CAMBIANDO NUESTROS
PATRONES MAGNÉTICOS
“La
energía sigue al pensamiento” es una famosa frase entre los ocultistas que se
suele interpretar como “allá donde
enfoque su atención el hombre es donde pone su energía.” Algunas personas
no tendrán muy claro su significado pero sabiendo que el 99,99 % o más somos
energía, quizás comiencen a intuir la profundidad de lo que vamos a tratar. Es
cierto que, aparentemente, somos lo que vemos, o sea, un cuerpo físico, pero la
física actual ya ha demostrado que dentro de lo que llamamos materia hay
células, moléculas y átomos, sin embargo, también es cierto que esos átomos se
dividen en partículas (protón, neutrón, electrón) y otras subpartículas
energéticas. Es así como podemos entender que la materia está compuesta de energía
a la vez que dicha materia “flota” sobre un vacío (desde el punto de vista
material) energético y que, estas partículas y subpartículas “flotan”, a su
vez, sobre un vacío desconocido que algunos llaman “nada”.
Desde el punto
de vista físico significa que lo que perciben nuestros sentidos podría
estar formado sólo por un 00,00010 %
aproximadamente de materia física, es decir, que además de tener un cuerpo
físico compuesto de materia como cualquier otra cosa, el porcentaje es tan pequeño
que en realidad somos más “algo invisible”
o “nada” que materia física. Esto es fácil de comprender, tenemos un cuerpo
físico como el mineral (materia aparentemente sin vida) pero también tenemos
otro que es la vitalidad que anima al anterior y hace que nos parezcamos a las
plantas en que nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Pero hay algo que
nos separa de la imagen de la planta y nos asemeja a la de los animales
superiores, y ese algo son los deseos y las emociones que no tienen los
vegetales. Sin embargo, todos sabemos que el ser humano es superior al animal
porque tiene voluntad, razonamiento y consciencia de sí mismo, por
consiguiente, somos lo más evolucionado que hay sobre la Tierra desde el punto
de vista de materia y conciencia.
Acabamos de
decir que desde el punto de vista físico
o material, somos más “nada” que “algo” porque ese “algo” está solamente en el
cuerpo físico pero, ¿Dónde está esa parte invisible o “nada”? está claro que
esa “nada” es la base u origen de las partículas energéticas que forman el
átomo como lo son las moléculas respecto a las células y a las formas físicas.
En ocultismo, esa base que, a su vez, vivifica el cuerpo físico se llama cuerpo
etérico o vital. Pero cualquier persona sabe que tenemos deseos, emociones y
pensamientos, lo que significa que, aunque tampoco lo veamos, existen también
como algo “invisible” o “nada” que, de alguna manera, se reflejan en el cuerpo
físico. Lo mismo ocurre con los pensamientos pero a éstos los creamos gracias a
otro cuerpo llamado “mental”, gracias al cual el hombre ha construido todo lo
que le rodea. Si, viendo esta
exposición, comprendemos que (para la mayoría de las personas) nos
sentimos físicos porque nuestros sentidos perciben la materia física y porque
no tenemos otros medios para ver esa parte “invisible”, entenderemos que puede
ser posible que la propia evolución nos facilite los medios para adquirir otros
sentidos o estado superior de conciencia que, progresivamente, nos haga ver esa
otra parte invisible que ahora no vemos. Si el hombre ha pasado por estados de
inconsciencia similares al vegetal o al animal y gracias a ellos ha adquirido
la autoconsciencia actual ¿por qué no va a poder adquirir otra conciencia
superior si encuentra los medios?
Lo mismo que
una montaña tiene algún camino que facilite la subida más cómodamente aunque se
tarde más por el hecho de rodearla, y otro que acorte el tiempo pero que sea
más escarpado o difícil de subir, también nosotros tenemos otros medios para
acelerar el proceso de adquirir un nuevo estado de conciencia esforzándonos por
abandonar el que llevamos hasta ahora. Dejando a un lado el cuerpo físico y el
vital que le anima, nuestra vida gira casi al 100 % sobre el cuerpo emocional y
el mental, ya que pensamos de acuerdo a lo que sentimos y sentimos y pensamos
de acuerdo a lo que hemos “creado” o somos en nuestro cerebro. Es decir, todo
lo que hemos guardado en el cerebro como resultado de las experiencias, es en
lo que nos basamos para pensar, actuar o expresarnos. Y este “conocimiento”
guardado en agrupaciones y circuitos de neuronas es lo que nos hace responder y
actuar de la misma forma ante las circunstancias de la vida. Si el resultado de
las experiencias ha creado un hábito, unos rasgos y un carácter en nuestra
monótona y casi repetitiva vida, eso es lo que tenemos como “programa” de actuación
en el cerebro, es decir, que casi siempre actuaremos igual en cada “presente” o
“ahora” y que casi siempre viviremos y nos expresaremos de acuerdo a lo vivido
en el pasado.
