vez que entendiera y se adaptara, comenzara a cumplir su verdadera finalidad, que hoy no se cumple y no se entiende debidamente todavía. Todos los trastornos, los malentendidos, las diferencias, son porque el ser humano no se encontró a sí mismo. Puede pensarse que es contradictorio, frente a una actividad material tan extraordinaria, tan exuberante, con adelantos científicos que sorprenden, pero no se saben aprovechar esos adelantos en el verdadero sentido. La Ciencia en su mayor expresión ¿no es aplicada en muchos casos para la destrucción? Eso no es adelanto, no es entender finalidades. Eso es seguir bajo la influencia de Piscis, que va a ocasionar o va a seguir ocasionando problemas, hasta que estos problemas cumplan su finalidad de hacer entender y de modificar a una humanidad terca que, o sigue aprendiendo por el dolor, o procura un entendimiento o un sentimiento diferente. Entiendan bien: Piscis de ninguna forma es destructivo, procura construir algo diferente.
La humanidad se rebela en parte a aceptar cambiar su actitud y combatir una naturaleza que fue desenvuelta equivocadamente.
Todo el problema radica en eso: la humanidad aún no quiere adaptarse a otra modalidad de vida, en paz.
Cuando el Cristo vino, tomó la obligación de comenzar a cuidar de la humanidad. Él sólo, con su poder arcangélico, comenzó a propiciar un ambiente más puro, para que la humanidad se desenvolviera mejor. El ambiente se tornó impropio, porque el ser humano continúa equivocándose a través del tiempo; existe en el ser humano, un principio creador que, mal usado, empobrece el medio en que actúa.
La humanidad es hecha a imagen y semejanza de Dios; y la humanidad cree que esa es tan sólo una expresión bonita. Sin embargo es muy cierto que la humanidad está desenvolviendo hoy un poder creador; si lo emplea medianamente o equivocadamente es cuestión y problema de la humanidad, pero ya está emitiéndolo.
Erupciones volcánicas, terremotos, movimientos sísmicos en general, son consecuencia del maltrato de la humanidad hacia el ambiente en que habita. Es un hecho lamentable, pero cierto.
Que cada uno opte por lo que quiera. Que emplee su pensamiento y su sentimiento como quiera. Nosotros queremos dar explicaciones que no son conocidas, pero que son accesibles y útiles a todo aquel que se interese en comprender los problemas humanos, en su verdadera raíz y extensión.
El Cristo comienza por decir que fueran hacia Él todos los que se sintieran cansados, que Él los aliviaría. Todavía dice:
“Acepten mi yugo, porque mi yugo es fácil y mi carga es leve”.
¿Cuál es el yugo a que Él se refiere? Son las nuevas condiciones que Él vino a traer. Son condiciones de armonía, de bondad y de bienestar, producidas como consecuencia de una actuación humana diferente. Él viene a hablar de cooperación, de unidad, de fraternidad, que es lo que no existe. Han pasado dos mil años. ¿Qué es de la fraternidad, de la unidad y de la cooperación? Todavía, aunque débilmente, se siente en el ambiente un principio nuevo de cooperación cada vez más cierto y verdadero. Que no sea totalmente efectivo, se debe a que las condiciones aún no se han modificado como deberían. Pero existe un principio de cooperación como nunca existió anteriormente. Que nadie, revisando la historia, se engañe; que nadie diga que estamos yendo para atrás; no es verdad. Hay principios que nunca existieron y están comenzando a desenvolverse, aunque, como decimos, muy lentamente.
Existe cooperación en muchos casos, aunque en muchos otros casos no exista. La unidad no se ha producido todavía; la fraternidad, que es la expresión de Amor de unos a otros, no se ha producido aún. Pero hay algo en andamiento, que propicia un cambio que, aunque lento, se está produciendo. La acción de un Cristo cósmico que viene año a año a habitar las condiciones oscuras de la tierra, para mejorarla, se está produciendo. Nadie puede evitar que la fecha de Navidad sea una fiesta de Amor, una fiesta para todos. Es la consecuencia de la acción del Cristo que año a año, repetimos, desde el centro de la Tierra irradia su poder espiritual, para mejorar las condiciones: la atmósfera está más leve, el ser se siente más animoso y expresa su bienestar con regalos, con atenciones, que prueban que algo está aconteciendo. Eso que acontece, aún la humanidad, en su inmadurez, no sabe mantenerlo.
Pierde, desgasta la ayuda, y esta ayuda debe renovarse permanentemente, hasta que algún día no sea necesaria más.
