domingo, 24 de enero de 2016

¿A qué llaman Espíritus apegados a la Tierra?


¿A QUÉ LLAMAN ESPÍRITUS APEGADOS A LA TIERRA?

Tal y como hemos podido comprender en otros párrafos y capítulos de esta obra, el estado post-morten sigue unas líneas generales para todas las personas que abandonan el cuerpo físico, es decir, se abandona el cuerpo físico; se recopila la película de la vida pasada para llevárnosla al mundo de deseos gracias al cuerpo etérico; abandonamos el cuerpo etérico; tomamos la imagen del cuerpo físico pero en la materia del cuerpo de deseos que es en el que estaremos unos años en el Purgatorio y en el Cielo; y, por fin, abandonaremos también el cuerpo de deseos para llevarnos la esencia de las experiencias de la vida para que formen parte del Alma, esa conciencia que nos habla y nos advierte cuándo hacemos mal. Pues bien, en el caso de los apegados a la tierra no ocurre exactamente así, porque éstos están más tiempo del debido en las regiones inferiores del Purgatorio que se entremezcla con las regiones superiores etéreas del mundo físico. Dentro de este grupo de Almas apegadas a la tierra se podría hacer algunas divisiones porque el motivo por el que lo hacen no es el mismo para todos. 

Sabemos que las personas que fallecen están en las regiones etéricas del mundo físico en su cuerpo etérico, de deseos y mental entre 15 y 75 horas aproximadamente que es el tiempo que se suele necesitar (dependiendo de varias circunstancias como, por ejemplo, el tiempo que se pueda estar despierto, la duración de la vida y las molestias que le puedan causar las personas que haya a su alrededor) para grabar la película de la vida pasada en el cuerpo de deseos, y así luego pasar al mundo de deseos. Bien, hay personas que por determinados intereses materiales, vicios, pasiones, etc., se quedan durante un espacio de tiempo en estas regiones etéreas y éste puede ir desde unos meses hasta varias decenas de años. Recordemos que la región inferior del purgatorio, es donde se purgan las peores maldades, y que los mundos se compenetran mutuamente porque cuanta más elevada sea su vibración más sutil es su “materia” y por eso las regiones inferiores del mundo de deseos (purgatorio) se mezcla con las superiores de las etéreas del mundo físico.

Así es que esas Almas errantes que tan atraídos se sienten por lo terrenal se encuentran en el Purgatorio pero, a la vez, en las regiones etéricas gracias a su cuerpo etérico que no han abandonado. Cuando una persona ha sido verdaderamente mala, cuando se ven dominadas por el vicio, cuando disfruta haciendo sufrir, cuando se mete y se pierde en el mundo del espiritismo, cuando es inmoral y cuando se degenera hasta el punto de que en su vida pasada casi no ha habido expresión de su Alma, entonces no se produce la separación del cuerpo etérico y, al contrario, éste se ha endurecido y se ha amalgamado con el cuerpo de deseos. Esta unión y compenetración del cuerpo etérico y de deseos es llamado en el lenguaje rosacruz el “cuerpo del pecado” pero hay quien le llama simplemente demonio. Hemos dicho que el cuerpo etérico puede estar “vivo” (habitado por el hombre que acaba de morir) varios días, pero cuando se ha llevado una vida depravada y negativa como se ha dicho, este cuerpo se cristaliza y fortalece hasta el punto de aferrarse a la vida y mantenerse de las partículas etéreas de los cuerpo vitales de los humanos. Esto es así hasta el punto de que estos seres don asiduos de los lugares donde asista gente similar a ellas para absorber los vapores del estómago como si fueran vampiros de los éteres que mantienen vivo a los cuerpo. La “materia” más densa que utilizan en su cuerpo etérico son los dos éteres inferiores de su cuerpo etérico, pero a veces utilizan las partículas de la atmósfera para hacerse visibles.

