¿Cuántas
veces al día tenemos a la mente bajo control hasta el punto de poder decir que
pensamos voluntaria y conscientemente? ¿Cuántas veces somos responsables de lo
que pensamos y cuántas discernimos para elegir entre pensar bien o mal? La
verdad es que, en la mayoría de los casos, muy pocas. Podemos estar centrados
responsablemente en un asunto y actuar y pensar correctamente, pero entre este
asunto y el siguiente pueden pasar incluso horas sin tener un control verdadero
sobre los cuerpos que nos llevan a hablar, actuar y pensar. Por un lado, el
cuerpo de deseos nos está tentando constantemente con las cosas que ya ha
experimentado muchas veces y que producen placer, ocurriendo que nuestra
voluntad cede gustosamente sin que nos pongamos a analizar el hecho para ver si
nos beneficia o nos perjudica. Por otro lado, la mente se deja dominar por
dichas tentaciones y por deseos que, más egoístas que altruistas, satisfagan
nuestros sentidos, ante lo cual tampoco se utiliza la razón para evitarlo. Por
último, el cuerpo físico, impulsando por las repeticiones anteriores y por el
cuerpo de deseos y al no ser frenado por el discernimiento ni por la voluntad,
actúa de forma automática, por impulso o por instinto buscando egoístamente una
vida cómoda y de placer.
De
todos los cuerpos que utiliza el hombre, (el verdadero yo) entendiendo que
dicho hombre se manifiesta como conciencia y voluntad, la mente es la que
debería predominar sobre los demás puesto que, si se requiere, tiene el poder
suficiente como para dirigir el cuerpo físico y vencer a los impulsos,
instintos y deseos que llevan al hombre a actuar de la manera que lo hace. Pero
el poder de la mente no se debe utilizar solamente para el control de los
vehículos o cuerpos del verdadero hombre, sino que se puede utilizar también
para propósitos altruistas y benefactores respecto a las demás personas; es
más, la Ley de Consecuencia recompensa más las buenas obras que se hacen al
prójimo que las que se hacen sobre uno mismo. Y es por este razonamiento por lo
que deberíamos de preguntarnos ¿Si mi mente está pensando todo el día, por qué
no utilizarla para beneficiar al prójimo en los momentos de ocio y descanso?
Antes
de entrar a fondo en lo que trata este artículo conviene, sobre todo pensando
en los que apenas saben nada sobre filosofía oculta, explicar algo sobre lo que
somos y muy especialmente sobre la mente. El ser humano está compuesto de:
1º.- Un cuerpo físico cuya materia es
igual que la de cualquier otro objeto, es decir, de átomos; por tanto, ni tiene
deseos, ni sentimientos, ni tampoco piensa como ocurre con el mineral.
2º.- Un cuerpo etérico o vital (de
materia más sutil) que es el que mantiene vivo al cuerpo físico y el que
encarga de que el organismo cumpla sus funciones; si fuéramos solo estos dos
cuerpo seríamos como las plantas que nacen, crecen, se reproducen y mueren,
pero no tienen deseos ni piensan.
3º.- Un cuerpo de deseos o emocional que
es el que hace que el cuerpo físico actúe en una dirección o en otra según sus
deseos, sentimientos y emociones; su fin, entre otros, es que el hombre tenga
experiencias que le sirvan para evolucionar. Si sólo tuviéramos esos cuerpos
seríamos como los animales.
4º.- Un cuerpo mental que sirva al hombre
para obtener conocimiento, discernir entre lo correcto o incorrecto y entre lo
verdadero y lo falso, y para que sea consciente de su ser y del sentido de la
vida para así poder imponer su voluntad y dirigir su destino.
Razonando
lo que estamos tratando, está claro que es la mente la que, bajo la dirección
de la voluntad y la conciencia, puede llevar por buen camino a los demás
cuerpos y para obtener mayor beneficio y rendimiento respecto a nuestro
desarrollo y a la humanidad. La mente crea y emite pensamientos, pero también
recibe y se deja llevar por otros ajenos y por determinadas atmósferas
mentales. Por consiguiente, no se trata nada más que de decidir entre crear
pensamiento buenos o malos, fuertes o débiles, egoístas o altruistas,
interesados o indiferentes, etc.; y por otro lado, controlar la mente de tal
manera que la observación sobre ella permita elegir, recibir y rechazar los
pensamientos que lleguen del exterior y los impulsos del cuerpo de deseos.