San Juan dice “habrá un solo rebaño y habrá un solo pastor”.
Esa es una verdad. A través de Piscis, a través del pasado, el espíritu de raza imperó en la humanidad, como una necesidad primaria, elemental. Las razas se fueron produciendo, porque cada una debió cumplir un propósito determinado. Todo el producto de la civilización actual es consecuencia directa de un proceso de razas, que fueron mejorando y posibilitando el adelanto. Trabajo desde lo alto del Espíritu Santo; trabajo que la humanidad tendría que saber ver. Los efectos se sienten, pero no se saben medir y estudiar las causas, que representan enorme esfuerzo. Un director asume la responsabilidad y a través de los tiempos imprime los métodos que cree más convenientes para que se alcance un progreso, con su propio esfuerzo y sacrificio.
Porque los repetidos fracasos de la humanidad han repercutido en quien la dirige, y se ha acumulado una enorme ley de consecuencia, es necesario una segunda ayuda; es el Cristo cósmico quien la realiza, completando la ayuda dada inicialmente por el Espíritu Santo. “Habrá un sólo rebaño”, porque esas son las condiciones de Acuario. Acuario aportará o representa una nueva modalidad y una nueva opción; está distante, pero tenemos tiempo para ir reflexionando y optando por la elección. Tenemos opción para continuar ubicándonos en las condiciones de Piscis, o pensar y sentir más cuidadosamente, ubicándonos en las condiciones de Acuario. Es nuestra gran oportunidad. Habrá un sólo rebaño y un solo pastor; sería la unidad de la humanidad, sin más separatividad, sin más distancias, sin más desniveles, sintiéndonos unidos unos con otros, con la misma finalidad común. Acabar con las barreras, porque estas cumplieron sus propósitos iniciales; que no existan más grupos, sino un conjunto. Pero un conjunto que se une y cuya nota debe ser la superior, como emiten quienes lo dirigen. Los dirigentes no emiten una nota de comodidad, de conveniencia; emiten una nota que comprende el sacrificio personal, individual, para adaptarse a las modificaciones de mejora y adelanto.
¿Quién quiere adaptarse a las modificaciones? Dirán: “todos queremos”. Pero ese “todos queremos” no es un sentimiento; es un pensamiento, producto de la mente. La razón nos dice que nos conviene. Pero no siempre el sentimiento adquiere o toma la parte que le corresponde en ese trabajo. El sentimiento debe ser sin egoísmos, noble; debe abarcar a los demás, como a uno mismo. Eso es lo que pretende el Cristo; esas son las condiciones de Acuario. Es una posibilidad para todos sin excepción; no importa el trayecto que hayan recorrido hasta ahora. La humanidad es muy diversa porque, por el principio de la individualidad que existe en cada ser se han desenvuelto todos en distinto grado. Unos con más ímpetu, otros con menos. El ser humano no es una máquina, sino una inteligencia individual, en desenvolvimiento. Esa inteligencia particular, produce peculiaridades, tendencias en uno y otro sentido; el desenvolvimiento de la evolución hace que esas peculiaridades de cada uno se vayan perfeccionando. Esto es evolución, ligada estrictamente a la originalidad individual que hace a cada uno un ser completo en sí mismo, con tendencias propias; aunque en el fondo, el patrimonio individual sea exactamente el mismo para cada uno.
En la sabiduría de un Creador existe una completísima e ilimitadísima capacidad de dar por igual y sin excepción; pero el principio creador que existe en cada uno hace las diferencias.
Aunque esas diferencias, con el transcurso del tiempo, lleven algún día a que todas las cualidades sean desenvueltas por igual, pero manteniendo la individualidad original.
La humanidad es una entidad completa, creadora, que está desenvolviendo cualidades para transformarse, con el tiempo, en una genialidad.
¿Por qué dudan? ¡Tantos genios ha producido ya el mundo!
Lo que uno alcanzó todos pueden alcanzar; ésta es la posibilidad humana.
Cuando vemos a alguien que nos merece atención, admiración u observación por su capacidad, veámonos a nosotros mismos con la misma posibilidad. Nadie alcanzó nada que todos los demás no puedan alcanzar: ésta es la realidad. Día a día nos sorprendemos de cómo se va realizando todo lo que imaginamos, principalmente en el campo de la Ciencia; es consecuencia de la capacidad humana. El ser humano es tan capaz, que lo que imagina puede concretarse; a veces requiere tiempo, técnica, perfeccionamiento. A eso estamos dedicados con la enseñanza espiritual; a que cada uno consiga alcanzar lo que le colmará de felicidad futura.
