viernes, 22 de enero de 2016

¿Por qué no recordamos las Vidas pasadas?


POR QUÉ NO RECORDAMOS LAS VIDAS PASADAS

Si enfocamos esta pregunta a través de lo que representa el tiempo podríamos afirmar con toda rotundidad que es lógico que no nos acordemos puesto que nos cuesta acordarnos de lo que hicimos en el pasado según van pasando los años. Si respondemos a esta pregunta a través del aspecto físico de nuestro cuerpo podríamos asegurar también que no las recordamos porque hoy no tenemos el mismo cuerpo ni el mismo cerebro que tuvimos hace aproximadamente mil años. Pero si lo enfocamos a través del esoterismo tendríamos que decir que la memoria de las vidas pasadas no se encuentra en el cerebro ni en el tiempo sino en el Espíritu y en la Memoria de la Naturaleza del esquema evolutivo donde nos encontramos como Espíritus evolucionantes. Todos sabemos que hay veces que queremos recordar algo que ha ocurrido no hace mucho tiempo y no podemos pero que, si dejamos la pregunta en el aire con la confianza de obtener la respuesta, ésta nos vendrá por sí misma. Eso suele ocurrir respecto a los hechos de una misma vida, sin embargo, también se han dado casos “extraños”, pero reconocidos por la ciencia, en que una persona ha recordado hechos de ella misma en lugares donde no ha estado en su presente vida, (hechos de la infancia de una vida anterior) y otros donde una persona, en estado de hipnotismo o a punto de morir, han hablado idiomas antiguos o que no habían estudiando nunca. Está claro, pues, que en estos casos no estamos hablando de grabaciones en el cerebro de la presente vida sino de un aspecto o memoria de la mente del Espíritu que bien podríamos llamar supra-conciencia.

Lo que definimos normalmente como memoria, que no es otra cosa que la facultad de responder a las vibraciones que son similares a las ya experimentadas, se acaba con la muerte quedando guardadas las experiencias en un átomo-simiente que nos llevamos para extraer de él la quintaesencia que nos permitirá desarrollar la conciencia de cara a la siguiente vida. La verdadera memoria pertenece al Espíritu y no se parece en nada a la terrenal, de hecho, es posible que no supiéramos cómo actuar si nos viniera a la consciencia humana todo lo guardado desde que nos hicimos humanos. A su vez y de forma similar a lo que ocurre con las células de nuestro cuerpo respecto a nuestra consciencia, nuestra conciencia, como Egos, está integrada y es parte de la conciencia de Dios. Por tanto, sólo elevando nuestra conciencia hasta donde están guardadas las experiencias del pasado de toda la humanidad podremos ser conscientes de la única y verdadera memoria de nuestro plan evolutivo y de nosotros mismos como seres reencarnantes. Esto es una manera de explicar estos conocimientos para que la mente lo entienda porque, en realidad, la memoria de todo el pasado, presente y futuro está en la conciencia siempre presente de Dios. Por eso y porque la memoria de Dios es eterna en Su “Ahora”, no podremos recibir imágenes de ella hasta que elevemos la vibración de nuestros cuerpos de tal forma que estén en sintonía con las regiones superiores del Mundo del Pensamiento. La elevación espiritual o vibracional que alcanzamos en cada vida gracias a la purificación, y al desarrollo que obtenemos en el Purgatorio y en el Cielo, nos permitirá en algún momento de nuestra evolución ver ciertas imágenes en los éteres del cuerpo etérico, pero esas imágenes nunca serán como las que se observan en el Mundo del Pensamiento. 

El recuerdo es parte de la conciencia, lo que significa que si no recordamos un hecho determinado es porque somos inconscientes de él, o sea, no estamos conectados a ese hecho del pasado por el aspecto sensitivo de la conciencia. Aplicado esto al recuerdo de otra vida significa que no hay que buscar en el cerebro sino en el propio Ego porque es en su conciencia (además de la memoria de la naturaleza) donde están grabados todos los hechos de las anteriores vidas. Sí, el cerebro es materia física y esta materia no nos serviría de nada si no estuviera conectada con la mente y si ésta no tuviera una relación directa (como medio de enfoque hacia el mundo físico) con la conciencia del Ego o Yo superior. Por consiguiente ¿Cuál es el problema? pues el hecho de no ser conscientes en el mundo donde se encuentra la memoria de la naturaleza, o lo que es lo mismo, no ser conscientes de nosotros mismos como Espíritus. Solamente cuando el desarrollo espiritual del hombre alcance esos niveles que, según la filosofía oculta, se encuentra en la región intermedia del Mundo del Pensamiento, podremos obtener el recuerdo de todas las vidas pasadas porque las tenemos en nosotros mismos como Espíritus. Alguien puede preguntarse que por qué algunas personas han recordado algo, a lo que responderé que ha sido por medio de los cuerpos invisibles y superiores que están conectados con el físico y, por tanto, con el cerebro, sólo así se puede obtener cierta información de vidas pasadas pero no toda.

