lunes, 19 de octubre de 2015

Significado de la Misión de Cristo


SIGNIFICADO DE LA MISIÓN DE CRISTO

En el artículo anterior hemos visto como fracasó el primer intento de reconciliación entre los hombres-fuego, descendientes de Caín, y los hombres-agua, descendientes de Abel-Noé. Habíamos visto también como la tendencia de Caín fue la creadora de la civilización Atlante, que falló estrepitosamente por encontrarse alienada de esa otra tendencia que coexistió en el alma humana, representada por Abel, naufragando la civilización de Caín en las aguas del Diluvio. A partir de entonces fue la tendencia de Abel, representada por Noé, la que dispuso de todos los poderes del Universo, sometiendo al “hermano mayor”, es decir a esa tendencia, de la que fluyen todas las creaciones, la tendencia de Caín. Las dos tendencias colaboraron por primera vez, en la edificación del Templo de Salomón, pero el descendiente de Abel, el Rey Salomón, sintió celos del arquitecto que edificaba el Templo, Hiram Abiff, y fue cómplice de su muerte. Podemos decir pues que, si primero fue Caín quien mató a Abel, después fue Abel el que dio muerte a Caín. Como hemos ido repitiendo a lo largo de ésta serie de artículos, no hay que entender estos hechos como un mero relato histórico, sino como un proceso de desarrollo del alma humana, que va repitiéndose al comenzar cada nueva vida, cada nueva reencarnación. Hay en el Mundo, un número infinito de personas que están dando muerte a su hermano Abel, es decir, que están suprimiendo sus impulsos espirituales para creer solamente lo que ven con sus órganos físicos, y siguiendo una vía empírica, mientras otros están dando muerte a su hermano Caín, y anulan sus impulsos creadores para limitarse a una vida de supeditación y de obediencia.
Pero el hombre integral es el que está en condiciones de utilizar la potencialidad de las dos tendencias, y para proceder a una reconciliación definitiva de los “hermanos enemigos”, vino a la Tierra Cristo, un espíritu procedente de una generación situada tres escalones más allá de la nuestra. Entre la oleada de vida a que pertenece Cristo y la nuestra hay tanta distancia como entre nosotros y los minerales. La oleada de vida mineral, para alcanzar su fase humana, explica Max Heindel en su libro Concepto Rosacruz del Cosmos, deberá pasar por un período vegetal, por un período animal y su tercer escalón, será el humano. Nosotros también nos encontramos separados de la generación de los dioses, por tres escalones que son el Angélico, el Arcangélico y el de la Divinidad, empleando una terminología cristiana. Cristo era pues el Hijo de Dios, es decir, una emanación de la oleada de vida que se ocupa de la evolución de nuestra humanidad.
J.L.

Agradecemos a:
 Asociación de Filosofía Rosacruz  Max Heindel  (Barcelona)

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