miércoles, 30 de marzo de 2016

Otros aspectos de la vida en el más allá


OTROS ASPECTOS DE LA VIDA EN EL MÁS ALLÁ

La vida en el más allá puede ser muy variada dentro de un mismo o similar grado evolutivo, y como ejemplo de ello podemos ponernos cualquiera de nosotros mismos como personas más o menos cultas y buenas que cumple con sus obligaciones y responsabilidades. Cada uno de nosotros lleva una vida externa y otra interna que, aunque similar a otros muchos, nos enriquece internamente de forma individual. Cada fallecido puede ser consciente en unos planos y quizás en otros no, los más atrasados (evolutivamente hablando) son conscientes en las regiones inferiores del Mundo de Deseos y los más adelantados, además, también lo son en las superiores del Tercer Cielo. Según su consciencia así ven los “fallecidos” el mundo donde se encuentran, pero como la materia se hace cada vez más sutil según se asciende por los mundos, tenemos que las regiones donde están los menos adelantados y la gente normal (purgatorio y cielo) son de materia tan “sólida” a la visión que, durante un tiempo, creen que siguen en el mundo físico. Claro que esto ocurre mientras no observan algún objeto de cerca para ver cómo vibra su materia o mientras no se den cuenta de que pueden atravesar paredes o sentarse en un sillón compenetrando el cuerpo de otra persona. Solo a partir de ahí pueden comenzar a cambiar su imagen y el ambiente donde suelen encontrarse, pues la mayoría de los recién muertos creen que siguen entre las cuatro paredes de su casa y con su familia (como ejemplo, la película “El sexto sentido” de Bruce Willy) Otros notan antes que han fallecido si han sufrido mucho por una enfermedad y algún auxiliar invisible le explica cuál es su situación y le dice que ya no tiene ninguna enfermedad ni, como consecuencia, dolencia alguna.

Naturalmente que el despertar en el más allá se produce más pronto que tarde porque el muerto quiere comunicarse con sus seres queridos y llega un momento en que comprende que algo ha debido de ocurrir porque nadie responde a sus palabras ni a sus toques. En esos momentos quizás se pase mal dependiendo de las creencias personales y de las enseñanzas inculcadas a esa persona. Así, el devoto que cree y se ha imaginado un Cielo donde ser feliz, allí se encontrará, pero el malvado que cree en que recibirá un castigo en un Infierno también encontrará ese panorama y lo vivirá durante mucho tiempo. Solo cuando aprenden que con esa clase de materia y con su imaginación y su voluntad pueden cambiar su imagen y su alrededor ambiente, es cuando comienzan a vivir de verdad su Purgatorio y su Cielo. Según pasa el tiempo en el Mundo de Deseos las personas se olvidan cada vez más de la vida física pasada y comienzan a interesarse por su propia transformación y por su vida en el más allá. Sus deseos, sus sentimientos y sus intereses ya no son de la tierra sino del Cielo y esa nueva vida les hace olvidar progresivamente su vida pasada. El hecho de tener un miembro familiar con cierta “intuición”, el fruto de mis estudios y sus correspondientes trabajos internos, y la actitud y reacción de una gatita que tenemos en casa, me ha demostrado que gran parte de lo que digo en estos párrafos es digno de crédito. Quizás nadie crea en todo esto pero yo puedo asegurar (al menos para mí mismo) que cuando un familiar muere está en la casa donde vivía y con su familia muy a menudo durante unos cuantos meses, luego viene de vez en cuando, sobre todo si se le menciona o invoca, y al cabo de pocos años ya no vuelven a los lugares físicos donde solían estar porque:

1º.- Comprenden que casi se han olvidado de él

2º.- Porque ya no se siente atraído

3º.- Porque donde se encuentra está mucho mejor

4º.- Porque cada vez tiene menos recuerdos de su vida pasada.

