¿CÓMO ES POSIBLE
QUE PUEDA HABER INFIERNO, PURGATORIO Y CIELOS EN ESOS MUNDOS INVISIBLES?
La respuesta, en
parte ya dada en otras cuestiones de las que trata esta obra, no puede ser
comprendida si no se admite la posibilidad de la existencia de otros mundos y
de otros cuerpos invisibles. Si el renacimiento no existiera no tendría sentido
la vida salvo para los incrédulos y los materialistas que no ven más allá de lo
que les rodea. Para ellos se trata de vivir y disfrutar todo lo que se pueda de
su existencia porque después ya no hay nada. Pero el hecho de admitir la
existencia del renacimiento ya nos obliga a creer en que más allá de la muerte
hay otra vida y que, por consiguiente, tiene que haber leyes, estados de
conciencia y otros aspectos desconocidos para nuestros sentidos pero que nada
tienen que ver con el mundo físico que nos rodea. Si, además del renacimiento,
queremos entender que cada uno de nosotros somos un Alma que está evolucionando
vida tras vida, no podríamos entenderlo si no admitiéramos la posibilidad de
algún lugar donde las buenas obras sean premiadas y las malas corregidas. De
ahí la necesidad evolutiva de un supuesto infierno, de un purgatorio y de otros
estados de conciencia considerados como cielos que nos sirven para extraer el beneficio
de cada renacimiento y de preparación para otro futuro con más oportunidades de
progreso.
Todos sabemos
que una cosa es la simpatía y otra el amor y la fraternidad entre las personas,
y es eso lo que marca la diferencia entre la Tierra y los Cielos superiores. El
amor, la devoción y otros sentimientos elevados pertenecen al Mundo del
Pensamiento, digamos que están más directamente unidos al verdadero Yo, de
quien son manifestados, que a la personalidad terrestre. De aquí que cuando una
persona ha pasado al Segundo Cielo sienta mucha más intensidad en su disfrute
celestial que en el Primero del Mundo de Deseos, y también que haya una más
íntima comunión entre las Almas que se aman. La duración y la cantidad y grado
del disfrute celestial están marcados por los hechos terrenales, pero el lazo
de unión y la comunicación entre dos Almas será siempre el resultado de lo
positiva que haya sido la relación en la Tierra puesto que aquí no existe la
discordia, el resentimiento ni ningún mal sentimiento o pensamiento.
Para que un
sentimiento, un pensamiento o incluso una aspiración tenga su efecto en el
Cielo, deben ser altruistas, fraternales, sinceras, etc., es decir, una persona
devota o un buen amigo nuestro tendrán su recompensa celestial siempre que no
haya pasión, egoísmo ni exigencia de unos respecto a otros. Veámoslo de otra
forma, una persona que ama esperando algo a cambio o por egoísmo (lo que puede
llevar a los celos) o el que da algo esperando recoger más, o el que pide a
Dios egoístamente, no puede aumentar su desarrollo en el Cielo porque esos
hechos no pasarán de las regiones inferiores del Mundo del Deseo donde se
encuentra el Purgatorio. Sin embargo, el altruista sincero que actúa de corazón
y con amor, sí lo hará porque las vibraciones de esos hechos, no se pueden
retener en esas regiones sino que alcanzarán a los Cielos.
Nada
podemos recibir en el cielo que no sea el resultado de las buenas obras que
hayamos hecho con nuestros diferentes cuerpos aquí en la Tierra. Con esto no me
refiero solamente a los buenos o malos pensamientos y sentimientos, me refiero
a que también a través de la cultura y el ocio, entre otros, podemos obtener
adelanto en el Cielo. La persona que estudia estas enseñanzas verá (o se encontrará) más cerca de la Verdad en
el Cielo; el pintor que intenta expresar sus sentimientos y lo que le sugiere
su mente superior, verá la realidad en esos planos; el músico que desea
expresar armonía, devoción y otros buenos sentimientos, vivirá internamente lo
que es la música en su aspecto más elevado y espiritual. Todo lo que sea
positivo y que desarrollemos aquí en la Tierra, nos elevará la conciencia y el
poder mental en los Cielos; las aspiraciones se convertirán en facultades y la
experiencia en sabiduría.