Esto significa
que para cambiar esto y tener alguna posibilidad de crear una nueva vida
tenemos dos opciones, una posible y la otra no. La posible es adquirir
conocimientos nuevos y trabajar sobre ellos de la forma que ya explicaremos más
adelante, y la imposible, que sería nacer cada día con un cerebro limpio pero
con el conocimiento que damos aquí. En mi opinión, esta sería la solución al
problema de que, como estamos tan identificados con el mundo y con el cuerpo
físico nos dejamos dominar por los problemas, las circunstancias, deseos,
preocupaciones y estrés que creamos y que nos atan a ese estado de conciencia
que, desde el punto de vista del Alma, llamamos “dormido”. Si, como podemos ver, llevamos una vida casi predecible
al 100 % porque hacemos todos los días lo mismo y respondemos como autómatas
¿no sería conveniente que encontráramos algo nuevo que nos sacara de esta forma
de vida que nos ata tanto al cuerpo físico, a nuestro carácter o programa
cerebral y al tiempo? ¿No habrá algún conocimiento que nos haga vivir conscientes
y voluntariamente en el presente (despierto) y alguna forma de no vivir en el
pasado creando la posibilidad de vivir ahora con otros pensamientos y emociones
futuras?
Cada individuo
vive en la realidad o mundo que él mismo ha creado con su pensamiento, una
persona puede ser un pésimo conductor pero puede estar convencido de que es
bueno, o una anoréxica puede estar muy delgada pero, en su pensamiento, puede
verse gorda. Por otro lado, sabemos que podemos estar viendo la televisión o
leyendo un libro sin apenas enterarnos de nada porque nuestra mente está
deambulando de un sitio para otro sin ningún tipo de control por parte del Yo. Si
cada pensamiento fuera creado consciente y voluntariamente por el Yo de forma
que solo manifestara los positivos y constructivos, cabria preguntarse ¿No
tendríamos otra personalidad y otra vida llena de posibilidades futuras
guardadas en el cerebro a modo de programas? La filosofía oculta me ha enseñado
que, como deudas y resultados de las vidas anteriores, traemos “programadas”
las líneas generales de nuestra vida, pero también me ha enseñando que tenemos
un libre albedrío y que, como voluntad del Alma, podemos cambiar muchos hechos
y circunstancias de nuestros destino. Por consiguiente, sé que mi voluntad es
un aspecto del Espíritu y que cuando gobierna a la mente y la utiliza para
dirigir y controlar a la personalidad, puede crearse una personalidad diferente
y un mejor y nuevo destino. Y si, viendo lo hasta ahora expuesto, sabemos que
lo que creemos ser y lo que entendemos por realidad es la parte física o casi
“nada” de la “verdadera realidad” puesto que el resto es “invisible” o “Espíritu”,
está claro que si trabajamos desde lo más elevado de esa parte invisible que en
realidad somos, podremos elevar nuestra propia conciencia y crearnos un futuro
mejor.
2º
Esto tiene su
analogía en las causas que se originar en una vida y que se reflejan como
efecto en las siguientes de acuerdo al trabajo que haya hecho el Yo con sus
respectivos cuerpos. Así, cuando en una vida nos esforzamos por elevar nuestra
moral, nuestro intelecto y nuestro Espíritu pensando, tanto o más en el prójimo
como en nosotros mismos, obtendremos una vida futura mucho más próspera. Des
esta misma forma, si voluntaria y conscientemente pensáramos como Alma (99,999
% de autoconciencia) y como observadores de lo físico con la intención de que
la conciencia afecte a la materia ¿No sería posible que la gran mayoría (poder
del Alma) pueda cambiar a la minoría (la personalidad u hombre dormido)? Todo
lo existente está basado en patrones energéticos o arquetipos que son creados
en el mundo del pensamiento y, si el Alma existe en esos mismos planos, ¿No es
lógico que tenga poder sobre esos arquetipos que en nosotros se manifiestan
como patrones de conducta y en el mundo como “naturaleza”? Dicho de otra
manera, si tenemos un cuerpo compuesto y relacionado con la clase de energía y
grado de vibración existente en los mundos invisibles ¿No es lógico que esa
conexión nos permita cambiarnos a nosotros mismos y a nuestro futuro?