Generalmente, tarde o temprano, llega el momento en que ese ser abandona ese cuerpo del pecado que él mismo ha creado, pero mientras tanto, ese ser malvado habita junto a nosotros mucho más cerca de lo que imaginamos, puesto que la materia etérica y de deseos compenetra la física. Estos seres (viciosos del sexo o de la droga, dictadores, machistas, terroristas, etc.) son más peligrosos que cuando vivían físicamente porque ahora son invisibles y tienen los medios o la capacidad suficiente como para incentivar a otros de similar naturaleza para que se comporten de una manera degenerada o depravada como ellos lo harían. Según estudios clarividentes, estos seres son causantes de accidentes, asesinatos, violaciones y otros hechos similares, actuando así tranquilamente porque saben que la ley no les puede hacer nada, y alegrándose enormemente cada vez que consiguen lo que desean. También hay que decir que solo abandonan a su víctima que manipulan cuando ésta se ve impedida para actuar. Esta podría ser la razón, o una de las razones principales por las que hay que abolir la pena de muerte. Ahora cabe preguntarse ¿cuántas de las personas que toman un arma y asesinan a un grupo de personas sin razón aparente, no ha podido estar influenciada por algún demonio de esta clase? 

Como ya mencioné cuando escribí el artículo sobre los contactos con los fallecidos en el más allá, quien practica el espiritismo como la oui-ja o la escritura automática, se arriesga a encontrar seres como estos, otros menos malos y otros “buenos”. Estos seres apegados a la tierra pueden producir los efectos llamados “poltergeist” e incluso aparecerse a los presentes y hacer otras muchas cosas gracias a la fortaleza y a la densidad de su cuerpo etérico. Por otro lado, según algunos estudios de clarividentes y según mi propia experiencia, también se hacen pasar por maestros espirituales cuando los que están haciendo espiritismo buscan el desarrollo espiritual. Lo que ocurre es que no se tarda mucho tiempo en comprobar que no son tales maestros. Pero, si se les dice que no se quiere nada con ellos, hacen que se enfadan y amenazan con abandonar u otros hechos similares que no vendría a cuento recordar por mi parte. Como se puede ver y como he repetido muchas veces, nunca se debería introducir nadie en el mundo del espiritismo ni de la mediumnidad porque se puede ver engañado, obsesionado, manipulado, etc. etc., a lo que habría que añadir (en muchos casos) la pérdida de la felicidad. Es evidente que cuanto más atrás en la historia más casos se podrían encontrar sobre estos cuerpos del pecado o demonios, puesto que el hombre estaba más atrasado y era más partidario de la guerra y de la venganza, pero todavía hoy se pueden dar muchos casos de éstos.

Lo que sí se puede afirmar es que todo el mal que siguen haciendo después de abandonar el cuerpo y gracias a ese cuerpo del pecado, tendrán que pagarlo en las regiones más bajas del Purgatorio, que bien podríamos llamar “infierno”. Pero esto no se queda solamente aquí porque cuando esa Alma se eleva al Cielo gracias al trabajo que sobre él hacen las fuerzas del mundo de deseos, se queda el cascarón de ese cuerpo de deseos y vital. Este cascarón no es como el de cualquier otra persona porque tiene una especie de conciencia individual gracias a las experiencias grabadas en el cuerpo etérico y en el de deseos. Es cierto que al no tener mente, este cascarón no puede pensar, sin embargo, el resultado de su vida física y de la post-morten apegada a la tierra, le han facilitado una astucia y una especie de instinto que le permitirá “vivir” de forma independiente durante, quizás, siglos. Como el comportamiento de esta persona ya en la tierra no fue nada espiritual y como el cuerpo del pecado empeoró la película de su vida, está claro que no tiene motivos para estar mucho tiempo en el segundo ni en el tercer Cielo, por eso sólo está el tiempo necesario para preparar un nuevo ambiente para su próxima vida y renace muy pronto para satisfacer esos deseos materiales y personales que tanto le dominaron y que debe terminar de superar.