Cuando una
persona tiene grandes problemas y preocupaciones que le hacen sufrir se dice
que está pasado un infierno, así mismo, cuando alguien se siente feliz porque
todo le va bien, en su conciencia, se puede sentir como en el cielo. Algo
similar es lo que experimentamos en nuestra conciencia después de abandonar el
cuerpo y entrar en el Mundo de Deseos, puesto que en realidad son estados de
conciencia y no lugares concretos. Cuando se entra en el Mundo de Deseos, se
hace con la conciencia que se tenía en el mundo físico y es deber de la persona
permanecer inalterable y en un estado equilibrado. Después vendrán los
recuerdos de las experiencias vividas para sentir sus efectos y liberarnos de
todo lo que nos ata a la vida física, pero eso también repercute solamente en
la conciencia. Sin embargo, lo que no se puede negar es que el Purgatorio y el
Cielo se están fraguando aquí en la Tierra según sean nuestros sentimientos,
deseos, pensamientos y acciones. Los subplanos del Mundo de Deseos son una
especie de filtros que permiten elevarse al hombre hasta alcanzar el más
elevado Cielo, pero según asciende desde los subplanos inferiores debe
experimentar y sentir lo que experimentó en la Tierra. De esta forma se
entiende que, cuando alcanza el nivel más elevado que le corresponde, se
encuentre en ese estado de conciencia que los orientales llaman el “devachan”;
un cielo donde se pueden desarrollar todos los ideales elevados y donde el
corazón se siente reconfortado y lleno de dicha y bienaventuranza.
Como el ser
humano está evolucionando a través de sus diferentes cuerpos, aunque
principalmente gracias al emocional y al mental, es importante comprender cómo
cada uno de nosotros lleva en su propia aura el Infierno, el Purgatorio o el Cielo.
Según los deseos, pasiones, sentimientos, etc. que tengamos así atraemos
materia de los planos del Mundo de Deseos hacia nuestro cuerpo de deseos y
hacia nuestra aura, y dependiendo de qué plano sea, así “pasaremos” o no por el
Infierno, por el Purgatorio o por el Cielo. Naturalmente que tenemos la mente para
vencer las tentaciones que nos hacen sufrir después de la muerte, y el
discernimiento que nos hace sabios para saber decidir entre lo correcto y lo
incorrecto y lo verdadero y lo falso, pero mientras no sepamos usar todo esto
para elevar nuestra conciencia y nuestras vibraciones, el Infierno y el Purgatorio
seguirán existiendo para nosotros. Todo aquel que esté dominado por la pasión y
por los deseos y emociones más bajas y sensuales cometerá actos contra las
leyes divinas y éstas le llevarán al primer plano, (inferior) comúnmente
interpretado como “Infierno”, para que allí sienta el dolor que causó en la
Tierra y reviva en sí mismo el efecto de las perversiones del odio y de sus
vicios que ahí no se pueden complacer.
En el segundo
plano llamado en términos rosacruces de la “impresionabilidad”, pero estando
aún bajo el dominio del deseo de sensación, sentimos el efecto del mal que
hicimos, un mal más común entre los humanos de hoy como es la ofensa, el dolor
que podemos causar por la envidia o los celos, el efecto de nuestra
intolerancia o de nuestros impulsos descontrolados pero que causaron dolor a
otros, etc. El tercer plano del mundo de deseos contiene la vibración y el
grado de conciencia que nos retiene allí por haber hecho males menores
indirectos, sin mala aunque egoísta intención, y por deseos y sentimientos poco
o mal razonados que causaron dolor a los demás, o simplemente por hacernos
egoístas y materialistas (lo que también nos hace sufrir cuando dejamos el
mundo físico) lo expuesto es una pequeña idea de lo que nos puede llevar a
sintonizar, tanto en sentido de la consciencia como en el de las vibraciones de
nuestra aura, con los planos que forman el Infierno y el Purgatorio. Es cierto que
una vez pasamos por esos estados y sufrimos la parte correspondiente, olvidamos
las experiencias y los detalles, sin embargo, siempre nos queda un sentimiento
de rectitud que nos hablará a modo de conciencia para que rechacemos volver a
hacer ese mal en las siguientes vidas y para que rechacemos las tentaciones y
busquemos y amemos el bien.
