domingo, 24 de enero de 2016

¿Puede el Ser Humano renacer como animal?


¿PUEDE EL SER HUMANO RENACER COMO ANIMAL?

Para responder a esta pregunta es necesario explicar primero a qué llamamos animal y quién es el ser humano. Todo en el universo evoluciona y por eso podemos ver cómo hay minerales tan variados; plantas que se alimentan de rocas, tierra, de otro vegetal o incluso de insectos; animales que van desde lo más salvaje a lo doméstico y desde tener un instinto de supervivencia a mostrar ciertos sentimientos e inteligencia similar a los humanos. Esto último se relaciona con la evolución de la vida en la materia o cuerpos pero no respecto a la conciencia puesto que, respecto a ésta, el mineral es el más inconsciente mientras que el ser humano tiene conciencia de sí mismo, lo que el animal (al igual que ocurre con la mente) no la tiene aún. La vida que anima a los reinos y a todo ser viviente en el sistema solar procede de Dios y es sólo una diferenciada de Dios mismo para que, más tarde y como individualidades, puedan desarrollar los poderes latentes de Su Creador que llevan latentes. Así, la vida se encuentra más limitada en su expresión en el reino mineral y, en lo que a nuestro planeta se refiere, más libre, con voluntad propia y conciencia de sí misma como Alma en el ser humano.

Pero, para llegar a humano, esa vida ha pasado por el aprendizaje de construir formas geométricas gracias a la cristalización como mineral; luego pasó a construir un organismo vivo y expresivo, aunque mínimamente, como vegetal; después construyó organismos animales para renacer en muy variadas especies donde desarrolló sentimientos, emociones, deseos, instinto y algo de inteligencia en las especies más domésticas. Una vez que la vida evoluciona en cuerpos de animales domésticos acelera su evolución, también con la ayuda del hombre, hasta que llega el momento de que esa vida se individualiza como un ser gracias a las experiencias adquiridas y está lista para renacer como humano. Desde el punto de vista de la conciencia y de los vehículos de expresión que esas vidas tienen diré que:

1º.- El mineral tiene un solo cuerpo físico y una conciencia profunda. 

2º.- El vegetal tiene un cuerpo físico y otro etérico y una conciencia similar a la de nuestro sueño sin ensueños.

3º.- Los animales tienen un cuerpo físico, un etérico, y uno de deseos o emocional, y una conciencia similar a la de nuestros sueño con ensueños.

4º.- El ser humano tiene los mismos cuerpos que el animal, más la mente y la conciencia de vigilia y de sí mismo como un Yo.

Hay, por tanto, dos grandes diferencias entre el animal y el hombre, una que la mente en el hombre ha hecho que se desarrolle la voluntad, el libre albedrío y la razón; y dos, que también como fruto de la evolución, la vida y la conciencia del hombre son individuales e independientes.

La vida del animal es parte de una vida grupal o Espíritu-grupo (como la de una célula es parte de la nuestra) y está dirigida por un Arcángel. Esa vida que aprende de las experiencias como, por ejemplo un tigre, irá acumulando experiencias en especies similares hasta que termine como gato doméstico expresando ciertos sentimientos, deseos y emociones como los humanos. Pero, como parte de un grupo, esas experiencias benefician a toda la especie a través de dicho Espíritu-Grupo, lo que no ocurre en el hombre que ya ha desarrollado su propia conciencia para que se exprese un Espíritu individual. Podríamos decir que lo mismo que el genio (por ejemplo Mozart) es el fruto de renacer varias vidas como humano desarrollando esas habilidades, el instinto animal y sus expresiones casi humanas son fruto de la memoria de las experiencias acumuladas en ese Espíritu-Grupo. El aspecto “hombre” o “humano” de nuestro Espíritu está situado en el Mundo del Pensamiento y el Espíritu-Grupo de los animales también, por eso nosotros tenemos nuestra propia mente y ellos la adquirirán (crearán un cuerpo mental para expresarse como una vida individual) en un futuro gracias a las experiencias en las especies y a nosotros. Pero eso no ocurrirá hasta que gran parte del reino animal esté listo como cuando nosotros la adquirimos hace millones de años por medio de las impresiones y experiencias y gracias a la ayuda de otras Jerarquías.