Pero,
veamos lo qué es y cómo actúa un pensamiento. Cada pensamiento repercute sobre
su cuerpo mental, y cuando se repiten pensamientos de la misma naturaleza se
crean las costumbres o hábitos. También repercuten sobre los demás cuerpos, por
ejemplo, determinado pensamiento puede producir un sentimiento, deseo o emoción
que impulse al cuerpo físico a la acción. Los pensamientos atraen a otros
pensamientos de similar naturaleza de igual manera que la vibración emitida por
un instrumento musical y trasportada por el aire puede estimular la misma nota
musical en otro instrumento afinado con el mismo diapasón. También afecta a las
diferentes regiones de los mundos según la naturaleza del pensamiento, así, los
pensamientos malévolos aumentarán los malos sentimientos y pensamientos de esos
mundos y, a su vez, a los cuerpos mentales de las personas que vibren en ese
grado de desarrollo. El pensamiento afecta al cuerpo mental de otra persona
según la fuerza, la claridad y la voluntad y persistencia con que se envíen o
creen. Pero para que un pensamiento afecte a alguien éste tiene que estar
atento o tener esa vibración en su cuerpo mental, ya que si no es así, el
pensamiento pasará de largo como pasan las palabras por los oídos de alguien
que está pensando en un problema y no escucha a quien le habla. Sin embargo,
cuando un pensamiento penetra en la mente de otro, éste vibrará hasta intentar
reproducir lo que es o dejarla hasta verse fortalecido por otro pensamiento
similar.
En
la vida cotidiana de cualquier persona suele haber tres clases de pensamientos:
1º.- Los que se crean con una intención
determinada.
2º.- Los que flotan a su alrededor y que
pueden ser suyos o atraídos de otras personas por estar en sintonía.
3º.- Los que se crean, la mayoría de las
veces inconscientemente, y se van dejando por donde esté su creador, manifestando
así su propio carácter y personalidad.
Es
muy importante pensar consciente y positivamente para que el efecto de nuestros
pensamientos sea de ayuda a los demás, pero tan importante como eso es estar
atentos a lo que nuestra mente piensa como efecto de lo que nos afecta del
exterior porque cuando cedemos a pensamientos malos, su vibración se asentará
en nuestro cuerpo mental para germinar y fortalecerse con cada pensamiento que
de esa naturaleza atraiga. Cuando ocurre
esto, esa maldad se manifestará en pensamiento, palabra y obra. De hecho,
cuando una persona tiene arraigado el hábito de pensar mal es porque en otra
vida ha acumulado pensamientos de esa naturaleza y estarán ahí hasta que los
transforme haciendo exactamente lo contrario.
Hay
veces que conocemos a alguien que tiene problemas y sabemos, o hemos intentado
y no hemos podido, que por su carácter o poca relación con él, no nos va a
escuchar. Es en estos casos cuando nuestra actividad mental debe dirigirse
hacia él para ayudarle a expensas de su cerebro físico; es decir, actuando o influyendo en su cuerpo de deseos y su mente.
Por muy poderosa que sea esa mente o por muy centrada que esté en sus problemas
o asuntos, siempre habrá una oportunidad de influirle con nuestra mejor
voluntad, sea despierto o sea dormido.
Si
los pensamientos que queremos hacer llegar a una persona en forma de ayuda,
consejo o consuelo, son suficientemente fuertes, claros y concentrados, sin
duda que le alcanzarán. Aún en el caso de que no ocurra en el mismo momento, se
quedará flotando y le penetrará cuando su mente esté fatigada o inactiva. Son
infinitas las cosas en que podemos beneficiar a otros con nuestros pensamientos
auxiliadores, en la calle, en el trabajo, a familiares, vecinos, amigos, etc.
Es importante no pensar mal para no ir dejando semillas de discordia por donde
nos encontremos, pero también lo es expresar lo mejor de nosotros en
pensamiento, palabra y obra ante cualquier persona y lugar. Esto, a su vez,
rodeará nuestros cuerpos en forma de aura etérica y emitiremos vibraciones de
bondad allá donde nos encontremos.
Veamos,
por tanto, algunos ejemplos de lo que podemos hacer con nuestra mente a lo
largo del día y de la noche. Uno de los beneficios que podemos obtener de la
mente es cuando la sabemos preparar antes de dormirnos pero, ¿qué es el sueño?
Cuando, después de estar todo el día gastando energía y destruyendo tejidos del
cuerpo, llega la noche, al no poder reabastecerse más, el yo abandona el cuerpo
físico con su cuerpo de deseos y con su mente para reconstruir y revitalizar
dicho cuerpo. Como consecuencia y puesto que la conciencia pasa a dos mundos
que se corresponden con dichos cuerpos, el cuerpo físico queda dormido pero el
hombre sigue existiendo en esos mundos aunque no pueda imprimir lo que hace en
el cerebro.