2º
Los planos que
forman el Cielo del Mundo de Deseos se relacionan con el arte, la belleza, el
color, el sonido, el altruismo, la bondad, la justicia, la tolerancia, la
filantropía, la buena voluntad, etc. Todo lo que llevemos con nosotros en forma
de deseos, sentimientos y emociones relacionado con los aspectos positivos de
la vida y del Ser es lo que nos da el grado de evolución que tenemos; y todas
las obras de la vida pasada que se relacionen con las virtudes representadas en
ese Cielo serán las que se revivan en esos planos para grabarse a modo de
impulso para hacer el bien en un futuro. Todo nuestros bien y el que hicimos al
prójimo y al mundo se unirán para que nosotros vivamos en esos planos nuestro
propio “Cielo” y para que creemos lo que queramos de acuerdo a nuestros más
elevados deseos y sentimientos. Allí vivimos con nuestros seres queridos,
construimos lo que queramos, aprendemos y convivimos con otros seres como, por
ejemplo los Ángeles y los Arcángeles; pero todo eso sólo será posible si aquí
hacemos méritos para ello.
Pero podríamos
decir también que el Infierno y el Purgatorio no acaban aquí, puesto que la ley
de consecuencia nos llevará a renacer cerca de las personas con las que tenemos
deudas y para recibir la enseñanza correspondiente según lo que hicimos en la
vida pasada. El dolor de una persona a la que robamos lo sentimos en el
Purgatorio pero eso no anula el valor de lo robado y, por tanto, deberemos volver a relacionarnos con ella
para poder devolverle lo que le compense. A la vez, el hecho de haber sufrido
en el Infierno o en el Purgatorio no significa que hayamos aprendido la lección.
Por eso, al descender para renacer, atraemos materia para crear un cuerpo de
deseos que contenga vibraciones relacionadas con ese mal para que seamos
atraídos hacia él en forma de tentaciones. Así es como se demuestra si hemos
aprendido de vedad las lecciones. Si superamos las pruebas y tentaciones esa materia
de deseos se eliminará de nuestra aura y habremos adquirido las virtudes
contrarias a dichos defectos ya sufridos y superados.
EL
PURGATORIO O INFIERNO. Cuando uno ha vivido dominado por las pasiones más bajas
y los deseos más animales, se verá aprisionado en la región inferior del Mundo
de Deseos, ya que la muerte no cambia en nada el carácter y la forma de pensar
del hombre. Esta región es (en un grado muy alto) deprimente, pesada, triste y
todo lo que se considere contrario a lo que normalmente llamamos “bien” o
“bueno”. Todo lo peor que el hombre practica en la Tierra se encuentra allí, lo
que hace que sea una región deprimente y triste. Aunque el malvado quiera no
puede disimular su maldad porque su imagen muestra lo que verdaderamente es y
ha sido en la Tierra. Sin embargo, según algunas personas con más medios que yo
para constatar esto, parece ser que excepto el suicida y algún caso similar,
estos seres desgraciados no son del todo conscientes de lo que les rodea pero
sí de lo que reviven internamente. Así es como el Ego aprende las lecciones de
lo que no se debe hacer pero, aunque el resultado de ese sufrimiento queda
grabado en la conciencia para advertirnos en la próxima vida, muchas veces
volvemos a caer en los mismos errores porque nuestra voluntad flojea ante las
tentaciones; unas tentaciones que se nos presentan para que demostremos que
aprendimos la lección del Infierno o Purgatorio y que hemos fortalecido la
voluntad. Esa es la labor del átomo simiente donde se graban las experiencias
de la vida, mostrarnos lo que hicimos, lo que sentimos y lo que sufrieron y
sintieron otros cuando les causamos cualquier mal u ofensa. El resultado o
síntesis del sufrimiento quedará también grabado en el átomo junto al recuerdo
de lo que fue la vida pasada para servir como base para la formación del futuro
cuerpo de deseos y para que cumpla su función respecto al karma y al destino
próximo.
Veamos
esto de una forma más clara con el ejemplo de una persona que haya caído en la
droga, lo que significa que desde que las probó, y después cada vez que las
consumió, aumento las vibraciones que representan ese deseo tan bajo que le ata
al egoísmo y la pasión del Purgatorio. Cuando esta persona pasa al Mundo de
Deseos, esas vibraciones le atan a la subdivisión o subplano purgatorial
correspondiente donde, además de no tener cuerpo físico, comprueba que se
siente solo y sin apoyo de nadie pero tan apegado a la Tierra que el deseo por
la droga es muy intenso. Entonces, la fuerza de repulsión de estas regiones
trabaja para expulsar esas vibraciones de su cuerpo de deseos a la vez que revive y siente el deseo por el consumo de
droga, lo que hace que, al no poder consumirla, sufra mucho más que cuando
carecía de ellas en la Tierra puesto que ahora no tiene cuerpo físico (que
actúa como amortiguador en vida) y porque se revive todo más intensamente.