¿No percibimos que todos los días es una nueva oportunidad y que el tiempo va pasando ofreciéndonos nuevas ocasiones? Un Creador no trabaja para sentirse frustrado; trabaja con metas específicas y concretas, que han de alcanzarse infaliblemente. Pero no marca el tiempo. Nosotros, a veces, nos apresuramos demasiado:
a veces tenemos una meta agradable y pretendemos alcanzarla sin ver que delante nuestro hay una zanja. Y caemos. Porque no hemos sido prudentes y cuidadosos. Nos levantamos y vamos, entonces, con un mayor tacto, sabiduría, y cuidado hacia esa meta, que se mantiene frente a nosotros, para ser alcanzada.
La razón de estas explicaciones es el ansia de que sepamos regular nuestros esfuerzos y alcancemos metas precisas.
Jehová, el Espíritu Santo, dividió a la humanidad en razas precisas, que conocemos bien; sabemos los valiosísimos resultados que dio cada una.
El lemur primitivo no se paraba en sus pies, pues no sabía usarlos. El caminar fue una segunda etapa. Al principio andaba a saltos. Ese lemur se fue transformando.
Cuando vinieron las razas atlantes fue agregando la palabra a su expresión, desenvolviendo de a poco el sentimiento y haciendo crecer su inteligencia. De esa manera, y para la sucesión y mejoramiento de razas, se eligió la que serviría de base a las siete razas siguientes de la época de Aries actual. Distingan entre eras cósmicas y épocas terrestres. Piscis y Acuario son eras cósmicas; Lemúrica, Atlante y Aria son épocas terrestres.
Pasamos de la época atlante a la época actual aria. Para esto, una de las siete razas atlantes fue elegida; es una honra para la raza semita haber sido elegida como base de todas las razas arianas hoy en curso.
Todos los seres deben saber que todos hemos pasado por esa raza semita en nuestro pasaje a través de las razas para llegar a las actuales arias. Salvamos obstáculos, cumplimos, obedecimos ciertas exigencias y se nos dio el lugar para nuevas posibilidades.
Obedecemos principios para nuestro propio éxito, para nuestra propia felicidad, para nuestro acierto. Y crecemos. Desobedecemos y nos estacionamos. Obedecer es cumplir programas de adelanto.
No se alcanza el progreso si las líneas de conducta se tuercen, se bifurcan, se confunden. Obediencia no es sumisión, ni fracaso, ni debilidad; obediencia a lo superior es desenvolver sabiduría, ahorrar tiempo, evitar sufrimiento.
El sufrimiento no abandona todavía a las razas; porque si tuvimos éxito en algún sentido, no fuimos capaces de tenerlo en forma completa. Nos faltó virtud y más decisión. Todavía la humanidad es rebelde y débil para abandonar esa naturaleza inferior que desenvolvió: orgullo, vanidad, egoísmo y pasión. Hasta que golpe tras golpe nos sacuden de tal forma que, al fin, queremos comprender; y hay sólo una opción, la verdadera, la que nos reintegre a lo que somos: chispas divinas, creadoras, con todas las posibilidades imaginables para el bien. El mal no está en el programa; es un agregado equivocado que desenvolvimos por error.
Si no entendemos bien, pongámonos a pensar, a meditar. Es tan completa la ayuda que recibe el género humano que siempre se tiene dentro algo que, aunque no puede definirse, existe: se llama conciencia. Recurramos a ella, hablémosle de igual a igual. La conciencia es tan especial que a veces puede, si sabemos escucharla, hablarnos. Es el producto de nosotros mismos.
A quienes son perseverantes, queremos darles todo el estímulo de que somos capaces, acompañándolos y deseando que cada uno triunfe en el verdadero sentido.
Acuario va a brindar las conquistas mayores que puede imaginar el género humano, por ejemplo: la ciencia crece de una forma sorprendente. Pero Acuario va mucho más lejos; quiere ser el reino de Cristo; quiere que los principio de Amor Universal sean una realidad y rediman al género humano. Cooperará con el sufrimiento de Piscis; Piscis no pudo actuar de otra forma; no encontró respuesta, sino en su parte negativa de sufrimiento.
El género humano se condiciona a la modalidad de Piscis, o va amparándose inteligentemente en las nuevas posibilidades de Acuario, que dará completa libertad, verdadera conquista y verdadero triunfo; en donde cada uno se sentirá a sí mismo como realmente es: una entidad divina e inmortal.

11 – 10 – 79

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