No es
necesario decir o recordar los miles de “milagros” que se han producido en
personas que dedicaban su vida a la oración o a la fe, es decir, de personas
que estaban despiertas (tenían su atención y su consciencia) en las esferas del
Alma. Hoy son muchos los experimentos realizados con el pensamiento y con la
oración cuyos resultados han sido la alteración de la materia física. Es más,
hay experimentos que demuestran que los rasgos personales quedan grabados y
alteran la genética. Luego entonces, si sabemos que la voluntad puede gobernar
a la mente y ésta a los deseos y a las emociones ¿Por qué no vamos a poder
cambiar nuestros patrones energéticos para dejar de pensar en el pasado y así
crear posibles oportunidades futuras? Ciertos experimentos han confirmado que
los sentimientos y los pensamientos, no solo afectan a nuestra personalidad y a
nuestra vida, sino que también lo hacen sobre el espacio y el tiempo, o sea,
sobre el futuro.
No sé a cuántas
de las personas que lean estos párrafos les habrá pasado pero yo tengo dos
pruebas en mi vida que confirman este hecho, una de ellas podría estar
relacionada con la fe, cuando en una carretera secundaria y a las tres de la
madrugada me vi en unas circunstancias especialmente negativas pero, sin saber
por qué, estaba seguro que alguien aparecería por algún sitio y me ayudaría; lo
que así ocurrió con ciertos detalles especiales. La otra prueba está más
relacionada con el hecho de “programar” o visualizar repetidamente durante un
tiempo unas circunstancias o hechos que desde lo más profundo de mi corazón yo
deseaba porque era muy importante para mí (pero pensando en el beneficio de
otras personas) Yo estaba seguro que surgiría la oportunidad y que se cumpliría
y así fue. Tanto en un caso como en otro mi mente trabajó para que se produjera
un hecho futuro y, si bien podría decir que la fe, la oración, el
agradecimiento de antemano a Dios y la auto-programación pudieron jugar algún
papel en todo ello, lo cierto es que lo que yo deseaba y vivía como si ya se
hubiera cumplido desde la conciencia del verdadero Yo o Alma, se me fue
concedido.
Está claro que
la rutina y la monotonía diaria y el hecho de expresar las mismas emociones y
los mismos pensamientos, crean un arquetipo personal o campo energético de
determinada vibración que estará en sintonía con algunas de las subdivisiones
de los mundos emocional y mental. O sea, dependiendo del valor moral de los
deseos y de las emociones así como del grado intelectual y espiritual que
tengamos, así estarán nuestros cuerpos en sintonía (tanto en esta vida como
después de la muerte) y se identificarán con esas regiones invisibles
superiores. Si estamos muy dominados por los deseos y emociones inferiores
llevaremos con nosotros y vibraremos de acuerdo a las vibraciones más bajas del
mundo emocional. Si tenemos poco control mental y nuestra mente anda de un lado
para otro sin que nos demos cuenta y sin que la observemos, vibraremos de
acuerdo a las regiones inferiores del mundo del pensamiento donde hay más
inconsciencia. Pero si nos esforzamos por pensar, sentir y actuar de una forma
más elevada y positiva hasta el punto de crear una nueva personalidad, cuyo
campo magnético coincida con las regiones superiores de ambos mundos, siempre
tendremos muchas más posibilidades de “encontrar” una nueva realidad o de ser
atraídos hacia una nueva situación. Para ello hay que observarlo todo con una nueva
mente, hay que responder de diferente forma ante las circunstancias y experiencias,
y hay que crear un nuevo estado mental como observador y creador de posibilidades
en dichas regiones. Naturalmente que no se trata de pensar en el deseo de ser o
alcanzar algo, sino de vivir como si lo fuéramos o como si lo hubiéramos
alcanzado, porque sólo así podemos obtener una respuesta magnética de esas
regiones espirituales.