Lo mismo que el hombre evoluciona desde lo más salvaje hasta tener una moral y una inteligencia que le hacen ser totalmente diferente a los demás incluso en sus fisonomía, en sus huellas y en la sangre, así los animales se van humanizando y especializando, y van expresando cada vez más características propias de la especie y de la familia humana. De forma parecida al niño genio o prodigio que necesita estar varias clases por encima de la que le corresponde por su edad porque si no se abure en el colegio, así la vida de un animal se individualiza para renacer ya como humano cuando ha adquirido cierto progreso también por medio de la asimilación de las vibraciones que le llegan de los sentimientos y pensamientos humanos. La vida que anima toda una especie de cualquier animal es la vida que dirige el Espíritu-Grupo y que algún día estará preparada para dividirse en individualidades que comenzarán a desarrollar la voluntad y la razón, mientras que la vida del hombre está individualizada y ya es libre, por eso es responsable de su actos y tiene que rendir cuentas ante la Ley de Consecuencia y pasar por el Purgatorio y por el Cielo. El ser humano tiene un cuerpo de deseos compuesto de materia de todas las divisiones del Mundo de Deseos según sean de espirituales o malvados sus deseos y sentimientos o lo contrario, sin embargo los animales suelen tener materia de deseos de las regiones inferiores y los domésticos también algo de las superiores. Nosotros alcanzamos el Mundo del Pensamiento después de la muerte del cuerpo físico y de pasar por el Purgatorio y por el Primer Cielo para asimilar el resultado de la vida pasada y preparar la próxima, mientras que los animales no pasan del Mundo de Deseos (por que no tienen mente) y no pueden hacer ningún trabajo individual para su próximo renacimiento porque no existen como tal en ese mundo.

El Espíritu-Grupo del animal se encuentra en las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, mientras que nuestro Ego, ya individualizado, ha alcanzado en su descenso hacia la manifestación las regiones inferiores del mismo mundo gracias a la adquisición de la mente. Es decir, la inteligencia o instinto del animal procede del Espíritu-Grupo mientras que la nuestra procede de nuestro propio cuerpo mental gracias al cual somos conscientes en el mundo físico por medio del cerebro y de los sentidos. De aquí que al no tener el animal un Espíritu individual no haya podido entrar totalmente todavía en un cuerpo físico y por eso se dice que el ser humano tiene un Espíritu interno. El hombre tiene todos sus cuerpos centrados internamente en el cuerpo físico, mientras que el animal los tiene parcialmente fuera, (sobre todo la cabeza) y por eso y al no tener un cerebro humano, el hombre no podría expresarse en un cuerpo de animal. Solamente algunos animales domésticos como, por ejemplo el caballo, podrían manifestar cierta inteligencia o razón si su cabeza etérica estuviera interiormente centrada en la física. En sentido contrario, como tienen su conciencia de sueños con ensueños, ellos pueden ver el Mundo de Deseos y nosotros no hasta que nuestra propia evolución nos permita ser conscientes allí. Por este motivo los animales ven a los habitantes de ese mundo y a los fallecidos (como les ocurre a los niños) y siguen comportándose con éstos como cuando estaban vivos en la casa.

Si aplicáramos la teoría errónea del renacimiento del hombre en animal a la teoría del renacimiento, veríamos que tan absurdo sería hacer sufrir a un animal por el mal karma que hizo en su anterior vida un humano, como hacer pagar a éste una serie de deudas por el mal que, por ejemplo, un lobo causó a los dueños de las ovejas que mató. Solamente, en mi opinión, un humano puede tomar un cuerpo de animal cuando es tan depravado y malvado que, por hacer mal, no le importe estar aprisionado en ese cuerpo como en los casos mencionados en el Nuevo Testamento en que Cristo expulsó a los espíritus que habían obsesionado a los animales. El verdadero ser es un Espíritu que, gracias a la evolución, ha adquirido una serie de cuerpos y que por medio de su progresiva perfección (Cristo dijo que teníamos que ser perfectos como nuestro Padre lo es) irá despertando sus poderes espirituales latentes para hacerlos dinámicos. Pero, como es evidente, nadie puede alcanzar la perfección de Dios en una sola vida, por tanto, debemos adquirirla gracias al renacimiento en cuerpos cada vez más elevados en sentido moral, intelectual y espiritual pero no yendo marcha atrás y haciéndolo en animales.

Si un salvaje no puede renacer en un cuerpo cuya vibración es superior a la que le corresponde según la evolución adquirida como conciencia, menos puede ocupar un Alma desarrollada moral, intelectual y espiritualmente el cuerpo de un salvaje de un renacimiento a otro. El ser humano se puede degradar progresivamente y en varias vidas hasta parecer un salvaje pero seguirá teniendo su mente y su voluntad propia que adquirió en el pasado, haga buen o mal uso de ellas. El salvaje tiene que espiritualizar su carácter progresivamente y en sucesivas vidas, pero nunca puede pasar de salvaje a Alma humana desarrollada en una sola vida. Por tanto, menos razón de ser tiene que se afirme que un ser humano renace en un cuerpo de animal una vez que ha adquirido su mente y su voluntad como tal. Lo mismo que no podemos hacernos recién nacidos para entrar en el vientre de nuestra madre, tampoco podemos ir en contra de la evolución y renacer en cuerpo de animales perdiendo así unos derechos adquiridos tan importantes como la conciencia de sí mismo, la voluntad y la razón.

Francisco Nieto

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