Lo
mismo ocurre con el maltratador de quien fue su esposa e hijos y en todos los
demás casos donde se hace mal a otro. En esos subplanos y en los momentos de
purgación estamos solos ante las leyes divinas y éstas son imparciales cuando
hacen su labor respecto a lo que hay grabado en el átomo simiente. El mal trato
o dolor causado a otro se presenta ante nosotros porque nuestro mismo cuerpo de
deseos atrae esas vivencias guardadas en el átomo simiente y hasta que no queda
ninguna y hayamos sentido lo que sintieron las personas afectadas no podremos
liberarnos de sus ataduras. Si alguien piensa que el toxicómano, el alcohólico
y todos los que están dominados por un vicio, se pueden consolar allí por el
hecho de que el Mundo de Deseos sea igual a este (pero de materia mucho más
sutil) está equivocado porque, al no tener cuerpo físico con sus
correspondientes sentidos, no solo no puede manipular las cosas físicas sino
que, aunque pudiera, no obtendría placer. Sin embargo, como el alcohol, la
droga y todo lo demás no sirven de nada en ese mundo porque son de materia de
deseos, estas personas buscan, compenetran sus cuerpos y estimulan a los vivos
para que consuman para así obtener ellos cierto placer. El gran beneficio de
esta enseñanza está en que este conocimiento queda grabado en la persona que
lea estos párrafos y a partir de ahí puede recordarlo cada vez que cometa un
error.
Se
está tratando aquí en España desde hace unos años un tema que, aunque tiene el
apoyo de los progresistas, pienso que tiene más personas en contra que a favor.
Para muchas personas el progreso está unido a la libertad para que cada uno
pueda hacer lo que quiera “con su cuerpo”, como es la prostitución, el consumo
de droga o el aborto. Todo eso tiene su
sufrimiento en el Purgatorio y sus efectos negativos físicos y mentales para la
próxima vida, pero respecto al aborto hay que destacar algunos hechos. Ante las
Leyes Divinas son tan culpables el que aborta como el que lo permite y lo
practica de forma similar a cuando, ante
un delito, hay un autor, un cómplice o un encubridor. No olvidemos que un
nacimiento en determinada familia lleva un proceso que comienza en el Mundo del
Pensamiento cuando se acepta el futuro destino, continua con la obra de los
Ángeles colocando el átomo simiente y el molde etérico en los correspondientes
padres elegidos, y termina con el nacimiento de ese niño de unos padres que,
por lo general, han aceptado (su Yo superior) a ese Ego para continuar la
relación kármica que existe entre ellos desde otra vidas. En mi opinión, y creo
entender que desde el punto de vista del Código Penal así como ante la Ley de
Dios, el aborto es un asesinato. Primero porque es un ser vivo al que se le
quita la vida sin su consentimiento o deseo, y segundo porque se hace con
premeditación, fuerza y sin posibilidad de que ese ser se defienda. En este
caso no solo se corta la vida con su correspondiente destino, sino que también
se aborta todo un Plan que han desarrollado los seres superiores y que debía
servir para que ese Ego saldara ciertas deudas y terminara su vida con un
aumento en su desarrollo espiritual. Para no profundizar más en este tema solo
diré que esto explica que algunos padres desean tener hijos y no pueden o
que algunos Egos renacen con padres que
les pueden despreciar y otros hechos similares.
3º
EL PRIMER CIELO. No es necesario decir
mucho más de lo que se ha dicho sobre las regiones superiores del Mundo de
Deseos, llamadas en la filosofía rosacruz el Primer Cielo. En él no solo no
cabe el mal sino que es un lugar donde se recibe todo lo bueno que hemos hecho
y que merecemos, es un lugar bello donde todo es felicidad y bienestar. En cada
una de sus tres regiones habitan los que dejaron su cuerpo físico junto a otros
seres superiores e incluso algunos animales y los seres que les guían. Allí se
aprenden infinidad de cosas según seamos internamente y según nuestros deseos y
anhelos, pero cada uno está (como ocurre en las regiones purgatoriales) en la
región que le corresponde.