Si seguimos
actuando y expresándonos como siempre todos los resultados serán predecibles,
pero si conseguimos que el mundo externo no gobierne el interno y que esa
realidad rutinaria siga impidiendo que el verdadero yo despierte y cree
voluntaria y conscientemente hechos positivos originales que rompan los
esquemas cerebrales, entonces surgirá lo impredecible. Cuando, en vez de
expresarnos de acuerdo al patrón rutinario de toda la vida somos creativos y vivimos
en sintonía con los mundos espirituales, lo que estamos haciendo es pasar de “actuar”
como efecto automático a “crear” causas conscientes. Si, además, incluso antes
de obtener resultados manifestamos
gratitud, armonía y felicidad interna, lo estaremos lanzando hacia esas
regiones para que, además de ayudar al mundo, el algún momento futuro obtengamos
la correspondiente respuesta o efecto positivo. Si esas regiones y mundos están
compuestos de materia influenciable y que responden a la voluntad del Alma,
está claro que si cambiamos nuestros patrones magnéticos por otros derivados de
una nueva manera de sentir y de pensar de acuerdo a un futuro lleno de
positivismo, esa gran parte o porcentaje espiritual responderá a esta pequeña
parte física. Cuando vibramos positivamente porque intentamos expresar sentimientos
y pensamientos elevados, estamos siendo creadores de patrones magnéticos
espirituales que, como sus creadores, nos traerán un mejor futuro. Es decir,
cuando nuestra voluntad y mente creadora expresan consciente y voluntariamente
la voluntad de Dios como nueva forma de
vida, las fuerzas espirituales responden.
Estamos
hablando de un estado de consciencia “nuevo” en el que no nos dejemos
influenciar por el pasado (problemas, disgustos, sentimientos y deseos
negativos, etc.) ni donde podamos crear pensamientos negativos, porque si
hacemos esto no podremos recibir nada nuevo sino más de lo mismo que
expresamos. Esto es algo así como que al recordar un hecho pasado que nos causó
sufrimiento, suframos otra vez, o que basándonos en un hecho que nos causó
dolor en el pasado imaginemos que nos ocurrirá lo mismo en el futuro,
ocurriendo entonces que los resultados o respuesta de las fuerzas ocultas sean siempre
negativas. No podemos cambiar nuestros patrones de conducta y nuestra vida
cotidiana si seguimos pensando y sintiendo igual y si aún nos dejamos dominar y
nos expresamos de acuerdo a los recuerdos, problemas y sufrimientos del pasado.
Pero menos avanzaremos aún si seguimos viendo todo a través de los sentidos sin
ponernos en la posición de observadores y de pensadores, a la vez que nos
identificamos con el mundo externo, con las emociones y con los pensamientos.
Con el mundo del Alma, del verdadero Ego, sólo se puede contactar por medio de
un perfecto y consciente control de la mente y de las emociones en cada momento
presente o ahora; o sea, que al mundo del Alma hay que llegar como “no
persona”.
Si estamos
casi las 24 horas pensando en cosas sin importancia, en problemas, e incluso
sin que el Yo se entere de lo que piensa la mente y de lo que siente el cuerpo
¿Cómo podemos esperar alguna respuesta positiva de los mundos superiores? La
negatividad solo atrae negatividad, y lo que se piensa y se expresar inconscientemente
tampoco puede traernos mucha ayuda. Vivir en el ambiente del Alma es algo así
como cuando nos quedamos ensimismados y perdemos la noción del tiempo y del
espacio. Y en un nivel algo más bajo es como intentar ser y ver a todo lo que
nos rodea como lo vería el verdadero Ego. No podemos seguir viendo a las
personas que nos han hecho daño como tal sino como Almas, no podemos ver el
mundo según las experiencias que hayamos tenido en él; no podemos pensar en el
futuro según los esquemas que tenemos guardados en el cerebro sino que debemos
crearle desde esa posición de ensimismamiento y repetirlo a diario para luego
llevarlo a la práctica. Es desde esta posición desde donde nos olvidamos de
nuestro cuerpo físico y estamos plenamente atentos en cada ahora para expresar
la nueva forma de sentir, de pensar y de ver la vida.
Francisco Nieto
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