Como enseña la filosofía oculta, cuando un Ego desciende para renacer otra vez en el cuerpo físico, atrae la parte kármica que se relaciona con su vida anterior y sus deudas con la humanidad, por tanto, el Cuerpo del Pecado se une al Ego (en su nueva personalidad) para hacer frente a su destino. Hay casos en que ese Cuerpo del Pecado apegado a la nueva personalidad ha sido ocupado por un elemental y eso hace que esa persona sea “diferente”. Otras veces los elementales ocupan el Cuerpo del Pecado y se valen de él para contactar con médiums llegando a ocurrir, a veces, que cuando el médium muere, le expulsan de sus cuerpos y los utilizan ellos valiéndose de las experiencias grabadas en los mismos. Esto, como es lógico, retrasa muchísimo el progreso de ese Ego. Es muy posible que todos conozcamos a alguien cuya voluntad sea débil y que, además, esté muy centrada en la vida física y en el materialismo. Estas personas que son casi autómatas y que ejercen poco la razón, la voluntad y la originalidad son las más fáciles de dominar por esos cuerpos del pecado y por los elementales.

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Pero estos no son los únicos espíritus apegados a la tierra, hay otros muchos, aunque no son un peligro tan notable. Las personas que se han suicidado son uno de los que pululan entre nosotros como lo hacen el drogadicto, el alcohólico, el fumador o el que deja riquezas que a nadie ha querido dar por su egoísmo. El caso del suicida se diferencia principalmente en un hecho del resto de los ejemplos, y es que éste ha adelantado el momento de su muerte. Nuestro cuerpo físico se construye según el molde etérico que los Ángeles del Destino depositan en el útero de la madre, y éste le construyen basándose en la vibración del arquetipo que crean las Jerarquías superiores (colaboradoras en nuestra evolución como nosotros colaboramos en la evolución de los animales) en el Segundo Cielo en el Mundo del Pensamiento. Esto significa que, a la hora de la muerte, la vida procedente del Espíritu y relacionada con ese arquetipo, se rompe en su conexión en el corazón para que el cuerpo etérico salga del físico y al cabo de unas horas comience también su descomposición. De este modo el Ego queda libre para ir al Purgatorio y al Cielo y después continuar hasta llegar a su hogar con la quintaesencia de la vida pasada. Pero, cuando una persona se suicida, lo que hace es forzar la ruptura en el corazón y la salida del cuerpo etérico del físico, con la diferencia de que al cuerpo de deseos se le une parte de los éteres inferiores (más densos) y de los gases del cuerpo, quedándose el suicida con un cuerpo astral muy materializado y muy sensible y susceptible a lo más bajo e inmoral precisamente por no tener el amortiguador cuerpo físico.

Porque una persona se suicide no elimina la vibración del arquetipo que existe en el Mundo del Pensamiento y que mantiene vivo el cuerpo físico, por tanto, suicidarse es como decir que no ha madurado lo suficiente como para recoger la cosecha de lo que debería ser su vida. Entonces, en el más allá, lo que hace es que sigue intentando hacer la vida de antes pero con las sensaciones del cuerpo físico aunque sin tenerle (hambre, sed, etc.) lo que le produce un fuerte dolor agudo en todo el cuerpo. La única solución que a veces encuentran los suicidas para calmar ese dolor es aspirar olores fuertes y muy condimentados. Es muy posible que en el caso de que la persona sea culta, moral y con anhelos e ideales elevados, sufra menos o tenga alguna ayuda. De todas formas, aunque se le puede ayudar hablándole (haciendo una programación de lo que le queremos explicar hasta dormirnos) mientras dormimos y orando por él para que nuestros pensamientos benefactores y auxiliadores sean como un guía y ayuda espiritual, no dejará de sufrir hasta que llegue la fecha prevista para su fallecimiento físico. Mientras el arquetipo vibre, estará intentado atraer materia para el mantenimiento del cuerpo pero como no tiene cuerpo físico no la atrae y el suicida tiene una sensación muy grande de hambre. El suicida, como cualquier otra persona, puede cumplir con el tiempo “programado” y morir cuando el arquetipo se colapse, puede alargar su vida si lleva una vida pura, o puede acortarla cuando desprecia las oportunidades y las posibilidades de progresar moral y espiritualmente. El hecho de suicidarse suele ser a casusa de no querer cumplir con sus deberes y responsabilidades pero el suicida no sabe que después de “morir” está más vivo que nunca y que es mucho más sensible a todo lo terrenal.