Se
suele considerar Primer Cielo a la quinta, sexta y séptima región del Mundo de
Deseos, siendo cada una de ellas y en ese orden más sutil que la anterior.
Aunque puede que algún habitante aún se interese por algún hecho terrestre de
su vida pasada, por lo general están centrados en ese nuevo mundo maravilloso
que bien se puede considerar el Cielo en el que cada persona cree, sea de la
religión que sea. Aquí se recibe todo el bien que se ha hecho y la felicidad
que hemos sentido en la Tierra pero también se obtienen muchas y grandes
satisfacciones gracias a la posibilidad de crear grandes obras altruistas
pensando en los demás. Aquí se puede alcanzar el éxito en cualquier materia que
desee alguien que lo haya deseado en la Tierra y no lo pudo conseguir
(intelectuales, artistas, devotos…) ya que su pensamiento modela la materia
luminosa de estas regiones. Cuando los Egos han experimentado y vivido todas
sus experiencias terrestres y han asimilado la quintaesencia de las mismas, y
cuando ya no tienen materia de deseos relacionada con ninguna región de ese
Mundo, abandonan su cuerpo de deseos convirtiéndose así éste en un cascarón
astral.
EL SEGUNDO CIELO. Cuando hemos
experimentado todo lo que debíamos experimentar en el Primer Cielo, centramos
nuestra conciencia en el cuerpo mental para elevarnos al Mundo del Pensamiento
donde nos sentimos parte del universo y donde vivimos su armonía espiritual.
Aquí no todas las personas son conscientes a la hora de extraer el beneficio
del uso que han hecho de su cuerpo mental, algunos son inconscientes y obtienen
poco beneficio precisamente por no haber sabido utilizar su mente para
discernir y ser consciente de los hechos de su vida pasada. Dicho de otra
forma, si no se razona, si no se sabe utilizar la mente para extraer beneficio
de las experiencias, y si no se es apenas consciente de lo que se hace porque
se deja dominar por el instinto, los deseos, las emociones, etc., no se eleva
la vibración del cuerpo mental lo suficiente como para ser conscientes en esas
regiones mentales. Aquí aprendemos también de nuestros errores en la forma de
pensar y se asimilan los resultados o quintaesencia de los cuerpos que hemos
abandonado para unirlos a todos los de las anteriores vidas. Esto aumenta el desarrollo
del Alma y el poder de la conciencia para la próxima vida. También aquí
colaboramos con otras Jerarquías en la creación de los arquetipos de la
naturaleza con tal de que el planeta sea diferente en nuestra próxima
encarnación y con tal de que haya progreso y se cumpla el karma de la
humanidad. Lo mismo ocurre con los arquetipos de los que serán nuestros cuerpos
futuros y respecto a los cuales los Ángeles crearán el molde etérico que nos
corresponda antes de renacer.
Aquí
el hombre sigue condicionado por el cuerpo mental y estará en estas cuatro
subdivisiones hasta que asimile el fruto de las experiencias de la vida pasada.
La duración dependerá en gran parte de la cantidad, clase y calidad de los
pensamientos creados, los esfuerzos intelectuales y morales de las aspiraciones
y anhelos espirituales, y de las ideas elevadas y aspiraciones que, en
definitiva, puedan ayudar en el desarrollo espiritual personal y de la
humanidad. El resultado y asimilación de la quintaesencia de todos estos
aspectos mentales dará paso a las regiones superiores del Mundo del Pensamiento
donde, ya sin cuerpo mental, se descansa y disfruta principalmente.
Por
muy elevadas que sean nuestras creencias sobre lo que es el Cielo, no es nada
comparable con el Mundo del Pensamiento porque allí estamos ya solo con el
cuerpo mental y, por tanto, más cerca de la realidad; una realidad que nos
permite crear todo lo que seamos capaces de pensar. Aún las personas que
llamamos “malas” tienen aquí también su cielo como resultado de sus buenos
sentimientos y pensamientos y de sus ideales o imaginaciones positivas más, por
supuesto, si han hecho alguna buena obra. Éstos se ven limitados por ellos
mismos según su manera de pensar en su vida pasada. El amor entre las personas
es más real y más vivo, pudiendo crear la imagen del ser amado y de las
personas con las que nos identificamos moral y espiritualmente en la Tierra; al
fin y al cabo es la verdadera comunión de las Almas donde solo caben los
sentimientos y pensamientos elevados. Allí se pierde el contacto con todo lo
que sea corazón y inteligencia pero somos recibidos y ayudados por nuestros
hermanos mayores y por seres de otras jerarquías superiores. Podríamos decir
que las relaciones y, por tanto, las limitaciones, vienen dadas por el grado en
que pensamos con el corazón y sentimos con la mente.