Sería muy conveniente que cada persona imaginase la vida post-morten desde el punto de vista de que la vida no acaba sino que continua igual que las partículas de agua siguen siendo agua cuando pasan del estado líquido al gaseoso. Tampoco cambia mucho la relación con los que se quedan cuando alguien fallece porque, en realidad, el hecho de no verlos, no significa que no estemos en contacto con ellos cuando concentramos voluntariamente nuestra conciencia en ellos y en ese mundo superior. También, el hecho de no verles no significa que no nos escuchen porque no es así, sobre todo durante unos años según la frecuencia con que lo hagamos y según dicho fallecido tenga interés en contactar o no con nosotros. Donde no hay duda tampoco es en que contactamos con nuestros seres queridos mientras dormimos quizás no recordemos nada o pensemos que hemos tenido un sueño pero, sobre todo, los primeros meses se nota (al menos yo lo he notado con dos personas de mi familia) y más si cuando uno se acuesta se predispone para ello; es más, se nota su presencia en la casa.

Los llamados muertos están en todas partes, entre nosotros como pueden estarlo la neblina y el humo juntos. Muchos están en sus cosas pero otros también van y vienen por las calles, los hospitales, los bares, o las iglesias según fueran sus inclinaciones cuando vivían. Otros que descubren que allí está todo el conocimiento que desean se dedican a estudiar y a desarrollar su Espíritu. Otros, y quizás por mucho tiempo, se pasan nuestros días y nuestras noches velando a padres enfermos o a sus niños que han dejado aquí en la tierra. Los avariciosos estarán entre lo que más desean, los dominados por vicios estarán sufriendo viendo cómo otros consumen mientras que ellos no pueden, etc. etc. Sólo los más evolucionados y lo que son conscientes de estas enseñanzas son lo que saben actuar correctamente dando el tiempo necesario a quien o a lo que corresponda para luego dedicarse a trabajar cuanto antes para su liberación y para la liberación de los demás.

Las buenas o malas intenciones y la mala o buena voluntad para crear buenas o malas obras marcan en gran parte las actividades de los fallecidos en el Mundo de Deseos. Podría hablar de muchos hechos curiosos que allí ocurren pero sería demasiado largo para lo que deseo comunicar en esta obra, solo diré que los fallecidos con buenas intenciones pueden aprovechar las acumulaciones de vibraciones y pensamientos elevados para hacer uso de ellos y revestirse de una imagen para hacer una buena obra, sea de persona o sea de Ángel, sean de auxiliadores de personas en peligro o sea de cuidadores de niños que aún no deben morir. Muchas leyendas urbanas y supersticiones populares están basadas en las apariciones y trabajos hechos por altruistas y bienintencionados fallecidos. Me atrevo a decir que muchos de los llamados santos (porque después de muertos hicieron apariciones y obras aparentemente milagrosas) son personas buenas que se ofrecieron para actuar así porque les harían caso pero también que ellos no podían explicar por qué y cómo lo hacían porque nadie les hubiera creído.

El tema que estamos tratando en esta obra es tan amplio que se podrían contar infinidad de apariciones y casos de esos que siempre se han oído en casi todas las poblaciones (yo al menos ha conocido algunos) Hay mucha literatura al respecto aunque muchos casos sean invenciones del autor, pero lo cierto es que los muertos pueden hacer muchas más cosas que aquí aunque no puedan dar siempre pruebas de ello. Una de las pruebas de las que se han dado muchos casos es la de aparecerse ante alguien para dar a entender que acaba de morir. Los motivos son muchos para hacer esto pero serían demasiado para enumerarlos, lo cierto es que suelen aparecerse (principalmente a los seres queridos que hace mucho que no ven o a quienes y con quien tienen alguna relación o deuda importante) tal como están vestidos y tal como están en ese momento y según ellos mismos se imaginan. Estas apariciones suelen durar segundos o minutos porque, por lo general, luego caen en trance para ver la “película” de su vida de la cual extraerán la quintaesencia. También hay otra clase de apariciones que se hacen estando la persona en el lecho de muerte pero aún vida. En estos casos suele ser el amor y los fuertes anhelos y deseos los que facilitan el desprendimiento de los cuerpos sutiles del cuerpo físico. Muchas de estas apariciones no dicen nada o sólo gesticulan pero otras las han llegado a oír los presentes. El amor es tan poderoso que una madre que vigila desde el más allá a sus hijos, puede mover algún objeto físico si ve que éstos están en peligro.