El estado de sufrimiento temporal de un suicida también es una oportunidad de aprender algunas lecciones. El suicidio es una manera de escapar o un acto de cobardía para no afrontar el destino, a veces, maduro e inevitable que la ley de consecuencia nos trae. Pero el sufrimiento mismo también hará que en la próxima vida no tenga el coraje necesario para volverlo a hacer y sí lo tenga para cumplir con su destino y para enfrentarse a sus problemas. Está claro que el sufrimiento no va a cambiar nada de lo que tenga pendiente como causa de su suicidio, por tanto, tendrá que volver a ver a las personas o a vivir las circunstancias del pasado para saldar deudas y fortalecer el carácter. Las leyes divinas son sabias y el suicida extraerá su adelanto de dicho sufrimiento, dándose cuenta de que lo que hizo fue un acto voluntario y por eso no puede culpar a nadie. Aunque no con la conciencia terrenal, somos nosotros quienes aceptamos el destino que nos ofrecen las Jerarquías Creadoras (en el mundo del pensamiento) de ese arquetipo, y como el arquetipo tiene vida (vibración y sonido) para determinados años seguirá intentando atraer materia para los cuerpos etérico y físico con la intención de mantenerlos vivos. Lo triste, además del sufrimiento y el dolor, es que tendrá la escena del suicidio siempre presente hasta que llegue el momento en que debía morir, y esto ocurre en la división inferior del Purgatorio. La única ventaja que se puede obtener es que durante esa estancia tendrá tiempo suficiente para estudiar y razonar profundamente los motivos del suicidio y así fortalecer su carácter y su voluntad.

El arquetipo vibrante situado en la región concreta del Mundo del Pensamiento, es el que atrae el material (de acuerdo con esa vibración) que, según su desarrollo espiritual, le pertenece para formar sus cuerpos. Pero como cada cuerpo también tiene un átomo-simiente que emite una vibración (como un diapasón) de acuerdo al arquetipo, resulta que el átomo simiente del cuerpo físico del suicida sigue vibrando con la intención de atraer materia y así lo seguirá haciendo hasta que cesen dichas vibraciones del arquetipo. Al no tener cuerpo físico, el suicida vive una especie de tormento o angustia que le hace sentirse como si le hubieran arrancado o sacado a la fuerza de su cuerpo físico.

La muerte no cambia a la persona fallecida y según sea la moral, los deseos e inclinaciones de ésta así podrá arrepentirse y purgar sus deudas o, por el contrario, continuar en esta parte inferior del Purgatorio apegado a los vicios y placeres o haciendo presa y mal a los vivos pero, es conveniente tener presente que “los molinos de Dios muelen muy lentamente pero lo hacen muy fino”. Cuando una persona muere asesinado o por accidente porque no ha tomado las debidas precauciones o porque ha sido víctima de un hecho sin mala intención, no ocurre como en el caso de los suicidas, sino que está en una especie de sueño temporal hasta que llegue la hora en que debía morir. El suicida es consciente se sí y de que le falta el cuerpo y por eso sufre al sentir intensamente la vida, lo cual solo puede calmar en algún grado gracias a las personas físicas y a los médiums. Visto desde el punto de vista de la materia, el arquetipo es un espacio vacío vibrante cuya nota-clave atrae la materia y los éteres para sus futuros cuerpos. El suicida está conectado con sus cuerpo de deseos al arquetipo y como tiene los átomos simientes o núcleos sobre los que se forman el cuerpo etérico y el físico pero no tiene esos cuerpos, tiene una sensación de estar hueco, lo que, como he dicho, se traduce en “un gran hambre”. El tiene materia a su alcance para atraer hacia su cuerpo físico pero como el átomo simiente, (que es el que debe atraerla) no recibe la vibración del arquetipo como cuando estaba en el cuerpo, no puede atraer la materia. 