Todo
lo que ha pensado el hombre tiene su respuesta o efecto para la próxima vida.
Las aspiraciones e ideales elevados se convertirán en poder y posibilidades en
las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento, los esfuerzos, fructíferos o
no en la Tierra, tendrán su recompensa como facultades y aptitudes; incluso las
luchas y los sufrimientos o errores se pueden convertir en voluntad y sabiduría
para vencer y para actuar con justicia. Este es el efecto que tendrá en el
Segundo Cielo una persona que ha intentado ser bueno en la Tierra y que ha
mantenido en su corazón toda una serie de ideales y aspiraciones elevadas. De
esta forma se crea un mejor destino gracias a la asimilación de estos resultados
como conciencia y como poderes del Espíritu. Después de esta asimilación el Ego
se deshace del cuerpo mental y se queda desnudo pero con su más preciado
tesoro, la quintaesencia de todas sus vidas pasadas convertidas en Voluntad,
Sabiduría y Amor; los aspectos que el Espíritu intentará expresar en la próxima
vida a través de los limitadores cuerpos terrestres.
4º
Por
lo general, el hombre pasa a un estado
de sueño o descanso profundo salvo en los casos de personas muy desarrolladas
que son conscientes de cuanto les rodea antes de comenzar su descenso hacia un
nuevo renacimiento. Estas personas estudian las causas que en la vida pasada
produjeron ciertos efectos y con la ayuda de las jerarquías superiores pueden
ver otras vidas pasadas y recibir enseñanzas que para otros sería imposible. En
cada vida y estancia aquí se familiariza cada vez más con las Leyes Divinas que
rigen el desarrollo y la evolución del ser humano. Cada vida celestial es más
rica y se adquiere más sabiduría y más poder; así hasta que siente la necesidad
de adquirir más experiencias a través del renacimiento, lo que le lleva a
atraer la materia que le corresponde (según el karma y el destino previsto)
para crear su futuro cuerpo mental.
Desde
la región inferior del Mundo del Pensamiento y según haya sido la vida interna
y el uso que haya hecho una persona de su mente puede ir a alguna de las
siguientes subdivisiones:
1ª.- La más inferior de este mundo,
donde van el común de la humanidad porque en la mayoría de los casos siempre
hay un amor sincero hacia alguna persona o bien han mantenido sentimientos y
deseos de conseguir alguna mejora moral e intelectual.
2ª.- Donde están las personas devotas de
todas las religiones que han creído y han actuado de acuerdo al concepto que
tuvieron de Dios en el mejor de los sentidos; la aspiración y su actitud para
manifestar el amor de Dios les lleva a esas regiones.
3ª.- Donde se encuentran las personas de
buena voluntad, nobles, sinceros, generosos y altruistas porque así creen que
deben actuar según desea Dios.
Y así
sucesivamente se sitúan en las regiones superiores los maestros y genios de las
artes, las letras, la música, etc., donde pudieron manifestar los poderes del
Alma y crearon armonía en sus manifestaciones y creaciones. Estos seres serán
grandes sabios en la próxima vida pero también se encuentran en esas regiones
los maestros espirituales y de las enseñanzas ocultas donde, junto a otros
aspirantes, adquieren grandes enseñanzas. Por otro lado y como es lógico, aquí
se encuentran las Almas desapegadas de lo terrenal que dedicaron su vida a
trabajar por una vida superior para ellos mismos y para la humanidad. En lo más
elevado del Mundo del Pensamiento se encuentran los grandes iniciados, es de
ahí de donde proceden los impulsos morales, intelectuales y espirituales que
debe desarrollar la humanidad.