El acceso a la memoria de vidas pasadas solo se obtiene cuando se van purificando los diferentes cuerpos y se va espiritualizando el carácter porque ese es el único medio de conectar con el propio Ego, sin embargo, como hay un átomo-simiente en cada cuerpo que es el que está presente en todas las vidas, y hay otros éteres (fruto de la espiritualización) que están formando un vehículo para el Alma, es posible que algunos aspirantes espirituales recuerden algunos hechos del pasado. Vemos, pues, que no se trata de la imposibilidad de recordar, puesto que el cuerpo físico actual no ha estado en otras vidas, sino que se trata de la imposibilidad que tiene el hombre común de desarrollar esa sensibilidad que le capacita para hacerse uno con la conciencia de su Espíritu. Las personas normales, o sea, la mayoría, somos conscientes del mundo físico pero no lo somos de los mundos relacionados con nuestros deseos, emociones, y pensamientos, sin embargo, hay personas que son clarividentes y capaces de moverse conscientemente por esos mundos gracias a que han desarrollado los “sentidos” para ello. Para entender el problema que estamos planteando, pues, hay que tener claro que mientras no seamos capaces de estar “en conciencia” en esos cuerpos y mundos, no tendremos la oportunidad de recordar nada de otras vidas; sólo así podremos ser conscientes de ello a través del cerebro. Se puede entender perfectamente que mientras la materia física y emocional de nuestra vida y de nuestros cuerpos no esté en sintonía vibracional con el observador y pensador (el Ego) no podremos recibir en el cerebro nada de lo que buscamos.

Tanto respecto a esta pregunta como a otras muchas, la única teoría que explica razonablemente estas dudas es el renacimiento, puesto que el hombre de una vida no es el hombre de la siguiente pero sí lo es su Espíritu, el recopilador de las experiencias de todas ellas gracias a las cuales va creando el puente que unirá al hombre con su origen espiritual. Como ejemplo bien podríamos decir que recordar las vidas pasadas es elevar nuestra conciencia hasta el lugar donde se encuentran esos recuerdos, que es como decir que el animal doméstico no será consciente de sí mismo hasta que su desarrollo no le permita elevar su “conciencia” hasta el mundo en que se encuentra el ser humano. Es el renacimiento y el hecho de ser conscientes de estos conocimientos lo que nos hace progresar más rápidamente, siempre y cuando nos esforcemos en desarrollar el Espíritu y en servir amorosamente a los demás. Cuando actuemos será cuando comenzaremos a recibir alguna información de nuestro pasado hasta que, algún día y ya con alguna iniciación, podamos buscar en nuestro pasado voluntaria y conscientemente.

Como cualquier persona sabe, los hechos que recordamos están en la memoria consciente y los que no se dice que están en la subconsciente, ambas relacionadas con el átomo-simiente situado en el corazón y con la mente que es el foco a través del cual se expresa el Espíritu en el hombre. Estoy seguro que todos tenemos conocimiento de alguien que tenga especiales habilidades en determinado trabajo o profesión, es decir, de alguien cuyas habilidades o mente sean tan fuera de lo común que nos haga pensar que no lo ha podido aprender todo en una sola vida. En esos casos no podemos hablar de que dichas habilidades sean fruto de las dos mencionadas consciencias, sino de la supra-conciencia que es donde se guardan los resultados de todas las anteriores vidas y que tiene relación con la intuición, con el carácter interno y con el impulso que nos lleva a buscar la verdad. Lo mismo que aquí hay veces que no nos acordamos de algo y cuando menos lo esperamos nos viene a la cabeza, y otras veces intuimos que algo que nos viene a la mente y que no recordamos haberlo vivido estamos seguro que es una vivencia nuestra, también hay personas moribundas que tienen visiones y recuerdos de hechos que nada tienen que ver con la vida que están a punto de dejar.

Esa fuente de donde proceden esos recuerdos es esa supra-conciencia individual que está relacionada con la memoria o archivos generales situados en la cuarta región del Mundo del Pensamiento, donde, lo que se ve, se oye o se estudia no se puede expresar a través del cerebro. Hay otra memoria de la naturaleza más elevada aún pero, según los iniciados de varios grados, ni siquiera ellos pueden acceder a ella. Así es que a la pregunta que encabeza este artículo podemos responder que si no somos conscientes ni siquiera del cuerpo etérico más cercano al cuerpo físico ¿Cómo vamos a serlo de la memoria de otras vidas que se encuentra en el mundo más elevado de los varios en donde estamos evolucionando? Estoy seguro de que, quien sea escéptico ante estas enseñanzas ocultas, pensará que es absurdo, pero lo cierto es que el hecho de no recordar lo que hicimos en nuestra infancia no nos tiene que hacer pensar que no tuvimos infancia.