El suicida suele tener ante su visión el propio suicidio durante mucho tiempo, lo que le hace sufrir, pero eso se grabará tan bien que si en una próxima vida se le mencionara algo sobre el suicidio, le entraría verdadero pánico. Con el asesinado, como se ha dicho, no ocurre lo mismo porque se le induce a una especie de coma, y si el asesino muere antes de que su víctima despierte y pase al Primer Cielo, sentirá la presencia de su víctima asesinada junto a él; de cualquier forma la presencia del asesinado acompañará al asesino durante su estancia en el Purgatorio. Si queremos evitar el apego a lo terrenal debemos analizarnos y ver si nos domina el hecho de acumular bienes o dinero, o si estamos dominados por el alcohol, el tabaco, etc. porque, si es así, significa que tendremos que sufrir por todo ello en la región más cercana posible a la tierra. Ningún deseo material ni personal puede ascender al Cielo.

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Otro caso en el que se quedan muy cerca de la tierra es el de los asesinos y terroristas puesto que esas acciones causan un “infierno” para ellos, con la particularidad de que si el asesino muere y su víctima está todavía en el Mundo de Deseos, se verá atraído por ella. Sí, ese es uno de los sufrimientos de estas personas que tanto dolor causan en la tierra, el asesino estará en presencia de su víctima o víctimas, las cuales pensaban que su asesino estaba muerto y que no le volverían a ver. Si el asesinado ha despertado del sueño o estado de coma a que se le sometió por no ser culpable de su muerte, también puede estar ante su asesino durante un tiempo pero luego deberá hacer su Purgatorio y su Cielo como cualquiera. Es muy posible que un asesino no sea asesinado en otra vida como efecto, pero sí es muy fácil que muera en algún “accidente” para que tome nada en su conciencia de lo que es verse privado de su cuerpo físico que tanto necesita para evolucionar en este mundo. En el caso de que el asesinado haya ascendido al Cielo, el asesino permanecerá junto al cascarón (cuerpo de deseos abandonado) también hasta terminar padeciendo, entre otras cosas, todo el sufrimiento que él causó a familiares y amigos del asesinado. Como es evidente incluso para los vivos, al asesinado le “programarán” una vida donde se le compensará las pérdidas sufridas por su asesinado.

En las regiones inferiores del Mundo de Deseos domina la fuerza de “repulsión” que es la encargada de desintegrar las formas negativas y de más baja vibración. Aunque la fuerza de “atracción” domina en las regiones superiores (cielo) también actúa en parte en el Purgatorio con la intención de atraer para que las formas crezcan, siempre dentro de un equilibrio. Esto significa que si la Ley de Atracción actuara plenamente en estas regiones inferiores atraería mucho mal que, a su vez, tendría que eliminar la Ley de Repulsión para que no reinara el mal. Así es que cuando un ser llega a la primera región con sus vicios y maldades que le atan a la tierra, debe purgar (eliminar de sí mismo) todo el mal y todos esos deseos y vicios, si no lo hace no podrá elevarse hacia el Cielo. El equilibrio se mantiene cuando dos maldades (una atraída y otra que está en fase de repulsión, se enfrentan por ser similares pero no idénticas en su naturaleza) se destruyen mutuamente. Pero en el caso de las personas que mueren dominadas por vicios, con pasiones por ciertas personas o cosas en la tierra, etc., sufren porque la ley de repulsión “extrae” el mal del cuerpo de deseos del fallecido cada vez que este desea apasionadamente algo y no lo puede obtener. Es cierto que los que tienen un vicio por algo para consumir pueden crearlo en el mundo de deseos pero ese producto nunca produce los mismos efectos que cuando lo consumían físicamente. Así el borracho creará alcohol etérico con cierta densidad pero no le emborrachará, el fumador intentará coger colillas físicas pero no podrá, y tanto unos como otros solo se pueden consolar asistiendo a lugares donde se fume y se beba para aspirar la atmósfera del local e incluso los gases de los estómagos de los allí presentes.