EL TERCER CIELO. Cuando se ha
desarrollado todo lo anterior y algunas otras cosas en las que no quiero entrar
en detalle, sentimos la necesidad y el deseo de obtener nuevas experiencias en
la Tierra, lo que viene dado por una especie de fuerza que origina el progreso
y la evolución; es decir la que nos lleva a crear, a investigar, a inventar y
la que también hace que una semilla dé un árbol o que el hombre desee procrear
para mantener la especie. Entonces es cuando nos ofrecen las líneas generales
de la que puede ser nuestra próxima vida y la que, ya en la región etérica,
complementaremos con algunas elecciones personales para, por último, afrontarla
según nuestro libre albedrío. Así deber ser si, como está previsto, debemos ser
dioses creadores como nuestro Padre que está en los cielos. Debemos renacer
para experimentar y desarrollar los poderes del Espíritu lo que, si nos
quedáramos allí, sería imposible.
Para
alcanzar esa meta debemos experimentar con el cuerpo físico pero también con el
de deseos y la mente para ver donde fallamos y cometemos errores. El mal uso de
la mente y la creación de malos sentimientos y deseos nos traen problemas y
sufrimiento, y esas deudas hay que afrontarlas aquí en la Tierra cuando estamos
como Egos dentro de nuestros cuerpos como tuvo que hacer Cristo para actuar y
sufrir como los hombres. La experiencia vence la ignorancia y nos trae
conocimiento, sabiduría y desarrollo de la mente y de la voluntad pero, además,
gracias a eso y entre todos, tenemos que construir un mundo donde reine la paz,
la armonía y el amor.
En el Mundo del
Pensamiento, donde se encuentran el Segundo y Tercer Cielo, no solo no se
pierden los sentimientos y aspiraciones elevadas que causan felicidad, sino que
allí se experimenta todo eso en el grado que sea capaz cada persona. Allí
consumamos nuestros mejores deseos, revivimos y gozamos con el amor hacia otras
personas, sean familia o amigos, es más, si alguien nos odia pero nosotros le
consideramos como a un hermano, allí nos encontraremos como tal. Por estos
motivos hay quien actúa y considera la vida física como una preparación o
siembra para después disfrutarla en el estado post-morten. Nosotros somos hijos
del Cielo y no de la tierra, por eso debemos considerar la vida como una
escuela donde aprendemos a través de la experiencia; si actuáramos así y, por
tanto, con buena voluntad, la vida post-morten sería totalmente celestial. Las
experiencias deben servir para desarrollar la mente, la voluntad y un carácter
espiritual, eso se transforma en poder después de cada muerte.
Aunque el Mundo
del Pensamiento es un estado de conciencia, el hecho de pertenecer a este mundo
permite al hombre hacer realidad o “vivir” cualquier deseo, anhelo, pensamiento
e idea que tuvo en la Tierra pero que no pudo hacer realidad; por tal motivo y
entre otras cosas, el hombre debe intentar vivir y pensar en lo elevado y
espiritual. En este Cielo ya no afecta el karma, no es necesario hacer
esfuerzos por nada y la vida es, en cierto sentido, parecida a la de los Ángeles porque es lo más elevado y
lo más cercano que normalmente está la humanidad respecto a Dios. Para el ser
humano es como una esfera de diferentes colores pero luminosa donde un punto
más luminoso aún representa al Yo superior con todo su poder. La vida allí es
intensa como lo son los sentimientos y todo lo que manifiesta el hombre durante
su estancia; la actividad liberadora procedente de la mente del hombre allí
situado tiene también unos resultados purificadores.
Así
es que el escultor que aquí no consigue hacer las esculturas que desearía o el
arquitecto que, aún deseando hacer un edificio envidiable, no consigue hacer
más que cualquier otro, en el Mundo del Pensamiento conseguirán sus objetivos y
lo vivirán feliz e internamente. No es necesario decir que una persona que
lleva a la práctica éstos y otros conocimientos similares, obtendrá paz,
armonía y recogimiento en este Cielo y que sus deseos se transformarán en
poderosa voluntad al respecto en la próxima vida. Nuestros deseos aquí en la Tierra
tienen un papel fundamental en este mundo puesto que el deseo es un aspecto de
la voluntad del Espíritu, es más, el deseo es lo que atrae a los aspectos de la
vida superior que queremos conquistar aunque aún no estemos preparados para
ellos. El deseo, como el sueño, solo se puede alcanzar plenamente en este cielo
ya que, aunque algunos se consigan realizar aquí en la vida física, la vivencia
no es tan intensa ni real como allí. Es en los cielos donde obtenemos respuesta
a todos nuestros deseos e imaginaciones en forma de satisfacciones y delicias.
Francisco Nieto
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