lunes, 5 de octubre de 2015

El amor de la Reina de Saba, causa de la discordia


EL AMOR DE LA REINA DE SABA, CAUSA DE LA DISCORDIA

La Biblia nos refiere que, para dar forma a ésta obra colosal, Hiram reunió materiales provenientes de los más lejanos países de la Tierra. Cada región, cada pueblo, tenía algo que le era propio en ese Templo, es decir, todas las partículas que forman parte de nuestra individualidad deben aportar algo a ésta edificación, que es la obra magna del hombre, el edificio que ha de alojar su transcendencia, su ego, su Dios interior.
Hiram reunió bajo su mandato una legión de Maestros Constructores, al mando de toda una armada de Compañeros y de Aprendices, edificando la Obra con tal arte, que el Templo se iba levantando sin ruido de martillos, indicando con ello que ese Templo psíquico interior debe ser levantado en un ambiente de meditación y de silencio.
La obra de Hiram adquirió tal renombre en toda la Tierra, que soberanos de otros reinos acudían de muy lejos para visitarla. Fue así, como entre ellos, apareció Balkis, la Reina de Saba.
Salomón tenía proyectado su matrimonio con la Reina de Saba, la más bella criatura que existía en el Mundo, y la recibió con ricos presentes, asombrándola con las conjuraciones y ritos mágicos, en los que era consumado maestro. La Reina estaba rendida de admiración, pero antes de dar el “sí” definitivo para la boda, quiso que Salomón la llevase al Templo que se estaba edificando. Salomón tras oponer alguna resistencia, la llevó allí y la reina sólo pudo contemplar una edificación no terminada y vacía de obreros. La Reina quiso ver a los obreros al pié de la Obra y le pidió a Salomón que los llamara al trabajo. Pero, por más que Salomón dio palmadas y voces, los obreros no acudieron al Templo.
La Reina de Saba quedó decepcionada al ver que, a pesar de todos sus poderes y su riqueza, Salomón no tenía autoridad alguna sobre los obreros del Templo, y pensó que existiría alguien más poderoso que el Rey, que tenía el poder de llamarlos a la Obra. La Reina quiso conocer al arquitecto Hiram.
A regañadientes, Salomón se lo presentó, y tan pronto como conoció a Hiram la Reina quedó fascinada. El arquitecto le explicó la función de cada elemento del Templo, y a una palabra suya, y a un signo, acudieron las legiones de obreros que se pusieron a trabajar sin ruido de martillos. Al contemplar la maravilla, la Reina de Saba se enamoró de Hiram, y rompió su compromiso con Salomón.
La Reina de Saba representa el alma de la humanidad, dividida entre las dos tendencias: la creadora de Caín, y la contempladora de Abel. Si esa alma se hubiese casado con Salomón, ello hubiese significado la renuncia y el rechazo de la tendencia creadora, desembocando, a corto o a largo plazo, en una nueva catástrofe semejante al Diluvio. Pero, ante la belleza de la Obra de Hiram, el alma de la humanidad no quiso comprometerse y hubiera acabado ungida al arquitecto Hiram, de no haber mediado la traición de los compañeros del arquitecto, con el beneplácito de Salomón, cegado por los celos.
J.L.
Nota: si deseais más información, así como profundizar en el tema, podeis mirar el libro Masoneria y Catolicismo el cual se encuentra en nuestra web: www.rosacruzmaxheindel.org

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Agradecemos a Asociación de Estudiantes de Filosofía Rosacruz Max Heindel - Barcelona, por este aporte. 

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