La
diferencia de estar despierto o dormido en relación a lo que estamos tratando
es que cuando se está fuera del cuerpo no interviene el cerebro físico y la
mente es, como consecuencia, más poderosa en cuanto a la creación de
pensamientos. Aun en los estudiantes esotéricos, de poco sirven estos
conocimientos porque no se suelen tener en cuenta ya que en vez de dormirnos
con cierta intención de aprovechamiento nocturno, nos dormimos pensando en
nuestros asuntos cotidianos. Entonces no “emitimos pensamientos con determinada
intención” sino que seguimos pensando en nosotros mismos y en nuestros asuntos,
no obteniendo así ningún resultado o ayuda.
Entre
las muchas cosas que hacemos y que podemos hacer cada noche después de dejar el
cuerpo físico dormido, está la de obtener respuestas a nuestros problemas o
dudas. Así es que comenzando por preparar papel y lápiz por si nos hace falta
por la mañana para escribir algún recuerdo, lo primero que hay que tener en
cuenta es que cuando vayamos a dormir no hay que dar vueltas a dicho problema o
duda. Es importante no intentar encontrar la solución en ese momento porque eso
impediría coger el sueño, más bien al contrario, hay que tener muy claro lo que
se desea y plantearlo con claridad para después dejarlo en el aire. Con esto,
lo que estamos haciendo es dormirnos con esa idea activa, y con el yo o
pensador preparado para que se ocupe del problema. En muchos casos se obtiene
respuesta porque el yo o Ego se encarga de imprimirlo en el cerebro, pero estas
impresiones duran muy poco y por eso se aconseja apuntarlo cuando nos
despertamos.
Si, como hemos
explicado, el hombre es más libre y poderoso para pensar cuando está fuera del
cuerpo físico, quiere decir que también podemos hacer otras obras benefactoras
a otras personas desde esos mundos. En este caso da igual que la persona esté
muerta o dormida, es decir, que ayudemos a un vivo mientras duerme que a una
persona que hace poco que ha fallecido. Como en el ejemplo anterior, hay que
tener una idea muy clara respecto a lo que se quiere hacer y representarse lo
más perfectamente posible a la persona a la cual queremos dirigir nuestros
pensamientos. Si se hace esto con la intención y el fuerte deseo de encontrar a
esa persona para ayudarla, dicha imagen mental atraerá a la persona y se
efectuará la comunicación. Es importante que antes de dormirse el interesado en
ayudar a otro esté relajado mental y emocionalmente porque la inquietud, la
agitación o una emoción fuerte, crean remolinos en el cuerpo de deseos y éstos
impiden que haya buenos resultados, y a veces hay algún recuerdo o “sueño” de
ello pero, aunque no fuera así, eso no impide que se cumplan los deseos de la
comunicación. Todo pensamiento, dormido o despierto, que es dirigido con fuerte
voluntad y persistencia a un fin determinado, cumple una misión. Si creamos
pensamientos de esta forma para ayudar a alguien, a una misión, a un grupo o
movimiento, etc., que no nos quepa duda que estas corrientes de pensamiento
alcanzarán al grupo o personas y dejarán su mensaje en sus cuerpos mentales.
El hecho de
que cada uno de los cuerpos mencionados esté constituido de materia más sutil o
etérica uno respecto a otro, no significa que no cumplan una misión o que sus
acciones no tengan sus efectos. Por ejemplo, la repetición de un hecho hace que
el cuerpo etérico cree un hábito; la repetición del deseo de consumir tabaco o
alcohol crea apego o pasión hasta el punto de verse la persona dominada.
Respecto a la mente, aunque su actividad no sea tan fácilmente demostrable, es
más poderosa que los demás cuerpos y por eso les domina o puede dominar; en
realidad la mente es creadora puesto que todo lo creado por el hombre tiene su
origen en ella, y está capacitada, entre otras muchas cosas, para comunicarse con
otras mentes. Las imágenes que llegan a los ojos gracias a las ondas de luz
(vibraciones electromagnéticas) y que luego se traducen en impulsos nerviosos
para llegar al cerebro, son las que capta la mente (puesto que es etérica y
compenetra al cerebro físico) y de estas imágenes es de donde extrae el
conocimiento el yo (también representado como voluntad) Cuando el yo desea
expresarse utiliza la mente para razonar el hecho, ésta pone en actividad el
área del cerebro correspondiente y, por último, lo expresa por medio del
sistema nervioso como palabra u obra.