Otro tema muy común que en forma de pregunta se hacen algunas personas es el tiempo que se tarda en renacer, pero aquí también hay diferentes interpretaciones de acuerdo a su estado de conciencia y a su grado evolutivo en general. Es necesario aclarar que no solo se tienen en cuenta el tiempo entre un renacimiento y otro, sino que también es significativo el hecho de que unos estamos más tiempo en un plano o región que otros. Las personas muy atrasadas y que hacen verdaderos actos de terror y de maldad no están mucho tiempo en el Cielo y no son nada conscientes en el Mundo del Pensamiento; los que son malvados y hacen mucho daño entre nosotros, se pasan mucho tiempo (como el anterior caso) en el Infierno y en el Purgatorio pero pueden tener alguna actividad en el Cielo. Entre el común de la humanidad hay un gran grupo que evoluciona a la par, que suele renacer cada 600 o 1000 años de los cuales están un tercio de su vida en el Purgatorio. Los que manifiestan cierta superioridad moral, intelectual y espiritual sobre los anteriores pueden renacer cada menos tiempo que los anteriores, estando casi todo el tiempo en los Cielos aunque no sean conscientes en su propio plano o Cuerpo Causal. Los que andamos esforzándonos por espiritualizar el carácter y por recorrer cuanto antes el “Sendero de Perfección” solemos estar poco tiempo en el Purgatorio salvo que haya habido alguna etapa en nuestra vida donde nos hayamos desviado del sendero y hayamos hecho ciertas barbaridades; algunos comienzan a ser conscientes en el Tercer Cielo y en su Cuerpo Causal aunque por muy poco tiempo. En casos similares a este último se está la mayor parte en el Primer y Segundo Cielo y muy poco en el Purgatorio y en el Tercer Cielo.

Aunque cada uno de nosotros somos libres y podemos acortar o alargar nuestra vida según el trato y los cuidados que demos a nuestro cuerpo, cada cual nace con una duración de su vida de acuerdo a la vibración y duración del arquetipo etérico de nuestro cuerpo físico. Es cierto que la Ley de Consecuencia tiene una relación muy directa con nuestra vida, pero su sabiduría nos permite llegar al límite puesto por las Jerarquías superiores por muy dura que sea la vida. Estas Jerarquías encargadas de ponernos el destino que necesitamos para seguir evolucionando (y que nosotros aceptamos antes de renacer) también nos ponen una serie de oportunidades que, si supiéramos aprovecharlas, nos permitiría alargar nuestra vida. Cuando, como ocurre por lo general, no aprovechamos las oportunidades que nos ofrecen acortamos la vida, pero, si además, nos metemos en un callejón sin salida donde vamos a perjudicar en gran medida nuestras próximas vidas, entonces dichas Jerarquías acaban con el arquetipo mencionado y morimos como efecto de su obra amorosa hacia nosotros. Una vez aclarado este punto que creía importante, veamos cómo además del tiempo entre renacimientos también tiene su importancia el sexo del cuerpo físico.

Según se mueve el Sol de acuerdo a la precesión de los equinoccios, tarda unos 2000 años en recorrer un signo completo a la vez que va creando progresivamente un nuevo ambiente en la tierra. Pues bien, en esos 2000 años el ser humano suele renacer dos veces, una como hombre y otra como mujer para que sus experiencias (base de la evolución) sean diferentes y variadas tanto por el ambiente del planeta como por el sexo del cuerpo en que se renace. Aun así, estas normas no son inamovibles y se pueden cambiar ante ciertos casos excepcionales como por ejemplo que un Alma que necesite cierta clase de cuerpo o destino no los encuentre en la época que le correspondería renacer. En esos casos puede repetir sexo o puede adelantar o atrasar su renacimiento con tal de aprovechar las oportunidades que el brindan otras Almas y el nuevo ambiente del signo astrológico. Un ejemplo de esto es cuando un Alma adelantada no encuentra o no tienen fácil renacer de otros padres que cumplan los requisitos necesarios para él y hacen que renazca, por ejemplo, 300 años antes; entonces esa Alma está fuera de su ambiente y ha nacido casi como un genio ante los demás. Como podemos ver el ser humano renace de manera que sus experiencias sean más provechosas para su propia evolución gracias a:

1º.- Renacer cada 1000 años aproximadamente cuando el ambiente del planeta ha cambiado.

