martes, 30 de septiembre de 2014

Carta de Max Heindel (22-06-1915)



Carta de Max Heindel(22-06-1915)
Oceanside, California, a 22 de junio de 1915
 A los probacionistas de Los Ángeles

 Queridos amigos:
 De vez en cuando vengo oyendo, con gran dolor, que gente que ha sido incapaz de acomodarse a la Sede Central, han ido al Centro de Estudios de Los Ángeles a airear sus quejas y protestar contra sus líderes.
 Por favor, comprended seriamente y situad profundamente en vuestros mentes que los líderes no tienen intención, ni ahora ni en el futuro, de defenderse contra las críticas, y que nadie puede frustrar ni la construcción ni el trabajo en la Sede Central, sea cual sea la
intensidad con que golpeen, pues ésta es la obra de los Hermanos Mayores y resistirá aunque todos no estemos a nivel y sin importar cuán venenosamente nos desacrediten.
 Pero os perjudica permitir tales cosas. ¿No veis que, si aspiráis a ser Auxiliares de la humanidad y ayudar a los Hermanos Mayores de un modo constructivo, estáis haciendo diametralmente lo contrario si escucháis u os asociáis con quienes desean desacreditar a los líderes - que son los agentes de los Hermanos Mayores – y que estáis, entonces, colaborando con los trabajadores de la destrucción?
 Permitidme recordaros la leyenda de Lohengrin. Meditadla, por favor. El Maestro había acudido junto a Elsa y ella le había prometido confianza y lealtad - lo mismo que habéis hecho vosotros - pero prestó oídos a los conspiradores Ortrud y Telramundo - lo
mismo que estáis haciendo vosotros - y Lohengrin tuvo que abandonarla. Porque, donde hay duda no puede haber confianza.
 El caso es análogo. Si prestáis oídos a nuestros detractores y les permitís acudir a vuestro Centro de Estudios a sembrar semillas de antagonismo contra los líderes, no podemos ayudaros y no tiene sentido continuar nuestra relación. Si USA insultara al embajador alemán, rompería las relaciones con el país al que representa. Si vosotros trabajáis contra nosotros o contra los demás de la Sede Central, usando vuestro lugar de reunión con tal propósito, no nos estáis perjudicando personalmente a nosotros, sino a los
Hermanos Mayores a los que representamos.
 Creo, sin embargo, firmemente que nunca ha sido vuestra intención el hacer algo erróneo. Estoy seguro de que solamente habéis escuchado a los detractores porque no quisisteis ofenderlos y les permitisteis seguir sembrando la sedición porque no estabais
seguros sobre cómo manejar el asunto. Y reconozco que no tengo derecho a culparos, pues no os he prevenido sobre el tema. De hecho, yo soy más culpable que vosotros.
 Por tanto, ahora aclaremos esto para que no haya más errores en el futuro:
Comprended que, si prestáis oídos a críticas contra los líderes, estaréis trabajando contra los Hermanos Mayores cuya labor ellos están realizando. Y que es vuestra obligación decir amable pero firmemente a esa gente que no vais a escuchar sus acusaciones, que vais a ayudar en la construcción y que, por tanto, no podéis participar en la destrucción.
Tened muy claro que los probacionistas no deberán permitir a nadie mezclarse con los miembros para sembrar semillas de sedición Y que, en interés de vuestro propio Centro de Estudios, debéis poner fin a esas perniciosas conductas de nuevos miembros, antes de que hayan profundizado en las Enseñanzas, pues vosotros trabajáis duramente para asimilarlas, ponéis el dinero para construir vuestro Centro y, si está mal por parte de los perturbadores, frustrar vuestros esfuerzos, es necio, por vuestra parte, el permitirlo.
 Os sugeriría que esta carta la tuvieseis siempre a mano para releerla cuando las circunstancias lo aconsejen. Espero que ahora sabréis cual es vuestra obligación y cuál vuestro interés. Pues es de esperar que la situación se repita y así, entonces estaréis preparados para combatirla todos a una.
 Con sinceros deseos de crecimiento para vuestro Centro, para vuestra clase y para vuestra evolución anímica en la escuela del Servicio,  Siempre vuestro en fraternidad, 

 Max Heindel


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