En el caso de
los muertos es diferente puesto que no tienen cerebro físico ni sentidos, pero
eso no representa un inconveniente sino lo contrario porque las mentes se
comunican directamente y las formas de los pensamientos son tan reales en ese
mundo como los objetos en nuestro mundo físico. Cuando una persona abandonan su
cuerpo definitivamente comienza otra forma de vida muy diferente a la terrestre
por el hecho de no tener sentidos físicos con que expresarse, como consecuencia
se ve obligada a vivir internamente sintiéndose mucho más identificado con su
mente que lo que lo estaba aquí en la tierra. Por otro lado, el cuerpo de
deseos hace las veces del físico y “encuentra” toda clase de expresión (salvo
pocas excepciones) para que el hombre pierda la comunicación con el mundo
físico, con la particularidad de que cuanto más poderosa sea la barrera que
impide expresarse más receptividad interna hay respecto a lo que proceda de las
mentes y del mundo de pensamiento.
Esto es así
hasta el punto de que, cuanto más desarrollo espiritual haya obtenido una
persona en su vida física, más poder interno, de comunicación y de expresión
tendrá en esos mundos superiores. Así es que, un pensamiento de amor fraternal
o de cariño a una persona fallecida le es más real y le causa más efecto que si
se le dijera ante ella misma o físicamente. Los pensamientos de ayuda, consuelo
amor, etc., (excepto los que pueden atraerles en algún sentido hacia la tierra)
dirigidos a un fallecido no solo le darán paz y amor sino que también le
ayudarán a atravesar las regiones inferiores de ese mundo muchos antes. Es
triste que estas personas no pueden verse ayudadas por sus familiares y amigos
por el hecho de no conocer o no creer en esta filosofía, pero lo cierto es que
cuando se envía un pensamiento con voluntad y concentración en la imagen del
ser querido fallecido, este pensamiento actuará como un Ángel Guardián.
Los
pensamientos son creadores, todo lo creado por el hombre en la tierra tuvo su
origen en las ideas que tuvieron sus creadores y que después razonaron para ver
la manera de crearlo físicamente, pero la mente, además de inventar y razonar,
también se puede utilizar para auxiliar a otras personas como hemos podido ver
respecto a los muertos. Los pensamientos correctamente dirigidos, concentrados,
y enviados a otras mentes con la mejor voluntad y sin ánimo de dominarlas,
actúan como auxiliadores y protectores según qué propósitos. Supongamos que
tenemos un familiar o amigo que ha caído en el vicio del alcohol o de la droga
y queremos ayudarle. Lo primero y muy importante que debemos saber es que nunca
se debe imponer la voluntad sobre otro y que tampoco se deben poner obstáculos
para que esa persona se vea impedida porque los deseos restringidos tienen un
efecto muchísimo peor; además, eso no eliminaría el deseo sino que simplemente
buscaría otra manera de satisfacerlos.
Para enviar
pensamientos a otras mentes con la intención de ayudar a esas personas a
quitarse algún vicio, no es necesario que la persona esté dormida pero si se
hace cuando sepamos que lo está será mucho mejor, es más, si se hace por la
noche tendremos más seguridad en los resultados. Por parte del que desea ayudar
sólo se requiere que esté relajado y aislado y que cree una imagen lo más
perfecta y vívida posible de la otra persona, es decir, algo así como si
estuviera hablando con ella cara a cara. A partir de ese momento y de una
manera concentrada, tiene que ir enviándole uno a uno los pensamientos,
imágenes y sugestiones que desea imprimir en su mente. Esta ayuda puede ser de
mensajes respecto a su salud, a los problemas familiares que causa a su
economía, etc., pero sea lo que sea, debe ser explicado con afecto y con los
mejores sentimientos. También a los niños se les puede ayudar respecto a muchos problemas mientras duermen,
sólo es necesario esperar que estén dormidos y hablarles cariñosamente de
manera que comprendan cómo pueden afrontar dichos problemas.