2º.- Renacer en diferente sexo para la aplicación del karma al respecto y para que sus experiencias también sean diferentes. 

3º.- Renacer bajo diferente signo astrológico porque la influencia solar y del Ascendente en cada persona le permite desarrollar nuevas virtudes y aborrecer otros defectos.

Es evidente que cuando a un Alma se la adelanta o se le atrasa la fecha de su renacimiento también se le alarga o se la acorta su estancia en el Cielo, pero eso no tiene importancia porque se le compensará en las siguientes vidas; la sabiduría de los Ángeles del Destino siempre procura que los más adelantados estén menos tiempo en los mundos invisibles para que puedan servir en la Tierra.

Para terminar este capítulo no quisiera hacerlo sin mencionar algo que estoy seguro que muchas personas se preguntan esto es, las personas que mueren con el cuerpo destrozado o mutilado ¿siguen estando así en el más allá? Hay que decir que no, más que nada porque hay seres que les ayudan y les explican cómo recomponer sus cuerpos. Hace varios siglos era común que la persona que moría en esas circunstancias sufriera porque pensaba que el cuerpo en el que se encontraba era el cuerpo físico, sin saber que es el cuerpo de deseos que está compuesto de materia emocional. La propia evolución ha hecho que nos demos cuenta de ello pero también hay que agradecérselo a la gran cantidad de auxiliares que hay en el más allá para ayudar a todos los que mueren en similares circunstancias. La persona que muere por efecto de una bomba es muy probable que no se dé cuenta de que su cabeza está destrozada y él sigue pensando y analizando la situación, lo que demuestra que sigue vivo y que la materia física de su cuerpo no es lo que piensa, sino que es la mente que es inmaterial. Por tanto, cuando se da cuenta o cuando le explican que por el hecho de pensar que tiene el cuerpo como lo tenía antes de la explosión, ese cuerpo se reconstruye en materia emocional, ya anula su miedo y su sufrimiento imaginario.

Algo similar ocurre a todo aquel que quiere cambiar de imagen porque la que tenía en la tierra no le gusta, o con la mayoría de las locuras que, aunque el loco crea que no está bien, en el Mundo de Deseos ya se ha terminado y puede pensar y actuar como los demás (salvo algunas excepciones) Así es que cada cual puede tener el cuerpo físico que tenía o mejor y curarse de todo, es más, también pueden vestirse como quieran e ir a cualquier sitio que conozcan en la tierra. Cuando el fallecido pasa al Mundo de Deseos con su cuerpo emocional en forma ovoide, nada más tomar conciencia de ese mundo la persona, esa forma ovoide toma la imagen del cuerpo físico porque así piensa el fallecido que esta vestido y porque esa materia emocional se ve atraída por los éteres superiores (éteres “luminoso” y “reflector”) que forman la imagen de lo que fue en la tierra. Sin embargo, si la persona desea crearse otra imagen o vestirse con ropa u otros objetos extraordinarios para él, deberá mantener una fuerte voluntad y una firme concentración sobre ese hecho porque, si no lo hace, pronto volverá a ser todo como era. Este poder no es otro que el que utilizan cierta clase de espíritus elementales para crear imágenes grotescas o terroríficas para asustar a los que llegan “nuevos” a ese mundo, pero cuando el individuo se da cuenta de que a ese cuerpo emocional no le puede pasar nada, se le quita el miedo y les planta cara para después comprobar que son dichos elementales los que huyen y desaparecen. 

Francisco Nieto

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