Los recién muertos que van al Purgatorio están vestidos con su cuerpo de deseos (con materia de los vicios, pasiones, maldades, etc. que han creado) y con éteres físicos y gases del mundo físico. Esta materia es la más grosera y se encuentra en la capa externa porque es la primera que debe ser eliminada por medio del sufrimiento hasta que el fallecido comprenda que esos deseos groseros no caben en esas regiones y que la Ley de Repulsión tiene que arrancárselo para que la de Atracción, que gobierna en el Cielo, haga su función. Como el sufrimiento en el Purgatorio no es continuo porque hay pausas, el hecho de tener esa materia grosera en la capa externa hace que el ser se sienta atraído hacia la tierra en busca de lo que aún le domina, y cuando hace esto vuelve a sufrir y a purgar sus defectos. Según va eliminando la materia de deseos grosera de su cuerpo estará capacitado para ascender a las regiones superiores donde completará su aprendizaje de que lo que le atraía en la tierra no sirve para anda en el Cielo. El hombre no puede ascender al Primer Cielo mientras no esté arrepentido del mal que ha causado, mientras no tome conciencia de ese mal, y mientras le quede algo de materia que esté en sintonía con las regiones inferiores.

Los Espíritus que están apegados a la tierra lo siguen estando allí porque el cuerpo de deseos (que no tiene sentidos físicos) tiene unos órganos de sensación sutiles pero poderosos que les permiten ver y oír con cada uno de sus átomos. Dense cuenta que los deseos, pasiones y demás emociones negativas que llevan al hombre a crear un vicio que le llega a dominar, no pertenecen al cuerpo físico sino al cuerpo de deseos por eso es el cuerpo de deseos el que los contiene en su materia y es el hombre el que sufre cuando se deshace de esa materia por no poder obtener lo que desea. Vemos así cómo ningún drogadicto, malvado o alcohólico puede ascender al Cielo y cómo no hay un Dios castigador y creador de purgatorios e infiernos. Solo el hombre crea esos estados de conciencia con su maldad y sus vicios. Esto es tan simple de entender como que el muy dominado (por ejemplo por el sexo) que desea satisfacer su pasión de la forma que sea, más sufrirá; mientras que el fumador que cuando murió ya casi no fumaba y controlaba en parte su vicio, apenas sufrirá porque superará el deseo rápidamente. Esta clase de apegados a la tierra lo tienen más fácil que el suicida o el asesinado porque cuanto antes se den cuenta del mal que se están haciendo y el karma que se están creando para la próxima vida, (pruebas y tentaciones para ver si lo han superado) antes dejarán el lastre del mal que les aprisiona en esas regiones. 

No quiero entrar en otros aspectos y entidades que se pueden ver relacionadas con un alcohólico o vicioso de cualquier cosa porque sería muy largo de explicar, pues, en el mundo del Deseo hay muchas clases de entidades y algunos de ellas pueden hacer de tentador ante cualquier debilidad del hombre. ¡Cuánto mal nos evitaríamos si fuéramos conscientes, (por medio de la observación de nuestros cuerpos de deseos y mental) de cómo sentimos y pensamos en cada aquí y ahora! Siempre tenemos la voluntad y el libre albedrio para imponerlo sobre los deseos y sobre los hechos terrenales e inclinarnos sobre lo positivo y espiritual en vez de sobre la negativo y sobre la maldad, tan solo necesitamos observarnos y decidir. La ignorancia y la falta de razonamiento llevan al pecador al Purgatorio, pero la inteligencia y la razón le hacen discernir y comprender lo que es verdaderamente útil para el Alma y lo que no.

Francisco Nieto

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