El hecho de nacer con grandes habilidades físicas o mentales, el hecho de sentirnos muy bien con alguien que acabamos de conocer pero que parece como si le conociéramos toda la vida, el hecho de casarnos locamente enamorados con alguien cuyo carácter y fisonomía nunca hubiéramos imaginados, el hecho de que una persona sumamente buena tenga toda una vida de sufrimiento o lo contrario, etc., demuestran que todo eso ocurre porque existe el renacimiento, y si existe el renacimiento sería absurdo que no se guardarán los hechos que ocurrieron en cada uno de ellos. Según purifiquemos el carácter vida tras vida iremos limpiando nuestros cuerpos superiores (de deseos y mental) y nos quitaremos todo el karma que impide que nuestra conciencia acceda a esa memoria. Aún así, quien se hace esta pregunta no se ha puesto a pensar en las consecuencias de tener conocimiento de lo que hizo mal en el pasado. ¿Qué ocurriría si supiéramos lo que hicimos de mal a la persona que hoy es nuestra pareja o lo contrario? ¿de qué serviría recordar el mal que hicimos (muertes, robos, violaciones, etc.) hace tres vidas, además de torturarnos y amargarnos la existencia? ¿No impediría eso el desarrollo de esta vida y la buena relación y los frutos que debemos extraer de esta vida? Cuando dedicamos la vida íntegramente al Espíritu y a servir amorosamente a los demás es cuando estamos creando el medio de ser conscientes fuera de nuestro cuerpo físico, y cuando se persiste durante varias vidas en esa misma línea se consigue leer la memoria que desde hace unos siglos está guardada en uno de los éteres más elevados que conforman el cuerpo etérico; esa es la lectura más fácil y cercana a nuestra conciencia que tenemos.

Hay quien opina que, además de saber lo que hicimos en el pasado, deberíamos saber lo que nos trae el destino en la presente vida como efecto de lo que hemos hecho en las anteriores. Tanto en un caso como en otro sería una equivocación, retrasaría el progreso del Alma y muy posiblemente no podríamos hacer frente al destino después de saber las barbaridades y maldades que por ignorancia cometimos en el pasado. Las leyes divinas demuestran su sabiduría al no permitirnos recordar nuestras vidas hasta que no hemos alcanzado cierto grado de desarrollo espiritual. La Ley de Consecuencia y el estado post-morten se encargan de que liquidemos las deudas pendientes y de que suframos lo que nos corresponde por el mal causado a los demás sin que recordemos cómo y porqué, sólo cuando estemos espiritualmente preparados para afrontarlo será cuando se nos brinde la oportunidad de acceder a esa memoria de la naturaleza. Es necesario razonar esta explicación para que quede claro que si supiéramos lo que hicimos de mal en el pasado podríamos intuir o casi saber lo que nos trae el destino como karma negativo, lo que sería una vida de sufrimiento y de temor ante la que nos sentiríamos indefensos ¿o es que no es más fácil afrontar el destino como ignorantemente lo hacemos ahora que no sabiendo que en determinadas circunstancias nos puede ocurrir tal o cual desgracia? Si queremos acelerar nuestro desarrollo con tal de poder obtener el poder de leer en la memoria de la naturaleza, deberíamos comenzar por auto-observarnos y auto-analizarnos. Estudiándonos así podremos ver cuáles son nuestros defectos para no caer en ellos, y cuáles son las virtudes que necesitamos o que nos gustaría alcanzar, lo que sería una línea de conducta en la manera de sentir, de desea y de pensar.

Hay una cosa muy clara respecto a este tema que debe servir como consuelo a los aspirantes espirituales y de ocultismo, y es que una vez alcanzado el poder de salir del cuerpo conscientemente ya no se pierde más salvo que, desde el punto de vista físico, el cerebro se vea afectado por las acciones ignorantes y por ciertos vicios del hombre. Cuando por el propio desarrollo espiritual se alcanza el poder de leer en los mundos superiores se comienza por leer en el éter reflector del cuerpo etérico y luego se continua con la memoria que, como se ha dicho, hay en el Mundo del Pensamiento, sin embargo, dudo de que, llegado ese momento, el aspirante esté más interesado en aprender a leer en la memoria que en servir amorosamente a la humanidad.

Francisco Nieto

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