Cuando la
persona está despierta los pensamientos le llegarán y penetrarán si nada lo
impide, pero si así fuera, flotarán alrededor de su cabeza hasta encontrar el
momento de afectarle estimulando lo positivo que haya en él y sentando las
bases para una nueva forma de afrontar el problema. Si la persona duerme, se
sentirá atraída hacia la imagen mental que de él se ha creado y hacia la
persona que lo intenta ayudar. Evidentemente, el éxito o fracaso dependerá de
la fuerza de voluntad, de la concentración y del poder o desarrollo de la persona
auxiliadora. De cualquier forma, puesto que de lo que se trata es de
“convencer” a esa mente dominada por el deseo u obsesionada por cualquier otro
asunto de que abandone tal actitud y de que manifieste sentimientos y deseos
más puros, bastará con que la intención y la voluntad sean firmes con tal de
que el receptor capte la idea claramente. Aunque, como he dicho, no se trata de
imponer nuestra voluntad ni coaccionar la voluntad de la otra persona porque
eso entraría dentro de lo que se considera magia negra, tampoco se debe tener
miedo a ejercer esa buena obra por temor a la ley kármica de consecuencia
porque, además de que los efectos positivos también repercutirán sobre el
emisor del pensamiento, se puede considerar que esté haciendo un papel que le corresponde
dentro del karma individual de la otra persona.
Cuando una
persona evolucionada es consciente de que un hecho desafortunado ha ocurrido y
a afectado a otros, siente la necesidad de ser solidario o de ayudar de alguna
manera a los afectados y cuando se entera de otros hechos similares su mente
vuelve a recrear la imagen y a crear los mismos pensamientos, lo que le hace
ser solidario, fraternal, altruista, etc. Estos pensamientos se mantienen en la
atmósfera mental del planeta y cuando unen a otros creados por otras muchas
personas, forman una forma de pensamiento de esa misma naturaleza pero con
mucho más poder influyente y de atracción. Este hecho forma un carácter
solidario y altruista en cada individuo pero, a la vez, crea un pensamiento
familiar, local, nacional o mundial. Sobre esta misma base se forma la opinión pública respecto a cualquier tema
actual (como por ejemplo la política) pero también ocurre lo mismo respecto a
las religiones mundiales, al patriotismo, a los pensamientos sobre Cristo, Buda
o Dios Mismo. Esto significa que, por ejemplo, desde los primeros partidarios
de hacer la paz en vez de la guerra hasta nuestros días que se han multiplicado
enormemente, no ha ocurrido otra cosa que la unión y fortalecimiento de dichos
pensamientos individuales hasta crear un pensamiento-forma que abarca casi toda la atmósfera mental planetaria.
Como se suele
decir, “la unión hace la fuerza” y es esta unión de pensamientos (a su vez
expresados en palabras y en hechos) la que hace que la mayor parte de la
humanidad busque la paz y la democracia y no la guerra y la dictadura. Gracias
a los pensamientos individuales de grandes pensadores y seres evolucionados y a
la unión de otros muchos después, se ha llegado a votar por gobernantes
democráticos y pacíficos y a crear tantas y tantas ONG, grupos pacifistas,
misioneros, etc. Por consiguiente, es nuestro deber como seres humanos y como
individuos que conocemos estas enseñanzas colaborar siempre que podamos, y en
nuestros momentos de ocio y descanso crear pensamientos solidarios con todos
estos grupos, asociaciones y religiones que se dedican a ayudar a los demás.
Hace 40 años
en España no se oían palabras como “reencarnación” o “karma”, y quien las decía
en conversaciones se arriesgaba a que le tacharan de excéntrico o loco. Pero
gracias al desarrollo de unos pocos en su presente vida y gracias a sus
pensamientos expresados en palabras y por escrito, hoy son muchos los que han
despertado a este conocimiento en su interior y es muy común oír esas palabras en
muchos círculos. También aquí, los que creemos en el renacimiento, en las Leyes
Divinas, en la Ley de Consecuencia, en los mundos superiores, etc., debemos
poner nuestro granito de arena promulgando estos conocimientos que traerán paz,
armonía y felicidad frente a los problemas de la vida. Para que se unan y
fortalezcan los pensamientos individuales no se necesita que se reúnan las
personas, solo es necesario dedicar unos minutos a diario para emitir
pensamientos positivos y de esta naturaleza; ellos mismos se unirán y crearán
un pensamiento-forma poderoso que alcance a todo aquel que esté en sintonía con
sus vibraciones.
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HAY GENTE EGOÍSTA QUE APLICA ESTE CONOCIMIENTO PARA APROVECHARSE DE LOS DEMÁS.
ResponderEliminarAPLIQUÉMOSLO NOSOTROS PARA HACER EL BIEN A TODO QUIEN LO NECESITE, CON DETERMINACIÓN Y PERSISTENCIA Y CONTRIBUIREMOS EFECTIVAMENTE A LA VICTORIA DEL BIEN.
Grande tío Raúl!
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